INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA INLEC DEL PERÚ
Y CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
28 DE DICIEMBRE: EL DÍA DE LOS INOCENTES
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
HERODES ES EL SISTEMA IMPERANTE
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Su propia sangre cae cercenada
Uno de los acontecimientos más estremecedores que se relata en los evangelios es el que se rememora el día 28 de diciembre como matanza o degollación de los santos inocentes, perpetrada por Herodes Rey de Judea, llamado “El Grande”, queriendo de aquel modo cegar y detener el proceso de la vida de Jesús, quien también nació con un conmovedor designio: ser Rey.
La historia se encadena así: Los Reyes Magos han llegado del oriente guiados por una estrella insólita y fulgurante incluso a la luz diurna. Y con una corazonada en el alma que hasta hoy resulta certera: había nacido el Mesías.
Preguntan por él en el palacio del mandatario, ante el mismo Herodes quien escucha asombrado y temeroso, primero la profecía y después constata el hecho tangible, puesto que los peregrinos están ahí presentes convocados por ese anuncio.
Aparenta indiferencia, pero como es mezquino, el pavor le invade y hace que sus rodillas tiemblen, inquieto de que se vaya a cumplir el vaticinio y sean descubiertas sus fechorías.
Hace presa de él el espanto y ordena degollar sin excepciones a todo niño menor de dos años.
Incluso si fueran hijos suyos, de las muchas concubinas que él tiene en el pueblo llano. Hasta de eso teme. Y su propia sangre cae cercenada.
2. Un ser bestial
El contraste más abismal al interior de este episodio –y que se visualiza aquí como nunca, es el poder bastardo de un degenerado, por un lado, y otro, la condición tierna y a la vez indefensa de lo que es un niño.
Contraste espeluznante: de un lado la iniquidad y la infamia y en la ribera opuesta el milagro de la creación iluminada por el don de la vida y la inocencia.
Herodes es un endriago y un esperpento, un ser bestial depravado pero a la vez grotesco, quien a toda costa busca detentar el poder, a él se aferra y lo ejerce de manera omnímoda, cruel y despiadada.
Tiene la brutalidad de quien es capaz de conminar a sus soldados, convertidos en verdugos, a matar a todo niño de pecho. Solo un ser inicuo y capaz de las peores perversidades suele ser obedecido en esas órdenes nefastas, reñidas con los principios más básicos de la condición humana.
Tan bárbara e implacable fue esta arbitrariedad que el historiador Macrobio señala que en la cacería uno de los hijos del tirano también fue degollado.
3. Pululan los Herodes
Pero, ¿cuántos hechos de los tiempos actuales se parecen a dicha atrocidad? Lamentablemente muchos. ¿No son idénticas las estrategias de "tierra arrasada" que consignan los manuales de los ejércitos que se precian de eficaces?
¿No son peores los operativos que apresan, torturan, desaparecen opositores solo por el delito de pensar de manera distinta a quienes detentan el poder en determinado momento?
Y sus instrumentos ya no son cuchillos, corvos o machetes, ni siquiera dagas o bayonetas, sino armas sofisticadas, como son: morteros, instalaza y misiles.
Personajes protervos y monstruosos como Herodes ni son del mundo de las fábulas ni han quedado sepultados en el tiempo pasado, sino que siguen en ejercicio y hasta cumplen funciones oficiales.
Pululan los Herodes en la política, tienen al mando entidades de todo tipo. Y sus víctimas son más amplias y variadas. Otros se han enquistado en los aparatos del poder financiero.
4. Vileza detrás de las medallas
El sistema imperante en el mundo actual es engendro de los herodes de todos los pelajes, tiempos y confines.
Se basan en el dinero, en las armas, en las empresas de negocios mal llamados medios de comunicación que todo lo corrompen.
Herodes es ahora el estado de situación en que vivimos, el modo y la tendencia que ha cobrado el orden de existencia en la vida moderna. El modelo y el sistema neoliberal que inventa, produce y promueve los Herodes continuos y en serie.
Lo lamentable es que a ellos damos inmediatamente acogida porque vienen encubiertos de toda la parafernalia del sistema, a ellos apuntan los medios de comunicación y nuestro propio hedonismo.
Lo lamentable es consagrar este modelo como válido en nombre de la libertad humana. ¿Cuál es la entraña moral de quienes aquello sostienen?
