INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA, INLEC DEL PERÚ,
Y CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
MARZO:
MES DEL AGUA, LA POESÍA Y EL NACIMIENTO DE CÉSAR VALLEJO
24 DE MARZO
CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
LA VIDA HEROICA DE GEORGETTE
SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
Fecha y lugar de realización:
DÍAS SÁBADOS 7 PM
Aula Capulí: Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia
Teléfonos Capulí: 420-3343 y 420-3860
planlector@hotmail.com
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PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
LA GUARDIANA DEL TEMPLO
Por Danilo Sánchez Lihón
“Tanto nevé para que tú duermas”
Georgette
Georgette
1. No tenía dónde dormir
El 24 de marzo de 1938, César Vallejo postrado es trasladado a la clínica Arago, en París.
“A partir de ese día supe que estaba perdido, y perdido porque no teníamos dinero. Enderezada más que educada en ese sentido por mi madre desde mi más tierna infancia, me fue imposible pedir nada a nadie.”
Allí muere 25 días más tarde, el día Viernes Santo del 15 de abril de 1938:
“Soy la única persona que ha presenciado día y noche, desde el primer minuto, la enfermedad y la muerte de Vallejo”.
El día que murió César Vallejo su esposa no tenía dónde dormir. No contaba con un amigo ni una amiga ni una familia próxima ni una institución a la cual recurrir y en la cual refugiarse. Habían vivido hasta ese 24 de marzo en que él fue internado en la clínica Arago, en un hotel mísero en la cuadra 69 de la Avenida del Maine.
2. Aquel tabernáculo
No tenía dónde dormir pero eso no era lo que le angustiaba. Eso sí, tenía una preocupación inmensa por la suerte de las obras inéditas de César Vallejo que había dejado. Y que ella no atinaba a encontrar cuál era el recurso más eficaz para tenerlo a buen recaudo, con todas las garantías de su conservación.
Y aquí empieza el drama de la custodia del tesoro, de la guardianía del vellocino, de la responsabilidad que pesa en aquel o aquella que se sabe que tiene la llave para abrir el cofre sagrado.
“Vallejo sepultado por la mañana, deambulo yo por la tarde en la calle con solo en los brazos once obras inéditas, entre estas los versos póstumos”.
¿Qué obras aún inéditas de versos están en ese tabernáculo? Están allí los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, la totalidad de las obras de teatro, ensayos, Paco Yunque, El arte y la revolución, etc.
3. El Santo Grial
¿No es legendario? ¿No es una escena para la historia de la humanidad? ¿Una mujer que como luto, como vestido de duelo, como pésame mortuorio, como túmulo arrastra unos papeles? Carga un legajo cosido a su pecho.
Esa es Georgette.
No tiene nada, ni abrigo ni techo, ni un número de calle en su mente al cual buscar.
Ningún otro vestigio de su esposo. No tiene algo qué acomodar ni arreglar: Ni una casa ni un cuarto ni una maleta sino las obras que ahora son patrimonio del género humano.
¿Dónde las había encargado? En la enfermería de la misma clínica Arago. Ahora ha ido a recogerlas y las tiene entre sus brazos. ¿Adónde va? ¿En dónde ha de refugiarse?
Ella se echa en sus hombros la responsabilidad de cargar el Santo Grial, el cáliz o el vaso que usó José de Arimatea.
4. Qué coraje
Porque estos manuscritos y otros originales mecanografiados eran todo y nada.
En su gran parte papeles ininteligibles. ¿Tendrían valor? Primera duda que ella no la tuvo jamás.
Sólo le importa eso y se dedica a cuidarlos. Si hubiera dudado quizás las hubiera olvidado en algún sitio de por vida y nadie se hubiera dado cuenta.
Pero ella ya en la tarde, después del entierro, cuida ese tesoro. Son los Poemas humanos, y son España, aparta de mí este cáliz.
¡Qué intuición sublime de mujer! ¡Qué coraje de guardiana del templo!
Quizá sea esto lo que justifique una frase riesgosa y llena de acechanzas que pronuncia Max Silva Tuesta cuando dice: “Sin Georgette no hay Vallejo”.
