jueves, 10 de diciembre de 2020

10 DE DICIEMBRE: DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS - FOLIOS DE LA UTOPÍA: DERECHOS DEL NIÑO RESPECTO A SUS MAESTROS - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 

 
 
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 


DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO

 
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL

 
*****
 
10 DE DICIEMBRE
 
 

DÍA
DE LOS DERECHOS
HUMANOS
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA

 
DERECHOS
DEL NIÑO
RESPECTO A
SUS MAESTROS
 
 

Danilo Sánchez Lihón
 
 
Artículo
1
 
El niño
tiene derecho a no ingresar ni
permanecer
en un salón de clases si este
no está
debidamente pintado, relucido
y decorado
con extraordinaria hermosura:
las paredes
luciendo láminas que recreen
diversos
pasajes del arte y las ciencias;
que cuelguen
móviles de los techos, figuren
en las ventanas
imágenes, alegorías, quimeras
en la actitud
de lanzarse al espacio sideral.
Cada aula
sea una torre, un submarino,
un velamen,
o bien un aerolito y una nave
espacial.
 
 
Artículo
2
 
Tiene
derecho a pedir un maestro a
quien le brillen
los ojos, su mirada se ilumine
de entusiasmo,
sonría incluso frente a la duda
y adversidades;
estire los brazos hacia lo alto
y haga
vivas a la vida, moje sus pies
en la lluvia,
nade en el río y goce del mar.
Que declame
ante sus discípulos, y en todo
sea un héroe.
Que al saltar toque arriba muy
arriba, y
con sus manos desgaje unas
estrellas.
 
 
Artículo
3
 
Tiene
derecho a elegir a su profesor
de acuerdo a
un currículo vitae donde conste
y figure
que alguna vez desaprobó en
matemáticas,
y que fue expulsado de clases
por escribir
poemas y cartas de amor furtivo
a su compañera.
de ojos almendrados. Que falló
un penal
en un partido decisivo, se aficionó
a un libro
prohibido y a partir de allí cambió
su vida.
 
 
Artículo
4
 
Tiene
derecho a empinarse, subir a
su pecho,
y recostarle su oído extasiado
para escuchar
el palpitar vivo de su corazón.
A tomarle
el pulso, medirle el flujo, ritmo
y compás
de su sangre porque al igual a
cómo aquel
le impone ideas en su mente
el niño
ha de comprobar si aquel vive
late,
siente, y por dónde encamina
sus pasos
si llora y se alegra el corazón
de quien es su
querido y respetado profesor.
 
 
Artículo
5
 
Tiene
derecho a pedirle que ría, hable
y evoque
su tierra natal; que puede pasar
la hora
hablando de padres, hermanos
y abuelos;
contar su amor de adolescente
y, si quiere,
suspirar. Que así como lo conoce
despierto
pueda verlo dormido, auscultarle
los sueños,
palparle los rasgos del semblante,
ver si
dormido sigue siendo un hombre
bueno,
si en su frente no han muerto aún,
y siguen
vivas sus ilusiones, sus utopías
y las ganas
ineludibles de cambiar el mundo
para siempre.
 
 
Artículo
6
 
Tiene
derecho al profesor que sepa
y atesore
un repertorio vasto e ilimitado
de cuentos:
de humor, horror y prodigio. Y
narre
bellas e inacabables historias
de amor.
Que funja de eximio imitador
y malabarista.
Y nunca jamás se deje coger
por la vieja
rutina, esperpento que suele
deambular
arrastrando su luenga túnica
de espanto
pavor y miseria por las aulas.
 
 
Artículo
7
 
Tiene
derecho a que su profesor
se quede
mirando largo tiempo la vida
que discurre
pletórica por la calle, al pie y
al otro lado
de la ventana. Y cada vez
que se
atreva a decir que el mundo
de ayer era
mejor que el de este instante
se quede allí
de veras sancionado, muerto
de frío,
penado. O bien de espaldas
mirando
fijo y congelado a la pared
inerte.
 
 
Artículo
8
 
Tiene
derecho a que su profesor
se pelee
con quien sea, porque cree
en él.
Sí, en su alumno. Y refrenda
que llegará
alto muy alto, así como lejos
muy lejos,
mereciendo todos  los veintes
del universo,
sólo que mejor ahora disimular
a fin
que la vida vaya mostrando
poco
a poco sus gratas y afables
sorpresas.
 
 
Artículo
9
 
Tiene
derecho a que el Calendario
Cívico
rinda culto al espantapájaros,
al libro
y al viento. Que celebre el día
de la mirada,
la cometa y el fulgente arco iris.
También
haya día del abrazo, del trompo
y la bicicleta,
de las olas del mar, de la lluvia
y las montañas.
que el maestro sea malabarista,
titiritero,
cómico ambulante, prestidigitador
y hasta
payaso a fin de matar las tardes
de tedio.
 
