Construcción y forja de la utopía andinaDICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;DE LOS MIGRANTES, Y DEL NACIMIENTODEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDADCAPULÍ ESPODER CHUCO
EL BIEN QUE SUSTENTA
EL UNIVERSO
HONDA
Y LEVE
AVECILLA
Danilo Sánchez Lihón
1.
Hermoso es el rostro
del bien.
Y de bien está hecha
la casa
del universo ¡y tejido
con él
luce el paño pródigo
de la vida!
El bien es el pálpito
original
que late y es capaz
de dar
fervor, albor y vigilia.
Es el bien
que todo lo anima y
sustenta.
Es el eje que al final
conduce
la marcha del cielo y
la tierra.
2.
Hermoso es el rostro
del bien.
esta avecilla que vive
y aletea
en lo esencial de todo
lo creado,
abriendo y plegando
sus alas
y su secreto temblor
también
al fondo de lo sufrido.
Que
aparenta ser vencido
y acabarse,
para otra vez renacer,
revivir y
levantar cabeza, feliz
y lozano
entre tempestades y
abrojos.
3.
Hermoso es el rostro
del bien,
por eso a él abrázate.
A él acude,
atente a su escudo y
espada.
Y deja que él guíe tus
pasos,
se abra camino en tu
tu alma, y
sea quien se abrigue
en tus manos.
Dale a que él guarde
la llave
del portón de tu boca
Para todo
en el bien confía. ¡Es
quien
al final renace siempre
y triunfa!
4.
Ahora es un gran día
de fiesta
donde tú eres centro
y raíz.
Late aquella avecilla
de luz
palpitando al fondo
de todo.
O ya es noche fosca
y atroz.
Y se cierne una gran
amenaza.
Confía. Y divisa ya el
batirse
las alas dadivosas y
doradas
del bien, que crean,
animan
y sustentan la casa
del universo.
*****30 DE DICIEMBRE
SE INAUGURAEL AEROPUERTOJORGE CHÁVEZ
FOLIOSDE LAUTOPÍA
HE BESADOESTA TIERRAAL VOLVER
Danilo Sánchez LihónSoy extranjero en este mundo.Soy forastero, y en el inmigrantela soledad es pavorosa y atroz esla nostalgia. El exilio me muevea soñar en una encantadora tierrallenándome la fantasía con dulcesimágenes de una Patria quiméricay remota que mis ojos jamás verán.Gibrán Jalil1. Y me quedéahíYo no pensaba en regresar. Me había resignado a la idea de morir en tierra extranjera, en suelo áspero, indiferente y ajeno.Y sentía que no iba a tener reposo jamás. Porque estar mal enterrado, que es para la eternidad, duele más que vivir mal que es efímero y pasajero. Era cuestión de vida y muerte entonces volver, asunto inaplazable y perentorio que tenía que resolver a como dé lugar.Porque llegó un día en que regresar se me hizo urgente, compulsivo y apremiante. Volver a sentir el dulce y profundo aroma a manzanilla, yerba buena y perejil de mi tierra nativa.Oír de nuevo el canto alucinado del piwicho en la enramada del jardín. Contemplar las flores pequeñas del camino, la fragancia del matico, del romero y el alcanfor. Sin embargo, para mí la sanción y el dictamen estaba dado:– ¡No hay regreso posible! –Era la sentencia.Y se me lo dijo de mil maneras y en todos los tonos posibles. ¿Quiénes? Mis familiares, mi situación laboral, mi presupuesto disponible, como el no tener ya a nadie aquí. La oposición se había vuelto implacable y el anhelo igual.2. Me ataronde manos y pies– Te viniste, ¡y ya no hay regreso! –Era la voz ya no de los demás sino de mí mismo, que era quien lo repetía.– ¡Sí lo hay! –Contesté animado por un extraño coraje, no sé cómo ni de dónde.Empecé a reconocer que había tejido redes y barrotes invisibles alrededor mío, como si yo mismo me alzara una prisión y me encerrara en una cárcel a cadena perpetua.Pero esta vez ya no ingresé como un reo a mi mundo interior, ni para quedar ahí, atrapado.Me rebelé, aunque oí decir desde afuera que había enloquecido.Ahí empecé a cortar en mi mente las amarras. Y decidí quitarme la vida.– Si haberme ido de mi tierra había sido un acto suicida, ¡no había nada ya peor!Y me corté las venas. Me ataron de manos y de pies. Lo más grave que podía ocurrir, y eso estaba acaeciendo. Lo curioso es que no podía morir.3. Pero,lloraEntonces, al principio asistí a varias consultas con un psicólogo en una clínica estatal.Después con un psiquiatra que trabaja libre, en un centro médico particular.Y quien desde que me vio supo lo que a mí me estaba aconteciendo.– ¿Hace qué tiempo estás aquí? –Me preguntó.– Hace más de veinte años, doctor.– ¿Y nunca has regresado a tu país?