CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRAConstrucción y forja de la utopía andinaDICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTODEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDADCAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
*****EL NIÑO MANUELITO
En casi todos los pueblos del interior de nuestro país se adora en Navidad al Niño Jesús o Niño Dios, pero con el nombre de Niño Manuelito, o Niño Mañuco.Sus imágenes son hechas de cerámica o de porcelana, vestidos primorosamente, y adornados de coronas y alhajas. Ellos han sido bendecidos por un sacerdote junto a la Virgen María y San José, formando la Sagrada Familia, o “Misterio”, que se adora en Navidad.Pero hay otros Niños Manuelitos que han sido “encontrados” hechos por campesinos a la vera de un camino, o por mineros en lo profundo de las rocas.Y aunque las imágenes son borrosas, configuradas en piedra, granito o cuarzo, estas son los que más concitan devoción de los fieles, constituidos no solo por familiares, sino que el influjo de su fe se proyecta a toda una comunidad.A todos ellos para esta fecha se les hace un nacimiento, pesebre y belén que se adorna con materiales propios de cada región. Y a quien sobre todo se le canta villancicos como el siguiente:Niño Manuelito¿qué te puedo dar?rosas y clavelespara deshojar.Desde lejos vengooyendo una vozen que el ángel diceque ha nacido Dios.En lecho de pajasdesnudito estáquien ve las estrellasa sus pies brillar.Suene la sonajasuene el tamborcitopara divertirloa nuestro niñito.DANILO SÁNCHEZ LIHÓN*****
PADRESDELUNIVERSO
Danilo Sánchez Lihón1. MuchosniñosUno de los pasajes más conmovedoras de la obra de José Mauro de Vasconcelos “Mi planta de naranja lima”, es cuando Zezé pone sus zapatos en la ventana la Noche Buena para ver si le toca en suerte algún regalo, pese a la protesta de Totoca, quien trata de explicarle razones para que no lo haga, pero terco como es él insiste en poner sus zapatos.Cuando va a ver al otro día, como era de suponerse no hay nada. Y él sin darse cuenta que su padre está detrás de él dice: “¡Qué desgracia tener un padre pobre!”Las hermanas lo maldicen, siente que ha sido cruel, que ha herido y lastimado profundamente a su padre, a quien quiere. Y, anhelando reparar su falta coge su caja de lustrar zapatos con la intención de ganarse unas monedas y comprarle un presente a su padre, pero nadie se lustra los zapatos en Navidad.Consigue como sea una cajetilla de cigarrillos y la trae. Llega con ella, ve cómo ofrecérsela a quien le diera la vida, a quien encuentra solo en su casa. Lo abraza y la entrega. Su padre hace el esfuerzo para no quebrarse y Zezé se desmaya. Así, hay muchos niños como él que no han recibido juguetes ni regalos en la Navidad.2. CadadíaYo fui uno de ellos. No los recibí. Pero fue por otras razones. Fue porque mi padre era maestro de escuela y la atención que dedicó a sus hijos era esmerada hasta el punto de consagrarse totalmente a nuestra crianza y formación. Fue por esta última razón que nunca nos compró un regalo de Navidad, queriendo dejarnos con ello un mensaje. También porque teníamos juguetes que él nos hacía durante todo el año, que compartíamos con los que hacía junto con sus alumnos en la escuela.Tanto me ha marcado este hecho que ahora mido la realización de mi padre en el campo de la educación en relación a este asunto sencillo, que lo valoro y sopeso en su real dimensión, detalle difícil porque constituye un enfrentamiento con el mundo y un resistir la avalancha del consumismo voraz que arrastra y que ciega; y que para desafiarlo como él lo hizo se requiere de mucho aplomo y coraje.Sin embargo, este hecho de cuando yo era niño, de no tener un juguete en la Navidad digo que no me causaba "mayor" mella, porque me era muy evidente reconocer la dedicación que ponían mis padres en aspectos que a esa edad reconocía como fundamentales. Juntos, padre y madre, nos hicieron entender a sus hijos que el verdadero regalo era el cariño y el desvelo que ellos tenían respecto a nosotros cada día y cada hora del año. Y en cada instante de nuestras vidas.3. HechosasíSin embargo, quiero aquí confesar que me costó mucho no lucir uno de esos juguetes en el amanecer del día 25, y en los días subsiguientes ante los demás niños del vecindario.Por eso he dicho que no me causaba "mayor" estrago ni frustración, pese a nuestra tremenda armadura para ofrecer resistencia ante el embate de la carencia y desolación que ello causaba. Y era fuerte la sensación en ese momento de no tener nada qué lucir.Pese a ese escudo protector sentía el golpe demoledor y cuál era estar expuesto, desvalido y vulnerable ante los demás niños.Por eso pienso: ¿cómo será el desamparo de aquellos niños que no tienen ni juguetes ni padres dedicados, cariñosos y pendientes que los fortalezcan ante esa situación?Porque ante hechos así entre los niños cabe suponer: ¿cómo se sentirán los que no recibieron nada? Y, mucho peor, ante los que sí relucen regalos fascinantes. Y