Danilo Sánchez Lihón
“Dejarte como herencia
una patria digna y libre”
Manuelcha Prado
1. A la entrada
del pueblo
– ¡Alto ahí! –Le gritan al chofer. Hay mujeres tendidas delante de las llantas del camión.
– ¡Retírense! ¡Somos del ejército!
–
Avanza un centímetro y va a matarlas. Son madres que piden justicia.
Avanza un milímetro y destrozamos este carro, con todos los cachacos que
van dentro. ¡Atrévase si quiere!
– ¡Vamos a pasar! ¡Retírense!
Treinta
mujeres ya se han tirado en la carretera y algunas tendidas en el
suelo, están pegadas a las llantas del vehículo. Son madres, esposas,
hermanas, hijas.
Más de cien mujeres rodean el carromato del ejército con piedras y garrotes en las manos.
– ¡Váyanse!
– ¡Retírense ustedes! ¡Somos el ejército y vamos a disparar!
2. ¡Grita
la multitud!
– ¡Regrésense señores!
– ¡Fuera de aquí! –Grita el gentío.
Exclaman apostadas a los costados de la carretera, a la entrada del pueblo de Santiago de Chuco.
–
¡Regrésense por donde han venido! –Dice doña Raquel Aguilar tratando de
que su voz sea clara, serena y precisa. –Será mejor. ¡No provoquen aquí
una matanza! Ustedes también tienen familia. No pueden pasar, eso digan
a sus superiores. Y los van a entender. Peor es que mueran.
Eso ordena, hablando por la ventanilla hacia dentro del transporte militar.
– ¡Retírense todas, vamos a pasar! –Se oye decir al comandante desde adentro. Y se escucha que activan sus armas.
– ¡Atrévase y no queda ni uno solo vivo!
– ¡Váyanse! ¡Retrocedan!
Grita la multitud.
– ¡Váyanse! ¡Fuera de aquí!
3. Es tanto
el gentío
–
¡Les advertimos! Si lastiman a una sola de las madres que están delante
de las llantas, recen ahorita mismo por sus vidas. Y despídanse de sus
esposas y de sus hijos. ¡Juramento de honor!
– ¡Juramos todas! –Se oye a una sola voz.
Una
gran multitud de mujeres tienen dobladas las polleras, llenas de
piedras. En una mano portan ya las más grandes y filudas. Y en la otra
un grueso garrote.
Así
han detenido al ómnibus repleto de soldados que han venido a reforzar a
los policías para llevarse presos a varios maestros, padres de familia y
ciudadanos de Santiago de Chuco, acusados de ser comunistas y
sediciosos.
Es
tanto el gentío que no han podido los soldados ni apearse de la porta
tropas, por miedo de que ahí no más los cojan, los linchen y los hagan
pedazos.
4. Entre vítores
y aplausos
Dudan
solo unos breves instantes, sintiendo que pegados a las llantas están
los cuerpos vivos y palpitantes de las madres y de las hijas, a las
cuales sienten en el balanceo que hace el vehículo.
Después de un tiempo, que parece una eternidad, retroceden, dan la vuelta y se van, tal y conforme han venido.
Las mujeres decididas, luego que ven que el carromato desaparece por las alturas de Chollagueda, van al puesto policial.
Y
exigen que pongan de inmediato en libertad a todos quienes han sido
tomados presos, por los últimos sucesos acaecidos en Santiago de Chuco.
Y así ocurre.
Uno a uno, van saliendo por la puerta los detenidos para confundirse con la gente que los abraza, entre vítores y aplausos.
5. Que prime
el bien
¿Qué
ha sucedido? Por represalia política han trasladado al maestro
Encarnación Saavedra de Santiago de Chuco al distrito de Cachicadán.
Sabiendo
que es un abuso, el pueblo se ha levantado en pie de lucha. Y, más por
el prestigio de que goza este maestro probo, austero e insigne.
De
quien se encomia su rectitud, siendo los profesores, padres de familia y
ciudadanos en general quienes han protestado por el injusto tratamiento
de que ha sido víctima, capturando la escuela y declarándose en huelga.
La represión no se ha hecho esperar.
Han
cogido presos a una veintena de personas que lo único que quieren es
que prime el bien y no la arbitrariedad. Y, ya presos, desde Trujillo se
ha ordenado su traslado en calidad de subversivos.
Allí es que se han levantado las mujeres capitaneadas por doña Raquel Aguilar Verau.
6. La verdad
de los hechos
Y es así que ellas han detenido a la entrada del pueblo el transporte que portaba a más de 60 soldados fuertemente armados.
Pero sabiendo que en cualquier momento van a regresar con peores tretas, doña Raquel y otras mujeres, se han reunido y sesionan:
–Por primera vez las mujeres organizadas nos hemos puesto de pie, salido al frente y triunfado.
– Es una victoria que hay que saber consolidarla.
– Porque la mujer puede lograr aquello que a los hombres no les está permitido.
– Si eran hombres los que detienen el vehículo los mataban.
– Pero, entonces, ¿por qué la mujer está excluida de participar en la marcha social, de la política y de la vida cívica?
– Solicitemos el voto de la mujer.
– Elaboremos un ideario y vayamos inmediatamente a Trujillo y Lima.
7. El voto
de la mujer
Al
siguiente día ensillan acémilas, porque vehículos no hay, y parten al
galope y de madrugada rumbo a Lima, habiéndose reunido antes el grupo en
la curva de Las Guitarras.
La
primera jornada es llegar hasta Shorey y después en escalas a Trujillo y
Lima, la capital del Perú, donde gestionarán la suspensión de todas las
represalias puestas en marcha, y sobre todo hacer conocer en las más
altas esferas del gobierno el movimiento de mujeres organizadas que
piden el sufragio femenino en el Perú.
Ya
en Lima han pedido una entrevista en el Palacio de Gobierno, donde
dialogan con el presidente de la República, don Oscar R. Benavides. Le
han presentado un memorial con muchas firmas y le explican en vivo
acerca de la verdad de los hechos que están ocurriendo en nuestro pueblo
y los planteamientos que han traído referente al voto de la mujer.
Esa
delegación de mujeres ha sido la primera de Santiago de Chuco en llegar
hasta Palacio de Gobierno del Perú, en Lima. El suyo es también el
primer levantamiento de mujeres que ha ocurrido en la provincia, suceso
acontecido el 25 de abril del año que transcurre, de 1937.
Epílogo: En defensa
de un derecho
Le dice en vivo doña Raquel Aguilar:
–
¡Señor presidente! Así como hemos abogado por el cese de represalias en
nuestro pueblo, abogamos ahora por el sufragio femenino para elegir a
nuestras autoridades. ¿Por qué las mujeres hemos de estar históricamente
rezagadas si podemos contribuir también al desarrollo de nuestro país?
A
esta acción se suma la gestión del representante del Departamento de la
Libertad a la Asamblea Constituyente, el Dr. Carlos E. Uceda de
Santiago de Chuco quien ha asumido la causa de la defensa del voto
femenino muriendo en el propio hemiciclo del Parlamento de la República
el 26 de febrero del año 1932, defendiendo este derecho ciudadano.
De
allí que la tierra de César Vallejo se la reconoce como aquella que más
ha contribuido, con Raquel Aguilar al frente, y con Carlos E. Uceda
como ideólogo, quien fuera, además, y en el momento de morir, Rector de
la Universidad Nacional de Trujillo, en la defensa de los Derechos
ciudadanos de las mujeres en el Perú.
Por todo ello: ¡Jajailla, tierra de Vallejo! ¡Causachun Perú!
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