Las cartas de Carrión
The Carrión’ letters
Ángel Gavidia Ruiz*
RESUMEN
Se
analizan 18 cartas familiares que constituyen el epistolario conocido de Daniel
Alcides Carrión, relevando los datos que permiten conocer su vida estudiantil,
sus relaciones familiares y sociales, su relación con la Guerra del Pacífico y
las pos-guerra, y la enfermedad con la que fallece.
Palabras
clave: Cartas de Carrión, enfermedad de Carrión
SUMMARY
This is an analysis of 18 family letters from de correspondence of
Daniel Alcides Carrión that provide some insights about his time in college and
his family and social environment. It also covers the influence of de War of
the Pacific in his life and the disease that ended it.
Keywords: Carrion ‘letters, Carrion’ disease
1. Generalidades
Mucha tinta ha corrido en torno a Carrión y su epopeya. Mucha de
ella, desgraciadamente, sin el rigor
necesario por la inconsistencia de las fuentes de las que se ha nutrido. Documentos
tan importantes como las historias clínicas de los pacientes afectados con
verruga que él siguiera así como el diario que registra su última enfermedad,
aparecieron publicados después de un año
de su muerte y han suscitado dudas en algunos investigadores planteando la
posibilidad de que hubieran sido manipulados (1). Pero hay un grupo de cartas
familiares que el héroe escribió de puño y letra y otras, en las que fue el destinatario, cuya autenticidad no ha sido puesta en tela
de juicio y que nos ofrece
un camino medianamente sólido en este sostenido
intento por acercarnos al Padre de la
Medicina Peruana.
Son dieciocho cartas escritas desde el 12 de marzo de 1877 al 18 de setiembre de 1885; es decir, un
lapso de nueve años que comprende su
ingreso a la Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos, su admisión
a la Facultad de Medicina de San Fernando, la guerra con Chile y la postguerra inmediata que en realidad es la
guerra civil entre
Iglesias y Cáceres.
Carrión es el remitente de doce de estas misivas
siempre desde Lima; de las seis restantes la autoría se divide por partes iguales
entre su padrastro, don Alejando Valdivieso, su madre, doña Dolores García ambos desde Cerro de Pasco
y su medio hermano, Teodoro Valdivieso
Navarro también desde Lima. De las cartas firmadas por Carrión, ocho tienen por
destinatario a doña Dolores y cuatro a don Alejandro (2,3 ).
No son, obviamente, todas
las cartas que Carrión escribió. Son apenas una minoría como se deduce de estos textos: Recibí su última, fechada el tres del
presente, y muy estraño me ha sido en ella el que me diga U. que no ha recibido
carta mía, siendo esta la quinta que le escribo desde mi llegada á esta capital
(Carta de Carrión a doña Dolores fechada el 9 junio del 1882.Las citas las hemos hecho
respetando la caligrafía que se muestra en los materiales que hemos manejado). Está
sobreentendido que no se refiere a la
primera vez que vino a Lima, sino a un arribo en fecha más reciente. Con Hermojenes he tenido el gusto de ler
tu cartita del 8 de pte, así como otras q.
me has dirijo y q. me he impuesto de ellas con la mayor complacencia
sintiendo no contestarte como es debido por mi vista y la cabeza que la verdad
no está en su sitio (Carta de don Alejandro
Valdivieso a Carrión).
Carrión, era, pues, un
prolífico escribidor de cartas familiares. No perdía oportunidad para dirigir,
aunque fueran tan solo unas líneas. Un paisano, un amigo, un ocasional viajero,
un arriero, el correo eran circunstancias propicias para que Carrión escribiera
(2).
Las cartas están escritas
en lenguaje sumamente sencillo, algunas
con evidentes errores ortográficos y de sintaxis; pero cumplen el objetivo principal: comunicarse.
Aunque sólo se trata de cartas familiares, está claro que Carrión no era un
estilista. Se nota, sin embargo, una
evolución positiva conforme avanzan los
años. En 1877, cuando Carrión tenía 20
años y era un flamante ex alumno del Colegio Guadalupe, le escribía a doña
Dolores: Deseo que su santo lo pase U.
bien el año entrante sea que vaya ahora sea que no vaya yo tendre el placer de
estrecharla entre mis brazos. Ocho años después, cuando Carrión cursaba el sexto año de medicina, escribe una emotiva carta a don Alejandro
tratando de consolarlo por la muerte de su Sra. madre: Conformidad, querido papacito,
por su salud, por sus hijos y demás familia; conformarse con aquel
acápite de la Sta. Biblia que dice. “Si de Dios recibimos los bienes, por que
no hemos de recibir los males”.
