miércoles, 7 de abril de 2021

DÍA DE LA SALUD: HAY QUE SABER DEFENDERNOS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 



CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
ABRIL, MES DE LA PALABRA,
LA CREATIVIDAD LITERARIA E
INMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO


 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
7 DE ABRIL
 
DÍA
DE LA
SALUD

 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
HAY
QUE SABER
DEFENDERNOS


Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Ya
no llores
 
– Ya no llores, mamita. Deja que pasen ya a acomodarlo a tu hijito.
– ¡Ay, helada! ¡Maldita helada! A mi hijito lo has matado. Pobrecito. ¿Cómo te has atrevido a ensañarte con su suave cuerpecito? Como a una lamparita lo has soplado. Como a la llamita de un candil lo has apagado. Con tu aliento cruel lo has consumido. Frío ha quedado, está tendido mi niñito tierno. Y ya no sé cómo abrigarlo del frío que siente y que tiene. ¡Ayyy!
– Qué vamos a hacer, señora, así es la vida. Ya deje de llorar.
– Como a un gorrión lo has estrujado su pechito en pleno vuelo. Sus alas has cortado cuando ya se elevaba. Ha muerto mi criaturita. Tan inocente que era. ¿Por qué tan despiadada? ¡Qué te ha hecho! ¡Qué culpa ha tenido! A mí me hubieras matado. A mí me hubieras partido en pedazos. Pero no a él, mi hijito que nada sabía, hasta ahora. ¡Que nada era su culpa!
– Ya mamita, te vas a enfermar si sigues con ese dolor, ¿y qué va a ser de tus otros hijitos? Dios a unos los recoge temprano porque son buenos. A otros nos deja como a yerbas malas.
 
2. Darle
mi aliento
 
– Tierno se ha ido. Apenas una florcita en la madrugada. Un brote reciente. ¿De grande, qué hubiera sido? ¿Cómo hubiera cantado? ¡Nada ha vivido, mi hijito! ¡Infame, maldita, maldita helada!
Y llora a gritos desgarradores, rompiéndose la ropa, y arrancándose el cabello.
Azota las piedras con el pantaloncito de su hijo que estruja en su vientre, y lo frota luego por su cara. Y seguro, al sentir y pensar que ya no tiene a quién ponerle, lo muerde; mientras adentro en una tosca mesa una vela oscila al lado del cadáver de un niño menudo como una hoja de yerba.
– Tome esta agüita señora, esto le va a calmar.
– ¡Fría está ahora mi criaturita y no me oye! ¡Él, quien era que todo me escuchaba! ¡Y de todo lado donde estuviera ya me hablaba! Y quiero abrigarla. ¡Quiero abrigarla! ¡Pero, está helada! ¿Cómo darle mi aliento, mi sangre, mi vida?
 
3. Va
a volver
 
La helada anoche ha matado a varias criaturas y también a ancianos. Pero también ha dañado chacras enteras de cultivos. Y han muerto animales y plantas. Han sucumbido rebaños de ovejas, muertas en sus mismos corrales. También alpacas y vicuñas. No hay ni cómo enterrarlas.
La helada ha sembrado desolación, tristeza y desamparo en nuestra tierra. Quemados aparecen los frutos en las espigas.
Como después de un incendio están carbonizados los sembríos de papa, de habas, de ollucos y alverjas, que ya estaban crecidos. Desde las curahuas y tejados cuelgan los tallos yertos, hacia la tierra oscurecida. ¿Qué hacer?
– La helada, niños, va a volver, porque es un fenómeno natural. Y lo que nosotros tenemos que hacer es saber defendernos para que los daños sean cada vez menos, hasta hacerse mínimos y principalmente para que no afecten la vida, ni de las personas ni de los animales ni de las plantas.
 
4. ¡Sí,
lo juramos!
 
– ¿Qué hacer?
– Conforme ya hemos avanzado en esto, vamos a formar tres grupos de trabajo para elaborar un plan de acción en los tres aspectos que hemos logrado identificar. ¿Cuáles son? Si pudieran dictarme para copiarlo en la pizarra, niños.
– Yo los repito, profesor: Techado de corrales y ubicación de pajares.
– Otro.
– Auxilio para acarrear los rebaños.
– Y, ¿después?
– Fogatas para proteger plantas y animales.
Muy bien. Pero ahora, antes de empezar las tareas, quisiera que repasemos los conocimientos que hemos aprendido, para que ustedes lo difundan y hagan conocer; pero principalmente para que lo apliquen en sus casas, junto con sus padres y demás familiares y vecinos. ¡Y que no haya más pérdidas de vidas humanas! ¿Lo prometemos?
– ¡Sí, lo prometemos y juramos, profesor!
 
5. Que,
por eso
 
– ¡Muy bien! ¿Qué hemos aprendido?
– Que al tener frío el cuerpo humano consume mucha energía para mantener la temperatura normal y entonces bajan las defensas del organismo.
– Que entonces se expone a la acción de los microbios escondidos, ya sean internos y externos.
– Que, por eso, ¡debemos mantenernos bien abrigados!
– Que es malo hacer ingresar los animales en las habitaciones donde vivimos y dormimos los seres humanos.
– Que, en el afán de protegerlos, ya sea a nuestra vaquita, ya sea a nuestros corderitos, o ya sea el burrito que nos ayuda cargando las cosechas, hacer eso es muy malo.
– Y lo es porque allí nos contagian sus microbios y cogemos enfermedades desconocidas que resultan muy graves.
– ¿Hay algo más que agregar?
 
