ESTHER GRANADOS PICA SU PARIHUELA
Víctor Castro Achuy
Laredo. Trujillo. Perú.
¡Qué viva la jarana! D. Vicuña Villar,
tu sentida décima ha vuelto
tocando guitarra en un puerto.
Esta noche, un vals frente al mar,
oye : "Solita me jaraneo". Sin más,
Esther Granados vuelve a reír.
Y, tiempos pasados, al vivir,
destapan viejos tinajones,
banderas y lechugas de rincones.
Típicos cielos para compartir.
.
Felicitando la tradición
tu amiga mancha del "Savarín",
se recarga con pisco al sufrir
por quien la jarana enlutó.
Sin embargo, aquí, calor
de candela viva atiza
requiebros y camotes de Chincha.
Ya vienen más cajoneros.
Vienen alegres, como en juego.
Esther, pide un mero con chicha.
Poeta. En precisos momentos
que a tu escrito pusiste requinto,
te miré como angelito,
bailando en punta de dedos
el "Toro mata" de invierno.
Tanto por calles de Canta
como por Barrios Altos de Lima.
"Quiebra", "dale". Valses de primera,
y marineras con segunda.
¡Qué picantería, de miel y vida!
Pero hoy, el estado de gracia
de un vals, camina plantado.
Sus tres por cuatro enlutado
anda como médico en Mala.
Quiera Dios, hoy, y no mañana,
siga viva "La flor del pantano".
Mientras como globalizado,
rico folclor pica y trina.
¿Qué dirán barrios y esquinas
del criollismo : Rímac y Barranco?
"Las cinco grandes de la jarana".
La limeña sobre fuego.
La sostenible por olas de besos.
Hoy día, llega tu presencia,
tus "Suspiros" de empatía :
_ Vamos, a picar un vals.
_ Vamos, hay vals, vamos a sepultar
la muerte con jarras de lluvia.
_ Vamos, hay lluvia de plumas.
Un día más, vivir y volar.