Los vocativos usados por Daniel
son formales. Cuando se dirige a doña Dolores: Respetada, querida o estimada mamá. Cuando el
destinatario es don Alejandro usa invariablemente “Respetado papá”. Hay sólo una carta en la
que el vocativo es más cariñoso, la del 20 de marzo de 1877: Mi jamás olvidada
mamá. Su hermano Teodoro, en cambio, se
dirige a su madre diciéndole “Querida mamita”. Doña Dolores es mucho más
expresiva que Carrión: “Mi querido y no olvidado hijito de mi corazón”, le dice
en una de sus cartas. Los vocativos de
las cartas de don Alejandro son: “Mi querido Daniel”, “Mi querido Danielito”.
Las cartas de Carrión a su
madre terminan con el mismo estilo: “Sin mas, su hijo” “Sin mas, deseo que lo
pase U. bien y mande en el corazón de su hijo”; las dirigidas al Sr. Valdivieso tienen una despedida algo
más variada “Sin mas, su hijo” o “Sin
mas, su ato. y SS” o “Sin mas, su respetuoso hijo”.
En el contenido de las cartas de Carrión a sus
padres, este señala una y otra vez la falta de tiempo por la exigencia que le
imponen sus estudios; manifiesta el temor que no lleguen algunas de las cartas por el albur al
que obliga la guerra; en una de las
misivas habla de una suerte de censura; en otra, expresa cierto cansancio y deseo que
la guerra termine pronto lo que de alguna forma suponía un distanciamiento implícito de Cáceres; está
clara, también, una negociación difícil aunque respetuosa con Alejandro
Valdivieso, el esposo de la madre de Carrión, en lo referente a los gastos que
demandaba su vida en Lima, negociación que en una de las últimas cartas que
escribe, incluye la esperanza, casi la promesa, de que en 4 meses (y es
agosto) dejará de depender económicamente de su padrastro; en fin, hay líneas
que revelan el anhelo de que toda la
familia viva en Lima; Existe además e invariablemente, a pesar de las difíciles circunstancias en
las que fueron escritas estas cartas, un lugar para enviar saludos “a las
amigas y amigos que pregunten por mi”, a la familia y a otras personas de nombres específicos, y una resignación
constante y firme frente a la voluntad de Dios. Pero no hay una sola palabra de
su decisión de participar en el concurso
que había lanzado la Academia Libre de Medicina y que lo llevaría a inocularse el material de una lesión verrucosa; ni
siquiera cuando ocho días antes de su muerte le da cuenta a don Alejandro de su precario estado de salud.
Distribución de las cartas de acuerdo
al año de remisión, lugar de origen remitente, destinatario y lugar de
residencia del distinatario
2. Los estudios
En las dos primeras cartas,
que corresponden al 12 y al 20 de marzo de 1877, Carrión solicita a su madre le
envíe su “fe de bautismo” “que me
interesa mucho para poder matricularme”. Se trataba de la matrícula en el
primer año en la Facultad de Ciencias. En cartas subsiguientes habla de estar abocado a sus labores
académicas, en algunas preparándose para los exámenes que curiosamente han de
ser dentro de dos o más meses; en otra, que acaba de dar examen, que está
esperando el resultado, pero que sigue estudiando; manifiesta así mismo que varios
de sus despachos no son más extensos por la escasez de tiempo debido a la exigencia del estudio; en la última carta, viendo que su hermano
Teodoro no se esfuerza como debería, le
dice a don Alejando que desde el próximo
mes comenzará a estudiar “un competente
número de horas” en las noches con él.
Es la carta fechada del 26 de setiembre
de 1885. Pero ya no habrá un próximo mes.
Hay una carta sin fecha de
don Alejandro, que por varios indicios debe haber sido escrita entre 1883 y
1884, en donde, dando respuesta al deseo
de Carrión de ir a estudiar al extranjero, le dice: Ya comprendo el asunto de q. me hablas de acabar tus estudios en Europa
en donde sin esfuerzo conozco sus ventajas; pero debo decirte q. en las
actuales circunstancias de crisis y cambio de este país no es posible pensar en
ello. Tu estudias felizmente hasta ahora con buen éxito y es prudente seguir en
Lima en donde es mas posible sostenerte y de donde han salido también médicos
de 1ª clase, cuando menos hasta q. te recibas de practicante con tu respectivo
diploma. Más allá don Alejandro reconoce las condiciones intelectuales de
Carrión: “la contracción y formalidad con
q. la providencia te ha favorecido”
Carrión tenía como
prioridad número uno la actividad académica. Hay una carta que le dirige a su madre dándole razón del viaje de su
padrastro al norte. Don Alejandro va muy enfermo en busca, justamente, de
mejores condiciones climáticas para sus torturantes dolores “de cintura”.
