CAPULÍ,
VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción
y forja de la utopía andina
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
NOVIEMBRE, MES DE LA GESTA
DE TUPAC AMARU; LOS DERECHOS
DEL NIÑO; VIDA Y EJEMPLO DE
J.M. ARGUEDAS Y MANUEL SCORZA
CAPULÍ
ES
PODER
CHUCO
*****
HOMENAJE A SANTIAGO DE CHUCO
EN EL ANIVERSARIO DE SU
FUNDACIÓN
PROGRAMA CULTURAL
PARTICIPACIÓN:
MANUEL VEJARANO
RAMÓN NORIEGA
MANUEL RUIZ PAREDES
FREDERIK SOTOMAYOR
ARMANDO AZCUÑA
TRIBUNA LIBRE
LUNES 3 DE NOVIEMBRE. 6:00
PM.
CASA MUSEO CÉSAR VALLEJO
YNFANTES
JR. 1 DE JULIO 307. MAGDALENA
DEL MAR
ALTURA DE LA IGLESIA DE LA
VIRGEN
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
AV. SUCRE CON JR.
INDEPENDENCIA
*****
1 Y 2 DE NOVIEMBRE
DÍAS
DE LOS SANTOS
Y DIFUNTOS
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
MI
PRIMERA
MUERTE
Danilo
Sánchez Lihón
1.
Para ella
no
existo
Mi abuela Rosa todos los
años es mayordoma y celebrante de la Fiesta de Cachulla una campiña florida
donde cosecha almudes de trigo, maíz, alverjas.
Para ello lleva al cura
para la misa y la procesión. Dona las mojigangas, la comida y los cohetes,
también el almuerzo del día central y la chicha.
Y vamos con ella y mi
madre, hasta ahora que tengo ocho años. Nunca viene mi padre, por supuesto, que
se queda en casa.
Pero cuando mi madre se
junta con mi abuela y sus hermanas, en casos como este, es otra persona que yo
desconozco.
Y, peor aún, pese a lo
linda y bonita que es, ya no es mi madre. Y siento en las conversaciones que
ella tiene con sus hermanas y mi abuela que allí jamás cabría mi papá quien es
puro sentimiento y verdad.
Y que jamás cabría yo
tampoco, ni querría caber nunca allí. Y desde el caballo ricamente enjaezado en
que voy montado le hablo.
Pero por más que trato de
llamarle su atención para que me haga caso, siento que para ella no existo.
¿Tan tierna y amorosa como
es conmigo siempre, ahora me ignora por completo?
2.
Me quejo
otra
vez
La conversación de mis tías
siempre es fatua y vanidosa. Yo no sé qué hace mi mamá con ellas, tan fina y
delicada como es.
Y tienen unos modales de
grandeza y desprecio a los demás, que a cualquiera humillan.
Y yo veo espantado que mi
mamá es igual. La veo como una señorita arrogante, vanidosa y frívola. La veo
extraordinariamente linda, pero inmersa en un mundo que me produce vértigo,
feliz de ir con ellas a una fiesta. Y grito:
Varias veces he tratado de
llamar su atención y ella no me ha hecho caso. ¿Yo soy su hijo? Incluso me
lastimo a propósito arrimando el caballo por las pencas con espinas puntiagudas.
Y me acerco a decirle casi
llorando:
– Mamá, estoy sangrando.
Ha mirado mis heridas y me
ha dicho que no son nada serio, que ya me va a calmar el dolor. Y otra vez se
ha juntado con ellas a seguir su conversación:
– ¡Me duele mucho mamá! –Me
quejo otra vez, impaciente.
3.
El rumor
del
río
Pero no me hace caso. Hasta
que doy un aullido:
– ¡Mamá! ¿No me ves? ¡Estoy
aquí!
Por la naturaleza de mi
exclamación o alarido la caravana se detiene. Y todos voltean sorprendidos a
mirarme.
Es un grupo numeroso donde
van otros niños, empleadas, primas y primas; pero la corte mayor son mi abuela
y sus hijas, mis tías. Y mi madre.
No va ningún varón adulto,
porque así son las normas y costumbres, salvo los peones de la chacra, que van
a pie.
– ¡Qué malcriado es este
niño! ¿Así puede hablarse a una mamá? Yo me bajo y lo revuelco a fuetazos por
entre las piedras y las espinas.
– ¡Yo me regreso a mi casa!
–Digo.
Y salto de lo alto del
caballo. Y sin mirarlas inicio el camino de regreso. Pero es de noche y todo es
oscuro. Sólo se escucha el rumor del río que corre cerca.
– ¡Déjalo! –Escucho que
dice mi abuela–. ¡Déjalo, a ver qué le pasa!
4. Y siento
que se van
Estoy con mi abrigo azul de
botones dorados que me han puesto para ser recibidos en la comunidad como la
comitiva oficial que llega a la fiesta.
Avanzo más, y ya en lo
hondo de la oscuridad por fin escucho la voz que tanto esperaba. Y que es la
voz verdadera de mi madre.
– ¡Hijo! ¡Hijito! –Pero ya
es demasiado tarde:
– ¡Fredy, ven! ¡Yo te espero!
Aún peor, yo corro para
alejarme.
– ¡Déjalo! ¡Déjalo que la
bruja lo trague en la quebrada de Huarmaca! –Escucho que dice la voz de mi
abuela. Y ya lejos todavía la oigo decir:
– ¡A ver si es tan
valiente!
Yo sigo caminando.
– ¡Fredy!