Poder político, del dinero, de los medios de comunicación, vesánico, concupiscente, macabro. Poder del ego que todo lo avasalla, pervierte, corrompe y denigra.
Poder que se premia a sí mismo, que oculta la vileza detrás de medallas y condecoraciones.
5. Aquel modelo
Poder que tiene su antecedente en Herodes Agripa, nieto de aquel crápula que lamentablemente no es de ficción, el personaje más siniestro de los Nuevos Evangelios.
Es este último sujeto quien considerando en su mente procaz que su abuelo, el asesino de los niños menores de dos años de toda Judea, había hecho una acción digna de encomio, mandó que se le erijan estatuas y se conmemore el 28 de diciembre como Día de los Inocentes, agregando así sarcasmo a la ignominia.
Pero al mismo tiempo que engendros, siguen naciendo en el mundo seres inocentes. Y he allí el desafío a nuestras vidas.
¡El mismo planeta Tierra cada día nace inocente! Y hasta el cosmos tiene en el aliento vital que lo anima, espíritu de infancia. Y aquel modelo lo daña, enferma y envenena.
Y los inicuos siguen persiguiendo, detentando y atornillándose en el poder.
6. Solo por hambre
Pero las estrellas, el sol y el amanecer, que son inocentes, nos dan el mensaje eterno de la esperanza. Y nos urgen a actuar.
Mientras tanto nacen niños que no son culpables de nada y son víctimas de todo.
Que nada tienen que ver con la infamia pero en quienes recaen todas las calamidades.
Y padecen los horrores del hambre, el desaliento, las enfermedades, el exilio y las depravaciones. Y mueren.
Mueren también las madres defendiendo a sus hijos de las hachas y los cuchillos, ahora de las bombas y la metralla.
También de las combis y los asaltos, de los robos y los secuestros, de los impuestos y la falta de empleo.
Del Herodes que es el sistema imperante, en donde cada quien está en la persecución de hacer y acumular dinero. Y detentar poder a partir del capital financiero.
Solo por hambre, excluyendo la muerte violenta que es tanta, cada 5 segundos muere un niño en el mundo. Es decir, expiran 12 niños por minuto.
7. ¿Es un cuento?
Si me permites graficarlo haciendo un cálculo objetivo, neutro y de burda estadística, amable lector, resulta lo siguiente:
Cuando tomamos el desayuno de apenas 15 minutos, en ese lapso han muerto, quizá muy cerca, en las afueras de la villa en donde tú o yo vive: 180 niños han sucumbido pero a causa de hambre, que es una muerte indigna para la especie humana:
¡Es muerte por hambre!
Esta no es una imagen de un cuento de horror. Coinciden en estos datos, por un lado, la FAO y, por otro, UNICEF.
Y está ocurriendo en este preciso instante. Y, sin embargo, hay defensores de este modelo que aducen y ostentan ser personas honradas, honestas y hasta valientes.
Es una muerte lenta, monótona y amarga; asociada a males y enfermedades de dolores espeluznantes.
Es muerte penosa. Han muerto 180 niños en ese breve lapso en que te estoy hablando, pero hay una inmensa e interminable cola de niños que sólo esperan morir. ¿Es Herodes y el Día de los Inocentes un cuento?
8. Copia y calco
Sin embargo, no hay nada más hermoso, excelso y moral en el universo que un niño sonriente y feliz.
No están entonces en el plan de la vida ni de la creación los Herodes sucesivos, en serie estos impostores fatales.
Ellos son una excrescencia y un artificio que hay que eliminar.
Pero así como no hay nada más excelso que un niño feliz, no hay nada más atroz, indignante y horrendo que cuando un niño sufre.
Pero ahora, ni siquiera en ellos cabe ya el grito indefenso de los degollados por Herodes de la Judea de antaño, curiosamente llamado “El Grande”.
De aquel individuo a quien le hemos hecho el honor de tomarlo como modelo para instaurar la sociedad vigente, esta democracia liberal que pareciera una novela de que tenga defensores, copia y calco de aquella alma y entraña siniestras de Herodes y cuya réplica es el sistema imperante.
Pero razones no les falta: los beneficia, venden mucho y reciben halagos.