Carrión le dice: Lo acompañan Eloy y un
joven Carreño, yo no lo he hecho, por convenir así a mis estudios, al cuidado
de Teodoro y quizás á las órdenes de papá.
3. La guerra
El 6 de junio de
1884 doña Dolores dice desde Cerro de Pasco: aquí estamos todos los días con miedo de que la montonera que nos rodea
por todas partes una escases tremenda de todo hay, Carrión en una carta dirigida a doña Dolores
el primero de setiembre de 1884 dice: La
dirijo la presente (…) solo para
quitarle la idea de que U. creyera que algo nos hubiera pasado en el sangrientísimo combate que tuvo lugar el 22 del mes pasado. (…) La
que llevamos aquí, no es vida, pues pasan cosas nunca vistas, pero felismente
respecto a nosotros no hay nada. En
enero de 1885: Se cree que Cáceres
vá á entrar ya en arreglos pacíficos.
En julio dice en una carta cursada a su padrastro: En política hay muchísimas novedades; pero desgraciadamente nada puedo
decirle, por temor; algo sabrá U. por los diarios. Cerraron la imprenta del
“País” por su furioso editorial. Al “comercio” le pusieron una multa de 500 soles
plata por comunicar noticias del interior. No sé cual será el curso que tomen
las cosas en el presente mes, todo está por hoy muy oscuro y muy misterioso.
El 8 de agosto: Hasta hoy no he podido
tener comunicación de Cerro, lo mismo que todos los que estamos en idéntica
situación, lo cual no es extraño, puesto que Canta y Chicla ya están ocupadas
por las fuerzas del general Cáceres. Y el 26 de setiembre: Al fin ya han salido dos divisiones á batir
a las fuerzas del general Caceres. Es posible que en el mes entrante este ya
resuelta la situación. Lo que confirma una posición contraria a la del
guerrillero ayacuchano.
Y ¿qué
“sangrientísimo combate” hubo en Lima el 22 de octubre de 1884? Cáceres intenta tomar la capital el 27.
4. La dura economía
Carrión padeció de estrecheces económicas. La mesada que le
asignó su padrastro de 400 soles cubría ajustadamente el 80% de sus gastos. Esto se agravaba por
episodios de interrupción de las vías de comunicación a Cerro de Pasco que
hacían que la misma se atrasara. En la
carta del 8 de agosto dirigida a su padrastro le dice:
Sé que lo que paso á indicar
lo vá á molestar quisas un poco, pero dada la violenta situación en que me
encuentro me impele irresistiblemente a hacerlo.
(…)
No cuento como Ud. ve sino lo indispensable
para vivir y estudiar.
Agrupándolos:
Comida mensual 300
Arrendamiento de casa 134
Ropa blanca 25
Velas y fósforo 25
____
Total......................................S/. 484
.
Como sale por esta cuenta, me es imposible sostenerme durante los cuatro meses que me restan para
irme, con los 400 S/. que me da mi madrina por órden estricta de U. y como esta alza no me ha venido desde ahora
poco y ya no tengo esperanza de que me destinen me he visto obligado a no pagar
todavía el hotel, por pagar la casa (…) Haga U. este sacrificio por estos
cuatro meses lo que es para el año entrante, mi plan está ya casi trazado y
creo que no le será oneroso en lo menor.
Además como le hablé tengo que mandar componer la mayor parte
de mis camisas lo cual creo no subirá de
50 soles. También me hará el servicio de dar una ordencita para ello.
Un
año atrás, el 29 de abril de 1884, don Alejando Valdivieso escribe:
Hoy mando al Dr. Bao una letra y pídele lo q. necesites, pero vuelvo á repetirte q. hagas toda economía posible por q. mas no puedo en el tiempo q. atravieso; por eso es q. me parece mucho tu mesada de S/. 450. Tanto eso como esto y todo el país esta malo, pero yo no gasto 450 por persona, debes ver un hotel cómodo y contratar q. asi es mejor y asi el cuarto y demás.
