PADRE DEL TIEMPO
Vengo
del mundo,
con mi barca
de mil vientos
que remaron
cien idiomas.
Arribo
a tus tradiciones.
Oruro
padre del tiempo
recio lago
de quimeras.
Vengo
del orbe,
en la búsqueda
- confiada –
del amén
de tus plegarias.
Mi bitácora
arrodillada
ante el seno
de esa Madre
que cobija
tus leyendas.
Dulce manto
- sal y estaño
–
aguayo
del altiplano:
¡susurro
de inmensidades!
Oruro
padre del tiempo
vengo del mundo,
buscando
tu esencia
mágica.
¡Socavón
de los enigmas!
Una estrella
amotinada
guía y rige
mis alforjas:
¡Un resumen
de galaxias!
¡Resplandor
del arco-iris!
En lejanos
meridianos,
en distantes
latitudes:
Alguna pirámide
adusta,
algún
laberinto
insólito,
predijo
a mis avatares
un prodigio
de prodigios:
Cuando
la excelsa
Diablada
de mascarones
gloriosos,
transmigre
su salto
en salmo.
Cuando
la fiel Llamerada
de confites
y arrogancias,
se trasmute
en rogativa.
Cuando
los Tobas
de fuego,
en gimnásticas
pupilas
broten
al llanto
su rezo.
Cuando
la fiel
Cullaguada
nazca
su savia
en parábolas.
Cuando
la fe
hecha brío
del don
de los Caporales,
inflame
en liturgia
su danza.
Cuando
el Tinku
- duro ancestro
–
de tradiciones
marciales,
redima
su sangre
en rezo.
Cuando
el Pujllay
de Yamparaez
- promesante apasionado –
trasfigure,
su ballet,
de:
las espuelas
las
monturas,
los ponchines,
en parábola
nazarena.
¡Sortilegio!
¡El Milagro!:
En un corso
de galaxias.
La Virgen
- Suprema Madre –
descenderá
del Pie de Gallo.
¡Levitantes esplendores!
¡Un hechizo
de infinitos!
Y con la Luz
de los enigmas,
bendecirá
socavones,
en pos
del Nina-Nina,
dormido,
Chiri-Chiri
de los pobres,
Don Anselmo
Baldavino.
Y,
¡prodigio de prodigios!:
¡Resucitar
del hombre
en vetas!
Magnitud
de lo quimérico,
hecho
carne
y real
substancia.
Entonces,
arrodillados
-en verdad
lo apreciaremos-
con el alba
promesante,
ornada
por los acordes
de todas las bandas
del
cosmos,
el susurro de una voz:
¡la del Nina-Nina,
justiciero!
Que
enunciará
con voz
de “taita”:
-Peregrino
de los vientos,
del los senderos
del orbe:
-Orna a mi Madre
La Virgen,
del Socavón
la “mamita”
Trae risas
con sus mieles.
Tus derrotas,
con sus facies
de glaciares.
Tus tormentos,
de cadenas
lacerantes.
Trae tus triunfos,
de laureles.
encendidos.
Piensa
siempre,
que en su seno,
tus congojas.
tendrán
manto de alegría.
-Y ama a Oruro
tierra afable,
noble albergue
a tu cansancio:
¡La tierra
de tus
hermanos!
Xanadú de San Isidro, verano del 2015
EDMUNDO TORREJÓN JURADO