Danilo Sánchez Lihón
1. Reverente
y confiado
Me
conmueve y emociona hasta el fervor más hondo mi entrañable pueblo
natal, que es Santiago de Chuco. ¡Cómo no! Pero también suscita en mí
una adhesión y devoción inmensa
e incondicional mi querido país, el Perú, más amado aún por ser un país
sufrido y probado por inmensos sacrificios.
Amo
su esencia, su gente, sus niños; como sus desvelos, sus luchas, su
historia. Amo sus paisajes, sus pueblos entrañables, como lucho también
cada día porque se corrijan
sus lacerantes injusticias, heridas y problemas.
¡Y
venero sus emblemas! La bandera roja y blanca cada vez que puedo la
porto reverente entre mis manos, mis brazos y mi pecho. Pongo toda mi
alma bajo sus pliegues. La tengo
incrustada en mi ser, en mis nervios y en mis huesos. Y me identifico
completamente con ella., y me arropo bajo su abrigo hasta en sueños.
El
Himno Nacional del Perú me parece el más hermoso del mundo. Y leí
alguna vez que en un concurso de himnos quedó el primero a nivel
mundial. Y eso lo creo cada vez que lo
entono y sigo sus notas. Aunque sé que cualquier ciudadano de todos los
países puede sentir y decir lo mismo, y está en su legítimo derecho de
así sentirlo y pensarlo. En mi caso soy sincero al decir que me produce
una inmensa emoción que rebaza lo estético,
escuchar sus acordes, notas y compases.
2. Representa
a la nación
Pero, nada me enfervoriza y fascina tanto de nuestra emblemática como es el Escudo Nacional del Perú.
Y
esto es así no solo por su belleza prístina, acrisolada y transparente,
como tampoco únicamente por su contenido, con el cual me identifico
totalmente, como por su sentido,
concepción, diseño y su final configuración que la sé hasta de memoria.
Nada
más supremo para mí que nuestro escudo, elegante, distinguido y
adorable. Donde encuentro contenida nuestra naturaleza en pleno; ahíto
de vida y esplendor, donde se erigen:
la vicuña, el árbol de la quina, y la cornucopia de la riqueza, de la
abundancia y majestuosidad.
Donde
la combinación de sus matices me parece de una belleza deslumbrante y
sin par. En donde entre los colores resaltan el verde, el blanco y el
rojo. Y el amarillo o dorado
como nota refulgente
Escudo
del Perú que es nuestro símbolo nacional heráldico, empleado por el
Estado a través de las instituciones públicas, como el distintivo que
representa a la nación, y
por nuestro ejército para emprender cada acción de bien en función del
desarrollo del país. Pero más considerado como una atalaya, un puesto de
vigía y un alminar, como también cobijo, regazo, sitio de espera y
hasta de refugio.
3. La naturaleza
primigenia
Emblema
en vigencia que fue elaborado por el congresista José Gregorio Paredes,
y el profesor de diseño en el Colegio de Medicina de San Fernando, don
Francisco Javier Cortés.
Que
fue aprobado por el Congreso Constituyente el 25 de febrero del año
1825, y volvió a ser ratificado tiempo después, el 31 de marzo del año
1950.
Que
representa los tres reinos de la naturaleza. ¿No es grandioso? ¿Qué?
¡Que en nuestro escudo lo central, medular y de fondo, sea: la
naturaleza!
La
naturaleza simple, directa y espontánea. Aquello que es común. Lo
abierto y razonable. ¡Y con ello la vida primigenia, la vida que hay que
cuidar tanto porque no hay bien
más preciado que la vida!
Es
decir, ¡el mundo en su estado puro, inocente y primordial! Esto es: los
animales, las plantas y el reino mineral, representado en la
cornucopia. Pero, ¿qué es tal?
Elemento,
este último, que tiene un nombre y figura mágicos. Que no es un baúl,
ni un arca ni una caja llena de monedas de oro sino ¡una cornucopia!
4. De pie
y de perfil
Siempre
de niño me pareció la cornucopia como si fuera una matriz, un útero y
un lugar en donde se concibe todo esplendor. Y en donde hay algo del
carácter imperial que palpita
como trasfondo en la historia del Perú.
