Construcción y forja de la utopía andinaJULIO, MES DEL MAESTRO;DEL SANTUARIO HISTÓRICODE MACHU PICCHU; BATALLADE HUAMACHUCO, LEONCIOPRADO Y FIESTAS PATRIAS
*****8 DE JULIODÍADEL MÉDICOVETERINARIO
FOLIOSDE LAUTOPÍA¿POR QUÉTENGO QUE IRA LA ESCUELA?
Danilo Sánchez Lihón…por rúas y por cercas,niño aldeano;César Vallejo1. Aprendera leer– ¿Y por qué tengo que ir yo a la escuela?Le reclama Javier a su padre, con las mandíbulas apretadas y saltando las lajas del camino a pasos bruscos.Está enojado.Pero su padre sabe o no se siente capaz de explicarle exactamente por qué razón ha decidido hacer ese tremendo esfuerzo.Y lo lleva a matricular este año para seguir estudios en la escuela del caserío, a él a quien tanta falta le hace en la casa y en el campo.– ¿Por qué tengo que ir, papá?– Porque aprenderás a leer y ya no tendremos la vergüenza de mirar letreros y avisos sin saber qué dicen.– ¿Para leer avisos y letreros?2. Juntandolas piedras– Y para ya no tener que caminar hasta la casa de la maestra y estarla molestando para que nos lea cualquier nota, carta o indicación.– ¡Pero, a mí nadie me va a escribir!– También aprenderás a contar, y ya no con los dedos, o juntando las piedras del suelo, o habas, maíces o pallares, sino con los números haciendo operaciones en los papeles.El niño ya no responde.Piensa para sus adentros: ¡Tantos años que vivimos y lo hemos pasado bien sin conocer letras ni números en los papeles!¡Eso lo necesitan los que viven en las ciudades, pero nosotros siempre viviremos en el campo!3. Su queridavicuñaPero a Javier le pesa el bulto que carga entre sus brazos.¡Es su vicuña, con la que prácticamente ha nacido y se ha criado!Y que de un momento a otro lo encontró tumbada en el suelo de la entrada de su casa, temblando como si le hubiera dado la terciana.El padre sabe que más que el fastidio de ir ese día a la escuela a realizar su matrícula, lo que verdaderamente acongoja a su hijo es la pena de ver postrada así a su querida vicuña.– Ahí tienes: estudiando en la escuela, aprenderás a saber qué le pasa a tu vicuña.– ¿Y dónde va a estar escrito qué le pasa a mi vicuña?– ¡En los libros!– ¿Allí está todo escrito?4. Ya nolo escucha– Sí. Y también aprenderás a cómo construir una casa, cómo hacer los nidos de las gallinas, cómo curar las heridas de las vacas.– ¡Todo lo que dices ya sé cómo se hace!De esto y lo otro responde de cuando en cuando, sorteando las piedras, lajas y los penachos de las pencas que sobresalen y entran al camino.– Aprenderás a leer la partida que hay en el registro.Pero al padre le ha parecido que su hijo ya no lo escucha nada de lo último que está diciendo.Y es porque la vicuña que va en los brazos de Javier hace buen rato que ha cerrado sus ojos y ya no los abre.Javier tiene el corazón oprimido de angustia.– Aprenderás a no tener miedo cuando viajes. Sabrás hablar sin ocultar tu cara de vergüenza. Contigo serán buenos y amables cuantos te traten.5. Siempreen silencioDesde que dijo esto hasta cuando llegaron al pueblo padre e hijo no han vuelto a cruzar palabra, cada uno está abstraído en sus propios pensamientos.– Primero vamos a la Posta Veterinaria. Ojalá puedan salvar a la vicuña, a la Rosacha, tu mascota. –Dice el padre.– Ya ni se mueve. –Dice el niño con voz quebrada.Y allá van.Los recibe un hombre amable, atento que, al ver al animalito tendido sobre una mesa, parece adivinar al instante lo que tiene, pese a que aún ni lo ha examinado.Siempre en silencio, trae unos aparatos con los cuales mira los dos ojos del animal abriéndolos con sus dedos. Luego mira el interior de su boca, abriéndola con una paleta que luego tira al basurero.6. Con semblanteapacibleLe toma la temperatura y el pulso poniendo su mano en el cuello. Y luego, extrayendo una jeringa le aplica una inyección.– Vienes en la tarde, a ver cómo anda tu consentida. –Le dijo el médico cariñosamente.El niño en la tarde no encuentra a su vicuña en la tarima del rincón donde la ha dejado acostada y casi muerta sobre una lona.Y se asusta.Mira desesperado y no la halla por ningún lado de la habitación. Pregunta por el doctor y entra a su consultorio, quien lo mira curioso y con semblante apacible.– ¿Dónde está mi vicuña, doctor?– Mira, allí. –Le dice.7. En sus ojosbrillantesY le indica que mire por la ventana.La vicuña retoza en el patio interior feliz y lozana, triscando la yerba que allí crece.Javier se queda asombrado y corre a abrazarla.En sus ojos brillantes ve la alegría que ella siente de volverlo a ver y le mueve las orejas.Javier la acuna entre sus brazos, juntando su cabeza con la cabeza tibia del animalito.– Me has asustado Rosacha pensando que te podías morir.– Ya puedes llevarla. –Le dice el médico.– ¿Ya está sana?– En unas horas ya estará corriendo por el campo, tanto que no podrás alcanzarla.*****Los textos anteriores pueden serreproducidos, publicados y difundidoscitando autor y fuentedsanchezlihon@aol.comdanilosanchezlihon@gmail.comObras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.comEditorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.comEditorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.peEdiciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.comEdiciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es*****DIRECCIÓN EN FACEBOOKHACER CLIC AQUÍ:*****Teléfonos Capulí:393-5196 / 99773-9575capulivallejoysutierra@gmail.comSi no desea seguir recibiendo estos envíosle rogamos, por favor, hacérnoslo saber.