Danilo Sánchez Lihón
1. Un acuerdo
colectivo
Hace
quince años, Capulí, Vallejo y su Tierra se propuso la tarea de valorar
en su inmensa significación a Georgette Philippart de Vallejo, nacida
en Paría el año 1908, y a la fecha este propósito lo hemos conseguido
plenamente.
La
hemos reivindicado y seguiremos en esta perspectiva. Este es un logro
de nuestro movimiento que ha inspirado diferentes manifestaciones.
Este
propósito de rescatar la importancia singular de Georgette en la vida y
obra de Vallejo fue un acuerdo colectivo y de asamblea de Capulí,
Vallejo y su Tierra.
Se
manifestó, después de un año de preparación, en un gran acto cultural
realizado en la Alianza Francesa de Miraflores y llevado a cabo el día
sábado 4 de diciembre del año 2004.
Esta
fecha era coincidente con el aniversario del fallecimiento de la esposa
y compañera de César Vallejo, y se llevó a cabo en el teatro auditorio
de la citada institución, en su local de Miraflores, en Lima, capital
del Perú.
La coordinación de dicho certamen estuvo a cargo de Luis Anamaría Chavarría y del suscrito.
2. A resaltar
su egregia memoria
Participaron
en dicho acto, con exposiciones o expresiones artísticas, los
siguientes intelectuales y artistas: César Vallejo Ynfantes, Segundo
Vara Balcázar, Delfina Paredes y Amelia Melgar.
Esta
última poeta y artista dramática hizo una interpretación escénica de
los poemas que Georgette escribiera, y que están dedicados a quien fuera
su esposo César Vallejo Mendoza.
A
partir de entonces el mes de diciembre y enero, fecha de su nacimiento,
lo dedicamos a Georgette como fecha jubilar de nuestra organización
cultural.
El
año 2008 celebramos su centenario de nacimiento con grandes fastos,
dedicando a su vez el 9 Congreso – Peregrinación Itinerante Capulí,
Vallejo y su Tierra de aquel año, a resaltar su egregia memoria y
contribución al conocimiento de la vida y obra del poeta de Santiago de
Chuco.
Han
sido varias las presentaciones que hemos tenido sobre Georgette, siendo
instituciones colaboradoras en este aspecto la Alianza Francesa, así
como también la Municipalidad de Miraflores, donde ella vivió.
3. Cuya pasión
era la literatura
En
una de aquellas primeras celebraciones y luego de terminada la
actuación, me habló así una de las personas que había estado en el
auditorio, atento a todo el desarrollo de aquella actividad de homenaje:
–
Señor, usted encomia tanto a Georgette de Vallejo, habla no sé cuántas
virtudes y maravillas acerca de esa señora, pero yo quisiera presentarle
a un intelectual amigo mío que habla pestes de ella, diciendo no solo
que era una persona intemperante, sino que era una loca.
Le respondí de este modo:
–
Mire usted señor: no necesito conocer a su amigo, porque toda mi vida
he escuchado esos improperios en contra de ella. He estado en muchos
círculos y ambientes en donde todos los días la comidilla de la
intelectualidad allí reunida era hablar con burla, con sarcasmo, sorna y
desprecio acerca de esta mujer para mí digna de mi mayor respeto,
fervor y admiración.
– Entonces, ¿conoce esa versión?
–
Señor, sepa usted esto: que yo ingresé casi siendo un adolescente a la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos y desde el primer día de mi
ingreso ya estaba reunido con personas cuya pasión era la literatura.
Y proseguí:
4. Dos provincianos
candorosos
–
La interacción con otros grupos, y la participación en este y el otro
escenario, entonces era muy intensa. Sé quiénes originaron toda esa
inquina. Y creo que no hay nada nuevo que pueda oír o escuchar en contra
de ella: Sé quienes son. Y cómo eran sus vidas, o todavía son. También
es por eso que la defiendo con todo mi cariño y hasta devoción: porque
conozco muy bien a quienes la han vilipendiado. Y conozco la entraña que
tenían, o tienen. Aunque hay otros que solo, lamentablemente, repiten
los improperios. Es por eso que también me indigno y sublevo. Para saber
la verdad hay que remitirse a los hechos de lo que cada quien hace o
hizo. Y en este aspecto a Georgette no solamente la encontramos
intachable sino grandiosa: su lealtad más allá del tiempo y la muerte,
su consagración fervorosa a la obra del poeta, su austeridad en todo, su
identificación con lo más prístino del Perú, con los luchadores
sociales y con quienes ofrendaron sus vidas por las causas nobles y
sublimes que aquí cabe defender. Ahora, compruebe si no son ciertos cada
uno de los aspectos que sobre Georgette nosotros decimos y relievamos. E
invito al Aula Capulí, a usted y a cualquier persona que usted conozca a
confrontar hechos. Por eso en nuestro colectivo cultural nos propusimos
su reivindicación. Antes nadie lo hizo, salvo algunas notas en los
libros de dos provincianos candorosos, como tenía que ser. Ellos son:
Germán Patrón Candela y Oswaldo Vásquez Vallejo. Después, nadie más.
