JUAN RODRÍGUEZ JARA:
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LA GRANDEZA HUMANA DE SU OBRA LITERARIA
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
“AEPA sobrevivirá al tiempo,
en la medida que sus poetas y escritores
suban los peldaños literarios como hermanos”.
en la medida que sus poetas y escritores
suban los peldaños literarios como hermanos”.
Luis Albitres Mendo
“Hacer poesía es la posibilidad de componer versos, expresar un sentimiento, procurando dar encanto, mediante las palabras. Es la conquista de un mensaje bello, una idea quizás sorpresiva emerge y derrama algo de hechizo…”. Tales las primeras palabras de la extraordinaria Presentación que hace Elmer Neyra Valverde al poemario “AROMAS DE LA TARDE” de Juan Rodríguez Jara.
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Plaza de Armas de Piscobamba
Así como el arcoiris es el mágico reflejo de las caricias del Sol y la lluvia, que llena de embeleso la mirada, así también, traducidos en palabras del alma, brota diamantino el sentimiento de todo poeta y escritor telúrico, de ahí que la obra literaria de Juan Rodríguez Jara, respira hondo el aire limpio de las cumbres ancashinas, creaciones pobladas de sonidos e imágenes en una relación dichosa con nuestros campos añorados. Verbo de amor sin límites por el terruño que mana de las entrañas de un escritor y poeta de talento vigoroso.
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El ambiente bucólico y la maravillosa naturaleza genésica de Ancash influyen sobremanera en su personalidad, forjándolo generoso y fraterno como los ríos, los árboles, los pájaros, los sembríos, los glaciares, etc., de ahí que, conocedor a ultranza de la responsabilidad social que tiene la literatura para los pueblos de tierra adentro, se suma a este noble propósito desde sus años tempranos, alternando verso y prosa de genuina sinceridad vital, trocando en poesía y relatos el quehacer campesino y los encantos de la ¨Novia de los Andes¨, su amada Piscobamba, creaciones que son acogidas con simpatía por reconocidas antologías y han merecido importantes premios literarios a su autor. Todo ello impregnado de un panteísmo inmanente donde su casita de Tullubamba, el apu Huáncash, los viejos caminos, su escuelita 304 y las personas con sus usos, costumbres y tradiciones, se funden con la Pachamama y fulguran como altares sagrados en su obra escrita. Basta leer sus relatos “SEQUIA EN LOS ANDES”, páginas 165 al 198, del libro “PALPITAR DEL ANDE”, y “LOS SECRETOS DEL CAFÉ DEL MARAÑÓN” difundida en la prestigiosa revista internacional “TIEMPO NUEVO” de Miami, para confirmar que su universo narrativo se nutre principalmente de los paisajes de la Sierra y de la lucha por la existencia en el ámbito rural cuando la lluvia no retorna a tiempo, vida de campo con sus faenas encallecidas de esperanzas fallidas, desventuras y creencias por doquier, con esa ternura arrobadora de los hombres, mujeres y niños de fuerte raigambre familiar, que a pesar de la adversidad y del abandono estatal, viven en paz y armonía con la Madre Naturaleza y las Leyes del Cosmos.
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Los poemas de Juanito son himnos de añoranza, fuertemente asidos a las raíz telúrica de su querencia que la distancia robustece, como aquellos robles de frondosa copa que se resisten a dejar el suelo que les dio la vida, pues de muy joven abrazó la profesión de Policía, que ejerció como un sacerdocio a lo largo y ancho del país hasta su jubilación, con la misma pasión y entrega que la ciñeron los héroes y mártires de la noble institución policial. Las condecoraciones recibidas a lo largo de su fructífera carrera dan cuenta de su apostolado itinerante en bien de la tranquilidad y la vida.El binomio: POLICÍA y LITERATURA, fundidos en un solo corazón, ha hecho de JUAN RODRÍGUEZ JARA un ciudadano ejemplar, comprometido hasta la médula con su amado pueblo, compromiso social, moral y espiritual que enaltece la grandeza del género humano. Un verdadero orgullo de su tierra natal Piscobamba, AEPA, del colegio "LA LIBERTAD" su querida Alma Mater y la Policía Nacional del Perú.
Atlanta, 27 de enero de 2013