regalo fascinante resulta cualquier cachivache ante un niño que se siente desfavorecido.4. Al otrodíaY, ¿cómo mirarán a los otros que lo ostentan y se ufanan? Este trance no será fácil de vivir y superar.Se preguntarán: ¿Y a mí por qué no me tocó? ¿Cuál es la situación de mis padres? ¿Cómo son ellos? ¿Me quieren o no?O, ¿por qué yo tengo que ser la oveja negra siempre excluida? ¿Por qué me tocó una suerte así? Maldecirán y se desaprobarán a sí mismos. Y condenarán a los demás.Desde una situación así, como antecedente, ¿qué cabe esperar entonces de aquellos socialmente excluidos? ¿Qué contribuyan a edificar en algo este orden de cosas establecido?Situaciones parecidas y peores aún ocurren en niños que no tienen ni siquiera padres que les puedan alcanzar una palabra reconfortante o de consuelo.Ocurre así con aquellos que ni siquiera ya ponen su zapato en la ventana, porque no quieren volver a repetir la experiencia de la desilusión de al otro día no encontrar nada.5. elmíoY, siendo de este modo, la caída en seco al vacío es pavorosa y atroz, que tendrá sus consecuencias después en los años futuros, cuando tratemos de explicarnos: ¿por qué tanto lastre e inercia? ¡Y tanto fracaso! ¿por qué tanta pugna, reyerta y ferocidad?Ocurre así, de cierto, porque los días de la Navidad y posteriores a ella estuvieron frente a frente los niños que se confrontaban unos divirtiéndose con su juguete espléndido, –el que más atrae es el juguete caro– y el otro niño que sólo miraba jugar. Y en su alma dolida hacía mil conjeturas y proyectaba mil revanchas por tomar.Pero, incluso, entre los favorecidos, las disputas son frecuentes e inevitables:– El mío es de rayos láser y a control remoto.– El mío es importado. Me lo ha enviado mi mamá desde los Estados Unidos.El cotejo es inevitable. Las estadísticas de niveles de poder adquisitivo nos indican que de cien: habrá 1 niño ufano; 4 podrían estar contentos. A 25 se los verá conturbados, porque algo no encaja en el rompecabezas que urde esta realidad.6. PoresoPero, 40 estarán irremediablemente entristecidos. Y 30 completamente quebrados e insalvablemente afligidos, en quienes la pobreza crítica hará mirar con horror estas fiestas aparentemente enternecedoras.En síntesis, los niños amargados hasta la atrocidad sumarán el 70%, sin contar los descontentos, que son el 25%, con lo cual la suma es del 95% de contusos y contritos, como de muertos y heridos de una batalla inútil, absurda e infausta y de una guerra previamente perdida.Ahora bien. Cuando esos niños sean adultos es lógico suponer que jurarán vengarse de este sistema de oprobio; delinquir si es posible, con tal de resarcir algo del agravio recibido y de su infancia lastimada y cobrarse la revancha, aunque sea a ciegas, con pistolas en mano o cuchillos, en que se convierte el juguete que de niños no tuvieron nunca.O peor aún, serán la hez purulenta de la delincuencia clandestina y subterránea. Aquella de cuello y corbata, que asienta sus reales en los poderes públicos: en el Congreso de la República, en los Gobiernos Regionales, en los juzgados y en los Municipios.¡Y miren que no son tan pocos los desfavorecidos! Por eso, seamos sensatos. ¡No es una proporción desdeñable!7. Un mundocompartidoSeamos juiciosos y atinados: a los hijos que mimamos y que tanta obsesión y chochera nos producen, cuidémosles por lo menos las espaldas para que nadie vaya detrás a atentar contra sus vidas con un arma desenvainada.Por eso, el verdadero padre no es el que asegura a sus hijos haciéndolos sujetos de privilegios, encapsulados en un individualismo malsano, sino que verdaderos padres son los que se hacen responsables de la sociedad en que viven, y del universo en que moran. Y que actúan desde el tiempo y espacio que les ha tocado vivir, en su conjunto.¿Cuál es la solución? ¿Qué hacer? Ante el consumismo contraponer educación, que es lo que anotábamos al principio. Porque el consumismo agosta, quema y mutila nuestra integridad de hombres. Nos hace seres recortados, unilaterales y parciales. Y nos ciega y anula ante nuestras responsabilidades sociales.Y pensar socialmente. En celebraciones como estas reflexionar en el destino del hombre como conjunto y en el universo como horizonte en donde quepan y se cumplan sueños comunes y esperanzas que nos unan en un mundo compartido.*****Los textos anteriores pueden serreproducidos, publicados y difundidoscitando autor y fuentedsanchezlihon@aol.comdanilosanchezlihon@gmail.comObras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.comEditorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.comEditorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.peEdiciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.comEdiciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es*****PÁGINA WEBHACER CLIC AQUÍ:DIRECCIÓN EN FACEBOOKHACER CLIC AQUÍ:*****Teléfonos Capulí:393-5196 / 99773-9575capulivallejoysutierra@gmail.comSi no desea seguir recibiendo estos envíosle rogamos, por favor, hacérnoslo saber.