CLAROSCURO
Rodolfo Ascencio Barillas
Quisiera ser el futuro del mundo ominoso
Y encender la llama en la luz de las oscuridades
Quisiera ser el amanecer en la aurora de los nuevos días
Y el noctilocu fulgor de los atardeceres,
Y el futuro incierto de mis ensombrecidos anhelos
Que se ahoga en la penumbra de mis tristes amaneceres
Quisiera vivir hasta morir viviendo
Y abrir el corazón hasta sentirlo muerto
Y escucharen mi almohada su musical huida;
¡El dolor es una daga en mi mortal herida!
Y la nefanda caída de mis impolutos cielos,
Aunque nací en brazos de inmutables desvelos
Y soñé con ser un gorrión fugaz de las alturas
Y mi sufrimiento es la hiel de mi sonrisa
Y mi amargura es la sombra de todos los cementerios.
Quisiera ser un suspiro en las alas del viento
Y llorar en el silencio de la mórbida brisa
Y vivir en la dolencia de mis congojas;
Yo soy cual huerto de sangre del árbol
que se deshoja
Y muero en el trébol
del polen prístino
Y camino con mi hermano
el llanto
Y quisiera morir en las
hojas de marchitos umbrales
Y en una montaña con su
adusto hielo
Y en el injurioso afán
de vivir muriendo
Y de volver a presentir
las sombras de mí añorado cielo.
Yo me apagare en el
camino, lo presiento
Y en mis acérrimas
penas estoy muriendo
Y seguiré luchando
contra los ambivalentes desiertos
Y en los pasos
tenebrosos de mis noches quejumbrosas.
¡Ho! Breve vida de la
niebla adolorida
Y mustios pesares de
mis acertadas palabras
Y grandes agonías en
las llanuras de mi alma exhausta
Y vivo en los misterios
de un desgarrado alarido.
Yo he hablado con Dios
en mis inhóspitos dolores
Y le he dicho que soy
un enfermo empedernido
Y mi garganta es la voz
de los abismos enfurecidos
Y un molino de vidrio
molido en mi insólito aliento,
Y soy la resaca de las
espumas vaporosas en los mares
Y el ineluctable viento
que arrastra mis ilusiones
Y la angustia inherente
de mis espantosas emociones
Y mi vida es un látigo
que se hundió en mi carne indolente
Y el furor que se
ensaño en las brumas de mi espanto
Y la eterna tristeza
que castigo los afanes de mi esfuerzo.
Yo soy la arquitectura
humana del místico universo
Y la congoja que me
abate en la luz vertiginosa
¡A! torrenciales
lluvias de luminosos luceros
Quiero cantar en la
hora de mi muerte
Y quiero soñar con la
inspirada suerte
¡Oh! Esperar lo que
siempre he esperado
Y soñar las ilusiones
que nunca llegaron
Y buscar en los
senderos de mi vida yerta
Y encontrar la muerte
en brazos de la noche fría.
¡Ah¡ Dios que iluminó
mi corazón solitario
En los páramos de mi
azul extraordinario
Quisiera morir con el
cielo de mi último aliento
Y llevar la luz con mi
desamparado llanto…