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Construcción y forja de la utopía andina
MARZO:
MES DEL AGUA, LA POESÍA Y EL NACIMIENTO DE CÉSAR VALLEJO
A UN AÑO DE UN CERTAMEN Y DE UN SISMO DECISIVOS
CERTEZAS Y DILEMAS EN TORNO
A LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
SÁBADOS 7 PM.
AULA CAPULÍ:
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
capulivallejoysutierra@hotmail.com
planlector@hotmail.com
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PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
LO QUE SIENTO QUE NOS DICE LA PACHA MAMA
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Nos vimos vivos
El escritor Luis Cabrera de Cuba, nos confiesa en su nota trasmitida por internet, dirigida a un grupo de amigos que compartimos con él la experiencia del terremoto de Chile:
“Hoy, en el primer aniversario en que "nacimos", no puedo dejar de felicitarlos y agradecerles a todos y cada uno de ustedes que hayan sobrevivido a uno de los más terribles terremotos del que se tenga conocimiento.
“Acá en Cuba tenemos el refrán de que "bicho malo nunca muere", pero en este caso sólo es aplicable a mí, pues ustedes son personas buenas y maravillosas.
“Reciban el mismo abrazo que muchos de nosotros nos dimos cuando, vestidos, semivestidos, envueltos en sábanas… nos vimos vivos."
Todo esto sucedió en ocasión de participar en el Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil programado para llevarse a cabo del 24 al 28 de febrero del año 2010.
Pero Luis dirige más precisamente su carta a quienes junto a él conformamos la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil en base a los antecedentes que había ido acumulando Sylvia Puentes, también presente en dicha reunión.
2. Lógico y razonable
Luis se castiga a sí mismo por modestia, diciéndose “bicho malo”, pero en verdad es la persona más positiva, entusiasta y ecuánime, y que destacaba con luz propia entre los más de 300 participantes alojados en tres hoteles; en nuestro mutuo caso el Royal San Francisco, de la Av. Libertador O'Higgins, o Gran Alameda, en pleno centro de Santiago.
Y digo ecuánime porque fue el único que rodó al pie de la cama y se envolvió en posición fetal haciendo caso al grito de salvación del Triángulo de la Vida. Y soportó estoico, mientras caían encima, como en todas las habitaciones, espejos, lámparas, frigidaires, mayólicas; y mientras otros escapábamos a oscuras entre escombros; en mi caso desde el noveno piso por las escaleras convertidas en humaredas, rugidos y gritos de agonía de gente tumbada en los pisos.
En el correo electrónico varios integrantes del grupo aportan impresiones, anécdotas, sentimientos e ideas. Para no seguir mudo, ni dar la sensación de estar asustado, diré aquí lo que me parecer aún oír que nos expresa y conmina a hacer la Pacha Mama, quien trató y sigue tratando de recalcarnos esto.
Porque, en primer lugar, me parece lógico y razonable que quisiera hablarnos aprovechando esa magnífica ocasión, antes que en algún momento pudieran enterrarse los tres hoteles en que los escritores de todas las naciones de la comunidad iberoamericana nos alojamos. Y muchos otros hospedajes en que pernoctaban las personas que viajaron ya por su propia iniciativa.
3. Gritos de auxilio
En primer lugar, me parece oportuno y propicio que la Tierra tiemble cuando, además del Festival de Viña, estaba reunida en Santiago de Chile prácticamente toda la literatura infantil de Hispanoamérica, como nunca antes lo había estado. Con los dos Premios Nobel que tiene nuestro continente en este campo, el Hans Christian Andersen.
Suceso así ni siquiera se dio en la versión del 27 Congreso Mundial del IBBY en Cartagena de Indias, realizado en nuestro continente en octubre del año 2000. Ni hubo tanta gente representativa reunida ni fueron completos ni cruciales los temas tratados. Y es que en este caso hubo el propósito de los organizadores de tener a todos los voceros allí reunidos. ¿Entonces cómo va a estar callada la Pacha Mama?