5. Devela el arcano
Y es que es ese momento, casi instante, de intuición de no coger nada más, ni una maleta, ni un artefacto, sino solo el legado de papeles.
Y sin nada más, con ello en los brazos y en las manos lanzarse y avanzar contra el mundo. Así salva la obra, nos salva a nosotros y justifica ante el universo.
“Dos semanas después de la muerte de Vallejo empecé a copiar a máquina, en cinco ejemplares, todas las obras inéditas. Las guardaré 35 años”.
Siendo así Georgette es la primera que devela el arcano, la primera que lee a Vallejo.
No le quitemos ese mérito, por favor.
Es quien empieza a copiar, a cuidar y a desentrañar lo que esos poemas dicen.
6. Eso no pensó nunca
Los tambores de guerra atruenan ya en toda Europa.
Ululan las sirenas una y otra vez, probándolas en una y otra circunstancia para alertar de que se avecinan los bombardeos a las ciudades.
Georgette está fichada, por ser la viuda de un comunista. Si la cogen la harán desaparecer al instante, con obras y todo.
Ella lleva en su cuerpo un tesoro que nadie identifica.
Por este hecho si la interceptan sería persona muerta. Porque a nadie convencería en esas circunstancias que lo que porta y defiende son poemas acerca de un mundo irreal. Ella porta el Santo Grial.
Pero acaso le atravesó la idea de dejar esas hojas pese a que con ellas arriesga la vida a cada segundo?
No. Eso no pensó nunca.
7. Sola frente al mundo
Lo primero que hizo fue acondicionarlas en una bolsa de tela y esta cosérsela a su pecho.
Portaba las versiones originales y únicas de los poemas de César Vallejo. Y ello no solo es patrimonio del Perú, con los cuales está presente en el concierto de las naciones más señeras del mundo, con la figura de un poeta universal, sino que es una de las joyas más preciadas de los tiempos modernos.
Además, en el ámbito de la poesía, arte señero en todas las lenguas.
Un patrimonio inestimable de la cultura universal de todas las épocas.
Eso es lo que portaba esta mujer sola frente al mundo. Escondiéndose y viviendo a salto de mata primero durante siete u ocho días y después durante trece años en Europa.
8. Ángel guardián, notario riguroso
“Cuando se ha caminado, no teniendo dónde pasar la noche, cargando en los brazos las obras”.
He allí por qué la denominamos la guardiana del templo.
Porque ese es otro de sus principales méritos.
A nadie más le cupo la suerte, el mérito y el alto riesgo de vislumbrar esas obras y dar la vida por ellas.
¡Ése es también su mérito!
Pero, además, César Vallejo le dio un encargo, una consigna, le dijo que cambiar solo una coma u olvidarse solo de un punto era atentar en contra de la legibilidad de un poema.
Desacatar la índole de una letra era igual o peor que mutilarle un miembro de un organismo vivo.
9. No se altere nada
Y esa consigna para ella fue sagrada.
Porque pocos casos hay de herederos tan celosos de las obras de las cuales son guardianas.
Que hayan dedicado como ella dedicó tanto rigor, pulcritud y pormenor cuidando la fidelidad y exactitud de una obra literaria.
Ella es el ángel guardián.
Es notario acucioso. Es el fiscal supremo, a fin de que no se pierda una sola página.
A fin de que no se deforme una letra siquiera de las obras como que no se realicen traducciones banales, presentaciones adulteradas, recitaciones insulsas. Como también para que no se alteren los rasgos y características propias que tuvieron esas obras al salir de las manos de su autor.
10. Para ella sí
Al principio, luego de la muerte de César Vallejo, tenía que ordenar su vida y paliar su dolor. Acostumbrarse a la soledad para atinar a garantizar mejor la conservación de aquel tesoro. Y luego hacer la difusión de ese bien supremo, que mientras tanto no valía ahora para nadie nada.
Porque no había alguien, nadie de nadie, quien estuviera enterado de que existían.
