Por Víctor Raúl Huamán
Víctor Raúl había salido airoso de un allanamiento en uno de sus refugios. El lugar donde se mantenía escondido Haya de la Torre se denominaba Incahuasi, palabra quechua que significa la casa del Inca. Durante su vida clandestina existieron muchos Incahuasis en casi todo el Perú. Mejor dicho, Incahuasi estaba en cualquier lugar del Perú que cuidara la vida del Jefe del Partido del Pueblo.
Aquella vez, había sido tan rápida la huida de los soplones de la policía política, que no tuvo tiempo de llevar a su leal mascota, un pastor alemán llamado "Tony". Era el año de 1938. El jefe, al notar la ausencia de su fiel amigo, organizó el regresó a la casa para rescatarlo, pero Incahuasi ya estaba rodeada, lo que hacía muy riesgoso volver. Pero Víctor Raúl estaba decidido y organizó el rescate.
Se consiguió un carro similar al que usaba el Director General de Gobierno y Policía de la dictadura y se prestaron la ropa elegante necesaria para acercarse a la casa donde había quedado olvidado "Tony". El primer cordón policial los dejó pasar sin mayor control, pero había otro más riguroso donde los detuvieron. El guardia se acerca a la ventanilla de Víctor Raúl mientras éste trata de cubrirse discretamente con el ala del sombrero y realizando un característico saludo militar con la mano. El guardia sin mayor preámbulo, se puso en posición de firmes, respondió el saludo y dijo marcialmente: "Buenos días Jefe. Todo sin novedad". Ordenó que a los otros guardias que alzaran la tranquera. Entonces el auto avanzó lentamente y siguieron una rutina que no debía levantar la más mínima sospecha. Había llegado el momento de saber donde estaba el perro y como subirlo. Fue cuando Víctor Raúl lanzó un sonoro silbido que inmediatamente reconoció "Tony", quien salió corriendo de donde estaba y entró por la puerta del auto que lo esperaba abierta trepándose en las piernas de su dueño y saludando el reencuentro.
Haya y su seguridad no habían dejado un solo momento de tener la mano en las pistolas, que llevaban listas para responder si fallaba algo. Empezaron a salir discretamente. Sin apuro. Todo estaba aparentemente normal y la tensión fue rota por Jorge Idiáquez con un comentario: "Jefe, parece que realmente lo confundió con un oficial". "No – le respondió Víctor Raúl – míralo como se despide". Discretamente Jorge miró por el espejo retrovisor y observó al guardia despidiéndose con el brazo izquierdo en alto y un pañuelo blanco en la mano. Había reconocido a Víctor Raúl y era su Jefe…
"Tony", que le fuera obsequiado por un amigo en la década del 30, está registrado en la Enciclopedia Británica como una de las mascotas más famosas del mundo, por las muchas oportunidades que logró salvarle la vida a Haya de la Torre. El Jefe mantuvo la tradición teniendo cuatro Tonys durante su vida. Actualmente existe una estatua en memoria de ellos en Villa Mercedes.
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Relato 20: TONY Y EL PAÑUELO BLANCO
Víctor Raúl Huamán. Libro "Aquí Yace la Luz". Ediciones Populares ARIEL
Aquella vez, había sido tan rápida la huida de los soplones de la policía política, que no tuvo tiempo de llevar a su leal mascota, un pastor alemán llamado "Tony". Era el año de 1938. El jefe, al notar la ausencia de su fiel amigo, organizó el regresó a la casa para rescatarlo, pero Incahuasi ya estaba rodeada, lo que hacía muy riesgoso volver. Pero Víctor Raúl estaba decidido y organizó el rescate.
Se consiguió un carro similar al que usaba el Director General de Gobierno y Policía de la dictadura y se prestaron la ropa elegante necesaria para acercarse a la casa donde había quedado olvidado "Tony". El primer cordón policial los dejó pasar sin mayor control, pero había otro más riguroso donde los detuvieron. El guardia se acerca a la ventanilla de Víctor Raúl mientras éste trata de cubrirse discretamente con el ala del sombrero y realizando un característico saludo militar con la mano. El guardia sin mayor preámbulo, se puso en posición de firmes, respondió el saludo y dijo marcialmente: "Buenos días Jefe. Todo sin novedad". Ordenó que a los otros guardias que alzaran la tranquera. Entonces el auto avanzó lentamente y siguieron una rutina que no debía levantar la más mínima sospecha. Había llegado el momento de saber donde estaba el perro y como subirlo. Fue cuando Víctor Raúl lanzó un sonoro silbido que inmediatamente reconoció "Tony", quien salió corriendo de donde estaba y entró por la puerta del auto que lo esperaba abierta trepándose en las piernas de su dueño y saludando el reencuentro.
Haya y su seguridad no habían dejado un solo momento de tener la mano en las pistolas, que llevaban listas para responder si fallaba algo. Empezaron a salir discretamente. Sin apuro. Todo estaba aparentemente normal y la tensión fue rota por Jorge Idiáquez con un comentario: "Jefe, parece que realmente lo confundió con un oficial". "No – le respondió Víctor Raúl – míralo como se despide". Discretamente Jorge miró por el espejo retrovisor y observó al guardia despidiéndose con el brazo izquierdo en alto y un pañuelo blanco en la mano. Había reconocido a Víctor Raúl y era su Jefe…
"Tony", que le fuera obsequiado por un amigo en la década del 30, está registrado en la Enciclopedia Británica como una de las mascotas más famosas del mundo, por las muchas oportunidades que logró salvarle la vida a Haya de la Torre. El Jefe mantuvo la tradición teniendo cuatro Tonys durante su vida. Actualmente existe una estatua en memoria de ellos en Villa Mercedes.
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Relato 20: TONY Y EL PAÑUELO BLANCO
Víctor Raúl Huamán. Libro "Aquí Yace la Luz". Ediciones Populares ARIEL