jueves, 21 de septiembre de 2017

DÍA MUNDIAL DE LA PAZ - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN


 
 
 
   
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
 
*****
 
21 DE SEPTIEMBRE
 
LA PAZ EN LA OBRA DE
FERNANDO ROJAS MOREY
 
 
DÍA
INTERNACIONAL
DE LA PAZ

 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
LA PAZ
EN LA VERDAD
DE LAS COSAS
PEQUEÑAS
 
 
La alegría y el amor
representan las alas
para los grandes hechos.
Goethe

 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
1. Tan grande
lo pequeño
 
La paz en donde habita es en el alma de los hombres. Y un hombre de paz es el Padre Fernando Rojas Morey quien nos regala en un libro sus secretos, sus ratos a solas, sus confidencias con Dios, ese altar que es su mundo íntimo, no para quejarse o pedir ser comprendido haciéndose a propósito querer. Y esto lo hace escribiendo poemas en obras como: “Caminos y esperanza”.
No escribe él poesía para gustar, para realizarse a sí mismo o adornar la realidad, lo cual tampoco estaría mal que él lo haga si así fuese su deseo. Y estaría bien porque necesitamos que se viva más de acuerdo con los afectos y que las personas realicen su destino como también que se embellezca el mundo.
Sólo que esta vez va más allá. Va a esa agua pura, esa agua fresca que sana; agua de vida entre tanto dolor, tanta pena y tanto sufrimiento, donde su poesía resulta sabiduría de la vida y de las cosas.
Como, por ejemplo, de un hecho sencillo, de un objeto o de un ser aparentemente anodino e intrascendente, puede hacer un universo tan significativo, un símbolo de un valor tan alto y permanente como puede ser la solidaridad, como ocurre en el siguiente poema titulado “Librito de caja”.
Y en donde nos señala cómo, cuándo se actúa con amor y con verdad, puede ser tan grande algo tan insignificante y pequeño, como es un cuaderno, una libreta o un librito de caja:
 
2. Se conmueve
por su rebaño
 
Librito de Caja,
no escondes tesoros:
sí guardas secretos
de los que donaron
su ayuda, su celo.
Silencio en tus manos,
sabiendo lo cierto,
alcanzas al pobre
exiguo remedio,
pronóstico incierto.
Leo en tus renglones
los números yertos
que cobraba la vida
del amor fraterno,
mandamiento nuevo.
Sabiendo el pasado
comprendes sincero
sin culpa al enfermo
a quien el sistema
fingió pordiosero.
Se conmueve Fernando Rojas Morey por su rebaño, su pueblo y su grey, por su experiencia de pastor. Ama los pueblos con fruición, tal cual si fuera un amor de adolescente. Y de Chepén donde él trabaja, dice:
 
3. Asumir
los retos
 
Hace ya veinte años
que afinqué en tu suelo;
he vivido mucho,
me he cansado poco;
quien vive sin prisas, sí vive de veras;
quien echa raíces, sí puede dar frutos...”
Te vi crecer, Chepén,
botón, capullo en flor.
También él siente miedo.
Le angustia quedar agostado, seco y desértico:
Tengo miedo de quedar
como el desierto...,
sin nada ya que dar
al pueblo que tanto amas;
si todo ya lo di:
mis yerros, mi aserción,
el brío de mi andar,
la plata de mis canas.
De allí que yo diga con toda convicción que nos hace falta más hombres como él, que estén dispuestos a asumir y encarar los retos que hay que superar, haciéndose cargo de formar el ser humano integral, comprometiéndose con su vida, con su fe, con sus esperanzas y su destino:
 
4. Pedir
para dar
 
Tal como lo dice en sus versos:
Parroquia del pueblo,
historia de amor,
la casa del cura
es casa de todos,
hermano y pastor.
...Hace falta amar las relaciones cordiales, afectuosas, tiernas, entre los seres humanos. Renunciar a todo por defender una palabra cierta y cariñosa. Dejar cosas u objetos para enaltecer la vida. Para no corromper nuestra alma, escogiendo el lugar más desprovisto, incluso el castigo, porque siempre relumbre y florezca el bien.
Ser para dar, y eso es él; en quien todo es luz, todo es diamante y verdad. De allí que sintamos como un privilegio y un honor haberlo conocido. Ascendemos a un sitial sabiéndole un amigo y un hermano, quien dice más adelante:
Que he vivido a la intemperie,
es verdad;
como el agua derramada,
sin piedad;
con las manos siempre abiertas,
sin cerrar,
del amor una limosna,
pedir para dar.
 
5. Fuentes
primigenias
 
No es muy común que un sacerdote escriba poesía. En las convenciones de la época pareciera incluso una ligereza y hasta una debilidad.
Y es que un vicio de los tiempos modernos es seccionar, habiéndose tornado drásticas las especialidades y los campos de interés, siendo temerario y osado traspasarlos. Fernando Rojas lo transpone y tiene toda la razón.
Pero hay, de otro lado, temor acerca de todo lo que sean sentimientos y afectos, apareciendo la poesía como sinónimo de vulnerabilidad frente al universo de la ciencia o en este caso de la religión.
Pero la poesía no lo es tal, al contrario: es muestra de la mayor fortaleza y hasta de indestructibilidad, puesto que ella está hecha de la materia de la que están hechos los sueños y la eternidad.
Primitivamente, sacerdote y poeta eran roles y hasta nombres sinónimos. Con el devenir de la historia ambos campos se distanciaron.
Sin embargo, el verdadero poeta siguió siendo sacerdote y el auténtico y verdadero sacerdote es en el fondo y esencialmente, un poeta. En esto como en todo, el Padre Fernando Rojas Morey nos remite otra vez a las fuentes primigenias de todo arte, de toda ciencia y de toda virtud.
 
