Danilo Sánchez Lihón
1. Mira
dónde estás
– ¡Déjeme!
– ¡Te advierto que se me está acabando la paciencia!
– ¡Déjeme! ¡No va a poder convencerme ni hacerme mujer a la fuerza!
– No seas zonza. Aquí nadie te escucha ni puede ayudarte. Mira, las aguas de la laguna están quietas y los queñuales ni se inmutan.
– ¡Abusivo! ¡Si quiere usar la fuerza a ver métase con otro hombre!
– ¡Mira! Vas a ser mi mujer te guste o no te guste, ¿ya?
– ¡Nunca!
– Si lo haces a las buenas vas a tener de todo porque soy hombre rico.
– ¡Tenía que ser español! Miserable y codicioso.
– Sí. Y lo que me propongo lo cumplo. Sino mira dónde estás, hasta dónde te he traído, y sin que tú lo quieras, dónde nadie pueda oírte.
2. Ser
india
– ¡Demonio!
– Eso es ser un hombre que todo lo vence y lo puede.
– ¡Pero no podrás violarme, salvo muerta!
– Me has mordido, me has rasguñado y me has hecho heridas. ¿Qué haré entonces contigo?
– Piensa en tu Dios. ¿No dicen que son cristianos?
– Bueno, bueno. He hablado, he tenido paciencia, tú no has querido a las buenas.
– ¡Suélteme!
– Tenías que ser india, una bestia, más terca que una llama.
– ¡Déjeme! ¡Criminal!
– Cualquier otra mujer se deja. Te he ofrecido alhajas, bienes, una casa.
– Se lo tiro por la cara.
3. La sangre
inundó la nieve
– Bueno, me obligas a levantar esta piedra con la que te voy a privar y ya desmayada voy a hacerte mi mujer.
– ¡Atrévase nomás!
– Oye, ¿qué prefieres, ah? ¿El dolor de esta piedra en la cabeza o el placer que vas a sentir entre tus piernas?
– ¡Infeliz! ¡Excremento!
Fue en ese instante que él le asestó un golpe con la piedra en la cabeza que hizo estallar su cráneo que se abrió.
La sangre inundó la nieve de la cueva adónde la había introducido a rastras.
Al verla así Carlos Gustavo se asustó, dejó todo y resbalándose huyó ladera arriba llegando hasta Atoj Shayco (el cansadero del zorro).
Y luego enrumbó por Tingo, Yurma, Seccha y Acobamba hasta perderse por el Callejón de Conchucos.
Dejó a su víctima sangrante y ya muerta en una de las grutas de la Cordillera Blanca adonde la había arrastrado, en plena vía que atraviesa ese lugar.
4. Todos
respetan
Recogido el cuerpo sangrante y conocida su identidad, de María Josefa Chávez, esta historia se propagó y ese paraje se hizo lugar de culto.
Todo viajero que pasa o torna de viaje por este sitio espontáneamente deja un ovulo u erogación, de lo que sea o de lo que tenga.
Es una fe conmovedora, porque la gente se despoja de lo mejor que lleva encima: de su rebozo, de su chalina, de su abrigo, de su poncho o de su sombrero.
Desde este lugar las monjas del Hospicio de Huaraz vienen a llevar montones de prensas de vestir que de lo contrario se pudrirían.
Como también llevan los víveres que se dejan en talegas o canastas. Y lo recogen para atender a los huérfanos y a los ancianos del orfanato de Belén en Huarupampa.
Pero también aquí se deja en abundancia joyas y dinero que nadie toca y todos respetan.
5. Más
una limosna
Pero aconteció que una madre rogó tanto a la Virgen María para salvar a su hijo y llevarlo a Lima para que lo operen que la Virgen se le apareció en sueños, en revelación, y le dijo:
– Pero anda, hija, y coge dinero de la Gruta de María Josefa.
– ¡Madre, no me pida eso que sería gravísimo pecado!
– Pero soy yo quien te está autorizando a hacerlo.
– ¿Puedo ir y coger?
– Sí, pero después de curar a tu hijo cumples en devolver exactamente lo cogido.
Y así lo hizo. fue, cogió el dinero que consideró necesario, curó a su hijo y devolvió lo prestado más una limosna.
Todo esto se conoció. Y las personas necesitadas se encomendaron a la Virgen, cogieron dinero de lo que había a montoncitos regados en el suelo o entre las peñas de la cueva, y lo devolvían escrupulosamente lo prestado, más una ligera recompensa.
6. Joyas
y riqueza
Funcionó como un Banco de Préstamo de Dinero para Personas Pobres, y que verdaderamente lo necesitaban con urgencia.
La Gruta de María Josefa se constituyó así en la primera Caja de Préstamos del Nuevo Mundo en la época de la colonia española en el Perú.
Funcionó como la más libre y eficiente ventanilla bancaria desde el año 1720 en que ocurrieron estos sucesos.
Porque se dejaban allí fortunas considerables de algún viajero agradecido que en el tornaviaje volvía a dejar su ofrenda.
Porque se evidenciaban allí milagros de prosperidad que había hecho la devoción y la memoria de la virgen y santa irredenta María Josefa, quien murió de la manera que hemos descrito.
Fue la Gruta de María Josefa un palacio, más henchido y esplendoroso de joyas y riqueza que la cueva de Alí Babá de las Mil y una Noches.
7. Fe
inmarcesible
Donde se acumulaba allí dinero sin que nadie lo hurte y ni siquiera se atreva a tocarlo si es que no lo necesitaba en préstamo.
Donde había barriles llenos de tesoros, como la mejor tienda comercial del mundo moderno.
Donde se acumulaban pieles, artefactos valiosos y hasta obras de arte.
Pero cuando se trazó la ruta del nuevo camino que va de Llanganuco a Pomabamba se dejó de pasar por el sendero antiguo en donde se ubicaba la Gruta de María Josefa.
Camino que luego se hizo ruta carrozable y ahora pista asfaltada.
El cierzo y la nieve ocultaron definitivamente la entrada de la gruta que quedó clausurada con todos sus bienes y tesoros dentro.
Se perdió la puerta de entrada, como se perdió también la fe y devoción a la virgen y santa María Josefa de los tiempos antiguos en esta región ahora a la vez impertérrita y estremecida.
Solo nos queda la convicción de que bajo la nieve hay enterrada devoción, milagros y una fe inmarcesible.
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