9. Hijo pródigo a la vez
Pero en los niños que están muriendo en este instante ni siquiera cabe el alarido de las madres por librarlos de las espadas.
Y es así porque su desgracia es peor: no tienen madres, ellas se esfumaron, el sistema las eliminó. O no les dio madres sino pantallas de televisión o de lo que sea, en sus vidas.
Herodes es el modelo de vida que ensucia y estruja los lirios más puros que nacen directamente hacia nuestras manos. Porque los niños nacen luminosos, suaves y verdaderos, como son los lirios del campo.
Pero, he aquí una interpretación culpable aunque valiosa de la matanza de los niños inocentes que hace Giovanni Papini, visión fatal de una Europa también manchada de sangre.
Y lo es, puesto que proviene de un autor perteneciente tanto al infierno como al paraíso, alma contradictoria e hijo irredento, porque se debatía entre una y otra orilla, en donde afincaba sus pies.
He aquí lo que dice esta oveja negra, descarriada pero hijo pródigo a la vez:
10. Si más delito
Dice él:
Esta inmolación de Inocentes en torno de la cuna de un Inocente; este holocausto de sangre por un recién nacido que ofrecerá su sangre por el perdón de los culpables; este sacrificio humano por aquel que a su vez será sacrificado, tiene un sentido profético:
Miles y miles de inocentes han de morir después de su muerte sin más delito que el haber creído en su Resurrección.
Nace para morir por los demás, y he aquí que mueren por él miles de nacidos, como para pagar su nacimiento.
Hay un tremendo misterio en esta ofrenda sangrienta de los puros, en este diezmo de coetáneos. Pertenecían a la generación que lo había de traicionar y crucificar.
Pero los que fueron degollados por los soldados de Herodes ese día no lo vieron, no llegaron a ver matar a su Señor. Lo libraron con su muerte y se salvaron para siempre. Eran Inocentes y han quedado Inocentes para siempre.
11. Esos ojos
¡No, no es necesario pagar esa cuota! Es aberrante. No somos culpables y no hay deudas que tengan que pagar la vida que llega, es decir los niños. Para eso no nació Jesús.
Sin embargo, en el Perú, las calles de Lima y de las principales ciudades y pueblos del interior del país están llenas de niños mendigos, acróbatas, englutidores de vidrios, saltimbanquis, pirueteros con teas encendidas.
Deambulan en los bares, los mercados y las tiendas. Piden los restos de comida y tienen bolsas plásticas para llevarlas a otros mendigos sin suerte.
¡Qué paradojas hace el lenguaje, tanto que él mismo se retuerce sin que yo lo ataje! Porque hay mendigos con suerte y otros sin ella.
Suben a los ómnibus, algunos enlazados de manos con el hermanito o hermanita más tierna. Y cantan.
Las más de las gentes se fastidian. Y les contestan sin mirarlos con un no animal, que es un sonido gutural en las gargantas. Van cómodamente sentados.
Ante su cercanía les muestran la nuca pero la mirada la esconden por la ventana, con tal de no enfrentarse a esos ojos que piden y mendigan.
12. Para mayor afrenta
Allí el cuadro se esclarece y configura: Entonces, ¿cómo aceptar tu agasajo recién elegida autoridad de lo que sea? ¿Cómo celebrar tu premio, preboste? ¿Con qué partida se hace el banquete de esta tarde, mandón ocasional?
¿Bailarás con la adulona de turno porque algo persigue como favor inconfesado? ¿Qué sentimiento e intención hay detrás de todo esto? ¿Un momento de expansión y divertimiento? ¿De qué tenemos que estar complacidos?
Y de ti, ¿cómo aceptar tu tarjeta de Navidad, congresista ignaro en todo? ¿No te la había rechazado antes? Para mayor afrenta está impresa en pan de oro y con un texto que dice: Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo. ¿No es burla?
¿Cuánto te has puesto de sueldo y cuántos emolumentos amañados recibes al año?
Antes serías mi amigo. Ahora, que te encumbraste con engaños y con falsas promesas, ya no. Y no creas que estoy orgulloso de ti ni aprecio el escaño que detentas accidentalmente.
13. Su trabajo es valeroso
¿Y entonces, y de otro lado, cómo aceptar tu invitación, magistrado? Y la adulación que te han de deparar en el evento de tu entronización. ¿Qué esperas para administrar justicia noble, ecuánime y valerosa?
