jueves, 28 de agosto de 2014

ÁMBAR, PERÚ: II ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS Y ESCRITORES 2014 "JOSÉ PABLO QUEVEDO"


 
II ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS Y ESCRITORES 2014
 
"JOSÉ PABLO QUEVEDO", EN ÁMBAR - PERÚ
 
El domingo 17 de Agosto, el distrito de Ámbar se vistió de gala literaria con la presencia, por primera vez, de poetas nacionales y extranjeros, participantes del II Encuentro Internacional de Poetas y Escritores “José Pablo Quevedo” 2014.

Durante las tres horas de viaje, el escritor Cajatambino –Ambarino  César Reyes Villanueva, director de la agencia de Turismo “Perú Qoya”, fue el encargado de relatar a nuestros ilustres visitantes la historia y las costumbres del pueblo ambarino. Desde la salida de la ciudad de Huacho, pasando por Huaura, explicó sobre la gesta libertadora en dicha ciudad: el histórico Balcón de Huaura, el Campanario, el Cuartel en la hacienda el Ingenio, y al llegar al valle Huaura-Sayán con destino a la llamada Sucursal del cielo, Ámbar la hermosa, con su pino milenario, su campanario más antiguo de la zona andina de Huacho.
 
 
En la entrada del pueblo de Ámbar nos recibieron pobladores y alumnos, pancartas en mano. El pueblo estaba de fiesta patronal, las autoridades encabezadas por el Señor Lucio Alor Garay, alcalde del distrito; José Natividad Mercedes, presidente de la Sociedad de Poetas de Ámbar;  el Comisario PNP, Halen Huasupoma Guardales, y el presidente del Comité de Autodefensa del Distrito, don Alejandro Alor Solórzano, nos invitaron al Izamiento del Pabellón Nacional, posteriormente pasamos al segundo piso del palacio edil para la inauguración de la Biblioteca Municipal “ Hilmer Gavedia Sifuentes”.

Agradecemos a los poetas que nos hicieron llegar sus libros para la implementación de la Biblioteca del distrito de Ámbar, al Padre Juan F. Salvador de la parroquia la Sagrada Familia de Hualmay con 20 libros, Samuel Cavero Galimidi 10 libros, Alfredo Patroni Boas 15 libros, Sociedad de Poetas y Narradores 25 libros,  Julio Solórzano Murga 10 libros, José Pablo Quevedo Silva 10 libros, Raúl Gálvez Cuéllar 10 Libros, Narciso Robles Atachagua 6 libros, Kamssey Yuraj Rumi 4 libros, José Beltrán Peña 4 libros, Jorge Aliaga Cacho, Juan Carlos Priotti, Zaida Cristina Reynoso, Patricio Guzmán Cárdenas, Alfonso Francia Hernández, Chaco Gil, Norka Bríos Ramos, Oscar Castillo Banda, Alcibíades Morales Torres, por apoyar con libros de su autoría. La Sociedad de Poetas entregó  06 banner de los poetas ambarinos para que se exhiban en la Biblioteca Municipal, como un valioso aporte a la cultura del pueblo ambarino. 
 
 

IMÁGENES DE LA ACTIVIDAD CULTURAL EN ÁMBAR
 

 








































 
 
HOMENAJE A ÁMBAR
 

 

 Por César Reyes Villanueva


Dicen que la hora más deslumbrante del día llega cuando el sol se va, y sin ninguna duda, el fulgor dorado del atardecer en ningún lugar reverbera con más intensidad que en las laderas del Valle de Ambar. Por eso se llama Ambar. Cuenta la leyenda que fue Gonzalo Pizarro al pasar por la quebrada de Ayllón, otros que fue el mismo general Bolívar, quien la nombró así. Sea quien fuera, el conquistador o el libertador, no hicieron sino patentizar el impacto ineludible de hallarse en un pueblo situado en el curso del mismo rio que, hace cinco milenios, dio vida al surgimiento de la civilización más antigua de América: La ciudad sagrada de Caral.
 