Lo que ella portaba no había merecido ningún juicio de valor, ni apreciación crítica, ni comentario auspicioso.
Eran poemas aparentemente inconclusos y que a nadie les constaba que tuvieran algún valor.
Si se los mira incluso ahora parecen improvisados cuando tienen ellos un hondo rigor.
Pero para ella sí.
¿Cómo pudo esta mujer aferrarse tanto a ellos y estrecharlos hasta casi soldarlos consigo misma?
11. De modo total
Su intuición de mujer es aquella que le advierte que con quien había compartido la vida era un genio.
Intuía ella por cada detalle que había observado en ese ser, es que ella portaba ahora un diamante y una joya inconcebible en la más suprema de las artes: la poesía.
Y supo defender esos originales como textos sagrados. En donde figuraban conceptos y leyes divinas para luego, como ella cuenta, asomarse a ellos con obsesión animal, con estupor primitivo, con despiadada fidelidad y devoción mística.
Se dedicó de modo total, pleno y absoluto al recuerdo, a la memoria, al cuidado de esa obra.
12. En esto fue empedernida
Lo hace, además, con reverencia y cariño profundo, renovados hacia aquel ser. Pero no para obtener ganancias, sino para velar por la autenticidad de los escritos, la precisión de las intenciones y la verdad de los mensajes.
De allí que los primeros con quienes se enemistó fue con los adulteradores, los falsarios e hipócritas de su memoria.
Y, en segundo lugar, con los mercaderes del templo.
No lucró, no viajó ni estuvo en comidas ni festejos.
Es más, casi no comía. Llevaba una vida completamente austera. Rehusó todo homenaje, y todo halago.
En esto fue empedernida y así su fama de mujer difícil e intolerante se hizo inexorable.
13. Sus votos de lealtad conyugal
Asumió e incrustó en su alma toda la honradez, la exactitud y sacrificio que le había trasferido César Vallejo.
“Cuando se ha caminado, no teniendo donde pasar la noche, cargando en los brazos las obras –entonces once inéditos de Vallejo– ... Dos semanas después de la muerte de Vallejo empecé a copiar a máquina, en cinco ejemplares, todas sus obras inéditas.”
He allí alguien que no se distancia, no se aleja ni toma un camino nuevo y distinto; sino, a la inversa de lo que se hace comúnmente, vuelve a pronunciar sus votos de lealtad conyugal, pero esta vez a solas, para sí misma, que es mucho más absoluto que ante el otro o los otros. E inicia la gran tarea de conservadora, albacea y guardiana del tesoro.
Empieza a copiar, mecanografiar en cinco copias las obras en su poder.
14. Nada estaba seguro
Dice:
“A la muerte de Vallejo alquilé a una señora un cuarto amoblado en la plaza Delambre. Tenía tres francos diarios para vivir. Era bastante para pan y te. E inmediatamente me puse a trabajar: descifrar y copiar la obra de Vallejo”.
Llega Raúl Porras Barrenechea y juntos publican Poemas humanos, en el año 1939.
Pronto puso en claro, precisó, detalló cada asunto relacionado a la vida y obra de Vallejo.
Sin embargo, por más celo que ponía en la custodia de las obras la situación de la guerra había puesto las cosas a tal punto que nada estaba seguro para un francés o una francesa en París.
15. Estado de indigencia
Defender los originales de las obras en Francia y en plena guerra era de un riesgo supremo: por ser viuda de un comunista con expediente en el servicio policial francés. Y la hubieran fusilado al instante. Eso no le importaba. Lo que le interesaba sí era defender las obras.
Pensó que lo más seguro sería poner bajo custodia todo ese legajo a la Delegación del Perú en ese país. Y así lo hizo.
Entrega los originales a la Legación del Perú en París, pero esta ha sido allanada porque el representante nuestro, Víctor Pezet Miro Quesada y su esposa María Olaechea, han sido llevados a un campo de concentración por ser miembros de la resistencia que ayuda al general Charles de Gaulle.
De 1949 es esta nota:
“Esta Embajada tiene conocimiento del estado de indigencia en que vive dicha señora (Georgette)”.