¿Por qué no despachas los expedientes que yacen dormidos? ¿Esperas algún soborno? ¿Por qué no condenas a los corruptos y liberas a los inocentes que permanecen encarcelados?
Hoy también de ellos es su día. Y no solo de Herodes el encumbrado que en el fondo tú representas.
¡Hay niños que se envilecen con las drogas, porque nacieron negados por sus progenitores!, que no conocen ni a padre ni a madre. Son ilegítimos. Y por eso comen, duermen y asaltan en las calles.
¡Solo en Lima 40 mil familias, cada una compuesta de seis niños, reciclan la basura diaria en situación de extrema pobreza!
Su trabajo es valeroso. Nosotros somos los indignos. No tienen luz, agua ni desagüe, pero nosotros celebramos.
14. Lo más preciado
Esos niños adquieren enfermedades infecciosas severas y muertes por cortes de vidrios que se convierten en gangrena a los pocos días.
¿Cómo aceptar entonces tu agasajo, señor Presidente? ¿Qué persigues? ¿Votos para la reelección?
¿Cómo aceptar los sueldos que tú mismo consientes que se pongan en las empresas del Estado y que priva de medicinas y atención básica a tantas familias?
¿Has visitado el Pabellón de Quemados del Hospital del Niño? A cada familia que allí espera no le alcanza para comprar los medicamentos mínimos.
Y el niño es lo más preciado de una sociedad. Es lo más valioso y lo más sublime. Y contra el niño atenta este sistema y su estado de cosas, como contra todo lo noble y prístino, el modelo dictaminado por el Herodes Internacional, imperante de esta sociedad globalizada.
Hagámosla menos indolente, insensible e hipócrita. ¡Que esa sea nuestra lucha!
15. Clave del universo
Y, ¿cómo es que una fecha propicia para la reflexión y el compromiso, como ésta, la hemos convertido en el día de la mentira?
También en ocurrencia de las bromas de mal gusto y hasta fecha de ocasión que legitima el robo y el pillaje.
Y la hemos trocado en el día de la sonrisa cínica. ¡Denigrando así a la santa inocencia, a la hermana más sublime y prez de todas las virtudes!
La inocencia, esa flor de pétalos translúcidos, que contiene todos los manantiales y el aroma y el rumor de todas las cascadas.
Donde está el cielo azul y el perfume a alcanfor y manzanilla de las colinas de mi tierra.
Y que está en la luz de los ojos de todo niño que nace.
Porque ser niño es clave del universo. Todo lo que queda fuera de ese ámbito es lo que hay que olvidar, y hasta de repente abolir.
16. Inocente y glorioso
Abolir a los Herodes de todo pelaje. Y todo lo que se parezca o se relacione con su podrida calaña, que coincida con sus vísceras depravadas y malolientes y con lo repugnante de su esencia y envoltura.
Pero no, lo decimos de ese modo para cuidarnos del engaño. Porque no es así. ¡Cuidado! Ahora luce simpático, galante y atildado.
Va al gimnasio. Quien lo asume y representa ha pasado todas las pruebas de aprobación de imagen, aprobada por el público y sacramentada por el mercado.
¡Claro!, hemos adulterado el mundo para hacerlo propicio a quienes se complacen con el poder y hacen pingues negocios.
Pero en el fondo seguimos degollando a los niños. Pese a que la inocencia y el candor son elementos esenciales en la creación del mundo.
¡Porque el mundo es intrínsecamente inocente y glorioso! Pero se lo ha adulterado para vender más fácil.
17. Milagro supremo
En cambio, aquella inocencia de la que hablábamos sí fue la que inspiró a la sociedad incaica que puso en vigencia la ternura, el respeto a la naturaleza, el trabajo común, el espíritu de fiesta ligado al bien y a la solidaridad humana.
En contraposición aquella organización de los incas fue destruida por la rapiña y la avidez, por la concupiscencia del oro y la codicia de los metales preciosos de quienes conquistaron y se apoderaron de estas tierras.
Por eso, a los tres elementos de la composición del universo, hecho de materia, energía e información, agreguemos esta vez un componente moral que pudiéramos celebrar este día.
Esencia que no es defendible por ahora en ninguna circunstancia pero que nosotros la exaltamos, ella es: la inocencia, que el mundo natural tiene como signo y temperamento, y que alienta en la vida.