Escudo
Nacional del Perú que es de forma polaca, o de piel de toro estirada,
cortada horizontalmente por la mitad y semi partido en la parte
superior, por en medio y hasta
el centro, verticalmente.
Sin embargo, la parte inferior en donde está la cornucopia, abarca el ancho completo de la figura.
En
el campo superior izquierdo, teniendo un fondo azul celeste que
representa los límpidos cielos andinos, se erige la figura de una
vicuña.
Es
de la especie de los camélidos sudamericanos, posicionada de pie y de
perfil al natural, contorneada y mirando al interior del escudo.
La parte en donde se ubica la vicuña en heráldica es llamada diestra del jefe, o primer cuartel.
5. Símbolo
de la riqueza
En
el campo superior izquierdo, con fondo de argén, o plata, como signo de
magnanimidad, se eleva, y hasta crece podría decir, el árbol de la
quina, también al natural.
Es
él un árbol de la región andina de cuya corteza se extraen polvos
medicinales para curar el paludismo, la malaria y otras enfermedades
tropicales.
Está
puesto en el escudo como símbolo de todo aquello que cura o alivia el
dolor humano, puesto que él curó fiebres mortales y de gran padecimiento
que en la época de la colonia
aparecieron como epidemia ante la cual esta planta resultó siendo
milagrosa, bálsamo y virtud que desde aquí se extendió al mundo entero.
En
la base o en el campo inferior, en fondo de color rojo, o de gules, una
cornucopia de oro, orientada hacia la derecha, derrama abundantes
monedas de oro, símbolo de la
riqueza mineral y del renombre del Perú como país fabuloso también en
tesoros.
En
la parte alta o superior, como acompañamiento el escudo se aureola con
un timbre o una corona cívica de encinas, vista de frente y de plano.
6. Máximo
galardón
La
corona cívica es el máximo galardón que la patria otorga a quienes
sacrifican su vida por ella, como lo hicieron nuestros héroes, próceres y
mártires.
Es un blasón, una diadema o tiara en que culmina o remata la estructura de nuestro emblema nacional
Y
como soportes laterales, a modo de alas, se despliega un estandarte y
una bandera rojiblancos, que flamean a los dos sendos lados, orillas o
costados.
Puesto
el escudo en el pabellón nacional, es acompañado además de una rama de
palma en la diestra y otra de laurel en la izquierda, entrelazadas ambas
en la parte inferior
y haciendo rizos y volutas por un cinto bicolor, rojo y blanco.
La
representación más común nos muestra la rama de laurel frutada de
gules; que son pequeñas bayas de color rojo entre las hojas.
La
rama de palma significa la victoria, y la rama de laurel la gloria. La
rama de palma muestra dos puntas quebradas que simbolizan las regiones
de Tarapacá y Arica, perdidas
durante la Guerra del Pacífico.
7. Nada
está demás
El
escudo es el gran sello del Estado del Perú mítico, legendario y país
mágico. ¡Tal y como ha sido y es en el fondo nuestro país!
Es
el nuestro un escudo claro, diáfano y luminoso; y que es lo que lo hace
supremo. Donde no hay nada en él que esté demás. Y donde no hay nada
que le falte, que se extrañe
o se eche de menos. Todo está allí, incluso lo pendiente de cumplir.
En nuestro escudo está nuestra raigambre espléndida, el alma de nuestros padres y la palpitación de nuestros hijos.
Es
nuestra insignia y divisa nacional. Es lo que nos identifica. Es el
lema y la consigna que nos convoca, que llevamos tatuada en el alma y
tenemos como código genético que
recorre y empapa nuestra sangre.
Y
en mi caso, así como nunca dejo de poner la palma de mi mano en mi
pecho cuando entonamos el Himno Nacional del Perú, a fin de sentir los
latidos de mi corazón reverente
y confiado, y a plena luz, ya sea que esté en una tribuna o en el
último rincón de una plaza o de un patio, así también me embeleso y
extasío contemplando nuestro escudo flamear al trasluz de nuestra
bandera y cara al sol.
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