Todas las otras manifestaciones posteriores son a consecuencia de lo que
Capulí iniciara.
Pero,
lo segundo que debemos ver y preguntarnos siempre es: ¿Quiénes son los
que dicen algo en contra de alguien? La cuestión clave es ver: ¿Cómo es
la vida de esas personas que la critican? ¿Cómo son sus actos? ¿Sus
existencias son alturadas y auténticas?
5. Y también
los frutos
Porque,
los críticos acervos de Georgette es una clase intelectual que muchas
razones hay para detestarla, por hipócrita, viscosa y mezquina. Yo me
levanto contra eso. Capulí Vallejo y su Tierra se subleva contra eso;
porque somos un movimiento que precisamente quiere dejar atrás la
miseria espiritual, la infamia como moneda de uso en el campo del arte,
la bilis y el escarnio.
Refirámonos
a los hechos. Basta ver lo que hizo Georgette y lo que ella es. Y hay
que observar también lo que hicieron los otros. Y, sobre todo, quiénes y
cómo son su esencia de personas y lo que han hecho en la vida.
No
basta pues hablar o decir esto o aquello. Eso debe ser lo de menos.
Para guiar u orientar nuestro criterio. Hay que fijarse bien en quién
refiere y declara algo, y cómo es. Y también los frutos, las obras, los
resultados que justifiquen nuestra vida. Hasta ahí lo que más o menos en
esa oportunidad dije.
Capulí
por eso ha izado el estandarte de la reivindicación de Georgette. Esta
es consigna y directiva nuestra. Hemos dedicado homenajes y hemos
publicado una serie de folletería y documentos. Y hasta hay un libro
titulado: “Georgette, la golondrina del océano Vallejo” cuya primera
edición es de octubre del año 2007, la segunda de enero del año 2008 y
la tercera de diciembre del año 2009.
6. Casa
afectiva
Otra
iniciativa ha sido, en la campaña por la restauración del monumento a
César Vallejo en el Campo de Marte, que sugerimos que, al reinstalarse
en el lugar, aquel parque en el cual provisionalmente fuera acogido, que
allí se erigiera un monumento a César Vallejo y a Georgette juntos. Y
así se ha cumplido, instalando los bustos de ambos adalides.
¿Por
qué lo hicimos y lo continuamos haciendo? No simplemente porque es la
esposa ejemplar, que había sido satanizada por una clase intelectual
nefasta, sino por las siguientes razones fundamentales:
Porque
ella cumplió con algo trascendental en dos dimensiones. La primera:
conservando, custodiando y defendiendo las obras del poeta.
Y
esto es un mensaje para la vida de los seres humanos en general, pero
más para quienes son consortes de seres humanos que lo han sacrificado
todo por forjar un mensaje humano auténtico y comprometido con la
comunidad, porque conservar y proyectar las obras es importante y
fundamental.
Y,
la segunda razón es quizá más valedera para la familia y el hogar
contemporáneo; cuál es el haberle sido fiel a él en la vida y más allá
de la muerte y eso nos llena de un profundo respeto, cariño y adhesión.
Fue una mujer fiel y eso duele a los corruptos.
Por
eso, Capulí ahora es su hogar. Porque estamos aquí todos quienes
queremos a Georgette, porque entre nosotros habita el espíritu de César
Vallejo, y el la amó entrañablemente. Esta es la casa afectiva que ella
nunca tuvo.
7. Las llaves
del tabernáculo
Este
es su hogar, su fogón, su teja matriz, donde ella es el centro de esta
emoción primigenia, porque Georgette supo ser para César Vallejo esposa,
madre, hermana, compañera, camarada y combatiente.
–
En cambio, nosotros como ciudadanía en general, pese a que César
Vallejo nos representa y nos llena de orgullo, hasta ahora no hemos sido
responsables, ni hemos sido buenos guardianes ni custodios de su obra.
Porque
ella entregó todos los originales de Vallejo a la Embajada del Perú en
Francia y fue providencial que esos documentos no se perdieran, porque
fueron abandonados para que el viento, la humedad y la desidia lo
esparcieran y terminaran desapareciendo para siempre.
Solo
cuando ella pudo volver y trepar por una ventana al ver que las obras
originales de las obras inéditas yacían esparcidas por el suelo, las
juntó una por una hasta sangrarle las rodillas pudiendo ella volver a
rescatar todo ese inmenso legado como hojas esparcidas en el suelo en un
local abandonado.
No
hemos cargado a cuestas, y viviendo a salto de mata en plena Guerra
Mundial, como ella lo hizo en Europa y aquí, la obra portentosa de
nuestro mayor genio universal: César Vallejo. Las obras, que son para
nosotros los nuevos evangelios y nuevas sagradas escrituras. Ella las
salvó. Por esa acción ella tuvo y tiene las llaves del tabernáculo. Sin
ella saberlo y más bien como un designio.
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