El antecedente más ilustre a esta reunión es el que se llamó injustamente Seminario Taller de Literatura Juvenil para las Américas, realizado en El Mácaro, Turmero, Estado de Aragua, en Venezuela, entre el 15 y 19 de octubre del año 1979, y en el cual me cupo representar a mi país como autor. Y en donde, si bien no se estremeció la Tierra sí se rasgaron los cielos, teniendo la genialidad de reunir en igualdad de condiciones a los seis componentes básicos de la literatura infantil de todo el continente: autores, ilustradores, editores, promotores, educadores y comunicadores especializados, organizado por el Programa Interamericano de Literatura Infantil de la OEA.
Por eso, siento y estoy convencido que esta vez la Pacha Mama tuvo razones suficientes para temblar, como lo hizo y fuerte; y decir lo que yo sigo oyendo que nos dice y que paso a dejar explícito, porque tengo la certeza que el terremoto que nos tocó vivir es un mensaje, que dice en primer lugar:
4. ¿No la oyen?
¡Tiemblen! ¡Tiemblen! ¡Tiemblen! ¡Sacúdanse! ¡Sientan hondo! ¡Que los sueños no sean cómodos! ¡Sientan también horror! ¡Sientan los gritos de auxilio! ¡Sientan sus propios gritos!
Porque este sismo lo hemos sentido en nuestros sueños. Yo, cinco minutos antes, en que abruptamente me desperté. Y lo he esperado con los ojos abiertos. De allí que para salvarse agregaría a la teoría del Triángulo de la Vida, de Doug Copp, un detalle importante: “¡No cerrar los ojos!”, “¡Mantenerlos abiertos!”, es mi pequeño aporte.
Ya que a mí es lo que más me ha servido para arrojarme por las escaleras a las 3 y 40 de la madrugada, a oscuras, después de presenciar el Apocalipsis en los rostros, los cuerpos y gemidos de la gente en el pasillo, desnuda y demasiado despierta o demasiado dormida, como es la muerte.
Nos dice la Tierra: ¡Arriesguen la vida! ¡Estremézcanse! ¡Vibren en lo que escriban! Sientan frío, oscuridad, miedo. ¡Y el incendio! ¡Enfrenten el incendio! ¡La vorágine! ¡Nazcan de nuevo! ¡Sientan que así como los he parido soy látigo que ciega y que castiga! ¡Sientan qué es morir! Aquí estoy, convulsa y viva. Sientan que así como engendro y concibo, recojo mi cuerpo y sus cuerpos en el cosmos. ¡Lúcidos o confusos con todo eso escriban!
Sientan cómo los tengo presentes, aunque ustedes me olviden. Sientan que unas son las apariencias y otras las realidades que están adentro y al fondo. Que unas son las cosas de los escaparates y otras las que se agitan en el corazón de la gente y del universo.
Por eso he interrumpido su programa, porque me indigna el orgullo vacuo, la vanidad y la soberbia. ¡Hay gente que agoniza! ¿No la oyen? Trabajen para la gente que se está muriendo. Porque la literatura infantil no es para que con ello se nazca o se crezca, sino para con ello morir y salvarse. Trabajen lejos de la complacencia.
5. De esto, no se olviden
Por eso, quiero que vayan mañana cuando amanezca y miren el montón de escombros que está delante de las puertas del Palacio de Bellas Artes donde han sesionado. Estaba destinado a caer sobre sus frágiles cuerpos. Vean todo el atrio donde sonreían para la foto. Quiero así que sientan que les doy un plazo. Y es evidente, porque basta que se demoraran un instante o se apresuraran, y ya estarían sepultos. ¿Entendido?
