Por Modesto Montoya Zavaleta
En la tercera entrega de “El perro del hortelano”, el presidente Alan García analiza cuatro aspectos de la realidad peruana que, en forma resumida, desde el ángulo de los científicos, me permito analizar.
I) Crecimiento del país. Si se preguntara a los peruanos cuánto han aumentado sus ingresos en el año 2007, una mayoría aplastante responderá mucho menos que 9%. Una muy pequeña minoría dirá que el suyo se ha multiplicado por dos o más.
II) Reducción de la pobreza y tecnología. Si el Gobierno estuviera decidido a eliminar definitivamente la pobreza, estaría promoviendo la innovación en ciencia y tecnología, en todos los niveles educativos y en la sociedad en general. Ese fue el camino que siguieron los países que, en las últimas dos décadas, han dejado ser pobres: no se limitaron a comprar los productos tecnológicos de la informática y la comunicación. En algunas de las recientes reuniones relacionadas con el APEC, se analizó las regulaciones de los productos tecnológicos que entrarán al mercado. Entre los temas que se ha tratado están los productos químicos, los agro-biotecnológicos y los electrónicos. En los tres casos, nuestra participación es sólo como importadores. El número de biólogos con los que cuenta el país sólo alcanzará para llevar a cabo las tareas relacionadas con regulación de los productos importados. La gente que podría intentar producir algo nuevo nuestro se ha ido al extranjero, porque en el Perú no encuentra lugar.
III) Articulación de programas. El Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SINACYT) sigue desarticulado, sectorializado y burocratizado. En lugar de optimizar este sistema para que se ocupe de los problemas relacionados con la ciencia y la tecnología, una de cuyas áreas es el ambiente, se anuncia la creación de un ministerio controlador, fiscalizador y sancionador, sin laboratorios: Eso hace pensar en más burocracia menos científicos. Por definición, las prioridades científicas las dan los científicos. Lo que el Gobierno ha tomado son decisiones políticas, en su competencia con los partidos políticos. Nadie niega que se esté haciendo algo por los pobres. Lo que falta es hacer algo para desaparecer la pobreza, para que el país no dependa sólo de su sol y de su mano de obra barata.
Matemáticamente, las curvas del aumento del crecimiento del Perú siguen la proyección del periodo 2001-2005, lo que hace pensar que hay una política inercial de corto plazo. La diferencia debería estar en el largo plazo. En el periodo anterior se acordó el préstamo del BID para el Programa de Ciencia y Tecnología y se levantó la prohibición para nombrar profesionales científicos y tecnológicos en el SINACYT. Lo nuevo fue volver a lo anterior: restableció la mencionada prohibición.
El Presidente dice “Y como nuestra educación de precarios contenidos y mala calidad no enseña a comprender, ni a razonar críticamente, aún tiene algunos crédulos que lo escuchan (al perro del hortelano)”: debe tener cuidado en referirse de esa manera al pueblo que lo eligió.
Concerniente a los que no dejan de protestar, aquellos que hemos comprendido que la riqueza viene del conocimiento siempre exigiremos a los gobiernos de turno que recuperen los cerebros que hoy enriquecen a los países desarrollados. Ser patriotas significa defender las riquezas del país. Más aún, no contar con una política de recuperación de los talentos es contradictoria con el discurso de querer mejorar la educación. ¿Cómo pedir a los jóvenes que se preparen para ser talentosos si no hacemos nada para que los mejores trabajen en el Perú? Se sabe que miles de jóvenes bien preparados con los recursos de los peruanos se van del país. No creo que el Presidente ignore que París atrae más por su cultura y su ciencia que por su famosa torre.
IV) Los que siempre protestan. Los científicos e ingenieros peruanos no nos reunimos en plazas. Lo hacemos en locales universitarios o de instituciones culturales, dos veces al año. El presidente ignora esos encuentros. Mayor atención reciben los manifestantes de plaza. Mientras eso ocurra, la agenda estará alejada del debate de fondo. Y ese debate tiene que ver con la política tendiente a generar y a utilizar el conocimiento para competir en el mercado internacional de productos y servicios innovadores, dejar para siempre la pobreza, y elevar el nivel de los debates nacionales.
www.modestomontoya.org
I) Crecimiento del país. Si se preguntara a los peruanos cuánto han aumentado sus ingresos en el año 2007, una mayoría aplastante responderá mucho menos que 9%. Una muy pequeña minoría dirá que el suyo se ha multiplicado por dos o más.