– Jamás, desde que vine a este lugar.– Entonces vete, regresa inmediatamente. –Fue lo que le oí decir.– Llega hasta tu pueblo de origen. Me dijo.– Y, ¿qué hago ahí, doctor? –Fue mi pregunta desesperada.– Llora. Llora mucho, todo lo que puedas.– ¿Habla en serio, doctor?4. Caera tierra– ¡Llora de alma! Y así de repente te puedas sanar. Llora fuerte, y a solas para que te sientas libre.– ¿Dónde?– Cogido a los muros de tu casa antigua, a las piedras caídas, a los retazos de madera esparcidos por el suelo. Cogido a un árbol. Busca tus raíces. Pero, llora. No dejes de llorar. Suelta todo el dolor que te atenaza y aprisiona.Y mientras lo decía sabía a ciencia cierta que esto que decía era verdad, que esa era la curación.– Doctor, ¿por qué no lo dice todo eso a mi familia que está afuera, esperando el resultado de esta consulta? ¡Porque a mí no me van a creer!– ¿Están aquí? ¡Que pasen!– ¿Qué es lo que lo aqueja a mi papá, doctor?– Es un sentimiento que tiene dentro y que ha cargado como un nubarrón que necesita deshacerse en lluvia. Y caer a tierra. Y aquí eso nunca va a ocurrir.5. Y aquíestoy– Y después de algún tiempo, ¿debo retornar, doctor?– Quedarte allá para siempre será mejor.– ¿Hasta morir? –Le dije, pero con júbilo, encanto y efusión.Mi pregunta recién lo asombró. Y me di cuenta que a mí me salió hasta como un ruego.Me miró como si fuera a decir por primera vez una verdad, de vida y muerte.– ¡La sabiduría perfecta es morir en el lugar de origen! Y hazlo también en mi nombre, porque tú vas a poder hacer lo que yo ya no puedo.Fue como si me hubiera liberado, como si ese doctor cortara de un tajo todas mis cadenas.Después de esa receta se aceptó que yo volviera. Y aquí estoy. He regresado.Y, ¡me siento bien! Soy un hombre nuevo. ¡Y creo que me he salvado para siempre!Por eso besé esta tierra al volver.6. Recuperarlo que somos– Intuitivo el médico, ¿no?– ¡Un sabio! Por algo era un hombre viejo.– ¡Ah!, no es solo ciencia sino experiencia.– Y me dijo algo más aún: Júntate con tu gente. Canta. Busca una banda de músicos y solázate hasta el alba. Eso sí, ¡no bebas!– Pero ahora que estás aquí y has podido retornar, ¿cómo explicas todo esto?– Es el amor a la tierra, a la naturaleza y al pueblo donde hemos nacido, hecho fundamental en nuestras vidas. El amor al hogar, a la candela, al alero. Es amor por todo lo sincero, lo que es verdad, la piedra, el terrón de adobe, la gota de lluvia y el rayo de sol.– ¡Que es mucho!– ¡Básico! Es amor a nuestros ancestros, a todo aquello de dónde venimos, a los padres y abuelos. Amor hacia adentro y hacia afuera, amor a la infancia, sea que haya sido o no sido feliz. ¡Es amor ágape!7. Lo quesomosUna corriente de alegría, una devoción incontenible, un cariño y júbilo al bailar en la plaza embarga al inmigrante que ha retornado.– Aquí bailo, mientras allá ya era un inválido en silla de ruedas. –Me dice con sus ojos radiantes.– E igual, veo bailar a otros que han venido. Y después, acercándose me sugiere confidente:– Pero hace falta una doctrina, unas ideas nuevas, unas imágenes. Y un sentido por donde enrumbar nuestros pasos y encauzar nuestras energías.Porque si no: otra vez volverá la inercia, la desazón y el tedio. Algo que encauce esta emoción que no sabe de dónde viene ni adónde va; ni qué forma adoptar.Él ha regresado. De eso se trata. Pero ahora, ¿qué hacer? Quizá recobrar valores, sin dejar lo conquistado ni renunciar a lo ya ganado.Tender puentes y recuperar lo que somos. Resarcir lo perdido y proyectarnos a un tiempo nuevo.*****Los textos anteriores pueden serreproducidos, publicados y difundidoscitando autor y fuentedsanchezlihon@aol.comdanilosanchezlihon@gmail.comObras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.comEditorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.comEditorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.peEdiciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.comEdiciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es*****DIRECCIÓN EN FACEBOOKHACER CLIC AQUÍ:*****Teléfonos Capulí:393-5196 / 99773-9575capulivallejoysutierra@gmail.comSi no desea seguir recibiendo estos envíosle rogamos, por favor, hacérnoslo saber.