Aprovechando nuestro paso por el Parque Universitario, nos adentramos entre los patios y ambientes de la remozada Casona de San Marcos y sentimos que su construcción de más de 300 años, revive.
Esta transformación se debe básicamente, al impulso de la Misión Española y los curadores y restauradores peruano; quienes espátula y cepillo en mano, han desprendido decenas de capas de pintura, dejándola en la inicial y original; la cual nos permite apreciar lo espectacular de su construcción, la belleza de su arquitectura, el acabado caoba de sus vigas y las primigenias pinturas en sus paredes.
En la mesa de ingreso a la Casona hay un montón de revistas y publicidad variada sobre cursos, diplomados, maestrías, doctorados y demás y de entre ellas, escojo la Revista de San Marcos “rumbo al bicentenario” que se agita ostentosa.
Como siempre, una crónica atrae mi lectura.
El recuerdo a un “shilico” de Celendín; don José Reátegui Canga. Claro que de primera impresión el apellido Reátegui no tiene mucho que ver con los clásicos apellidos celendinos; como Chávez, Mori, Díaz, Sánchez, Horna, Aliaga, Romero, Paredes y otros más; sino más bien de Yurimaguas, Tarapoto o Pucallpa, don José Reátegui Canga es mas “shilico” que los sombreros de palma y el chocolate en bolita.
Pero en medio de este barullo nos invade la melancolía y resulto tarareando una vieja cashua cajamarquina de nuestro paisano Guillermo Salazar y su Conjunto; quienes allá por los años 78 sacaron su primer long play de Carnavales Cajamarquinos; el cual se ha convertido en nostalgia y tortura para todos los cajamarquinos desperdigados en todos los rincones del mundo y que hasta fecha zapateamos con placer y emoción, en cuanta reunión social exista:
“De la loma a la quebrada / camina mi celendina /
moviendo su cinturita / como cedazo a la harina/
Tu me mandaste decir / tu me mandaste llamar /
y ahora que estoy aquí/ ya no me quieres ni hablar/”
Ustedes preguntarán ¿y quién es José Reátegui Canga y por qué tanto bombo y platillos?
Ahí está el detalle, como diría el recordado Mario Moreno “Cantinflas”.
“Para que nos se nos pierda el rastro y se desaparezcan las huellas”, como decimos en la santa tierra; en el cafetín de Letras de la Ciudad Universitaria de San Marcos, nos contactamos con el matemático Hugo Lázaro Manrique, quien conoció de cerca de don José Reátegui Canga.
A la entrada de la Ciudad Universitaria un gran letrero dice:”Aquí estudió un premio Nóbel”; sonriendo y presurosos nos dirigimos al cafetín, donde ya nos espera el maestro Hugo Lázaro.
Nos cuenta que, el viejo maestro y periodista don Francisco Miró Quesada Cantuarias en un artículo publicado recientemente en El Comercio y titulado “San Marcos como en los viejos tiempos”, hace una gran revelación; que por lo menos para mí, modesto emigrante cajamarquino, es relevante.
El doctor Ingeniero y matemático José Reátegui Canga es considerado como uno de los personajes más ilustres en las ciencias y matemáticas de los últimos tiempos en el Perú, junto a Federico Villarreal, Godofredo García, José Tola Pasquel y Gerardo Ramos.
- Caray, caray -como dirían nuestros abuelos –uhm, que caray.
Don José Reátegui Canga es “shilico” de Celendín nacido el 12 de junio de 1926 y fue enviado a Lima a estudiar secundaria en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe; donde ni más ni menos, obtuvo la Medalla de Oro y primer puesto de su promoción.
Todo un honor para un provinciano de las sierras de Cajamarca.
Ingresó en el primer puesto a la entonces Escuela de Ingenieros del Perú, actualmente la UNI, a la especialidad de Ingeniería Civil.
Mientras endulza su segundo café; Hugo Lázaro Manrique nos sorprende con otras revelaciones.
En la Escuela de Ingenieros conoce al doctor José Tola Pasquel, eminente matemático y científico peruano; quien al descubrir las extraordinarias dotes para las matemáticas de nuestro paisano Reátegui, lo lleva estudiar en la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Para nuestra mayor sorpresa, nos comenta que el año 1950 obtiene el título de Ingeniero Civil en la Escuela de Ingenieros y se gradúa de Bachiller y Doctor en Ciencias Matemáticas en San Marcos.
- Bravo mi paisano- exclamo conmovido.
- Eso no es nada -exclama, asombrándose de mi asombro -aún hay más.
Ganó una beca y cruzó el Atlántico para realizar sus estudios de post doctorado en el Instituto Henry Poincaré de la Sorbona en París y luego en la Universidad de Estraburgo, Alsacia, Francia; obteniendo notas sobresalientes.
- Acaso mi paisa era de otra galaxia -comento sonriendo.
Posteriormente fue profesor invitado de la Universidad de Berkeley, California, Estados Unidos y en la Universidad de Panamá, crea la Escuela de Posgrado de la Facultad de Matemáticas.
De retorno a la Patria fue nombrado Decano de la Facultad de Ciencias de la UNI y de la Universidad de Lima; además de ser considerado Profesor Honorario por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Profesor Emérito por la UNI.
