Entrevista realizada por:
Danilo Sánchez Lihón
Entrevista al Dr. Modesto Montoya Zavaleta, Doctor en Física Nuclear en la Universidad de París, científico en el Instituto Carnegie Mellon de Pittsburg, del Laboratorio Nacional de Berkeley, en USA; de la Comisión de Energía Atómica de Francia, del Instituto Nuclear de Darmstad en Alemania y del Instituto de Energía Nuclear del Perú.
Doctor Modesto Montoya, Se vincula mucho a la ciencia con el aspecto cognoscitivo, con la actitud intelectual y se piensa que para dedicarse a ella hay que desligarse de los afectos, del pensamiento mágico y hasta de los juegos debiendo sobreponerse a ellos y entrar en una construcción formal, ¿eso es cierto?
El campo del afecto en los niños es vital, porque un niño necesita sentirse amado, sentirse persona y miembro de la comunidad. Los padres que hacen sentir al niño como un estorbo logran verdaderamente éxito haciéndolos niños acomplejados y en cierta forma más tarde hombres minusválidos afectivamente, por eso en los centros de educación inicial tenemos que impartir lo que Inés Pozzi Escot llama “una educación de la ternura”, porque los padres de familia, por diversas razones, a veces no le brindan cariño a los niños, lo que es vital para su desarrollo, debiendo en este caso los profesores suplir esa deficiencia, hecho que es importante para afianzar la afición a las ciencias.
Y un rol importante también lo cumple el juego, pero hay padres que piensan que jugar es perder el tiempo.
En lo que respecta al juego al contrario, hay que explotar al máximo ese deseo del niño de jugar, porque la parte lúdica es vital para su desarrollo y cuando nosotros hablamos de ciencia y enseñanza de la ciencia a los niños, estamos justamente empujando y estimulando a que el niño siga con su juego, porque la ciencia es juego. Ella no es una cuestión que tenga que ver con la instrucción solamente. Los científicos en sus laboratorios, costosos y sofisticados, siguen jugando, son unos niños apasionados en ese juego que es la experimentación, observando armar cosas, entusiasmarse con los descubrimientos. De modo que no hay que impedir que los niños jueguen.
Tampoco, por supuesto, hay oposición entre ciencia y fantasía.
Tampoco. Hay que dejar al niño que su cerebro, sus ideas, su intelecto viajen “en otras dimensiones”, entre comillas; que tengan que ver con las ideas implícitas del universo, del origen del hombre, de los animales; eso por supuesto que también es científico; porque a pesar de lo que se pueda creer los científicos no somos materialistas, se nos ha dado esa etiqueta. Y la idea que hay es que siempre estamos midiendo, pesando y calculando, pero las demostraciones experimentales son, han sido y serán para comprobar cosas que se formularon fantasiosamente en la mente.
En ese sentido en las ciencias tanto como la naturaleza actúa el mundo de la imaginación y todo lo que esté concatenado también a la fantasía.
La mente genera ideas, genera necesidades de existencia de objetos físicos, que luego son descubiertos y es porque el cerebro y el ser humano es su expresión en la naturaleza, por lo tanto intrínsecamente se puede decir que el hombre, como hijo de la naturaleza, su cerebro funciona con las leyes de la naturaleza y tiene la tendencia a generar ideas que se expliquen a sí mismas. Eso se está descubriendo últimamente en los científicos que sueñan que vuelan, en realidad no son otra cosa que las experiencias de la naturaleza a través del cerebro humano.
¿Cómo combatir esta idea de que la ciencia es exacta, objetiva y rigurosa? Porque hay una actitud de entender que ella trabaja con el cálculo y la racionalidad pura.
No. En realidad los científicos más brillantes son los que tienen ideas que al principio parecen fantasías. Es más, hay veces que se les cree locos, porque hablan cosas fantasiosas. Cuando Albert Eistein expuso sus teorías sus colegas pensaron que estaba chiflado, pues estaban lejos de la supuesta realidad, tanto que tuvo graves problemas al principio y solo fue después que recuperó su prestigio.
¡La divina y santa locura!
Lo que sí es necesario decir es que el científico tiene una limitación respecto al artista, porque ambos deben tener imaginación, el problema es que las fantasías del científico deben ser confrontadas con la realidad, porque si tiene una idea y en el experimento se ve que es falsa, todo lo construido por él se derrumba.