Reflexionen y vivan como si les hubiera cogido el derrumbe en el escape y en la evasión, en la cual incurren tanto sus textos. Con lo que les estoy diciendo: No escamoteen la realidad. ¡No mientan con mentiras piadosas o verdades a medias! Ni huyan despavoridos de los verdaderos temas. ¡Ni se escondan!
Les he dejado todas las entradas y salidas convertidas en una ruma de ladrillos para que entiendan que hay que quedarse, permanecer, persistir. Para que nunca olviden que estaban allí. Que esos bloques de cemento, de desmonte o piedras, y componen su realidad, estaba destinado para ustedes. Ya jamás lo quitarán de vuestras mentes y sueños. Y si no la ponen bien en los textos que escriban va a caer sobre sus cabezas.
En realidad, todo es una advertencia en la cual he puesto una cuota de vidas humanas que han muerto para que ustedes cuando escriban se acuerden de ellas. Y no olviden que a nadie de ustedes he arrebatado. Entonces sean unidos y solidarios. Este es un tiempo demás que se les concede, para que escriban sin traicionar, para que escriban con la verdad en el alma y en la mano. Así que, de esto, no se olviden.
6. Luz prístina
Que si a las palabras y a las imágenes le dedican unos días también se inclinen a mirar la realidad del hermano que pasa a su lado y que se queja. Por eso se quedarán varados cuantos días sean necesarios para que caminen ahora por las calles, miren en los escondrijos, entren a los mercados, conversen con la gente, enrumben a las barriadas, estén en las aglomeraciones públicas, en los racionamientos. Y conversen entre sí y consigo mismos.
Otros han de viajar por tierra a sus respectivos países para que sientan las distancias que aún nos separan. Y vean siquiera a través de las ventanas el dolor del prójimo, que no todo son figuras, metáforas ni formalidades.
La literatura infantil a partir de esta experiencia ha de ser bravía, recia y honda. Eso asimílenlo. Que si les castigo es porque en mis entrañas los quiero. Que cuando escriban sientan la densidad de miles de kilómetros de ondas telúricas y de capas tectónicas agitándose bajo sus pies.
Piensen que sus sueños, mientras duermen, no son seguros, ni deben ser deliquios, sino arduos asuntos de vida y de muerte, tanto que estremezcan. Y a retarse con lo más turbio y difícil para de allí obtener luz prístina; a lidiar con lo imprevisible, incomprensible y misterioso, tensos con la oscuridad cegándoles los ojos, con el pavor y la muerte zumbándoles la cabeza.
7. La vida
o la muerte
Quise decirles esto, que hay que saber también suspender los actos oficiales, rituales y convencionales. Quise que sepan también que con la literatura hay que patear la mesa, tirar el tablero al suelo, quedar mal pero convictos y confesos. Porque es importante mirar la vida más a solas, más adentro, más a secas y más desnudos.
Quise que vivieran unos días como cuando antiguamente asolaban las pestes que devino en gran literatura, porque en los relatos se encubría al portador tras una máscara, para conversar con él o ella, sin temor a ser contaminados ni caer muertos.
No olviden que pertenecen a una América convulsa, a quien ya se le está acabando la paciencia, que exige que sus autores de literatura para niños y jóvenes, porque los otros no interesan, no se escabullan, no disimulen y no mientan, ni adornen las cosas sino que la sometan a una fragua nueva de identidad. ¡Ahora váyanse!
Y yo me vine en un avión Antonov recalando en las bases militares de las costas, al sur del mar Pacífico, pertrechadas de arsenales de armas de guerra, que es otra traición a América. Entonces acaso sea justo y la otra razón para que la Mama Pacha nos sepulte bajo un montón de escombros. O, como ahora, nos deje en la calle con nuestra miseria a cuestas.
Pero, ¿qué será de ti, amor mío, a estas horas en que aún vivo? ¿Y en el momento en que la tierra tiembla y yo me lanzo por la escalera hacia el fondo, sin saber si encontraré la vida o la muerte?
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
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