Con una población que rebasa los 3 mil habitantes, ubicado a 2 mil msnm, Ambar es uno de los 12 distritos que conforman la provincia de Huaura. Escindida de la jurisdicción provincial de Cajatambo en 1935, su adhesión fue consecuencia de la construcción de la carretera que lo une con la ciudad de Huacho. No obstante, traspuesto el umbral del siglo XXI, Ambar no ha perdido su esencia agrícola y ganadera, al contrario, la ha afirmado: no solo produce los quesos  más apreciados por la población huachana sino que se ha convertido en el distrito con más plantaciones de duraznos de la región Lima.

Sin embargo, con la construcción de la carretera, Ambar conquistó la modernidad, dejó de ser un pueblo típicamente serrano: sin quechua ni comunidades campesinas (al menos por un tiempo). Con todo, la pasión por el huayno no murió jamás. Incluso, aun ignorando su significado, el canto tradicional durante los rodeos, conserva todavía expresiones quechuas. Por eso mismo, no deja de ser lamentable y paradójico que un pueblo tan laborioso y tan alegre, ante la orfandad de contar con un acervo vernácular propio, deba resignarse con las monótonas trivialidades sonoras de Calpa, Cochamarca u otros pueblos.


Son 200 mil plantas de duraznos de la mejor calidad que reverdecen en las parcelas y las laderas de Ambar. Doscientas mil plantas que, al igual que la carretera, no llegó por casualidad sino gracias al emprendimiento de su gente tenaz y creativa, como no menos jocosa e irreverente. Pues mientras en no pocos pueblos del Ande, por desgracia, el motor de las faenas es el alcohol, en Ambar, felizmente, en cambio, lo es el humor. De manera que, bien podría ser la consigna de los agricultores ambarinos, esta exacta afirmación: ni una gota en la chacra, torrentes de cerveza en la fiesta.

Pese a todo, aunque hoy abunden los duraznos, Ambar padece la orfandad de lo que en otros tiempos tuvo: músicos propios. Más precisamente, virtuosos guitarristas. Acaso aquella remota nostalgia lleva a decenas de ambarinos a alternar, y sentirse como en su casa, en las fiestas que los cajatambinos residentes en la ciudad de Huacho organizan cada año. Y es que, aunque Ambar desde 1935 pertenece a otra provincia, cultural y afectivamente sigue gravitando en la órbita de Cajatambo. Por eso, aunque sobren los duraznos y los buenos quesos, no han dejado de tener presente y ni echar de menos la prosa y la prestancia de saberse cajatambinos.

Tan presente sigue el legado cajatambino en Ambar que aún perduran y permanecen en ella dos familias de genuina raigambre cajatambina: la familia Quinteros Solórzano y la familia Reyes Villanueva (a la que me honro en pertenecer).

Precisamente, honrando y retribuyendo aquel legado, el de los ambarinos que, con orgullo y gratitud, nunca olvidaron saberse cajatambinos, sirva la ocasión de este público saludo, con ocasión  de las celebraciones de  sus festividades patronales, para evocar y rendir homenaje a la memoria de mi tocayo César Meléndez Sifuentes, conductor y propietario del inolvidable “Expreso Ambar” que unió Ambar con Huacho por más de medio siglo y para quien no había más ni mejor música que la de los acordes de la guitarra y la mandolina cajatambina. Igualmente, comparece en el pedestal de mi nostalgia, la presencia cordial de Manuel Solórzano, ex alcalde y virtuoso guitarrista que secundó a una de las voces más legendarias del huayno cajatambino a su paso frecuente por Ambar, el canto y el encanto de David Reyes Ballardo. También concurre a esta cita de la memoria, la gracia risueña y dulce de Lilia López, agricultora y ganadera, a quien un repentino derrame cerebral sorprendió mientras portaba en su bolso una grabación de Iván Salazar y su grupo “Horizonte Andino”.


