Danilo Sánchez Lihón
1. La forja
de nuestra libertad
El
libro junto con la espada y el caballo fueron las tres armas de la
conquista española que sojuzgó, explotó con mano feroz y de manera
despiadada e inmisericorde y expoliando a los pueblos originarios,
sumiéndolos en la miseria y el atraso seculares, en los cuales todavía
nos debatimos y permanecemos.
De
esas tres armas de la conquista y dominación española, el caballo y la
espada pronto tuvieron utilización de parte de los movimientos
insurgentes para forjar nuestra libertad y nuestro desarrollo en la
América hispana.
En
la revolución de Túpac Amaru, el legendario cacique de Tungasuca, que
prendió como una chispa que incendia una pradera y cuyo movimiento
comprometió a todo el alto Perú, teniendo influencia en los virreinatos
de La Plata y Nueva Granada, fueron utilizadas espadas y fueron montados
y cabalgados los caballos del viejo mundo por las huestes indígenas del
líder insurrecto.
2. Arcabuces
y cañones
Iban
a horcajadas en los jamelgos esta vez montados por jinetes de rostro
cobrizo, de mirada fulgurante, con el látigo y la honda vengadores en
manos de aimaras, quechuas, pocras y chancas. Pero no solo ellos sino
otros pueblos. ¡Y también mujeres!
Dos
de las armas de la conquista habían sido reivindicadas rápidamente, y
recuperadas para ponerse al lado de los vencidos, de las masas de
pisoteados y humillados, como éramos los indígenas.
La
tercera arma, el libro, que fue el símbolo de la captura de Atahualpa y
el derrumbe del imperio incaico en la plaza de Cajamarca cuando lo
arroja Atahualpa al suelo, es el arma que ha permanecido irredenta y es
esa la razón probable por lo que no alcanzamos todavía a liberarnos
totalmente ni a despegar de manera definitiva.
El
estigma ocurrió cuando el fraile dominico, Vicente Valverde, clamó el
auxilio de las espadas y caballos, de los arcabuces y cañones para que
disparen y venguen la afrenta perpetrada por el inca, de haber arrojado
al suelo la Biblia sagrada, el libro por excelencia y antonomasia hacia
tierra.
3. Batalla
reivindicativa
¿Qué
ocurrió? De ese modo Atahualpa tuvo el gesto de rechazar una mentira,
cuando escuchó que en ese artefacto se le alcanzaba la palabra de Dios.
Entonces se lo llevó al oído para percibirla. Al no escuchar nada se lo
llevó a la lengua para probarla y saber si era palabra. ¡Nada!
Allí
fue cuando tuvo el gesto soberano de arrojar la Biblia al suelo
señalando de ese modo que era falso que fuera palabra, acto a partir del
cual la caballería arremetió saliendo de su escondite, como los cañones
apostados en las colinas empiezan a atronar en el espacio con sus
estampidos. Y los hombres de a pie acometieron con sus espadas
A
partir de aquel momento, ¿en qué ocasión el libro ha estado presente de
manera persuasiva en nuestra historia para dar la batalla por liberar
al Perú de sus cadenas de las vetas de ignorancia y alienación que lo
oprimen?
¡Nunca!
Es la guerra pendiente, es la batalla definitiva de nuestra liberación
la proeza del libro en la expectativa de forjar el destino glorioso que
se merece el Perú, batalla reivindicativa que aún no hemos librado en
nuestro país.
4. Abalorios
y amuletos
Y
es que hace cinco mil años no solo los datos, las informaciones o las
ideas dejaron este mundo del sol, la tierra, el viento y el agua, para
ser encerrados, primero en rollos de papiro y después en unas hojas
lábiles y encuadernadas a modo de cajetas asombradas, a fin de éstas ser
colocadas en unos estantes para los cuales se reserva unos
establecimientos solemnes y fríos llamados bibliotecas.
Pero
no solamente fueron las informaciones las que quedaron de ese modo
confinadas, sino los sueños y las visiones, la imaginación y la
fantasía, los mecanismos de cómo se hace cada cosa y los procesos para
construir algo, como la ilusión y las utopías son las que han quedado
allí depositadas.
Más
tarde y poco a poco quedaron allí recluidas las vivencias y lo mejor de
la vida y la experiencia de cada día. Y los hechos más sensacionales:
las hazañas heroicas, los grandes fastos y hasta las dudas más
legítimas. ¡Y las esperanzas! Esto es: lo mejor del género y de la
civilización humana.
Todo
fue depositado allí, en esos talismanes, abalorios y amuletos
aparentemente sencillos, pero, en el fondo, maravillosos y mágicos que
llamamos libros.
5. Historia
vigente
Los
libros así, a costa de guardarlos, se privaron a que deambularan más en
los espacios abiertos y públicos, callejeros y asequibles. ¡Mucho se ha
ganado con eso!, pero también, a causa de esa acción, mucho se ha
perdido en este hecho aparentemente sin mayor significado, resultando
favorecidos el tiempo añejo y las edades futuras, tal vez el infinito y
hasta lo eterno, pero con menoscabo del tiempo presente.
Es
la época actual la que ha resultado desfavorecida, siendo ella la que
más importa. Se ve tremendamente afectada porque de este modo es
desprovista de aquel espíritu que late y palpita en los libros y en las
bibliotecas, y se entretiene en otros menesteres como el fútbol y la
comida.
Es
la vida común y corriente entonces la que se desenvuelve trivial y
silvestre, dejando la sabiduría a un lado. El conocimiento prefiere
quedar encerrado en esos lugares sombríos o áureos, dorados o
enmohecidos, no sé, pero que han quedado delegados, que parecen pasmados
y hasta desligados del trajín diario, agitado y compulsivo de la
historia vigente.
6. Mejor
en todo sentido
Aunque
hay quienes piensan que, en un mundo tan carenciado, tan urgido de
necesidades apremiantes, tan mísero en múltiples sentidos, hay otros
aspectos de la realidad que debemos afrontar. Y no tanto las vicisitudes
del libro, la lectura y menos aún de las bibliotecas.
Que
hay mucho de perentorio e inexcusable. Que hay que cuidar, atender y
resolver aspectos de miseria humana fulminante, panorama en el cual
estos otros temas resultarían manifestaciones hasta superfluas o
sofisticadas. Que pueden esperar un tiempo mientras las cosas mejoren.
Que libros y bibliotecas son parte de la superestructura social.
¡Y
es este un craso error, en el cual caemos hace mucho tiempo! Porque es,
al contrario: para comer bien, para dormir bien, para jugar bien
cualquier deporte, para tener techo seguro y bien construido hay que
cultivar el alma y la mente, hay que leer y educarnos.
Hay
que sensibilizarnos en general para que todos los problemas se
solucionen y resuelvan, y esto se hace mediante los libros, la lectura y
las bibliotecas. Son ellas las que nos dotan de ideas, conocimiento e
imaginación no solo para resolver los problemas pendientes sino para
construir un mundo mejor en todo sentido.
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