CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRAConstrucción y forja de la utopía andinaABRIL, MES DE LA PALABRA,LA CREATIVIDAD LITERARIA EINMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJOCAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
3 DE ABRIL
NACEROBERTOROSARIO VIDAL
FOLIOS DE LA UTOPÍA
FORJADORDE LA LITERATURAINFANTIL EN EL PERÚ
Danilo Sánchez Lihón1. LibertadtotalSobre Roberto Rosario Vidal tengo algunas imágenes que trataré de referir e intentar trasmitirlas con toda la emoción que ellas contienen. Así: En diversos cursos desarrollados en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a fin de incentivar la lectura implementé una dinámica propia a la que denomino: “Feria del Libro Personal”, por la cual cada alumno tiene que hablar del libro de su mayor predilección, aquel que más ha influido en su vida, que es su libro de cabecera y que llevará a la isla solitaria. Sobre ese libro tienen que hablar desarrollando todo un programa que abarca contar cómo llegó el libro a sus manos, de qué manera lo han dado a leer a otras personas, hacer una referencia del autor, del contexto en el cual la obra fue escrita, contar una anécdota en relación al libro, leer un pasaje del mismo, etc.Presentación memorable y entusiasta que muchos la representan con dotes de arte dramático en donde no falta la actuación escénica, no dejando de lado el carácter ceremonial y ritual que debía adquirir el acto. Lógicamente los libros más frecuentes que se exponen son obras consagradas de la literatura universal, latinoamericana o nacional. Y los autores de esas obras son mitos vivientes de la literatura en general, aunque uno de los preceptos de esta dinámica es libertad total y absoluta para escoger y elegir el libro de su preferencia, eso sí: la calificación toma en cuenta cuánto se logra convencer para que ese libro se lea o se vuelva a releer por quienes ya lo habían leído.2. Con esobastaMi sorpresa fue al ver en las manos del estudiante que salía a hacer su presentación aquel día el libro “El trotamundos” cuyo autor es mi amigo Roberto Rosario Vidal. Sin embargo, fue contundente la presentación. Y lo que más conmovió fue el momento en que refirió que ese libro de niño le leía su abuelo. Por eso, el gesto que tuvo cuando murió su abuelo fue colocar, envuelto en llanto, el libro dentro del ataúd de su abuelo muerto, “para que lo leyera a los ángeles del cielo”, según él, llanto que apenas pudo ocultar en el salón, pero que sí algunas compañeras suyas se enjugaban los ojos abiertamente con sus pañuelos.Pensé: hay actos en la vida que valen más que mil páginas de crítica encomiástica intentando consagrar a un libro. Esta anécdota justifica para siempre la vida de un autor. Con eso basta. No se necesita nada más. La vida ya está justificada, consagrada y venerada por la vida misma. Ese privilegio ya lo tiene ganado Roberto Rosario Vidal, quien además de libros como el aludido, es el forjador principal de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, ámbito distinto al de las letras porque más son hechos; porque durante 39 años no deja de haber cada año un encuentro muchas veces grandioso que se realiza en diversas ciudades de nuestro país y sobre el cual tengo también algunas imágenes como las que paso a referir:1. Bajo el solesplendenteGuardo y atesoro acerca de la APLIJ, sobre todo algunas imágenes:Así, en la ciudad de Ayacucho, en pleno estado de emergencia, sin garantías constitucionales y sitiada por ejércitos que se enfrentan desde una y otra vereda, la Comisión Organizadora del Congreso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil de la APLIJ, realizado en el mes de agosto de 1992, recibe a las delegaciones visitantes en el aeropuerto.Un grupo de teatro en el terminal aéreo hace maravillas con el montaje de una obra de apariencia mágica, pero de inocultable trasfondo social que nos estremece.Se avanza, portando banderolas y pancartas, mientras se escuchan las explosiones de bombas de dinamita en las colinas y en lugares aledaños.Desde las afueras de la ciudad y hasta la Plaza de Armas niños y niñas de los centros educativos, acompañados de sus maestros y maestras bajo el sol esplendente de la mañana, enfilados en las veredas, hacen flamear sus banderas peruanas y repiten vivas y lemas de saludo y de homenaje a los escritores