CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2012, AÑO
DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS
JUNIO, MES DE LOS NIÑOS,
DEL MEDIO AMBIENTE, DE ARICA
Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
DEL MEDIO AMBIENTE, DE ARICA
Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
DUELO POR LA MUERTE
DE DON CÉSAR VALLEJO YNFANTES
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ENTIERRO HOY VIERNES 29 DE JUNIO
2 PM. DESDE EL VELATORIO
DE LA IGLESIA DE SAN ANTONIO DE PADUA
AV. SAN FELIPE. CUADRA 5, JESÚS MARÍA
ENTIERRO HOY VIERNES 29 DE JUNIO
2 PM. DESDE EL VELATORIO
DE LA IGLESIA DE SAN ANTONIO DE PADUA
AV. SAN FELIPE. CUADRA 5, JESÚS MARÍA
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
POR LOS 120 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL POETA
Y 90 AÑOS DE LA EDICIÓN DEL POEMARIO TRILCE
SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS
SOBRE CULTURA ANDINA
SÁBADO 30 DE JUNIO
HOMENAJE
A LA MEMORIA DE DON
CÉSAR VALLEJO YNFANTES
ALOCUCIONES LIBRES
DISTINCIÓN
“LUCERO DEL ALBA
DE LA UTOPÍA VALLEJO”
A LUCERO DÍAZ
“LUCERO DEL ALBA
DE LA UTOPÍA VALLEJO”
A LUCERO DÍAZ
DISCURSO DE ORDEN:
FABIO GALLO GALLO
SÁBADO 7 DE JULIO
HOMENAJE A
DON CARLOS MIGUEL
CHINCHAYÁN CASTAÑEDA
DIRECTOR DE LA ESCUELA
TODAS LAS SANGRES
DISTINCIÓN:
MILICIANO DEL ALBA
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 2 y 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí:
420-3343, 420-3860
y 997-739-575
CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
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29 DE JUNIO
DÍA DEL HEROICO SACRIFICIO DEL MÁRTIR JOSÉ OLAYA
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JOSÉ OLAYA, MÁRTIR DE LA LIBERTAD
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
TENÍA CAMISA BLANCA Y EL CORAZÓN ENCENDIDO
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Danilo Sánchez Lihón
“Tenía camisa blanca
y el corazón encendido
la muerte lo perseguía
y la mar era su nido
Juan Gonzalo Rose
1.
José Olaya fue fusilado en la Plaza de Armas de Lima el 29 de junio del año 1823, después de ser atrozmente torturado por albergar y defender un sueño, una promesa y un ideal, cual es el anhelo de una patria nuestra, hermosa y con libertad.
Era un hombre honesto y sencillo, pescador artesanal de oficio, a quien nadie convenció, sino que él mismo fue convencido con sus propios argumentos, de que había que militar en el pensamiento de la emancipación del yugo español, eligiendo luchar por ser libres, construyendo un país propio y mejor.
Fue así que él mismo se presentó ante el general Antonio José de Sucre ofreciendo sus servicios a la causa patriótica como correo secreto entre los grupos independentistas de la ciudad de Lima y el gobierno de los insurgentes, refugiados en la Fortaleza del Real Felipe, en el puerto del Callao.
Y es que la capital del Perú había sido recapturada nuevamente por el ejército realista, a cargo del Virrey La Serna, después de sus victorias en Torata y Moquegua, en enero de 1823.
2.
Ahora los patriotas permanecían cercados en el Callao, vigilados en sus conexiones con la capital en cada palmo de tierra, espacio en el cual los españoles han establecido una férrea vigilancia militar.
José Olaya era cetrino y musculoso, de talla mediana y ademanes rudos, persona que por sus modales y gestos a Sucre le pareció que no traicionaría jamás y antes se dejaría matar que revelar cualquier secreto.
A Sucre bastó verle la cara y mirarle a los ojos para confiar totalmente en él. De todos modos, le preguntó por preguntar:
– ¿Y cuál va a ser su ruta de penetración?