 
Artículo
10
 
Tiene
derecho al profesor que sepa
imitar
el canto de las aves; que diga:
“Vamos
al bosque a ver a los animales.
Y no
vamos a estudiar los animales
del bosque”.
Que enseñe de aves, orugas
y peces,
prados verdecidos y cataratas
resonantes,
pero ante de estos portentos.
Que sepa
tocar charango, volar cometas,
fabricar y
saborear, irreprimible, helados
y manjares.
 
 
Artículo
11
 
El niño
tiene derecho a abrazar a su
profesor,
si le viene en gana: dormir en
su casa,
en acuerdo con su esposa e
hijos, que
han de cursarle una invitación.
Esto a fin
de saber cómo vive y quererlo
más todavía;
que lo acune en sus brazos y
aquel
se sienta confiado y protegido.
 
 
Artículo
12
 
Tiene
derecho total a que el maestro
no diga
que el trabajo de su compañero
es mejor
que el propio. Que el antipático
del salón,
que no juega, habla ni hace bulla,
y que solo
estudia, es el único que en esta
vida
tiene asegurado y fácil el porvenir
y los otros no.
Tampoco que nadie juega mejor
la pelota
que el vivo del salón. ¡No ofender
por favor!
Todos tienen derecho a jugar y
a meter goles.
 
 
Artículo
13
 
Tiene
derecho a que no se sancione
a ningún niño
por hacer caricaturas al profesor,
ni menos
por imitaciones y nada por hacerle
remedos
ni mucho menos por ponerle motes
o apodos.
Al contrario, hágase un concurso
y se premiará
la mejor caricatura, el mejor remedo
y el mejor
sobrenombre que se haya puesto.
Todo ello
será en un festival de participación
múltiple,
plural, solidario, alegre y creativo.
 
 
Artículo
14
 
Tiene
derecho a que si quiere
jugar
con el profesor éste deponga
todo y
atienda ese hondo y edificante
deseo.
A pedir que el profesor junto
al niño
se den uno o más volantines,
se paren
de cabeza, se miren a los ojos
y rompan
a reír a grandes carcajadas.
 
 
Artículo
15
 
El niño
tiene derecho a que el profesor
más
que respuestas a las preguntas
aprecie
dilemas sin refutaciones posibles.
Que el profesor
confíe en descubrir junto al niño
la solución a
los enigma espinosos de la vida.
Que
el profesor cancele un examen
si el niño
manifiesta que está escuchando
el trino
del gorrión en el tejado, el rumor
de una fuente
o el lento y maravilloso abrirse
de una flor.
 
 
Artículo
16
 
Si
el profesor persiste en tomar
el examen
el niño tiene derecho a idear
e ilusionarse
que al profesor ha de caerle
una teja
en plena cabeza, e ir a parar
al hospital.
Que al comer ha de atorarse,
pisar
la cáscara de un plátano, irse
de bruces,
resbalar, caer, pegarse y ahí
romperse
la columna vertebral. Recibir
un portazo
en la cara, saltándosele tres
dientes.
 
 
Artículo
17
 
Tiene
derecho a que su profesor
sea
su cómplice. A confiar en él.
A ser
el cofre que guarde sus alas
y secretos.
Que, si se da el caso, sea él
quien
ande mil leguas a fin de portar
la carta que
soluciona un arduo problema
y que el niño
solo ha confiado en él para
resolverlo.
 
 
Artículo
18
 
Tiene
derecho que del vocabulario
del profesor
queden eliminadas palabras
como:
obligatorio, es norma, código
de conducta,
castigo, institución educativa,
examen.
En cambio, sean habituales
en su boca:
campiña, arco iris, naranjas,
manantial,
espiga, mar, azúcar, ¡ilusión!
El niño
tiene derecho a que ni un solo
minuto
demore en sonar la campana
que asegure
entusiasta y feliz su regreso
a casa.
 
 
Artículo
19
 
Tiene
derecho a que su profesor
jure,
¡y que se vaya al infierno si
en esto
perjura! que hay la absoluta,
férrea
e inconmovible esperanza
que todo
saldrá bien, muy pero muy
muy bien.
Que cumpliremos con hacer
el país
digno y glorioso que el destino
nos tiene
asignado forjar y construir
aquí
y ahora de manera definitiva.
Y que esa
es nuestra más alta y sublime
misión.
 
 
Artículo
20
 
(Escribe tú amable y gentil lector,
o lectora,
el Artículo 20 de esta apremiante
Declaración)
 
La periodista Charo Arroyo escribió:
 
El niño y la niña tienen el
mismo derecho
a jugar a la pelota y hacer goles,
a jugar a la muñecas y hacer cunas
Y la maestra y el maestro
jugarán con ellos
y no olvidarán nunca
que niños y niñas
deben ser mencionados como iguales
y no habrá privilegios
por fortaleza o debilidad
sino los que se ganen por estudio
y trabajo como iguales que son.
 
 
*****
 
El texto anterior puede ser
reproducido, publicado y difundido
citando autor y fuente
 
Teléfonos: 420-3343 y 602-3988
 
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
 
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
 
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