El profesor Lázaro tiene que atender sus labores académicas y me deja un libro de matemáticas de mi buen paisano José Reátegui Canga y me entretengo saboreando el prólogo:
“La matemática, ciencia de la más alta jerarquía en el concierto de las ciencias, desde los albores de la civilización humana sigue siendo la base del desarrollo científico y tecnológico de nuestro mundo.
La ingeniería como expresión de la tecnología, se erige sobre la base de los diferentes espacios de la creación matemática y del pensamiento de la humanidad.
De allí que en la formación académica de los ingenieros, debe privilegiarse el estudio de la matemática, en la convicción de dotar a los estudiantes de un firme pensamiento abstracto y de un amplio pensamiento innovador”.
Lo malo, como siempre; es que el doctor ingeniero y matemático José Reátegui Canga, acaba de fallecer.
Una pena paisita Reátegui, no haberlo conocido personalmente.
Una pena no tener una foto, para ilustrar esta crónica.
Ahí está el detalle, como diría el recordado Mario Moreno “Cantinflas”.
“Para que nos se nos pierda el rastro y se desaparezcan las huellas”, como decimos en la santa tierra; en el cafetín de Letras de la Ciudad Universitaria de San Marcos, nos contactamos con el matemático Hugo Lázaro Manrique, quien conoció de cerca de don José Reátegui Canga.
A la entrada de la Ciudad Universitaria un gran letrero dice:”Aquí estudió un premio Nóbel”; sonriendo y presurosos nos dirigimos al cafetín, donde ya nos espera el maestro Hugo Lázaro.
Nos cuenta que, el viejo maestro y periodista don Francisco Miró Quesada Cantuarias en un artículo publicado recientemente en El Comercio y titulado “San Marcos como en los viejos tiempos”, hace una gran revelación; que por lo menos para mí, modesto emigrante cajamarquino, es relevante.
El doctor Ingeniero y matemático José Reátegui Canga es considerado como uno de los personajes más ilustres en las ciencias y matemáticas de los últimos tiempos en el Perú, junto a Federico Villarreal, Godofredo García, José Tola Pasquel y Gerardo Ramos.
- Caray, caray -como dirían nuestros abuelos –uhm, que caray.
Don José Reátegui Canga es “shilico” de Celendín nacido el 12 de junio de 1926 y fue enviado a Lima a estudiar secundaria en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe; donde ni más ni menos, obtuvo la Medalla de Oro y primer puesto de su promoción.
Todo un honor para un provinciano de las sierras de Cajamarca.
Ingresó en el primer puesto a la entonces Escuela de Ingenieros del Perú, actualmente la UNI, a la especialidad de Ingeniería Civil.
Mientras endulza su segundo café; Hugo Lázaro Manrique nos sorprende con otras revelaciones.
En la Escuela de Ingenieros conoce al doctor José Tola Pasquel, eminente matemático y científico peruano; quien al descubrir las extraordinarias dotes para las matemáticas de nuestro paisano Reátegui, lo lleva estudiar en la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Para nuestra mayor sorpresa, nos comenta que el año 1950 obtiene el título de Ingeniero Civil en la Escuela de Ingenieros y se gradúa de Bachiller y Doctor en Ciencias Matemáticas en San Marcos.
- Bravo mi paisano- exclamo conmovido.
- Eso no es nada -exclama, asombrándose de mi asombro -aún hay más.
Ganó una beca y cruzó el Atlántico para realizar sus estudios de post doctorado en el Instituto Henry Poincaré de la Sorbona en París y luego en la Universidad de Estraburgo, Alsacia, Francia; obteniendo notas sobresalientes.
- Acaso mi paisa era de otra galaxia -comento sonriendo.
Posteriormente fue profesor invitado de la Universidad de Berkeley, California, Estados Unidos y en la Universidad de Panamá, crea la Escuela de Posgrado de la Facultad de Matemáticas.
De retorno a la Patria fue nombrado Decano de la Facultad de Ciencias de la UNI y de la Universidad de Lima; además de ser considerado Profesor Honorario por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Profesor Emérito por la UNI.
El profesor Lázaro tiene que atender sus labores académicas y me deja un libro de matemáticas de mi buen paisano José Reátegui Canga y me entretengo saboreando el prólogo:
“La matemática, ciencia de la más alta jerarquía en el concierto de las ciencias, desde los albores de la civilización humana sigue siendo la base del desarrollo científico y tecnológico de nuestro mundo.
La ingeniería como expresión de la tecnología, se erige sobre la base de los diferentes espacios de la creación matemática y del pensamiento de la humanidad.
De allí que en la formación académica de los ingenieros, debe privilegiarse el estudio de la matemática, en la convicción de dotar a los estudiantes de un firme pensamiento abstracto y de un amplio pensamiento innovador”.
Lo malo, como siempre; es que el doctor ingeniero y matemático José Reátegui Canga, acaba de fallecer.
Una pena paisita Reátegui, no haberlo conocido personalmente.
Una pena no tener una foto, para ilustrar esta crónica.
Fuente:
Fransiles Gallardo
Poeta y narrador cajamarquino
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