Firma: Arturo García Calderón.
16. Fue tajante
Ya Georgette en el Perú, en el momento en que Vallejo se convirtió en un botín, en el cual hasta le ofrecieron sumas jugosas para autorizar la filmación de una película sobre su esposo, el rechazo fue drástico por todo aquello que le parecía inauténtico.
Fue tajante en su vida respecto incluso a traducciones de la obra de su esposo, esto en contra de lo que podría ser acumular una renta.
De lo que no se le puede acusar jamás a ella es de lucrar, de vivir a cuerpo de rey, de acumular riqueza o dinero, de valerse de Vallejo con fines inconfesables.
17. Dispuesto a comprender
Se le acusó de mezquinarnos a Vallejo, de apropiarse de él. Supo distinguir siempre entre los mercaderes y los militantes de las causas por los cuales Vallejo luchó. Y a estos últimos sí les dio toda su adhesión, su entusiasmo y hasta su devoción.
A los primeros, cuando pudo, les exigió lo debido; y esto a fin de poder erogar para los segundos.
Su pobreza más bien se hizo proverbial. Dice en un poema:
“Todo el que sufre
de ver sufrir,
está dispuesto a comprender”
Asumió plenamente la posición política e ideológica de su esposo frente al orden social.
18. Ángel que relumbra
A esta mujer se la ha satanizado hasta los extremos más absurdos. Porque anhelaba que a Vallejo se le respetara y se le entendiera bien. Porque mucho en contra del mismo Vallejo bajo aparente devoción se dijo y se sigue diciendo ahora mismo.
Fue soldado de espada flamígera en contra de los convenidos y aprovechadores de siempre.
Perseguidora de quienes se escudaban detrás de canonjías, prebendas y tronos.
Ángel que relumbra en la puerta.
19. Representó lo puro
Cuidadora de la pulcritud de las ediciones, de hacer respetar la esencialidad de la poesía y no volverla música, ni siquiera hacer acompañar los poemas con instrumentos ni de cuerdas ni de viento y de ninguna otra índole. Decía el poema es puro y se vale de sí mismo.
En las disputas representó lo honesto frente a lo viciado, la lealtad frente a lo que se negocia y se alquile o se vende.
Se quedó con la simplicidad de los hechos frente a la altivez de las academias, el sufrimiento frente a la complacencia, las lágrimas frente a la sorna.
Asumió el desprecio de quienes apoltronados en cenáculos y redacciones de periódicos, elucubran fáciles para la infamia, la calumnia y la alevosía.
20. Con espada afilada
Discute con el mayor rigor científico con los intelectuales peruanos y extranjeros poseedores de los mayores pergaminos del mundo, como Miguel Oviedo y Juan Larrea.
En la polémica atroz que entablaron con este último la claridad expositiva y la precisión plena y total están a favor de Georgette, quien no cumplió con terminar sus estudios secundarios, quien apenas podía ostentar haber llegado al tercer año de Educación Secundaria.
Se batió con espada afilada con aquellos que no solo culminaron estudios especializados en la universidad sino que obtuvieron doctorados y honoris causa en los mejores centros de estudios superiores del mundo.
21. Limpios de mentiras
Sin embargo, no solo la emoción, la pulcritud académica, sino que la maestría formal está a favor de Georgette.
Sobre los Apuntes biográficos que escribió, de 1959, dice:
“Tenía yo que trabajar día tras día, enferma y de noche, con fiebre, y en un lapso de quince noches, que tuve yo que escribirlos, sin haber escrito nunca antes..."
He ahí un testimonio de cuando la palabra y la escritura no es un lujo, ni un adorno ni una jactancia, sino una urgencia, una defensa y una militancia:
"…finalmente, extraviada por la desolación, escribí esos Apuntes biográficos... de 1959, desordenadamente incompletos y cándidos, pero limpios de mentiras.”
Con justicia la reconocemos por eso como la guardiana del templo.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
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César Vallejo y Georgette - Imagen: Nalo Alvarado Balarezo
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