Habida cuenta que desde 1935 mucha agua ha corrido bajo el puente, tan solo cabe mencionar que en el transcurso de la primera década del siglo en curso, Ambar experimentó una notable transformación con la construcción de las trochas carrózables que cubren en la actualidad todos los poblados y los principales centros de producción. Esta labor, durante los dos periodos municipales precedentes, estuvo a liderado por un alcalde de descendencia cajatambina, Rubén Fuentes Rivera. Pero a su vez su ejecución, recayó, literalmente, en las manos de un experimentado maquinista de la comunidad de Utcas, Liborio Ayravilca. Asimismo, en cuanto a las gestiones, no pocos desvelos le corresponden a Jesús Coronado.

En ese contexto, amistoso y fraternal, hizo su aparición en Ambar un joven y pundonoroso constructor de obras civiles, José Quinteros Pérez. Otrora músico integrante del grupo “Renacer Cajatambino”, empero, el José que llegó a Ambar fue aquel José que en base a su laboriosidad y caballerosidad se ganó el respeto y el aprecio del pueblo ambarino. Tanto así, que exactamente el 9 de agosto, al conmemorarse el primer año de su trágica desaparición, recibí el expreso encargo de Lucio Alor, alcalde de Ambar, para dar a conocer y hacer público el acuerdo municipal de designar, en señal de reconocimiento y gratitud, con el nombre de este joven músico y empresario cajatambino, una de las obras a inaugurarse en el distrito.

Finalmente, si hace un año debí asumir la tristeza de deplorar la muerte del amigo repentinamente ausente, en el 2011, mi pesar se hizo doble, por una sencilla y dolorosa razón: el 7 de marzo perdí a mi madre. La risueña gordita que me crió y me engrió, doña Shatu; mi madre, Saturnina Villanueva Balboa. Mi madre cajatambina residente en tierra ambarina. Mi madre que nunca dejo de lucir orgullosa el sombrero de la mujer cajatambina y que produjo por casi cincuenta años, en Ambar y para Ambar, un manjar blanco de quitarse el sombrero.


Por eso, aunque mi pesar sea doble debo confesar que mi gratitud también lo es: pues soy ambarino con no menos certeza que soy cajatambino. Y ninguna ocasión más propicia para decirlo, justo ahora, cuando entre el 15 al 17 de agosto, decenas de ambarinas y ambarinos vuelven y celebran jubilosos sobre el suelo de la sucursal del cielo, bajo la luz estelar de la novia del atardecer -que no otra puede ser- que Ambar.
Fuente:

 
 
 
ÁMBAR: 
 
SUCURSAL DEL CIELO
 
Breve Historia del Pueblo.
Ámbar fue fundado el 14 de marzo de 1611, a la usanza española por el arzobispo Don Pedro de Villagómez, cuando gobernaba el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. El 2 de enero de 1822, fue creado como distrito por don José de San Martín en Huaura, siendo ratificado posteriormente como tal en 1857 por don Ramón Castilla. El 20 de Febrero de 1935, deja de pertenecer a Cajatambo y se  anexa a la Provincia de Chancay (hoy Huaura) por Ley Nº 8003.

