A CÉSAR VALLEJO, POETA UNIVERSAL
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Diligente, maestro, fuerte, e incansable
soñador,
Quisiera
ser la voz solitaria de tus
bosques helados,
Y el
brazo fuerte de tus exuberantes prados.
Quisiera regresar a tu silenciosa sonrisa
Y vivir donde navegas con tus versos prodigiosos;
Descubriste las raíces futuras de tu pueblo,
Y el cáliz moderno de sus intranquilas
apreciaciones.
Eras incansable, inagotable, prudente y compilado
De todos los hombres que han sido abandonados.
Eras incansable, inagotable, prudente y compilado
De todos los hombres que han sido abandonados.
Quisiera ser el pasado de tus ardientes rubores
Y sentir la gloria de tus faenas sigilosas,
Y sentir la gloria de tus faenas sigilosas,
De aquella raza indómita esplendorosa,
Que reza en las planicies de tus nieves constantes.
Yo viví con la enseñanza de tus verdades
Que reza en las planicies de tus nieves constantes.
Yo viví con la enseñanza de tus verdades
Y con las razones de tus justos conocimientos.
En los
caminos espinosos de tus surcos mojados.
Eras el guardián de los relicarios funestos
Y aborreciste las injusticias permanentes,
Y tu pensamiento está con las frentes
soñadoras.
Eres la libertad de la palabra emancipadora,
Y el brillo de la inteligencia infinita,
Pese a los gélidos inviernos de hambre,
Eres la luz de los sin luz,
El ocaso de los amaneceres,
Y el origen de las bellas palabras.
Sentado, meditabundo y luchador
Y que de tu mente siempre fluyen secretos de mares,
Donde nacen las aguas cristalinas de tus manantiales
Y reviven hojas secas de tus calvarios sagrados.
En la inhóspita montaña, se oye como el silbido del viento,
Y que de tu mente siempre fluyen secretos de mares,
Donde nacen las aguas cristalinas de tus manantiales
Y reviven hojas secas de tus calvarios sagrados.
En la inhóspita montaña, se oye como el silbido del viento,
Y las
nieves que bañan tus desiertas estepas,
En los polícromos boreales de tus ubérrimas emociones.
Yo te venero ilustre MAESTRO de los heraldos negros
Y a tus sueños henchidos a través de los
tiempos,
Que hoy
se alzan como potros a cuestas soñando,
Y tu
virtud que es de insigne preludio,
Nacido envuelto con alas del verso,
Y que hoy procreamos en tu eterna memoria;
Y tus sueños que son ínclitos divinos tesoros
bendecidos en los caminos de tus asombrosos celajes,
Y tus sueños que son ínclitos divinos tesoros
bendecidos en los caminos de tus asombrosos celajes,
Cual hazañas
de tus horizontes planetarios;
Del GRAN MAESTRO CÉSAR VALLEJO, poeta inmortal
Nacido de un vientre empíreo,
Que hoy el cuelmo de tus versos trasciende,
Y que destellan iluminados encuentros,
Y es en sumo el poeta de gloria, siempre
fuerte
Y de mirada profunda inhiesta.
Sin dejar de pensar en su tierra perenne
Y sus cielos eternos de azules inconfundibles,
Que hoy suspiran mis sueños de gloria…