– De aquí a Chorrillos a nado. Y de Chorrillos aquí también.
– ¿Ah? ¿Con este frío y a tan larga distancia?
– Sí. Además, nadaré de noche, para que sea imposible ser visto.
– ¿Así? Y, ¿luego?
3.
– De Chorrillos a Lima no hay ninguna sospecha pasando como vendedor de pescado, siendo yo ambulante conocido.
– Sepa usted que cualquier intercepción costará la vida a familias enteras de Lima, claves además para el triunfo de la guerra de independencia.
– La causa de la libertad es ahora la razón de mi existencia, mi General.
Él sabía que jamás se le ocurriría traicionar. Más bien, verse morir era parte de su elección.
Como pescador que es sabe que los hechos están determinados por la suerte que se establece entre el pez y el anzuelo, entre el cardumen y la red. Y que la ecuación es muy simple, compuesta nada más que de dos factores uno frente al otro.
Su filosofía de vida y sus principios son sencillos e incólumes. Y todo lo extrae del mar, incluso sus principios de vida y su filosofía de la realidad.
4.
El 19 de junio de 1823 el ejército realista después de sus victorias en Torata y Moquegua recuperó el control de la ciudad de Lima.
Había dimitido el General José de San Martín y la presidencia del Perú recayó en manos de José de la Riva Agüero.
El gobierno y el Congreso de la República, presidido por Francisco de Luna Pizarro, se refugiaron en la Fortaleza del Real Felipe del Callao.
La situación es muy tensa. Ha sido en esas circunstancias que José Olaya ha ofrecido sus servicios de mensajero. Él, ahora patrono del Arma de Comunicaciones del Ejército del Perú, nació en Chorrillos en 1872.
Lleva a nado las cartas de los criollos residentes en Lima, quienes dan aviso a los patriotas, en la Fortaleza del Real Felipe del Callao, de los movimientos y pertrechos de los realistas en Lima.
5.
Su trabajo es recorrer los campos y cruzar el mar a nado, de Chorrillos a Chucuito en el Callao.
Y viceversa, entregando las cartas e informes de guerra entre patriotas.
Antonio José de Sucre necesita conocer los movimientos, los pertrechos, la capacidad ofensiva y los desplazamientos del ejército enemigo.
El enlace con los patriotas acantonados en el Callao tenía que hacerse necesariamente por mar pues los caminos por tierra están vigilados.
Y nadie imagina que pudiera haber un hombre que recorriera a nado el tramo de chorrillos al Callao y en la noche.
Esta peligrosa misión fue cumplida en variadas y distintas ocasiones, llevando y trayendo información, y mensajes de vital importancia por el pescador chorrillano.
6.
Él era fervoroso creyente y partidario de la causa de la libertad y de construir una nación libre y hermosa.
Alentaba ese sueño cuando el Perú era apenas el ideal de ser una patria libre y emancipada del yugo español.
Fue un hombre convicto y confeso en esta fe adorable.
No negó su participación entre los realistas ni cuál era su misión a cumplir.
Así como en el interrogatorio y tortura, a los cuales fue sometido, dejó bien sentado que no iba a delatar a ninguna persona. Hasta en esto era simple como una piedra.
Sin embargo, la información que llevaba y traía oculta entre los pejerreyes de su red, era extraordinariamente estratégica.
Puesto que eran dos ejércitos enfrentados en un pequeño radio de acción en momentos en que se decidía el destino de nuestro pueblo.
7.
Seguido y vigilado desde hacía dos semanas por los agentes del gobernador de la ciudad, el sanguinario brigadier Ramón Rodil es detenido y capturado en la calle Acequia Alta, en el centro de Lima.
La detención se produce el 27 de junio a las cinco de la tarde y desde ese día, ya al atardecer, se inician y aplican las torturas para hacerlo declarar, con la intención de que denuncie a sus cómplices. No lo logran.