No he girado antes p. q. el Dr. me dijo q. aun tenia y lo q.
es peor q. no puedo por q. no tengo
fondos en esa, te parece q. no es mas que girar en el acto; pues tengo q. calcular mi giro y asi hacerlo
p.a no avergonzarme, nadie sabe lo q.
uno pasa (…) Luego me dices q. a vta de correo otra letra por S/.60 pedidos á L
atorre (…) lo q. es no estar montado en este burro trotón (negocios) q. á
tan mal paso nos lleva en estos tiempos. (4)
Don Alejandro Valdivieso
Riofrío aparece como un manicorto contumaz tanto en las cartas que él dirige
como en las de Carrión. Pero quizá esta conducta pueda estar justificada por
los tiempos de guerra que se vivía aparejada a la crisis y a la incertidumbre
que todo esto conlleva, más en un hombre de negocios como él y con la salud resquebrajada.
5. En torno a la familia
La familiar nuclear de Carrión estaba
constituida por don Alejandro Valdivieso Riofrío de nacionalidad ecuatoriana y
padrastro del héroe; doña Dolores García Navarro, la madre; Teodoro Valdivieso
García, el mayor de los medios hermanos, y Mario Valdivieso García, el último
hijo de la pareja Valdivieso- García. En el lapso que registra la
correspondencia Daniel está en Lima y
Teodoro viene en los últimos años a estudiar también a la capital.
Igualmente, en 1885 don Alejandro viaja
rumbo al norte, Ecuador, Piura, en busca de un clima que alivie el terrible lumbago que
padece. Mario permanece en Cerro primero
acompañando al matrimonio y luego sólo a
doña Dolores.
Las relaciones familiares de Carrión fueron
armoniosas. Se desarrollaron en un ambiente de afecto y de respeto incluyendo
las que mantenía con su padrastro
5.1. El padrastro
Aunque no creo que Carrión
hubiera podido suscribir totalmente las palabras que Neruda dijera de su madrastra: “me parece
increíble dar ese nombre (madrastra) al ángel tutelar de mi infancia”, es evidente que don Alejandro asumió con
solvencia un rol de padre, incluso cuando negociaban a cerca de las mesadas, tengo
la impresión que don Alejandro terminaba cediendo. Por su parte Carrión le
tenía respeto y cariño y se preocupaba de los problema de salud que lo aquejaban (“tu papá siempre
sufriendo con sus males principalmente de la
sintura es una vida mártir la que tiene será lo que Dios quiera”,
dice doña Dolores el 6 de junio de 1884).
Don Alejandro era, como hemos dicho, un hombre de negocios al parecer próspero
pero que no pudo evadir los estragos de la guerra. En la carta sin fecha le
dice Alejandro a Carrión: Una vez la paz
firmada es cuando sabré lo que tengo del
trabajo de 22 años. Hace tres que creí tener algo pero hoy no sé con cuanto
contaré… Podemos colegir que es, también, un hombre honorable. Se preocupa
obsesivamente que sus giros tengan fondos “para no avergonzarme”, le dice a
Daniel.
5.2. La madre
Doña Dolores García
Navarro fue una madre casi vallejiana. Vallejiana en el dolor y en la maternidad.
Tenía sus dos hijos mayores, Daniel y Teodoro, lejos de ella. Dolorosamente
lejos de ella. En una carta del 6 de junio de 1884 le dice a Carrión “Teodorito esta sufriendo de cólicos y no
tiene quien lo cure es preciso que vayas jueves y domingo y loveas locures dale
algunos remedios tu be por tu hermano y el vera por ti hay hijo estan en
tierras estrañas es el unico consuelo que me queda que estan los dos para verce
unos á otros hay quisiera que beas este corazón destrosado por UU de dia y de
noche pensando en la suerte oporbenir de todos queme desespera los domingos que
salga tu hermano coman juntos y lleva una razón cuanto gastas los domingos”. Sin
embargo también tiene un espacio para la
coquetería (¿femenina?) :havisame silo
han arreglado mi traje que llevaron siesta mandame en las cargas de don Juan. En otra carta del 13 de diciembre 1884
donde, entre otra cosas, le pregunta por el resultado de sus exámenes y por la
vida estudiantil de Teodoro, le dice, también “Te entregara veinticinco mi compadre para sigarros dispensame” ¿Fumaba
Carrión o es esta una expresión equivalente
a la que decimos ahora para subrayar la
modestia de la dádiva “para tu gaseosa”?