6. ¿Les
parece?
 
– Sí, profesor.
– A ver, digan.
– También hemos aprendido que los corrales donde permanecen los animales deben tener techo donde guarecerse de la lluvia, de la nieve y del granizo.
– Porque si no el suelo donde duermen se moja y eso los enferma. Que el piso donde ellos duermen debe estar seco y en lo posible abrigado.
– Yo digo las otras anotaciones, profesor: Que los animalitos tiernos mueren porque no tienen todavía defensas en su organismo.
– Pero también, profesor, porque no pudieron llegar caminando de los apriscos en donde pastan. Y murieron por el camino, bajando de las alturas por los caminos y bajo la lluvia.
– Vamos, entonces, a organizarnos para correr a las alturas, pero bien abrigados y ayudar a traer a las majadas, llevando alforjas para allí cargar y abrigar a los animalitos pequeños. ¿Les parece?
– Sí, profesor.
 
7. Y bueno,
niños
 
– Pero hay muchos animales que también mueren estando ya en los corrales.
– Claro, porque estos no tienen techo y los animales al igual que los humanos tienen que consumir mucha energía interior para compensar el frío externo. Por eso es que tampoco engordan ni se hacen fuertes de músculos y tejidos. ¿Y qué hemos de hacer entonces para protegerlos?
– ¡Techos, profesor!
– En todo corral vamos a construir un sitio muy abrigado en donde protejamos los rebaños, a las madres y a sus crías; y dándoles calor mediante fogatas de paja, rastrojos y pencas; y calentando piedras a tal punto que mantengan calor por todo el tiempo que dure la nevada y en donde se tenga ganado. Y bueno, niños, ya recogí sus trabajos, ya estamos organizados, vamos a empezar ayudando a techar una parte de los corrales. Y, repitamos, ¿cuál es la clave para vencer las adversidades?
– ¡Organizarnos!
– ¡Esa es la clave! ¡Y esa es desde ahora nuestra principal tarea!
 
*****

 

 

 

LA SALUD

EN EL PERÚ

ETERNO

 


 

 

Danilo Sánchez Lihón

 

 

1.

 

Lo primero

que se cultivó aquí fue el saludo y

la gratitud.

El halago era pan diario en el trato

de los seres

humanos. Donde todos mostraban

ser gentiles,

atentos y expresivos. Se aprendía

en el acervo

de las costumbres y tradiciones. A

¿qué? ¡A ser! ¡A

convivir, y construir! ¡A ser gente

de bien!

El hombre era un ser respetuoso

de todo

lo existente, honrando a un felino

como a una

piedra. Al colibrí como a una gota

de agua.

 

 

2.

 

Donde

ver un pájaro en la rama era razón

y motivo

de complacencia. Y no de matarlo.

Donde

contemplar una rana en el arroyo

era ocasión

de escucharla croar. Donde había

vida, bienestar

y salud. ¡Y una gran longevidad!

Donde

se nombraba a las personas con

títulos

que resaltaban sus cualidades y

virtudes.

Y que es lo que nos sana, y nos

llena

de ánimo, entusiasmo y notorio

vigor.

 

 

3.

 

Porque,

¿se imaginan entonces escuchar

que nos llaman

insignes, honestos o brillantes?

O, ¡el valeroso!

Porque: ¿qué significan Quispe,

Huamán,

o Chasca? O bien ser llamados

Ayar,

Urpi o Coyllur? Que es: lucero o

estrella.

O sencillamente: ¡Bella! O, ¡qué

hermosa!

Mirar el mundo con el asombro

veneración y

magnificencia, y con la plenitud

que merece

nombrar a los seres que pueblan

el universo.

 

 

4.

 

Porque

aquello que nutre y alimenta es

también

el cariño, como igualmente una

vida

de armonía, el estar contentos

y en paz.

Como tener una relación sana

con los demás

seres del universo. La armonía

con la naturaleza

como las expresiones de paz,

de bien,

ternura, afecto y solidaridad.

Y

Por la maravilla y esplendidez

avizorada

ser aquellos que miran el fondo

de las cosas.

 

 

5.

 

Nutre

y alimenta contemplar extasiados

el vuelo del

colibrí, el deslizarse acompasado

de la oruga,

el abrazo entrañable con el árbol

y la piedra.

Descubrir en la cima de la colina

extasiados el

amanecer. Como hundirse el sol

al atardecer

O, si no, ¿Por qué creemos que

el andino

hace sus ciudades en las cimas

de las montañas?

¡Para mirar cada día el amanecer

como algo que

no se puede perder, ni a lo cual

se puede faltar.

 

 

6.

 

Sana

el contemplar a la neblina subir y

enredarse

en el verde de los bosques. Ver

al plenilunio

salir y bogar por el cielo límpido.

Eso nutre

y sustenta una vida sin penas ni

codicias. Sin

mentiras, falsedades ni traiciones

Lo bueno en

lo físico y espiritual, lo tangible y

moral. Y

el poder mirar sin temor ni culpa

las estrellas.

Nutrirse de lo bueno es también

cantar y

hacer siempre el bien sobre la faz

de la tierra.



***
 
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