Pudo arrojar, antes de ser capturado, varias cartas a un albañal; pero otras, que felizmente estaban cifradas, afortunadamente sin destinatarios ni firmas visibles de remitentes, se quedaron consigo.
Entre las minucias de sus bolsillos portaba una escarapela con los colores rojo y blanco de la reciente bandera, símbolo del Perú independiente, lo que fue prueba contundente acerca de su complicidad y de su carácter subversivo.
8.
Las torturas a que ha sido sometido han sido atroces, a fin de hacerlo declarar quienes son sus contactos e informantes. Ha soportado, hoy día 28 de junio, 200 palazos ejecutados con una vara flexible, y doscientos latigazos aplicados con un fuete de cuero trenzado.
Al no ser eficaces al propósito de que revele datos y denuncie a sus cómplices, se le han arrancado todas las uñas de sus manos y pies con una tenaza.
Al no conseguir nada de este modo se le ha colgado de los pulgares soportando todo su peso desde unas cuerdas. Tampoco ha hablado.
Después se le ha sentado exhausto y se le ha prometido dinero, pagarle grandes sumas, honores, puestos de trabajo bien remunerados. No hace caso a nada. Y no delata a su red de implicados.
Esta tarde del 28 de junio Manuel Llanos, ayudante de campo del brigadier Ramón Rodil se confronta a José Olaya con Antonia Zumaeta, otra capturada.
Es ella uno de sus contactos. Sin embargo, después de observarla detenidamente, sin que se le mueva un solo músculo de la cara, expresa que no la conoce.
9.
Se procede entonces a destrozarle los pulgares lentamente martirizándolo con las llaves de un fusil. En vano. No confiesa nada.
En la mañana del día 29 de junio ha recibido la visita de doña Melchora Balandra, su madre, traída para que pudiera persuadirle de que salve su vida diciendo el nombre de quienes le encargan las cartas para Sucre y los acantonados en el Real Felipe del Callao.
En vano. Su hijo no se rinde. Llorando por su vida le vuelve a insistir, por presión de los españoles para que confiese y viva.
Nada. Al contrario, la madre es fortalecida por la entereza y valentía de su hijo. Y grita, convencida de la causa que él defiende.
Más bien, es él quien le pide que le dé cristiana sepultura, que visite de vez en cuando la tumba donde han de reposar sus huesos. Y que ella defienda la causa del Perú.
Allí es cuando se acerca y él recibe la última caricia maternal y la última bendición.
10.
Sus captores, que son sabuesos de la guerra, ya saben que de un ser así no se puede esperar nada. Que basta verle la mirada para saber que es invencible.
Nada obtendrán de ese hombre, así lo destrocen a pedazos. Entonces la única ventaja que allí mismo Rodil calcula obtener es que él sirva de escarmiento.
Y el gobernador dispone su fusilamiento, apenas dos días después de haberlo capturado, sin esperar más trámite, ni voz de arrepentimiento que no va a llegar.
Sabe que nunca va a ocurrir, quizá porque es indígena, esa raíz profunda y honda de la tierra que él no conoce pero sospecha.
Al gobernador de la ciudad de Lima le ha bastado verlo ahora para saber que será imposible e inútil esperar alguna delación.
Menos aún si había soportado ser colgado de los pulgares y arrancadas con tenazas las uñas sin que emitiera gritos de dolor.
11.
Nada iba a revelar un sujeto como ese. Y entonces ha decretado su fusilamiento, sumario e inmediato. Como Sucre al darle confianza, Rodil al ver su mirada, lo condena.
Es así que hoy 29 de junio de 1823, día de San Pedro pescador y patrón de su Chorrillos nativo, José Olaya es fusilado a las once de la mañana en la Plaza de Armas de Lima, exactamente frente al Palacio de Gobierno.
Para ello se ha alzado un patíbulo en el Callejón de Petateros. En el momento que le cegaban la vida alcanzó a gritar:
“Si mil vidas tuviera
gustoso las daría por mi patria”.
Aquella patria en este momento todavía es una quimera tambaleante, apenas una llama abatida.