5.4. Teodoro, el primer medio hermano
Teodoro Valdivieso García
es el mayor de los medios hermanos de
Carrión. Al parecer carece de la constancia y del temple de Daniel. La primera
vez que vino a estudiar a Lima retornó a Cerro porque no se acostumbraba. El 9 de junio de 1882
Carrión le escribe a su madre: Respecto a
Teodoro no tenga U. la menor preocupación, pues el no esta tan grave como UU lo
creen, no quiere quedarse en esta, porque dice que no se acostumbra, asi es que
pronto lo tendra U. en esa. Pero en 1884 las cartas hablan de Teodoro ya
estudiando en Lima. Al parecer la adaptación a la capital y la exigencia
académica fueron, en él, difíciles y penosas. Llama la atención el reiterado
reclamo de doña Dolores y también de don Alejandro para que Carrión pusiera más
atención en su hermano: ¿No le daba Carrión el afecto y el cuidado necesarios? Teodoro es tierno y sensible, quizás por eso
le fue tan difícil su aclimatación limeña. El 9 de enero escribe desde la
capital a su mamá: “Con grande placer
tengo el gusto de ponerle estos renglones, con el objeto de comunicarle la
llegada de mi papacito que ha llegado bastante bien y hoy tengo el gusto de
estar con el y asistirlo en su enfermedad”, y el final de la carta en la
que Teodoro le informa a doña Dolores del deceso de Carrión, anota: En fin querida mamita no soy tan basto
porque mi espíritu no puede abanzar mas por que al pronunciar el nombre de
Daniel no sé que me pasa en otro dia relatare á U. todo y mas claro y U. mande
como guste en el corazón de este su desgraciado hijo que hoy se encuentra solo
y sin ningún apoyo en esta capital y B.L.M.
De las dos cartas que
conocemos de Teodoro es fácil deducir que expresaba más fácilmente sus afectos
y emociones que su hermano mayor.
5.6. El cholito Mario
Mario Valdivieso García
fue el último de los hijos del matrimonio Valdivieso-García. Figura casi en
todas las cartas como una presencia muy querida. El cholito Mario le dicen en
sus cartas. Carrión le instaba a leer
para que también vaya a Lima a estudiar. La última mención es la de Teodoro en
la carta que reseñamos líneas arriba: a
mi cholito Mario dele U. un abrazo a mi nombre y póngale U. un luto.
6. La vida social
Todo hace ver que la vida
social de Carrión fue intensa. Que anduvo muy relacionado con sus paisanos.
Cerro de Pasco comerciaba intensamente con Lima. Todas sus cartas nombran variados
personajes y casi todas también terminan enviando saludos. El 9 de junio de
1882 finaliza una carta a su mamá así: Saludo á mi nombre á todos los amigos y amigas que por mi
preguntan. Vale, y el 21 de mayo de 1884, en una carta también para doña
Dolores, muy corta, justifica lo
lacónico de su envío así: no soy mas
estenso por aprovechar del dador que se vá con mucha rapidez y así no me da
tiempo para mas. Sin embargo tiene
tiempo para esta posdata: Saludos a mi
nombre a la familia y amigos. Vale. Por otra parte Carrión es comisionado a
hacer entrega de dinero a diversas personas, a visitar en la cárcel a uno que
otro conocido, y hasta apoyar por sugerencia de su padrastro y por ser un hecho
justo la correcta repartición de una herencia con herederos poco claros, uno de
los cuales, una hija natural del occiso tenía el riesgo de ser excluida de la
partición: No olvides este punto por
compasión á esa infelis y con los tagarotes de Juan y Ca q. al fin son de Huariaca. Este hecho habla
por sí solo del ascendiente que tenía Carrión entre sus paisanos.
7. Los anhelos de Carrión
En cuanto a lo que
podríamos llamar los anhelos de Carrión, uno fue irse a estudiar a Europa como
lo demuestra esa carta sin fecha que
puede corresponder a 1983 o 1984; deseo que colisionó con la disponibilidad de
don Alejandro a solventarle los gastos de su estadía allá. El 22 de junio de
1885 le escribe a doña Dolores: Creo que
pronto se resolverá que U. venga á estar en compañía de nosotros y yo lo ansio
vivamente, porque yo estoy bastante cansado de separación. César Vallejo en
una carta cursada desde París a su hermano en ocasión del deceso de su madre le
dice: ¡A qué me sabía un destino tan negro, lejos por siempre jamás de nuestra
madrecita del alma! (5). El mismo provincianísimo arraigo familiar. Carrión
continúa en la carta que referimos: Abrigo la esperanza de que mi papá mejorará
mucho en Piura y quizá obtendrá una curación completa y llenado este fin y el
vivir todos juntos en esta es una causa que halaga mucho mi corazón.
Los planes inmediatos de
Carrión eran independizarse económicamente en un plazo de cuatro meses, así lo
explicita la carta del 8 de agosto de
1885 dirigida a don Alejandro: Haga Ud.
este sacrificio por estos cuatro meses, lo que es para el año entrante, mi plan
está ya casi trazado y creo que no le será oneroso en lo menor.