Según el cronista Huamán Poma de Ayala, en 1533, Hernando Pizarro quedó impresionado con el atardecer en las alturas de Ayllón y exclamó ¡Ámbar! como premonición  al nombre que llevaría este bello lugar años después. Precisamente en los meses de abril y mayo pasada la temporada de lluvia, los cerros que lo circundan al recibir el sol en el crepúsculo toman esa tonalidad ámbar.
Ámbar Cultura milenaria.- Según los estudios realizados por el arqueólogo Dr. Arturo Ruiz Estrada, la cultura Wambar (Ámbar) data de la época preinca y estaba muy relacionada con la cultura Caral, Cuna de la Civilización Americana. Sus ruinas de piedras, El paso de las doncellas, El pie del Inca grabada sobre una piedra, sus cerámicas de arcilla, sus tejidos, sus instrumentos de caza y pesca, sus instrumentos musicales, sus ofrendas al Sol y a la Luna pidiendo una mejor cosecha de la tierra, sus canales de regadío de piedra que sólo ellos arquitectónicamente construían, son los mudos recuerdos de una Cultura rica en la historia del Perú milenario.
También cuenta con la zona arqueológica de Siscay o Pueblo Viejo ubicado en las alturas de Lacuán. Este complejo fue muy importante en la zona de Wambar, sus construcciones de piedras tienen las mismas arquitecturas de las ruinas de Siscay en Cajatambo y Oyón. El arqueólogo Arturo Ruiz Estrada, expresó que en la jurisdicción de Ámbar hay vestigios arqueológicos que merecen investigación como Soque y Nunumbia.
En la Colonia, la denominación de Ámbar aparece en la historia en el año 1542, cuando el Gobernador del Perú don Cristóbal Vaca de Castro, es ayudado por el encomendador de Cajatambo y Ámbar, don Diego Vega de la Guerra, a reorganizar y reforzar parte de su ejército con el que después se enfrenta y derrota a Diego de Almagro “el Mozo” en la batalla de Chupas el 16 de setiembre de 1542.
El pueblo de Ámbar y su Iglesia fueron fundados eclesiásticamente el 14 de marzo de 1611, por el Obispo Don Pedro de Villagómez por encargo del Virrey del Perú Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros.
El actual Distrito de Ámbar es un pueblo colonial que data desde 1570, ya que los “Ayllus” que  existieron en esa zona fueron reducidos por las leyes del Virrey Francisco de Toledo en las postrimerías del siglo XVI. Datos del historiador Enrique Torres Saldamano indican que en 1581, Ámbar y Cajatambo tenían 1,744 indios que contribuían con 7,040 pesos anuales a la Caja Real de Lima, por concepto de tributos.
En 1777, Ámbar era integrante de la Provincia de Cajatambo y su anexo era el pueblo de Santa Magdalena de Jaiva en la Provincia de Chancay, siendo su población de 202 mestizos, 221 indios y 35 negros; encontrándose entre ellos: Simón Capcha, Valerio Huamán, José Quispe, Andrés Chaupis, entre otros.

El 12 de febrero de 1821, por el Reglamento Provisorio del Perú (Huaura) fue creado el Distrito de Ámbar de la Provincia de Cajatambo Departamento de Huaylas y luego legalizado por ley del 2 de enero de 1857; más tarde por ley Nº 8003, del 20 de febrero de 1935, pasó a formar parte de la Provincia de Chancay (hoy Huaura) – Lima.

En la época republicana, Ámbar tuvo una decidida participación en la Emancipación Nacional. El 6 de abril de 1822, el presbítero don Manuel Mariano Zavala, párroco de la Doctrina de Ámbar, dirigió una encendida proclama a sus feligreses para que continúen participando y colaborando en la lucha contra los realistas, aportando sus recursos y servicios en pro de la bendita causa de la liberación; fue precisamente este ilustre sacerdote quién años después hizo jurar la Independencia Nacional en ese pedazo de nuestro territorio patrio con un hermoso discurso. Los Ambarinos formaron una compañía de milicianos de caballería y se presentaron en el cuartel militar de Huaura, siendo incorporados al ejército patriota al mando del Prócer Coronel Domingo de Orué, dueño de la hacienda Huayto de Pativilca. Más tarde se batieron heroicamente en las Pampas de Junín. El Prócer Andrés de los Reyes Buitrón destaca la gran colaboración  de los hermanos Mariano y  José Torres del anexo de Jaiva.

El 20 de febrero de 1935, por ley Nº 8003, Ámbar se anexa a la Provincia de Chancay (hoy Huaura) siendo Alcalde don Francisco Cánepa Ramírez.

Ámbar actualmente es uno de los doce distritos de la Provincia de Huaura, a tres horas de viaje de la ciudad de Huacho.
 
Fuente:
 
Párrafos tomados del libro "Ámbar, historia y poesía" del escritor Julio Solórzano Murga.
 
 
 









 
 
 

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