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LOS
INGENIEROS, EL TERRORISMO Y LA REPRESIÓN EN EL
PERÚ
Por Ing. Carlos Herrera Descalzi
Decano Nacional del Colegio de Ingenieros del Perú
El conflicto armado
interno vivido en nuestra patria, entre 1980 y el 2000, duró veinte largos,
trágicos y desesperanzados años donde la tragedia se convirtió en un
acontecimiento cotidiano y luctuoso en el Perú.
Ha sido el de mayor duración,
el más extenso y el de más elevados costos humanos y económicos de toda la
historia republicana de nuestra patria.
Ni la Guerra con
Chile, ni el Terremoto de 1970 fueron tan devastadores.
Es probable que la
población menor de treinta años y los ingenieros jóvenes del Perú desconozcan o
no recuerden este luctuoso capítulo de la historia de nuestra patria.
Dentro de la vorágine,
el conflicto, el caos y la incertidumbre político-social, los ingenieros
estuvimos en medio.
Por nuestro trabajo
estatal o privado, los ingenieros marchamos con nuestro equipaje de proyectos,
ilusiones y realizaciones hasta los más recónditos parajes de nuestra agreste y
hermosa patria para, en el ejercicio de nuestra profesión, proyectar,
construir, cumplir contratos, supervisar, llevar progreso y desarrollo.
En esa época, bajo el
fuego cruzado de la subversión y la represión, los ingenieros peruanos sufrimos
en carne viva las consecuencias de este flagelo. Sucede que la responsabilidad profesional
nos permite y obliga a ser los primeros en llegar a los lugares más inhóspitos
de la variopinta geografía nacional, en el ejercicio de nuestra vocación y
servicio.
La violencia y la
tragedia impactó desigualmente en los distintos espacios geográficos y en
diferentes estratos de nuestra población. Como siempre, los más pobres y
necesitados, sufrieron las peores consecuencias.
Básicamente, la tragedia
la sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, quechua y
asháninka, el campesino pobre y poco educado, sin que el resto del país la
sintiera y asumiera como propia, hasta que…
Sólo cuando la
violencia terrorista llegó a Lima, con la explosión de Tarata, secuestros y
muerte de dirigentes, la capital de la República recién se enteró que la
violencia existía, remecía estructuras y el peligro de ir al trabajo y no
retornar a casa, espantó a la clase gobernante del país.
Y los ingenieros estuvimos
en medio de la tormenta.
Estas desventuras
ingenieriles vividas y sentidas fueron magistralmente reflejadas en el libro Entre
dos fuegos. Historias de ingenieros, de nuestro colega el ingeniero
y escritor Fransiles Gallardo, publicado el 2007 siendo Decano Nacional el
ingeniero Héctor Gallegos Vargas.
Muchos de nuestros
colegiados y profesionales sin colegiar fueron víctimas directas o indirectas
de la insania, la violencia y el fuego cruzado. Su delito, simplemente cumplir
con su profesión, es decir, ser ingeniero en el Perú.
Además, al
surgimiento y expansión de la subversión senderistas, emerretista y la
represión militar-policial, se sumó el narcotráfico y su violencia colateral.
El crecimiento de las
áreas de cultivo de coca destinadas al narcotráfico, en la ceja de selva de
nuestra patria, facilitó la aparición de grupos armados irregulares vinculados
a esta ilícita actividad y sus luctuosas consecuencias en la población civil y en
nuestros colegiados.
La zona del Alto
Huallaga fue, desde mediados de los ochenta, uno de los escenarios de mayores
enfrentamientos de todo el conflicto interno.
En consecuencia, el
río Huallaga se convirtió en la fosa común de restos humanos más grande del
país.
En este escenario el
ingeniero Fransiles Gallardo escribe las 23 narraciones que componen este
conmovedor y estremecedor libro Puka Yaku. Río de Sangre.
El ingeniero Gallardo
llegó hasta Tocache para construir un colegio y la gran mayoría de sus
trabajadores aún tenían y mantenían las secuelas de esta insania violentista,
sin saber como ni por qué.
Aún sangraban
heridas. Aún existían cicatrices sin curar y silencios que guardar.
Según el testimonio
del ingeniero Fransiles Gallardo, no ha sido fácil que los moradores de Tocache
abrieran el desván de sus recuerdos para que fluyera tanto empozado dolor.
Para el Colegio de
Ingenieros del Perú, apoyar este esfuerzo intelectual es un deber con nuestra
institución y una obligación moral para dejar testimonio escrito de lo cruenta
que resultó para nuestra patria tanta violencia junta.
Felicitamos al
ingeniero Fransiles Gallardo por sus relatos que emocionan y conmocionan, que
reescriben la historia del Perú desde adentro, desde la óptica, la presencia y
el sentimiento de un ingeniero.
Auguramos a Puka
Yaku. Río de Sangre y a su autor el ingeniero Fransiles Gallardo, el mayor
de los éxitos literarios y que este, su testimonio de vida, se mantenga como
una antorcha para las futuras generaciones de ingenieros.
En el Colegio de
Ingenieros del Perú la consigna será siempre que el terrorismo, la subversión y
la represión: nunca más.
El Ing. Carlos Herrera Descalzi con el autor
en una reunión en el Colegio de Ingenieros del Perú
Fransiles Gallardo con el Ing. Carlos Herrera Descalzi,