– ¡Déjalo! O yo con este
fuete del caballo le saco todo el mal genio que tiene. ¡Malcriado!
Y siento que se van. Que
únicamente se han detenido un breve momento para seguir caminando en las altas
y recias acémilas.
5.
Se
ha
ido
Yo me detengo en la
oscuridad para escuchar si mi madre me sigue. Pero no. Al contrario, empiezo a
sentir risas, que más me enfurecen. ¿Mi mamá, también se va con ellas y me
deja?
Pero ya no veo nada. Ni
tampoco espero. Se han ido. Siento que me alocan las risas de las personas.
Nuevamente he empezado a
caminar pero la noche es lóbrega. Me guío más por la hendidura en el camino y
los zarzales cuando rozan mi ropa. Desabotono mi abrigo y paso a paso sigo.
Tengo un carbón que me arde
en el pecho, hasta hacerme sangrar por dentro.
Sin mirar ya hacia atrás,
pensando únicamente en cómo atravesar la quebrada de Huarmaca y llegar a mi
casa.
Avanzo y ya mis ojos algo
siquiera divisan.
Mi madre se ha ido con sus
hermanas y mi abuela, sin yo importarle. Y lloro. Siento mi alma atravesada de un hondo dolor y
de mortal desilusión.
6.
Inmenso
y
pavoroso
Y dispuesto a hacerme
respetar frente a quien más quiero y adoro voy a llegar como sea hasta mi casa.
Allí encontraré a mi papá
silbando o tocando su rondín que es lo que hace cuando está solo.
Pero me detengo. Ya se
escucha el rumor de los arroyos de la quebrada de Huarmaca que producen espanto
y temblor.
¿Si empiezo a correr
alcanzaré a mi madre? ¿Y si me quedo a dormir aquí hasta que amanezca? Es
mejor, porque me puedo caer al abismo. Me recuesto. Todo es húmedo y hace frío.
Me levanto y sigo
caminando.
Mi única alternativa es
cumplir lo que he dicho, regresar al pueblo y a mi casa.
Entraré y abrazaré a mi
papá quien le alegrará al verme. Me abrazará contento de que alguien lo
acompañe.
Y camino hasta detenerme
buen rato al inicio de la quebrada. Todo es inmenso y pavoroso.
7.
Un
hada
La quebrada de Huarmaca de
día y acompañados da profundo respeto cruzarla. Y no la podemos mirar porque
turba, da vértigo y horror.
Es como una herida del
alma, profunda pero hermosa. Es un abismo cubierto de vegetación y caídas de
agua, cubierta de flores como una capilla de muerto, un entierro o un
catafalco.
Llena de flores silvestres,
de naturaleza salvaje, de cascadas que se deslizan y desaparecen por su fondo
inhallable.
Con un solo camino que hace
dos, uno que viene hacia su centro y otro que de allí parte hacia afuera,
extrañamente umbroso y húmedo por las plantas que dejan gotear allí sus
lágrimas.
Un lugar embriagante,
misterioso, lleno de ruidos salvajes, de chillidos, como de almas que sufren,
en donde se juntan el infierno, la tierra y el cielo. Al principio de la curva
me detengo y me quedo escuchando la noche insondable y recóndita.
Hay en el centro de la
quebrada una cascada que los lugareños la temen. Y a la cual atribuyen el
prodigio de ser un hada, un ángel, un demonio o una bruja, por eso nadie se
atreve a caminar por aquí de noche.
8.
Y hacia arriba,
¡lejos!
– ¡No la mires! –Dice la
gente de día cuando pasa–. ¡Es malo mirarla! Es la bruja y puede seguirte.
Es un lugar que oprime, un
orto, donde resuena aún más la frase de mi abuela hasta hacerse un látigo:
– ¡Déjalo! ¡Déjalo que la
bruja lo trague en la quebrada de Huarmaca!
Pero ya la estoy cruzando,
pisada a pisada. Camino cabizbajo y no levanto la mirada. Cada paso de mis pies
pequeños tiene el peso del mundo, como si fueran siglos o milenios.
Siento que estoy en el
centro, pero hay una fuerza ruda y envolvente que me impide avanzar.
Repentinamente todo se
ilumina, como si se hubieran encendido todas las luces de la quebrada.
Se abre el camino y se
cierra, se hace un vacío y caigo. Y me lleva en remolinos hacia abajo y hacia
arriba, ¡lejos!
9.
Y allí
me
encontraron
¿Pero, por qué digo que
allí yo he muerto?
Porque me he visto muerto.
Porque he estado inerte. Y mi alma ha salido. Porque mi alma abandonó mi
cuerpo. Porque vagaba por otros confines. Porque he ido por un mundo y otro
mundo.
Digo que he muerto porque
ha sido nítido, sereno y diáfano, como también solemne y fatal, en el límite de
todo, como en verdad es la muerte.
Porque nadie estaba
conmigo, porque me enfrentaba solo a ese cruce de caminos. Porque esta quebrada
divide lo posible de lo imposible.
Porque no se puede cruzar
algo como lo que yo crucé y seguir siendo el mismo y seguir vivo.
Pero salió alguien a
atajarme y a decirme:
– Tú regresa. No es tu
hora. Regresa.
Y he sido succionado otra
vez por la vida. Y al no encontrar cabida he vuelto.
Y allí me encontraron yerto
pero al otro día.
*****
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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
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LIMA:
MARTES 19
TRUJILLO:
MIÉRCOLES 20
HUAMACHUCO
JUEVES 21
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