II) Reducción de la pobreza y tecnología. Si el Gobierno estuviera decidido a eliminar definitivamente la pobreza, estaría promoviendo la innovación en ciencia y tecnología, en todos los niveles educativos y en la sociedad en general. Ese fue el camino que siguieron los países que, en las últimas dos décadas, han dejado ser pobres: no se limitaron a comprar los productos tecnológicos de la informática y la comunicación. En algunas de las recientes reuniones relacionadas con el APEC, se analizó las regulaciones de los productos tecnológicos que entrarán al mercado. Entre los temas que se ha tratado están los productos químicos, los agro-biotecnológicos y los electrónicos. En los tres casos, nuestra participación es sólo como importadores. El número de biólogos con los que cuenta el país sólo alcanzará para llevar a cabo las tareas relacionadas con regulación de los productos importados. La gente que podría intentar producir algo nuevo nuestro se ha ido al extranjero, porque en el Perú no encuentra lugar.
III) Articulación de programas. El Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SINACYT) sigue desarticulado, sectorializado y burocratizado. En lugar de optimizar este sistema para que se ocupe de los problemas relacionados con la ciencia y la tecnología, una de cuyas áreas es el ambiente, se anuncia la creación de un ministerio controlador, fiscalizador y sancionador, sin laboratorios: Eso hace pensar en más burocracia menos científicos. Por definición, las prioridades científicas las dan los científicos. Lo que el Gobierno ha tomado son decisiones políticas, en su competencia con los partidos políticos. Nadie niega que se esté haciendo algo por los pobres. Lo que falta es hacer algo para desaparecer la pobreza, para que el país no dependa sólo de su sol y de su mano de obra barata.
Matemáticamente, las curvas del aumento del crecimiento del Perú siguen la proyección del periodo 2001-2005, lo que hace pensar que hay una política inercial de corto plazo. La diferencia debería estar en el largo plazo. En el periodo anterior se acordó el préstamo del BID para el Programa de Ciencia y Tecnología y se levantó la prohibición para nombrar profesionales científicos y tecnológicos en el SINACYT. Lo nuevo fue volver a lo anterior: restableció la mencionada prohibición.
El Presidente dice “Y como nuestra educación de precarios contenidos y mala calidad no enseña a comprender, ni a razonar críticamente, aún tiene algunos crédulos que lo escuchan (al perro del hortelano)”: debe tener cuidado en referirse de esa manera al pueblo que lo eligió.
Concerniente a los que no dejan de protestar, aquellos que hemos comprendido que la riqueza viene del conocimiento siempre exigiremos a los gobiernos de turno que recuperen los cerebros que hoy enriquecen a los países desarrollados. Ser patriotas significa defender las riquezas del país. Más aún, no contar con una política de recuperación de los talentos es contradictoria con el discurso de querer mejorar la educación. ¿Cómo pedir a los jóvenes que se preparen para ser talentosos si no hacemos nada para que los mejores trabajen en el Perú? Se sabe que miles de jóvenes bien preparados con los recursos de los peruanos se van del país. No creo que el Presidente ignore que París atrae más por su cultura y su ciencia que por su famosa torre.
IV) Los que siempre protestan. Los científicos e ingenieros peruanos no nos reunimos en plazas. Lo hacemos en locales universitarios o de instituciones culturales, dos veces al año. El presidente ignora esos encuentros. Mayor atención reciben los manifestantes de plaza. Mientras eso ocurra, la agenda estará alejada del debate de fondo. Y ese debate tiene que ver con la política tendiente a generar y a utilizar el conocimiento para competir en el mercado internacional de productos y servicios innovadores, dejar para siempre la pobreza, y elevar el nivel de los debates nacionales.
www.modestomontoya.org
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En relación al artículo “El perro del hortelano contra el pobre”, de Alan García Pérez, Presidente de la República, publicado en "El Comercio", 2 de marzo 2008)