8. Enfermos, enfermedades, epidemias
En estas dieciocho cartas
figuran también múltiples patologías, algunas de ellas encaramadas en personas
con nombre propio, otras como epidemias y otras que han sido simplemente mencionadas.
“Respecto á Teodoro no tenga U. la menor preocupación, pues
el no esta tan grave como U.U. lo creen, no quiere quedarse en esta, porque dice que no se acostumbra, asi es que
pronto lo tendrá U.” escribe Carrión acerca de su hermano. ¿Teodoro estaba
somatizando?
“El invierno esta con mucha fuerza y gracias á ello la desaparición de
la fiebre amarilla, pero en su defecto hay muchas enfermedades y con
especialidad tercianas” anota el 21 de mayo de 1884.
Doña Dolores el 6 de julio
de 1884 le dice a Carrión que su hermano, ya establecido en Lima, está
sufriendo de cólicos y que su padre, en
Cerro, sigue con su insufrible lumbago. En esa misma carta le pregunta sobre sus tercianas : no me dices como estas de las tercianas havisame todo, le inquiere.
El 5 de enero de 1885
Carrión le da a don Alejandro este dato
¿curioso?: Los homicidios y
suicidios se van realizando con alguna frecuencia.
El 18 de julio trasmite a
su padrastro las noticias alcanzadas por doña Dolores y entre ellas está la
siguiente: Los hijos de Úngaro salvaron
todos. Los que se enfermaron posteriormente , casi todos sucumbieron. ¿Qué
enfermedad tan agresiva los alcanzó?
9. Enfermedad y muerte de Carrión
La
última carta que de Carrión que figura en el grupo data del 26 de setiembre de
1885 y está dirigida a don Alejandro Valdivieso. En ella Carrión dice lo
siguiente: Seré algo breve en mi presente
comunicación, pues me hallo en periodo de convalescencia y además no tengo gran
cosa que decirle. El Sábado pasado, día en que le escribí mi última
correspondencia, como a eso de las 11 de la noche y estando ya en cama, fui
acometido de fortísimos escalofríos seguidos poco después de elevadísima
fiebre. Me he encontrado acometido pues de una fiebre remitente, igual a la que
le atacó a Teodoro estando U. en esta, solo sí, a mí se me ha quitado la fiebre
mucho antes que a él, lo cual se deberá probablemente al tratamiento enérgico y
á tiempo oportuno que se ha empleado en mi persona. Estoy todavía con el
derrame ictérico, falta la apetencia. He pensado así tomar mañana un purgante
algo fuerte y suspender el sulfato de quinina y el salicilato de sodio.
Da
la impresión que el estudiante cerreño creyera que estaba afectado de paludismo
por la referencia que hace a un cuadro febril parecido al sufrido por su
hermano y el sulfato de quinina que estuvo administrándose que según sus propias palabras
ha conseguido hacer remitir la fiebre
más rápido que en el caso de Teodoro. Así mismo pareciera que Carrión se
siente mejor: estoy en el periodo de convalescencia, dice y ya sin fiebre.
Aunque en esta misma carta anota también lo siguiente: En cuanto se acerquen mis exámenes yo le comunicaré, pues este año me
es forzoso salir de la capital. La enfermedad y los estudios me están
arruinando bastante.
Teodoro le dice a su mamá el 18 de octubre del mismo año “el ha muerto por su constitución física tan débil el primer periodo de la verruga la paso
regular pero el 2º ya no pudo resistir”
10. El diario y la carta del 26 de setiembre
El 26 de setiembre de 1885, el mismo día que Carrión
escribió la última carta conocida a su padrastro contándole su enfermedad,
escribió en su diario lo siguiente: A partir
de hoy me observarán mis compañeros, pues por mi parte confieso, me sería muy
difícil hacerlo.
Más abajo dice:
M. (á las 8h.) 37ºC Palidez considerable en la piel y
mucosas, sentimiento de debilidad general, quebrantamiento, inapetencia,
facultades intelectuales en perfecto estado. Pulso blando y frecuente (100p.)
Respiración normal. Soplo suave y ligero en la base del corazón y en el primer
tiempo, no lo hay en las arterias, se queja siempre de sus dolores, que sin
embargo asegura no son muy frecuentes. Los calambres se manifiestan una que otra vez, ha tomado muy poco alimento
y una pequeña cantidad de vino.
Contrariamente a
esta actitud de tirar los remos, en la
carta en mención aparece animado y como él dice, experimentando una recuperación más rápida de la que tuvo su
hermano Teodoro, si bien es cierto, también, que hay una línea
que dice: la enfermedad y los estudios me están arruinando bastante.
