Autora: Verónica Solórzano Vidal (La novia de Luis Pardo)
Honrando su alma máter,
detectivando el crimen,
fronterizaron la Ley y el Orden.
Tres destinos se hicieron uno,
conforme lo visionaron
hace veintidos años.
Hoy, un universo
de damas y varones de gran valía
engrosan las filas de la Institución fortalecida.
Allá van vistiendo el verde olivo,
se persignan…se encomiendan
a la Santa Patrona,
hasta sus familias suelen encargarle.
Con su fe reconfortada
dan la cara con valentía,
emulando héroes y mártires,
van… sorteando felonas emboscadas,
en las lóbregas callejas,
en la agreste selva,
en la sierra encumbrera,
en el desierto quemante.
De mañana besando a la pareja
y a los hijos, salen a patrullar,
mientras todos los demás
discurren o reposan cotidianos,
con seguridad.
A la vuelta de algún recodo,
cuando ¡aquellos!... alevosamente
pretenden sorprenderlos,
ellos, adalides de la paz,
defienden el bien preciado bizarramente.
… Y al anochecer… alguien
¡ya no pudo regresar! a besar de nuevo
a los que ama de verdad.
Entonces…
un velo negro viste a la Familia Policial.
Y su cielo… la lluvia empieza a derramar.
¡ Ha pero mañana !
Con la misma vocación y denuedo,
otros hermanos Policías
volverán a patrullar,
aunque las lágrimas
no se acaben de secar.
6 DIC 2010
Por Armando Alvarado Balarezo (Nalo)