6. Clave
de lo eterno
 
Él asume su misión de poeta sin hacerse mayores trabas con lo formal, como debe ser siempre. No se hace problemas mayormente ni con el metro ni con el acento, ni le hace mella la encorsetada calidad literaria, por decirlo así. No es su desafío impresionar bien o mal, ni pasar la prueba en cuanto a preceptiva, estilo o logros  lingüísticos o estéticos.
Para él la poesía no es forma sino fondo, dando una lección a quienes la han convertido más en un vicio del lenguaje, creyendo que ella es buena y de calidad cuando en ese nivel deslumbra, ostenta y se atreve a explorar lo curioso e inusitado.
Y hasta se cree que ya alcanzó la poesía lo supremo cuando en el juego verbal hechiza o maravilla. Y el fondo o el contenido no importan siendo secundario lo que se diga. Pero este felizmente no es el caso del Padre Fernando Rojas Morey.
Tampoco le interesa que de lo que se nutra mucho de la poesía actual sea el asco, la futilidad o el descalabro, como lamentablemente es lo que campea en la tendencia dominante de la poesía actual aquí y en otras partes del mundo.
Hay que reconocer con pesar que en la moda vigente predomina lo escatológico y perverso; pero ante lo pasajero, fútil y baladí está lo esencial que es el eje y la clave de lo eterno.
 
7. Cantos
del alma
 
Fernando Rojas Morey con su poesía nos remite felizmente a las fuentes, nos coloca en la situación de volver a preguntarnos o cuestionarnos por la verdad, la razón y el fundamento de las cosas.
La poesía, para él, es parte de algo esencial, cual es amar; hecho casi olvidado por los escritores actuales muy orondos en las pantallas mediáticas y que han convertido la poesía en oficio de petulancia.
La raíz y el nervio de la poesía es, pues: ¡amar!, a alguien o a algo muy entrañable; el de extasiarse, subyugarse y encenderse amando, como cuando dice don Fernando:
Yo no me sabía
rimando unos versos,
diciendo las cosas
que guardo en secreto;
más puede el cariño...”
“Evoco memorias
del viejo colegio
do mal aprendiera
el metro, el acento.
Y miro el presente,
las mieses y el cieno;
no puedo callarme...
ensayo unos versos.
De allí que sus poemas son cantos del alma, confesiones, plegarias, adoraciones; en donde él aunque confíe está solo, aunque se aferre, se expone.
 
8. La vida
es canción
 
Y siempre con la mirada y el corazón puesto en su Dios, en el bien y en las cosas sencillas.
Con él se siente la poesía en la vida, en la fuerza y en la belleza que brota por doquier; en el niño, en la risa del joven, en la promesa de un porvenir mejor.
Con él se vuelve a sentir poesía en el ensueño y en el vivir con valor cada acto de lo que es la vida. También es tejer un capullo, el del rezo y la oración:
Poema, muchachos,
es canto a la vida
cual trino del ave,
sonoro en el viento,
pulsando la luz.
Poema, me piden
arranque a mi lira,
con manos que el tiempo
pendula en silencio
palabras de amor.
Mas, veo sonrientes
sus rostros lozanos
con brillo en los ojos,
vigor en los cuerpos:
su vida es canción.
 
9. Música
sin fin
 
Lo verdadero, la bondad y la belleza son los valores en los cuales se sostiene la preciosa y fresca poesía de Fernando Rojas Morey.
Siempre hay en ella el aroma de la flor que perfuma y la tensa energía del bien que se erige sobre lo adverso, sobre el abismo o la muerte.
La suya es una poesía de encanto y de virtud, de gracia y moral, de vuelo y libertad, como de lucha y responsabilidad. Dice:
Margarita, la monjita,
flor del campo y del jardín,
albo pétalo engastado
en la entraña de un rubí.
Tu corola se estremece
tras la brisa de Yahvéh,
cuando transes por la ruta
de los pobres y del bien.
Es de seda tu palabra
y tus manos de jazmín,
cuando dices el mensaje,
cuando partes nuestro pan.
Como apóstol de trastienda
en los barrios se te ve;
y en la arena o empedrado
son de acero tus dos pies.
Por ti asoma una sonrisa,
por ti mira no sé quién,
que penetra nuestras almas
cual la música sin fin.
 
10. Profundo
y sagrado
 
Caminos y esperanza es el libro de un enamorado. De un flechado de amor por Dios, el libro de un alma que vive con su corazón en la mano, hechizado y encantado de vivir con amor y cumpliendo una misión sobre la faz de la tierra.
De alguien que, en el fondo, para cada acción se pregunta: “¿Es la voluntad de Dios?” Si la respuesta es positiva la obra se realiza. De allí que sus amores son siempre justos, exactos, trascendentes.
Leer Caminos y esperanza es ver a Fernando Rojas por dentro, es intimar con él, es conversar con sus claves de ser, con la parte esencial de aquello que lo anima, lo guía y lo define; esto es: Dios, su pueblo, su grey, el paisaje, la gente, la juventud, los niños, su familia, su casa, sus amigos, el Perú:
Cantarle a la vida
es lo que más quiero;
abrir mis ventanas,
que música hay dentro,
pulsando la lira
del amor primero.
Amor primero que no siempre es el primero en el tiempo, sino el primero en intensidad, en elevarnos hasta las estrellas: el primero en darnos un conocimiento del ser auténtico, profundo y sagrado.
 
 
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El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente
 
Teléfonos: 420-3343 y 602-3988
 
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
 
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
 
 
 

 
 
 

 

       

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