“El sábado
pasado”, al que se refería en la carta fue el
19 de setiembre y, de ese día, el diario dice : El 19 por la mañana como en el día anterior ( y el día anterior : en
la mañana bastante bien, en la tarde
ligera descomposición de cuerpo, la noche en estado normal); en la tarde el malestar general se marcó
bastante, como nunca; en la noche á las 8 he tenido un calambre fuerte en la
extremidad abdominal derecha. A las 11 y 30 gran decaimiento y postración,
media hora después fortísimos escalofríos cortos y repetidos que me hacían
castañetear involuntariamente los dientes; habiendo desaparecido el escalofrío,
algún tiempo después me quedó una postración suma y una sensación general de
calor quemante; se despertó enseguida una fiebre elevadísima, que me fue
imposible marcar por medio del termómetro, porque no podía ni moverme en la
cama. Los dolores se habían generalizado en todo el cuerpo; así sentía
cefalalgia gravativa, dolor constrictivo en el tórax y paredes abdominales,
dolores óseos, articulares, y musculares en los miembros; dolores momentáneos
que seguían el trayecto de ciertos nervios, otros que se manifestaban en el curso
o dirección de algunos músculos tales como el bíceps braquial y los de la
región externa de los antebrazos y piernas. Estos dolores se aumentaban por la
presión o el trabajo al que sometía voluntariamente dichos músculos.
No me mantenía mucho tiempo en una misma posición, que
muy pronto se me hacía insoportable; á cada instante la cambiaba sin poder
hallar comodidad, descanso alguno.
Tuve insomnio producido tanto por la fiebre como por
los dolores. Se verificaron algunas cámaras. En fin, como a las 5h. a. m. dormí
un poco y sudé bastante despertando a las 8h.
a. m. bastante regular. Me
levanté, pero viendo que la temperatura se elevaba a 39º4 y que el decaimiento
se pronunciaba instante por instante me recosté en un sofá en donde quedé
postrado todo el día, sin darme cuenta de lo que pasaba en mí, y esto por el espacio
de siete horas aproximadamente. Me hallaba en un sopor que
se asemejaba al coma. A las 5 de la tarde de dicho día veinte como no había almorzado por encontrarme en ese estado
quise comer, pero tenía una anorexia tal, que solo la vista de los alimentos me
provocaba náusea; no pude, pues pasar alimento alguno. La sed que tenía era devoradora.
En la noche la temperatura subió a 39º8.
Los dolores seguían lo mismo, despertándome á más de
los que he mencionado, uno fijo en la articulación de la falange con la falangita
del dedo meñique de la mano izquierda, con un poco de infarto y otro muy fuerte
en la articulación radiocarpiana de la mano derecha.
La orina era escasa, de color rojo, oscuro y muy
sedimentosa.
En el diario, el
día 22 se da cuenta que estaba ictérico, pero la fiebre comienza a descender
desde el 23. Llevaba dos días afebril
cuando escribió la carta y prácticamente siguió así hasta su fallecimiento.
El diario, a
esas alturas y llevado ya por sus
compañeros, registra que el 28 (dos días después de escribir la misiva
a don Alejandro) se da cuenta que: “los síntomas que siento no
pueden ser otros que los de la invasión de la verruga, a la que muy en breve
seguirá el período de erupción, y todo desparecerá”. Sin embargo, dice el
condiscípulo que registra los datos, “de
esta aparente tranquilidad, bien se conocía que no dejaba de comprender la
gravedad de su estado” (6).
11. Conclusiones.
- Carrión fue un estudiante de medicina perseverante y consagrado
- Quiso concluir sus estudios en Europa
- Desarrolló una marcada vida social, particularmente con sus coetáneos
- Tuvo ascendiente entre sus paisanos
- Creyó en Dios
- Mantuvo buenas relaciones familiares incluyendo en ellas a su padrastro
- Sufrió moderadas restricciones económicas
- Cerca al mes de junio de 1884 Carrión presentó “tercianas”
- No simpatizaba con Cáceres
- Hasta 8 días antes de su deceso creyó que tenía paludismo
- Ocho días antes de su muerte le comunica a su padrastro de por los menos dos planes a llevar a cabo los próximos meses.
- En ningún momento informó a sus padres de la decisión de estudiar la verruga peruana experimentando en su propio cuerpo.
13. Fuentes bibliográficas
- Murillo J, Salaverry O, Walter M y Col. Daniel Alcides Carrión y su Contribución al Imaginario Cultural de la Medicina Peruana. Anales de la Facultad de Medicina UNMSM Vol. 63 Nº 2,p 141-159, 2002
- Matallana G. Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional. Fondo Editorial de la UNMSM, Lima 2001, p.555-570
- Cartas de Daniel Alcides Carrión exhibidas en el Museo de la Facultad de Medicina de San Fernando.