Contra ella atenta todo poder, porque lo opuesto a ella y a ser niño es Herodes.
Felizmente en el plan cósmico de la creación no hay hecho más milagroso que el niño. Es el milagro supremo, perfecto e imperecedero.
18. Utopía moral
Para eso hemos puesto en vigencia y militancia permanentes el movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra, a fin de rescatar y restituir los valores del mundo andino en nuestras vidas.
Porque ellos sirvieron de base para desarrollar una cultura de asombro como fue la incaica, una sociedad solidaria en la cual no había excluidos, ni personas desprotegidas ni familias abandonadas.
Donde no hubo ser humano que padeciese hambre, falta de abrigo o no tuviera lugar en la fila de seres útiles, dignificados con un trabajo en el conjunto de la organización del Estado Incaico.
Una sociedad cuyos ejes fundamentales fueron la solidaridad y la fraternidad humanas, además del predominio del bien común y el respeto consagrado a la vida.
También la orientación de todo acto en función de los valores en favor del medio ambiente y la hegemonía de la vida en comunidad.
19. Se construían caminos
Era una sociedad donde los hombres fueron principalmente hermanos. En la cual los primeros en ser atendidos eran los débiles, aquellos que tienen limitaciones y carencias de cualquier orden: los inválidos, los huérfanos, las viudas y los ancianos.
Los fuertes eran atendidos al final. O, más bien, eran los que tenían que atender a sus semejantes. Utopía moral que es un imperativo de dignidad humana ahondar en sus huellas, adoptar sus modelos y proseguir en aquella ruta.
Porque fue un mundo sin hambre, sin guerra, sin competencia desalmada y sin abandono social.
Conformaron y desarrollaron así un pueblo probo, bien alimentado y jubiloso, un modelo de hombre pulcro, tierno y laborioso.
Construyeron principalmente caminos, que eran los edificios más espléndidos, que los cronistas de la conquista reconocieron que no había parangón ni en la Roma antigua célebre por su belleza urbana, llena de palacio, alamedas y jardines.
20. Fuimos siempre esperanza
Los caminos de los Incas eran rutas seguras en las cuales cada cierto trecho se alzaban tambos en donde había comida, ropa, herramientas, medicinas. Y todo lo necesario para dar protección y bienestar a la persona humana.
Se dialogaba con la tierra, a quien se la cuidaba y reverenciaba como a la madre que era. Se veneraba al agua, al sol, a las espigas. Se ofrendaban frutos a los ancestros.
Ese es el mundo por restituir, ese es nuestro desvelo y compromiso. En razón de eso, Capulí, Vallejo y su Tierra eleva sus emblemas como un mundo matinal y de alborada.
Himno de exaltación por el bien que aquí brotó y brota e inunda la tierra, hurgando en la entraña de lo que somos encontramos allí las razones de nuestro júbilo.
¿Cuál es esa esencia? ¿En qué palabra la resumiríamos? En esperanza, esperanza es la palabra clave. Somos un movimiento de esperanza. Una cruzada y una apuesta de esperanza.
Somos el Nuevo Mundo. ¿Por qué olvidar estas utopías fundamentales incluso para el desenvolvimiento de occidente? Fuimos siempre un mundo de esperanza.
Epílogo
Porque esperanza son los niños y jóvenes que conforman nuestra población en proporción mayoritaria. Por eso, cultivemos y hagamos que florezca aquí lo mejor del hombre. Que esa sea nuestra enseña en el año que comienza.
Esperanza en nuestras montañas tutelares y en nuestras nieves inmarcesibles, amenazadas ahora por el calentamiento global, pero cuyo recuerdo se hará lo mismo que ahora invocamos.
El Perú es esperanza. Estamos hechos para la esperanza. Esperanza es anhelar un mundo mejor, trasformando incluso nuestro dolor en canciones de triunfo.
A defender estos principios te invitamos a Capulí, Vallejo y su Tierra. Y, como diría César Vallejo:
Ya va a venir del día, ponte el alma. ...
Ya va a venir el día, ponte el cuerpo. ...
Ya va a venir el día;
la mañana, la mar, el meteoro, van
en pos de tu cansancio, con banderas, ...
Ya va a venir el día, ponte el sol.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
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