Era un hombre humilde, pero tenía fe en el alma. Y este es un don excelso y supremo. Su fe y heroísmo patriótico es la fe y el heroísmo patriótico aquí de los humildes.
12.
Tener fe, creer en algo, acrisolar la vida en un emblema o un símbolo. Es esto lo que hace a alguien valedero. José Olaya vibraba con algo que ni siquiera todavía existía. Él era un peón en los surcos de los sueños, y en su condición surcos cavados en las olas del mar.
Pero su alma estaba encendida con una luz. Y esa luz es cálida y ardiente.
Y es fuego puro conteniendo valores como la libertad para todos, la capacidad de forjar nosotros mismos nuestro destino, la justicia social como enseña y compromiso.
Lo que conmueve en José Olaya es que lo hizo no desde una posición acicalada, conveniente para sí mismo, calculada para su bienestar, sino como anhelo puro del alma.
Desde su condición de pescador artesanal avizoró y dio su sangre por la entelequia que ahora somos, que tenemos palpitante en nuestras manos y, ojalá, en nuestro abrazo emocionado.
13.
Y su elección es libre, espontánea, soberana para soñar la patria que todos somos ahora.
También conmueve el hecho de que él no tuvo dudas, no se mostró dubitativo ni pusilánime, ni mucho menos engañado o defraudado.
Fue convicto y confeso. No se quebrantó ni ante su madre que le rogaba que viva, sino que a ella le pide más bien que milite, y vele en su tumba. Y lo acune y rememore en su sepultura, como en un vientre.
José Olaya es de esos seres con sueños indestructibles e imperecederos que las balas no traspasan ni menos pueden matan como es el Perú inmarcesible.
Un pescador como del lago Tiberíades, en quien alberga la llama del espíritu. Quien fue apaleado, despedazadas las uñas, colgado de los pulgares, destrozados los dedos con llaves de fusiles.
14.
Sin revelar sus secretos ni los nombres de sus contactos como lo había prometido, sin comprometer a nadie, como lo había jurado, y lo estaba cumpliendo, apostando por el porvenir que ahora somos todos nosotros, es una consigna eterna.
Era un artesano que no veía lo inmediato sino lo trascendente. No los placeres mundanos, ni las satisfacciones concupiscentes, sino las tenues palpitaciones del alma, puestas y aleteando apenas en un futuro amenazado e incierto.
El monumento que ahora se alza en el Pasaje de Petateros, frente al Palacio de Gobierno, calle que ahora lleva su nombre insigne, lo muestra con una red en la mano izquierda, hacia abajo, seguramente recogiendo la vida, y en la otra mano, levantada a lo alto, muestra una carta representando sin duda los sueños.
15.
Y el poeta tacneño Juan Gonzalo Rose, que sabía latir con el sentimiento de patria, por ser precisamente de Tacna, compuso un poema dedicado a él y titulado Pescador de luz.
Después Víctor Merino ese poema lo convirtió en canción, poniéndole música y que con voz de Diego Mariscal, otro artista legendario y ya muerto, lo interpretó y dejó grabado y que en este mismo momento tú puedes escuchar en YouTube. Y cuya letra dice así:
PESCADOR DE LUZ
Tenía camisa blanca
tenía sangre bronceada
portaba una carta blanca
cruzando la madrugada.
Tenía camisa blanca
y el corazón encendido
la muerte lo perseguía
y la mar era su nido
16.
Y prosigue así:
José Olaya
La libertad te llevaba
como el viento
lleva la luz a la playa
Tenía paso ligero
el corazón acerado
Y decía el mensajero
“el pueblo ya ha despertado”.
Tenía los ojos negros
hoy tiene los ojos muertos
pero sigue apareciendo
como la luna en los puertos.
José Olaya
La libertad te llevaba
como el viento
lleva la luz a la playa.
Canción que también yo entono, cuando necesito darme a mí mismo valor y fuerzas en esta vida, y en mi fe en el Perú eterno.
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
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