asistentes.2. El flamearde las banderasReluce en este recibimiento el intenso colorido de los estandartes y uniformes, la alegría rebosante en los rostros de esta población que atraviesa tiempos aciagos.Y se nos hace evidente que la guerra se esfuma cuando lo que se reivindica y lo que se canta es la verdad, la belleza y el bien, como valores imperecederos.Se agolpa la emoción en el alma de los escritores, sentida como flecha que nos hiere. Una dicha inmensa transida de juramentos, de fe, de promesas, reconociendo el privilegio de estar vivos y poder hacer algo.Haciéndose muy nítida por primera vez una identificación total con aquello que se asumiera como un ejercicio secreto del espíritu, ¡escribir!, sin presentir el cabal sentido que ello contenga, cual es hacerlo para niños y jóvenes, corroborando ahora que encarnan sus más caras ilusiones.Algunos se enjugan los ojos llenos de lágrimas. ¿Quién era el forjador de todo ello? Roberto Rosario Vidal.3. ¿No esun privilegio?Porque, ¿a quiénes los niños prodigan tanto afecto y adhesión en esos momentos? ¿En quienes se acogen y amparan? ¿A quiénes les manifiestan que aún viven? ¡A los escritores que llegan a esta ciudad dolorida y en trance de vida y de muerte! ¿No es conmovedor? ¡Es a sus escritores a quienes prodigan todo su reconocimiento!Brindan su afecto y adhesión a aquellos nombres que aparecen como una sombra o mancha difusa en sus textos escolares, como una línea indecisa al principio o al final de un cuento.O cuyo poema han recogido y recitado en una actuación cívica y que recién comprueban que no eran fantasmas, que no son nombres ilusorios o irreales puestos en sus libros con los cuales amanecen aprovechando la luz del alba porque la otra se corta e interrumpe en las noches desoladas.¿No es excepcional e insólito, acaso? ¿No es un privilegio esta hora? ¿No es la página rota de un pedazo de sueño? Y tenemos necesariamente que pellizcarnos para saber que estamos vivos.Adelante van las bandas de músicos y con paso marcial los siguen detrás, embebidos en su propia mística, el desfile de las escoltas escolares.4. A la luzde las bombasLos transeúntes apostados en las esquinas se detienen y aplauden a una caravana ilusa, quimérica, de fábula; porque no es de políticos, ni de empresarios, ni de organizaciones encabezando algún reclamo de algo palpable, sino de seres que sólo portan ilusiones y que han llegado arriesgando la vida y en un momento supremo. ¿Comprenden acaso de qué se trata?– ¿Quiénes son? –Preguntan.– Escritores para niños. –Y se quedan mucho rato tratando de ubicar ese hecho a la luz, o más bien a la llamarada y estruendo, de las bombas que explotan y la sangre que se derrama cada hora, en las calles y en las conciencias laceradas.¡Qué sentido inmenso cobra entonces una actividad que se la hace casi a escondidas, encerrados en un gabinete, atornillados ante un escritorio, en una habitación quizá en penumbra!Porque es esta una actividad que se la hace apartada de la realidad, silenciosos y conturbados la mayoría de veces, sintiendo todo lo incierto y dubitativo que hay en este mundo.5. Nuevase inexploradas quimerasEs esta actividad que se hace como si fuera una confidencia, como un mensaje para uno mismo, como un bucle íntimo y pudoroso: ¡cual es escribir algo entrañable y hasta inconfesado!Porque mucho de esa escritura es en función de nuestras nostalgias y heridas abiertas en el alma, que no se quisiera que se reconozcan por completo y que aflora sutil y felizmente tamizada en la literatura infantil.Es en este momento que los escritores sienten algo que por más que sea su oficio desentrañar, nunca podrán explicar con palabras esta hora, ni siquiera para sí mismos: cual es dejar de ser fantasmas, hechizos de la mente, para creer en sus sombras; y ser por primera vez presencias vivas y esperanzadas.Ahí se acaban muchas inseguridades y temores, pero surgen nuevas e inexploradas quimeras.Y aquello no sé si sea ingresar más al fondo o estar más afuera que nunca de todo. Eso sí, es extraviarse; pero ya confiada e infinitamente en las incógnitas.De todas estas jornadas, ¿quién ha sido y sigue siendo el hacedor? El escritor y promotor cultural Roberto Rosario Vidal, hombre de fe e ideales, ancashino por convicción y vocación indesmayables.
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