EL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS
Rodolfo Ascencio Barillas
Rodolfo Ascencio Barillas
Este día, es un día muy especial, triste, melancólico, y reflexivo, porque se hace un gran homenaje respetuoso a los fieles difuntos, o que le llamamos comúnmente el día de los muertos, los que no están físicamente con nosotros, pero viven en las lapidas, nichos, tumbas y en nuestros corazones, así como en nuestros recuerdos; este día se conmemora dignamente a los fieles difuntos amados, padres, esposos hijos, hermanos, abuelos, tíos, y amigos. Es una celebración que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyos objetivos es rezar por la paz y el descanso eterno de su alma en la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, es el único día en que se visita masivamente los campo-santo, o cementerios, donde reposan los restos mortales que en vida fueron, según la Santa Iglesia Católica que solamente este día se celebre en honor a los muertos recordándolos, con plegarias, flores y otras actividades según las costumbres de los países, en el caso de El Salvador, todos los salvadoreños acudimos en grandes multitudes a los campo-santos para honrar donde yacen nuestros seres amados pese a distintas creencias de otros que también se respetan, unos creen que este día es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal, otros, creen que se encuentran aún en esta de purificación para la salvación de su alma “EL PURGATORIO” La celebración se basa en que las almas de los fieles reciban bendiciones encomendándoles a Dios todopoderoso el perdón de los pecados y la salvación en la vida eterna. Pero también es la preparación conciente que un día nosotros los vivos en el futuro que solamente Dios conoce estaremos acompañándolos y que sucesivamente nuestros hijos harán los mismo con este día que conmemoramos, para muchos es difícil aceptar y afrontar la realidad de los seres humanos, porque nuestra existencia se acaba con el correr del tiempo hasta el día de entregar cuentas a Dios Padre, como dice EL CREDO: Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarno de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una santa católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Creo en la resurrección de los muertos y la vida del Mundo futuro. Amén. El día de los santos difuntos, o el día de los finados, por eso creemos, en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo creemos en el perdón de los pecados, creemos en la resurrección de los muertos y creemos en la vida perdurable del mundo futuro, así como lo rezamos para nuestros seres amados, por que no están muertos sino vivos junto a la presencia de Dios, porque todos resucitaremos para volver a la vida del mundo futuro, allá donde está el reino de Dios y la vida eterna. Muchas Bendiciones para todos.
ELLOS
Rodolfo Ascencio Barillas
Ellos que en la vida caminaron con esperanza
y soñaron con mundos en la garganta,
ellos que amaron con infinita elegancia
y sus fantasías se aferraron con el llanto,
ellos construyeron mundos de fragancia
y amanecieron esperando sus lamentos;
ahora el espanto de la noche les acompaña
donde viven en con sus lechos nebulosos,
existen cementerios;
con tumbas llenas de alegrías,
y de silencios perniciosos
ellos tienen un corazón palpitante,
y sus miradas son desbordantes travesías
ellos que ha nada le temen
mas que a la soledad de sus ojos,
ellos que naufragan en los universos de sus besos
y en la vía Láctea de sus corazones,
ellos que aman por la eternidad,
y lloran en el silencio de sus lágrimas
ellos que esperan ansiosamente,
y miran con los ojos de sus almas penetrantes
ellos son arcoiris penitentes,
y descubren los rayos de la aurora
ellos que despiertan en la claridad de su nueva vida
y se alimentan de eternas ilusiones,
ellos que llevan la juventud en su costado,
y las ramas de los árboles acarician sus lechos
ellos que dibujan la sonrisa en sus cielos
y gritan de alegría sus lamentos
ellos que tienen la piedad de los vientos,
y murmuran en la brisa de los veranos
ellos que callan en la soledad de los inviernos,
y bendicen el día de los difuntos vivos
ellos tienen la certeza de sus convicciones,
y la luz que emana de su aliento
ellos que tienen el sosiego místico de las alturas,
y ven con su mirada el cristal de los crepúsculos
ellos tienen la estrella de la mañana,
y el carmín encendido de su pecho
ellos tienen el azul alelí de las mariposas,
y los lirios en sus cabellos
ellos son los que saben amar,
solo ellos saben esperar, pensar
llorar, reír, cantar y bendecir…
Ellos que en la vida caminaron con esperanza
y soñaron con mundos en la garganta,
ellos que amaron con infinita elegancia
y sus fantasías se aferraron con el llanto,
ellos construyeron mundos de fragancia
y amanecieron esperando sus lamentos;
ahora el espanto de la noche les acompaña
donde viven en con sus lechos nebulosos,
existen cementerios;
con tumbas llenas de alegrías,
y de silencios perniciosos
ellos tienen un corazón palpitante,
y sus miradas son desbordantes travesías
ellos que ha nada le temen
mas que a la soledad de sus ojos,
ellos que naufragan en los universos de sus besos
y en la vía Láctea de sus corazones,
ellos que aman por la eternidad,
y lloran en el silencio de sus lágrimas
ellos que esperan ansiosamente,
y miran con los ojos de sus almas penetrantes
ellos son arcoiris penitentes,
y descubren los rayos de la aurora
ellos que despiertan en la claridad de su nueva vida
y se alimentan de eternas ilusiones,
ellos que llevan la juventud en su costado,
y las ramas de los árboles acarician sus lechos
ellos que dibujan la sonrisa en sus cielos
y gritan de alegría sus lamentos
ellos que tienen la piedad de los vientos,
y murmuran en la brisa de los veranos
ellos que callan en la soledad de los inviernos,
y bendicen el día de los difuntos vivos
ellos tienen la certeza de sus convicciones,
y la luz que emana de su aliento
ellos que tienen el sosiego místico de las alturas,
y ven con su mirada el cristal de los crepúsculos
ellos tienen la estrella de la mañana,
y el carmín encendido de su pecho
ellos tienen el azul alelí de las mariposas,
y los lirios en sus cabellos
ellos son los que saben amar,
solo ellos saben esperar, pensar
llorar, reír, cantar y bendecir…
ESTAMPAS DE EL SALVADOR (Editado por Nalo Alvarado Balarezo)