“CARTA A LA VIDA”, DE BEATRIZ MORENO DE ROVEGNO
PRÓLOGO
Luzgardo Medina Egoavil
El maravilloso poeta Paul Valery escribía: “Nada me ha asombrado tanto en los poetas ni me ha causado tanto pesar como la poca búsqueda en las composiciones. En los líricos más ilustres no encuentro sino desarrollos puramente lineales o delirantes, es decir, proceden paulatinamente sin más organización sucesiva que la que ofrece un rastro de pólvora recorrido por la llama.”
Primero abordaré la idea de La poca búsqueda, segundo me sumergiré en Los desarrollos puramente lineales y, tercero sobre La organización sucesiva; tres pretextos para hablar de esta carta que enciende hasta la esencia de la misma piedra.
Sí, es cierto que muchos que dicen ser poetas se conforman con los desechos de los banquetes de la vida. Otros caminan por caminar sin acumular datos, nutrientes, rostros, nombres y otros elementos para revitalizar la creación. Otros más se dedican a hablar de lo que harán, pero mucha bulla y pocas nueces. Otros dicen tener inéditos más de 20 libros escritos, bueno, en el sueño. Otros ya recibieron hasta “dos veces” el Nobel. Otros (limitados o no) se convierten en criticastros dando a entender que todo lo que escriben los poetas no es sino bazofia, convirtiéndose en auténticos eunucos porque ellos saben cómo se hace, sin embargo no lo hacen.
Otros están pendientes de registrar cada instante de su lágrima o piel a la velocidad de la luz cada momento de su latir y de su auscultamiento a la velocidad del alma, cada instante de su carcajada o fulgurante reino a la velocidad del cielo. A este último peldaño pertenece la poeta Beatriz Moreno de Rovegno; me pregunto entonces: ¿Qué es esta Carta? Y me respondo: esta carta es una muestra de una vida que contempla su vida, una vida que recobra más vida, una vida que tiene otro temple para vibrar con las arpas del viento una vida que tiembla por la madrugada con la pasión más solemne, una vida que grita desesperadamente desde la pasión que cubre el mejor de los sueños con las sábanas que suele usar el otoño, una vida que se agita como se agigantan los grandes seres que pueblan el mar y nuestra sangre, una vida que abre los ojos para ver otros ojos, que busca el diálogo constante pero sin palabras mortales. Una vida que siente como siente el más rudo de los árboles o la más temible de las rosas del huerto de donde vengo. En las páginas de “Carta a la Vida”, nuestra poeta Beatriz Moreno nos sumerge en otras vivencias existenciales de modo superlativo y nos traslada a ese mundo donde los poros y los sentidos se abren a plenitud con los gritos del silencio. Esta es una clase de búsqueda, búsqueda de primera mano, búsqueda de uno mismo, búsqueda del otro yo. Escribir de mí sin hacer sospechar que soy yo quien está asfixiándose de amor y soledad. Escribir de mí sin decir que soy yo quien enjuga una lágrima en la frialdad de una probable costumbre, esta búsqueda es la mejor que he podido gozar en mi lectura.
Los desarrollos puramente lineales que refiere el poeta Paul Valery: lógicamente puedo hablar del mar sin mencionar para nada ni a sus olas ni a su sal, puedo hablar del amor sin mencionar al amor, puedo hablar de la locura sin quitarme la camisa de fuerza.
En “Carta a la Vida”, se paladea intensamente la pasión y el amor con otro torbellino, de una u otra forma, se palpa la forma manifiesta del amor. El mayor logro confesional de este libro, se haya resumido en el poema “Lima en do”:
“Reconozco que tenía hambre / tenía sed / (.…) así era cuando / hambrienta en mi cueva / lamía mis heridas quejándome del sol / de la noche y de la luz / amanece / me siento nueva/ ya no hay lesiones / voy contigo ángel de esta nueva era.
Aunque la autora intenta hacernos perder la razón, el equilibrio, el camino, paseándonos por Jaén, por Cajamarca, por Chiclayo, por Ilo, o Huaraz, por el norte del Perú, por más allá del mundo, ese bucólico cuento ya lo sé y lo tengo bien aprendido, ella en este libro está en un sólo continente, el continente del amor que la tiene viva y con nosotros, lo demás es una sencilla excusa. Aquí los desarrollos no son lineales pese a que el tema que se aborda es el mismo, pero con otra tonalidad melódica y frescamente audible.
Sobre La Organización sucesiva: para ciertos creadores versales debe ser muy halagüeño que les digan que sus propuestas o trabajos son coherentes o tienen una clara lindura, además de ser diáfanos como el silencio que me prodigan. En “Carta a la Vida”, no hay una organización plena, las circunstancias son múltiples, aún cuando el tema tenga el mismo aroma académico.
Nos toman de sorpresa sus cavilaciones, nos sacuden como un trapo mojado, nos elevan por encima de las montañas, nos pisa la poeta con sus pies de seda, nos hace dignos siendo indignos, nos da la libertad de creer en el amor careciendo de tales méritos, nos da la posibilidad de alcanzar a tocar una estrella con las manos dramáticamente secas, nos hace escuchar el rugido de aquel león que ahora tiene, nos hace sentir las brasas ardientes que ella sigue atizando, nos conduce por el camino de luz que ella está caminando.
Gracias poeta Beatriz Moreno de Rovegno, he recibido tu Carta, y aunque estoy con la cuenta regresiva, en nombre de la poca vida que me queda te abrazo de la manera solemne y clerical, te abrazo antes y después de mi alma, te abrazo como se abraza a un niño cuando dice su primer agú, te abrazo como si mañana se acabara el mundo para siempre o para jamás; en nombre de este mar, tan lleno de estrellas y caballos diurnos, en nombre de este mar del que han nacido tantos seres angelicales como el ángel que te inspiró escribir “Carta a la Vida”, en nombre de este mar que acaricia tu esencia silvestre de hada.
Te repito al oído que el amor es mucho más sabio que la filosofía, sigue los consejos de tu pulso y encontrarás una razón para escribirnos otra Carta desde tu armonía espiritual.
Desde Arequipa,
L. M. E.
“CARTA A LA VIDA”, de BEATRIZ MORENO DE ROVEGNO, editado por Gaviota
Azul, del poeta, promotor cultural y editor JOSÉ BELTRÁN PEÑA; año 2008,
Abril.