domingo, 21 de junio de 2020

DÍA DEL PADRE - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS ( ASOLAPO - EL SALVADOR)


DÍA DEL PADRE

Por Rodolfo Ascencio Barillas

Yo que te amé desde la infancia de mis sueños perdidos

Y en la abrupta soledad que extravió mi camino

Y en la perenne tragedia de mis placeres mezquinos

Y en el ocaso que estremeció la melancolía de tus ojos

Y en los cruentos dolores que agitaron tu alma.

Hoy recuerdo la luz de tus auroras maravillosas

Y el eco silente de tus exhaustos lamentos

Y la bruma que exhalan tus acelerados pesares

Y el sórdido llanto que tus manos destilaban,

Y  la fuerza que azotaba tu enmudecido aliento

Y el tesón de los amargos días infructuosos

Yo amé la acucia de tus precipitados desvelos

Y el reflejo  que destellaban las caricias de tu entumecida boca

y los juegos  que explayabas en los verdes prados

Y la alegría  extraordinaria de desbordaban tus mágicos  encantos

Y sin embargo nunca vi quejarte en tus horas de sufrimiento

Y en la temible ira de los tiempos impredecibles,

Y a pesar de todas las adversidades soñabas con un mundo mejor.

Yo vi que nunca dejabas inconclusas lo que comenzabas

Y si todos te injuriaban con valentía en recompensa amabas

A veces no me explicaba tus prolongados silencios

Y cuando yo te necesitaba siempre me auxiliabas

Aunque  yo me descarrilaba en la ignorancia de mis ojos,

Tú siempre me apoyabas en mis equivocadas decisiones

Y en los impulsos rebeldes de mis nubarrones

Y de mis escasos remordimientos repentinos.

Yo siempre supe que mi padre también me amaba

Y con gran nostalgia mis penas suavizaban

Y con hidalguía aumentabas mis alegrías.

Pero hoy veo el transitado tiempo de tu rostro

Y el temible surco de tus ríos caudalosos

Y el precipitado llanto que eludió tu audacia imperecedera

Y la triste amargura que le propiciaron los desechos

Y las ansias que el destino burló tus ilusiones

Y el correr de un lejano tiempo inmisericorde,

Entonces pude comprender tu gran valentía

Y el desafió de su voz en los ignotos desiertos

Y el impávido alarido de las noches mustias

Y la desesperante agonía de tu digna  existencia.

Yo vi ímprobo la limpia ternura de tus ojos

Y el reposo de tu exuberante guitarra

Y la sensibilidad palpable de tus entrañas

Y la euforia en el aliento de tus narices,

Y cuando fui hombre siempre cuido de mis exabruptos

Y sus consejos fueron manantiales de sabiduría

Y su inmaculado afán me abrió muchas puertas 

Y su disciplina me enseñó las cosechas del mundo

Y su experiencia ha sido el horizonte de mi camino.

Y ahora que los injustos tiempos han pasado

Y los fríos inviernos abandonaron los lautos ideales

Y las estrellas que soñaron con sus fugaces emociones

Y las prolongadas noches de tus dolores interminables.

Padre, te agradezco por todos tus latentes sacrificios

Y los inmensos esfuerzos que habitan en tu corazón

Y la belleza eterna de tus fulgurantes palabras

Y la inmaculada herencia de tus profundos océanos

Y el infinito aposento de exquisitos manjares,

Yo te  amo aunque hayas partido hacia los cielos

Y vivirás en los oasis de mis innumerables sueños…
 .

REMENBRANZAS DE MI PADRE
 .

Rodolfo Ascencio Barillas  .

Padre, ayer un grito universal espantó la noche

de mis ensueños,

las estrellas dejaron de brillar,

la luna se perdió en las sombras,

el viento se quedó dormido,

los árboles lloraron la ausencia de sus hojas,

los ríos gimieron su canto,

los pájaros enmudecieron

las fuentes dejaron de brotar

las aves no retornaron a sus nidos

y los niños no jugaron con las estrellas,

porque tú ya no estabas

y tus sueños pasaron con el tiempo

bajo el sigilo pesar de las penumbras

y las voces de mis hermanos se entristecieron

en sus frías miradas de sus silentes ojos

y el carmín nocturno deambulaba por los jardines

en el grito frívolo  que espanta los mares

y de aquellas horas que sacudieron los corazones,

cuánto le recuerdo padre mío,

cuánto le amaba con el alma,

y se me viene a la memoria

los años que pasamos juntos

con su alegre guitarra,

y también recuerdo mi juventud florida

y las aguas que bañaban mis ojos

mientras en las chupadas peñas

golpeaban el aliento de su boca

y las ilusiones de su pecho.

Padre, ¿dónde están tus sueños?

¿Dónde está el canto de tu voz?

¿Dónde está la melodía de tus encantos?

¿Dónde está tu bella sonrisa?

¿Dónde están tus férreas ilusiones?

¿Dónde están los pájaros de tu pecho?

¿Dónde está la luz de tu rostro?

No, tú vives en la eternidad

que muy pronto contigo iré 

¿y dónde estarán los recuerdos que nos unían?

La guitarra con la poesía;

cuando mirábamos las hermosas montañas

y los piélagos salados

y el umbral de los horizontes

y las arenas en las orillas del mar

y las gaviotas que bañaban nuestros ojos.

Padre, te recuerdo  en la montaña,

en la soledad, en los frescos riachuelos,

y en los solitarios riscos,

 en las profundas cañadas, 

en las tranquilas aguas,

en la quietud de las estrellas,

en las ramas de los árboles,

en los ríos solitarios

y en el hermoso laurel de la india,

en los rayos de luna,

en los plumeros, en los jacintos

y en las bellas rosas

así, te recordare.