Pasando a otro ámbito, ¿entre mujercitas y varones hay diferencias en sus inclinaciones y aptitudes para la ciencia?
En forma natural no hay ninguna diferencia. La simetría comienza a romperse por la parte cultural, porque en las familias generalmente a las niñas se les da determinadas tareas y a los varones se los incita a asumir roles de más audacia. Eso obedece a costumbres prehistóricas, donde las mujeres tenían que quedarse en la cueva y alimentar a los niños; y el hombre tenía que salir a cazar e ingeniarse en resolver problemas. Pero en estos tiempos modernos ya no es necesario que el hombre sea musculoso para traer el pan y las mujeres no es condena que estén pegadas completamente a la caverna. Recuerdo que cuando ingresé a la universidad de ingeniería, en el año 1967, de 900 ingresantes solo dos eran mujeres. Ahora es casi parejo y eso es un cambio positivo.
Hay una actitud conflictiva con el mundo de la ciencia, creyendo que ellas son disciplinas y materias difíciles de dominar y que tradicionalmente no tenemos aptitudes naturales para ella, y que ese mundo es más bien prerrogativa de algunos elegidos. Esto, ¿es cierto?
Este es un asunto crucial, creo yo, porque la ciencia es la luz que da al hombre una idea del mundo y durante mucho tiempo en la historia de la humanidad los grupos de poder han querido que vivamos en la oscuridad. En la cultura egipcia habían sacerdotes que contaban historias, las ponían en los templos y eran los dogmas para obedecer, lo mismo hacían brujos, curanderos y charlatanes, para quienes el enemigo número uno era alguien que quería saber la verdad. Si uno revisa la historia hay grupos que han usado, que han detentado un poder producto de la oscuridad, entonces han creado en la conciencia colectiva una animadversión por la ciencia.
¿Los peruanos tenemos aptitud para las ciencias? ¿O más bien nuestra tradición e idiosincrasia limitan una relación fecunda con este campo?
Nuestro ancestro Inca es la parte científica y esto ha sido demostrado hasta la saciedad. Los antiguos peruanos eran gente creadora, imaginativa, constructora; que buscaban objetos de armonía en la sociedad; que usaban la tecnología para satisfacer las necesidades de la sociedad; construían canales de irrigación, hacían tratamiento de las riquezas biológicas, domesticación de diversos productos, de plantas, es decir, en todos los campos hemos visto realizaciones prodigiosas en la actividad científica de los Incas, que nadie les enseñó y ellos lo inventaron. Creo que el Siglo XXI va a dar la razón a la cultura andina porque volviendo a experimentar y buscando el mejoramiento de la calidad de vida, de nuestro pueblo, el Perú será grande.
¿Hay, digamos, algún tipo de implementación de recursos que los centros educativos debieran tener en sus locales a fin de que el niño desarrolle sus habilidades en el campo de la ciencia? Porque si deseo que mi hijo sea carpintero, además de comprarle un serrucho, martillo, clavos y proveerle de madera, debo proporcionarle un banco de carpintería y hasta de repente ponerle de aprendiz en el taller de un carpintero. Así, ¿hay algún tipo de secuencia en equipamiento para un centro educativo a fin de formar profesionales en las ciencias?
Lo básico es lo que hay prácticamente en todos los hogares: alicates, desarmadores, limas, alambres, maderas, tijeras. Ahora, si hay dinero, una computadora, pero que no es imprescindible. Luego los otros implementos tienen que ser funciones bellas, legos, en donde pudiera haber incluso parte dinámica, de tal modo que puedan armar cosas que se muevan; también pueden haber jeringas para poder hacer robots, crear presión hidráulica y atmosférica; pero sería bueno que se sepa que todo esto no es nada del otro mundo.
Más, entonces, es cuestión de apelar a la imaginación y de utilizar incluso materiales desechables.
Por ejemplo, con una botella de coca cola, de plástico, su tapa y un gotero dentro, se puede hacer que el gotero suba y baje a voluntad, explicándole que es debido a la presión que hay dentro y que el presionar el goterito expulsa el agua y cae al fondo y cuando se deja de presionar el goterito expulsa el agua, pesa menos y flota. Es decir que no hay nada que nos impida ni limite para formar personalidades afines a las ciencias. Más bien diría que todo es cuestión de iniciativa, inventiva y tener predisposición y actitud para incursionar en este fascinante y maravilloso mundo en donde se combina naturaleza e imaginación
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CONVOCATORIA