- Deza L. Daniel A. Carrión. Colección Forjadores del Perú. Editorial Brasa S. A. Lima 1994. P81-83
- César Vallejo. Correspondencia completa. Pontificia Universidad Católica del Perú. 2002 p.61
- Matallana G. Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional.
*Médico
Internista, asistente del Servicio de Medicina Interna del Departamento de
Medicina del Hospital Belén de Trujillo. Profesor de la Universidad Nacional de
Trujillo.
OTRA
AGRESION AL PUEBLO SANTIAGUINO
Escribe
Ángel Gavidia
El pueblo de Santiago de Chuco está a
punto de ser agredido nuevamente según el rumor que anuncia el derribamiento
del hospital materno infantil donado por Cuba para construir allí un nuevo
nosocomio, olvidando la historia y el mensaje que aporta esta construcción:
¡Ella y sus símbolos!, como diría Vallejo.
Y es que, sencillamente, este
hospital no es derrumbable, porque sus cimientos se enraízan con la solidaridad
de un pueblo pobre que, en esos años, intentaba construir una nueva sociedad, y que, ante la desgracia del terremoto de
1970, soslayando sus necesidades, no dudó en ayudarnos con lo que más había
avanzado, la salud. Y no fue sólo el instrumental y el material prefabricado el que nos envió; mandó, también, a su gente
para que lo edificara y, como parte de ella, al ingeniero Elpidio Beróvides que
murió trágicamente cerca al desvío de Otusco. Y los gestos de solidaridad, como
este que raya con el sacrificio, no sobran en nuestra América; hay, por lo tanto, la necesidad de atesorarlos
y mostrarlos al mundo. Este hospital no solamente se edificó en la mitad
geográfica del pueblo de Santiago, se
erigió, también, en la gratitud de todo
santiaguino con memoria.
Es
posible que exista un tinte ideológico
de ambos lados (entre los que quieren derrumbar al hospital y quienes
quieren mantenerlo de pie). Pero la santiaguinidad nunca le ha hecho el
esguince a esta disyuntiva. Forma parte del orgullo santiaguino el asumirlo,
como decía Mariátegui, con todos sus errores. Pero también con sus grandes
aciertos. Vallejo fue un marxista convicto y confeso, con una vida entregada a
luchar por sus ideales sociales y artísticos (si pueden separarse) : Si
amanezco pálido es por mi obra y si amanezco rojo es por mi obrero, escribió;
Artemio Zavala Paredes, sindicalista cañero, luchador auroral por la jornada de
los ocho horas, carne de prisiones, sólo logró escapar para morir tuberculoso en su pueblo natal, cerca
al Río Chacomas, y Luis de la Puente Uceda, aprista primigenio que luego se
hizo marxista y guerrillero y dirigió el levantamiento del 65 muriendo en Mesa
Pelada, en la provincia de la Convención, en el Cuzco. En este contexto, el hospital donado por Cuba adquiere matices que algunos quisieran borrar
pero que, como vemos, encajan muy bien, en el cutinuum histórico, con el perfil de este pueblo singular asentado
en el ande liberteño.
Cuando me refería a las otras
agresiones estaba pensando en la irresponsable ligereza de hace ya algunas
décadas que reemplazó
los nombres de las calles con el de las obras de Vallejo llegando a
despropósitos tan grandes como los de denominar a una calle con el título
del poema “Los nueve monstruos” y a otra,
como “Rusia en 1931”. Como venimos repitiendo machaconamente, el pueblo como
tal ya es un homenaje al gran autor de Poemas humanos; no necesita de
exabruptos como este; pero cuando se construye un anárquico edificio que impide
la mirada desde la casa del vate al cementerio, cuya circunstancia, según
Izquierdo Ríos, dio pie a varios de sus versos, también estamos faltándole el
respeto a la célebre cuna del primer santiaguino universal.
Todo lo dicho no debe interpretarse
como una negativa a construir un nosocomio moderno y a la altura de los
adelantos tecnológicos de nuestro tiempo. Santiago, lo que más tiene son
espacios para asentar allí un hospital que cumpla con estas características.
Nada impide a las autoridades
ejecutarlo. Pero, como digo, respetando los símbolos, respetando los
valores entre los que se halla la gratitud, siendo consecuentes con la
historia. Nada más.
Trujillo, 6 de octubre del 2010
Para
la “Página Editorial de la Industria”