Ahora comprendo

en mi lejano lamento

y el viento que susurra a mi oído

 tus hermosas palabras

en tu dulce corazón.

Padre, tú eras mi excelso porvenir,

tú eras la fuente de mi inspiración,

tú eras el denuedo de mi existir

 tú eras mi coherente caminar,

tú eras lacticinio en la dicotomía de mi vida

tú eras mi fácula en mi oscuridad

PADRE ahora que me he quedado anclado

en el puerto de mi pasado

y no encuentro los ideales de mis sueños,

ni puedo volver a mis años mozos,

ni hallo los tesoros escondidos, 

y comprendo que tu silencio fue mi mayor castigo,

y callo con el llanto de los desiertos,

 entonces amo los azares de mi destino

y espero en los mares de locura

y en los bordes de la amargura

porque  encontré las nubes de tu cielo.

Yo abrigaba ruiseñores en mi pecho  

y miré el dolor de tu soledad

que jamás pude comprender.

Yo quise volver a mi tierra

a mi valle, a mi río a mi canto

y a mis sueños de infancia

y a las brisas del alegre verano

y al viento  que se confunde con el sol

y a mis días cual bandada de pájaros, 

y a mis noches  prolongadas

y al azul de mis hadas acrisoladas.

Padre, yo te amé con la delicia de mi alma

y quise encontrar grandes consuelos

y quise encontrar los propósitos de mi vida,

y admitir los reveses de los hombres

Y de aquellos que despreciaron mis anhelos,

Y de aquellos que  ignoraron tus desvelos.

Padre,  siento que existen rutas en mis universos

Y senderos que bordean mis inquietudes.

Y quise volver a mis auroras lejanas,

Y quise abrasar mis viejos amaneceres.

Yo te amaré más que a los crepúsculos 

¡OH!  Padre de mis  recuerdos de una infancia breve

yo quise  encontrar mis locas fantasías,

pero ya no estaban las cosas que amaba,

ni el viento, ni el agua, ni la piedra,

ni las montañas que nos deslumbraban

ya no estaban porque tú no estabas

y comprendí que volé con las  manos del viento

y con el polvo de los rubios veranos.

Yo quise recordar el ángel de mis sueños

Y el llanto que me hacía dormir;

Y en la resignación de mis tristezas

Quise transformar mis dragones,

yo miraba los horizontes de tus orificios

y la inmensidad de tus estrellas,

porque cuando yo hablaba contigo

escuchaba el susurro del viento

 cuando por fin me vistes crecer,

yo era la pupila de tus ojos

y el zumbido en tus oídos

pero cuando vi tu rostro 

yo encontré la respuesta que esperaba

a pesar de todos mis infortunios,

yo también renuncié a todo

y creía en la voz de tu pecho

y en la sonrisa de tus labios,

y tu voz pronunciaba mi nombre;

pero no comprendía el afán de tus anhelos. 

Yo te seguiré en la tierra de tus sueños

y renaceré con los cantos de tu garganta

y los Ángeles que te visitaron

yo te distinguí entre las multitudes

y fuiste la fuente de toda mi poesía.

yYo te vi sentado sobre las piedras

rozando levemente la luz de tus aguas,

y tu alma se unía con la mía;

vi que florecías en tus trigales

y en tus ojos habían  madrigales,

y en tus sueños se escondían con los míos, 

y tu palabra se  escuchaba por todos lados

y tus pasos se aceleran con tu corazón.

Padre, te seguiré amando en mis desventuras

y por muy absurdos que sean tus misterios,

yo me encontraré  contigo

aún después de muerto

aunque todo haya pasado, mi silencio y mi anhelo

en  el  eco perdido de mis tristezas.

Pero después yo comprendí tu soledad

Y la  soledad de tus ojos;

y por respeto a tus estrellas

me esforcé por escuchar tu nombre

en la cúspide de las montañas

y en mi primera canción vivieron tus ilusiones

y  las convicciones de tu mente.

y  yo hurgaba tus cristales

y las pasiones que nos separaban,

tú eras lo más importante en mi vida

y tú me guiasteis por los senderos del mundo.

Padre tú eras todo para mí,

 la razón de todo

 la lucha de todo

 y el existir de todo

 y hoy que no estás

 recuerdo tus dulces caricias

y tus tiernos besos

 y todo lo que me amabas

¡Oh padre, un día veremos el horizonte

 allá en nuestra tierra,

en nuestro sol en nuestra morada

 y nuestro amanecer.

Padre yo siempre te amaré

tus palabras son agua cristalina a mi garganta

y tesoros preciosos a mi conciencia,

y cuando crecí con los años

yo contemplaba las bondades de tus caricias;

pero ya no estaban las cosas que amaba,

la piedra, el río y el camino

estaba perdido en mi universo

y no encontré lo que buscaba

había perdido más de lo que yo amaba,

ya no estaban los inviernos de tu casa

ni el viento de tus montañas

ni las aguas de tus manantiales,

había  muerto en las selvas tropicales

y los eclipses de nuestras ilusiones,

que abandonaron nuestra infancia.

 Yo te amé más que con inocencia

y con un beso que en tus labios soñé,

ni palpe mis manos en tú pecho

ni las razones de tu ausencia.

y jamás comprendí los golpes de tus ansias, 

y aquel ángel que invadió tú cielo

y la luz que expandió tú existencia.

todo se había marchado junto a los lejanos recuerdos

y en la desdicha del llanto ausente,

en tú piedra en tu tierra, en tu árbol

en tu río, en tu casa y en tu rosa

porque después de tanto tiempo

siempre vivirá tu sonrisa en mi alma…
. 

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