Danilo Sánchez Lihón
1. Nuevos caminos
y atajos
El Inca Garcilaso de la Vega nació el 12 de abril de 1539 en el Cuzco, capital del imperio del Tahuantinsuyo. Y murió el 23 de abril de 1616 en Córdova, España.
En vida fue admirado unánimemente y se refieren a él con devoción y epítetos como: “Príncipe de los Escritores del Nuevo Mundo”. Y con expresiones como: “El americano más Insigne de la Colonia”.
Alternó con Luis de Góngora y Argote y con don Miguel de Cervantes Saavedra, con quienes mantuvo estrecha amistad y mutua admiración.
El significado actual de su vida y de su obra es inmenso no solo porque hace nítida la grandeza del Imperio de los Incas sino por el reclamo y la visión que él formulara.
Desde el meollo de una humanidad al borde del colapso, y que se debate en una encrucijada, su evocación alcanza a constituir ahora, y no solo para la época de Túpac Amaru un referente y un paradigma para buscar y encontrar nuevos caminos y atajos a la condición del hombre de aquí hacia el futuro.
2. Un orden
admirable
¿Cuáles son esas claves y ejes de su ideario que suscitaron que una población agobiada por el peso de la explotación dejara todo y se sublevara enarbolando sus consignas?
Era la simple reminiscencia de una sociedad fundada sobre aquellos valores felizmente ya probados y hechos vida cotidiana y fraternal, precisamente aquí en este suelo.
Y es que en su memoria y visión cobran vigencia los principios andinos y resalta la ejemplaridad del modelo social que aquí forjaron los Incas con probidad y sabiduría.
Tomando en cuenta lo que ellos pusieron en uso, cuál es: la solidaridad, la fraternidad humana y el sentido colectivista de la vida, que es cómo otra vez solucionaremos los problemas del presente en el orden social y económico.
Pero, también aquella cultura nos da la pauta en aspectos como la sana cultura alimentaria, la previsión social, el cuidado y respeto del bien común, el cuidado y conservación del medio ambiente.
Y es que, con la irrupción española, consecuencia del proceso de conquista, se destruyó un orden admirable que Garcilaso evoca, lo revive y reconstruye en su obra.
3. Como bandera
que tremola
Hay múltiples facetas en las cuales el Inca Garcilaso de la Vega es ejemplo: como cuando nos plantea el problema vasto y hondo de la identidad y del mestizaje, tan visible y conturbado hasta ahora.
Con él se da inicio a una nueva etapa en el proceso de la identidad en nuestro continente, considerándosele en este proceso como el primer mestizo espiritual de América.
Y otro asunto más palmario todavía, hasta el punto de ser desgarramiento en el presente, es el de ser migrante como él lo fue; el del personaje aquel que se aleja de su tierra para vivir en otra ajena por más ancestro que aduzcamos tener en ella.
El de aquel ser que evoca sin descanso ni consuelo su lar de origen, con nostalgia que oprime y con tristeza que nos agobia. Y tendiendo quizá no solo la mirada del alma sino hasta los brazos en dirección del hogar nativo, anhelando siempre volver a la tierra que lo viera nacer y en donde él se criara.
Él intentó el regreso desde el año 1563. No lo pudo cumplir en efectivo, pero sí lo hizo escribiendo, sublimando así un retorno que cada vez se fue aplazando más y más hasta el infinito.
Para regresar alzado en armas ya como bandera que tremola en las huestes permanentemente vigentes en la conciencia de la gente por el mundo que debemos reivindicar.
4. Rica
y feliz
Su obra es clave para el mundo actual, a fin de obrar sobre la realidad con aquellos valores que sólo el Perú alcanzó a realizar en el mundo: el de una sociedad solidaria, recíproca y fraterna.
Esto fue tan conmovedor comprobarlo incluso por quienes avasallaron dicho mundo, tanto que en el testamento subrepticio de un soldado de la conquista del Perú encontramos este apunte:
“los incas gobernaron a sus pueblos de tal manera que no había ni un ladrón, ni un hombre vicioso, ni una mujer adúltera o de mala vida”.
Esta nota debe ser una consigna de lo que hay que restituir, así como preceptos para una autoridad o un gobernante genuino del presente que quisiera erigirse sobre los despojos y refundar aquí aquella cultura ancestral.
Aquel soldado al hacer una reflexión sobre la vida y la sociedad que ellos lamentablemente destruyeron, anota además en su legajo final:
“Es tan afortunado por naturaleza este nuevo mundo que no tiene cosa mala, porque su cielo es benévolo, su aire apacible, su agua saludable y su tierra fértil... La tierra del Perú es la más rica y feliz que conoce el mundo”.
5. Vasto
y hondo
Pero hay otra dimensión del influjo del Inca Garcilaso de la Vega en la praxis y en la acción y es en el alzamiento de Túpac Amaru y su contingente de indignados, donde se comprueba los alcances que pueden tener una visión y la palabra con capacidad transformadora en la gesta emancipadora y en la lucha por alcanzar justicia social e independencia en nuestro país, en aquel entonces bajo dominio del yugo español.
Nos referimos con ello a la inspiración que tuvieron los Comentarios Reales de los Incas en la gesta emancipadora que encabezara Túpac Amaru en 1780, y que estallara en el sur del Perú. Grito de rebelión que significó en una primera etapa la victoria del ejército rebelde venciendo en Tungasuca al ejército español acantonado en el Cusco, el apresamiento y ejecución del corregidor Aliaga y donde se expidió dictámenes como el famoso "Bando de Libertad", liberando a los "esclavos" de todas 'las razas, adelantándose casi en cien años al decreto abolicionista de Abraham Lincoln en Norteamérica.
El punto de la mayor significación en este suceso fue la estrecha ligazón que tuvo este levantamiento con los Comentarios Reales… del Inca Garcilaso de la Vega, obra de la cual Túpac Amaru fue asiduo lector y que influyó en él sabiamente y en su movimiento emancipador. Tales visiones y contenidos el Inca Garcilaso de la Vega los absorbió en su infancia, al ser educado por los amautas cusqueños, quienes no exentos de tristeza acababan su conversación en llanto diciendo: “Y trocose el reinar en vasallaje”.
6. Mestizaje
e identidad
Es por eso que el historiador José Durand precisa lo siguiente en relación a la sublevación de Túpac Amaru:
"Hasta diríamos que en los Comentarios reales… se halla la Biblia secreta de esa revolución".
Lo corrobora el hecho de que antes de que se cumpliera un año de haber capturado el líder rebelde, el Rey de España firmó en Aranjuez la resolución que prohibía la circulación de los Comentarios Reales..., por la razón explícita que allí se aduce, cual es:
Porque allí "han aprendido esos naturales muchas cosas perjudiciales", entre otras: "conservar la memoria de sus antiguos gentiles...", y porque "les da derecho a ser nobles y apellidarse Inca".
Otra reflexión significativa que nos plantean estos acontecimientos históricos y estas figuras precursoras, es sobre temas de enorme vigencia cuales son el mestizaje y la identidad; fundamentos acerca de los cuales el Inca Garcilaso de la Vega y Túpac Amaru constituyen símbolos egregios.
Coherente con todo ello, el levantamiento de Túpac Amaru se hizo reivindicando a todas las razas. Y dicho alzamiento fue para afirmar el derecho y el deber que tenía la gente originaria de este suelo a gobernarse por sí misma.
7. Asumir
nuestro destino
Túpac Amaru y Garcilaso nos enseñaron de ese modo lo que debemos ser y tener, cual es:
Lo primero, es un saber ser mestizos. Lo segundo, un saber asumir nuestra identidad. Y, tercero, no resignarse a que el mundo debe ser como es, sino que hay que transformarlo.
Mestizaje que en vez de ser una desventaja es una gran virtud, pues supone ser y contener la mayor riqueza biológica y cultural.
Tanto es así que el maestro mexicano don José Vasconcelos proclamó el mestizaje como: "la raza cósmica"; es decir: fuerte, colosal y poderosa.
Entelequia que cohesionaba a los pueblos, símbolo de la igualdad, de la democracia y de la fe en el futuro del hombre.
Identidad para saber quiénes somos. Mestizaje, identidad y transformación para comprometernos con aquello que debemos seguir siendo y aspirar ser mejores por imperativo moral.
Es decir, asumir nuestro destino, defenderlo y quererlo, que es lo que nos enseñan Túpac Amaru y el Inca Garcilaso de la Vega, quienes al decir de don Jorge Basadre:
hicieron de la negación y el fracaso la escuela del triunfo.
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