CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
CALENDARIO
VALLEJO
1 DE ENERO
ÉPICA
DEL MES
DE ENERO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
ENEREIDA
DE CÉSAR
VALLEJO
Danilo Sánchez Lihón
1. Su moral
y su grandeza
César Vallejo escribió Enereida el poema
de exégesis, ponderación, y enaltecimiento del concepto "enero", como
sentido y trascendencia ligada a la vida, al amor y a la eternidad.
Natural en él, por su anhelo y aspiración siempre de una vida nueva y renovada en función de los más caros ideales humanos.
De allí que la agenda y el calendario
Vallejo tiene que empezar con este poema que significa épica de enero. Y
al ser de enero lo es de todo el año.
Diciéndonos de este modo que la vida
tiene que ser épica, es eso lo que nos preconiza Enereida, una épica de
la vida, siendo tal el mundo que él construye y nos encarga construir.
Y ese universo es la utopía andina, latente y plena de esperanza.
Pero, ¿a quién se le ocurre darle un ser y una misión a Enero? ¿Es asible? ¿Es lógico?
¡No! Es utópico, y en ello radica su moral y su grandeza.
2. Amor
radiante
Porque es un mes, el nombre o la
evocación de un mes. Sin embargo capaz de suscitar una emoción y acoger
un sentido esencial de la vida y el destino, como en este caso ocurre y
sucede.
Ahora bien, solo un genio puede ser
capaz de percibir y legarnos una visión como esta, de una dimensión tan
prístina, cual es ¡depositar en la evocación de un tiempo inasible una
utopía!
Él sí, lo logra y alcanza porque para ello trabaja arduamente.
Para denominar dicha emoción con
respecto a enero César Vallejo le adhirió el sufijo o morfema
derivativo, y a la vez desinencia: eida, con lo que el vocablo significa: épica de enero.
Y compuso un poema importante en la perspectiva de lo que preconizamos como el evangelio Vallejo:
La perspectiva del amor radiante con el cual atravesar y llegar al centro de la eternidad.
3. Año
Nuevo
De este modo hizo del mes de enero una celebración, una heroicidad o más precisamente una “heroica”. Y una promesa vital.
¿En base a qué contenidos? ¿Resaltando
qué valores y proyectándose en razón de qué esencias? Las del amor como
contenido y las de la eternidad como continente.
Y queremos resaltar este hecho para
compensar en parte, y tratar de corregir de este modo, aquella visión
que se ha hecho tópica de un Vallejo afligido, melancólico y hasta
pesimista, que no corresponden a la realidad como este poema lo prueba,
en donde extrae el sentido más inapreciable de lo que acaba y termina.
Aquí encontramos a un Vallejo confiado,
afirmativo y erigido en un portaestandarte que convierte lo ordinario en
hazaña y proeza en base al enigma de la vida:
ENEREIDA
Mi padre, apenas,
en la mañana pajarina, pone
sus setentiocho años, sus setentiocho
ramos de invierno a solear.
El cementerio de Santiago, untado
en alegre año nuevo, está a la vista.
Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él,
y tornaron de algún entierro humilde.
4. Tiempo
quieto
¿Qué ha trazado Vallejo en estos versos
iniciales del poema? La vida cotidiana en un ir y venir, de la vida
sencilla a la muerte, representada en el camino al
cementerio que se divisa desde el corredor de la casa en donde él se
sitúa, centrado en la figura del padre como esencia y eje, sumido en una
actitud de calma y silencio:
Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale!
Una broma de niños se desbanda.
Otras veces le hablaba a mi madre
de impresiones urbanas, de política;
y hoy, apoyado en su bastón ilustre
que sonara mejor en los años de la Gobernación,
mi padre está desconocido, frágil,
mi padre es una víspera.
Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas,
recuerdos, sugerencias.
La mañana apacible le acompaña
con sus alas blancas de hermana de la caridad.
Es Año Nuevo y el padre se está yendo. Y el tiempo se sumerge en un tiempo quieto, detenido, ya en la eternidad:
5. Inocencia
rotunda
Día eterno es éste, día ingenuo, infante,
coral, oracional;
se corona el tiempo de palomas,
y el futuro se puebla
de caravanas de inmortales rosas.
Padre, aún sigue todo despertando;
es enero que canta, es tu amor
que resonando va en la Eternidad.
Aún reirás de tus pequeñuelos,
y habrá bulla triunfal en los Vacíos.
Aún será año nuevo. Habrá empanadas;
y yo tendré hambre, cuando toque a misa
en el beato campanario
el buen ciego mélico con quien
departieron mis sílabas escolares y frescas,
mi inocencia rotunda.
Es el padre que se despide, que se va,
que ya es una víspera y anuncio de que se muere no porque padezca algo
sino porque está viejo, como el año que acaba de fenecer.
Y es que César Vallejo es el hijo de un
padre y una madre muy avanzados de edad. Su madre lo concibió cuando
tenía 42 años y su padre 52.
6. La flor
del amor
Enereida es visión legendaria del tiempo
humano que entresaca lo glorioso del abismo de la circunstancia
cotidiana, en donde el corte de lo incógnito y arcano es algo tan
sencillo y conmovedor como: Habrá empanadas y yo tendré hambre.
Es esta vida tan a flor frente a lo abismal del tiempo sobre el cual se formula una utopía:
Y cuando la mañana llena de gracia,
desde sus senos de tiempo,
que son dos renuncias, dos avances de amor
que se tienden y ruegan infinito, eterna vida,
cante, y eche a volar Verbos plurales,
jirones de tu ser,
a la borda de sus alas blancas
de hermana de la caridad, ¡oh, padre mío!
¿Qué más real dentro de lo ideal? ¿Qué
más asombro de esta pugna entre lo que es la circunstancia de lo
cotidiano frente a lo absoluto acosado por una flor: la del amor?
Este poema se escribe el 1 enero del año 1919, estando ya muerta la madre del poeta que falleciera el 8 de agosto de 1918.
De allí que tiene como eje al padre, don
Francisco de Paula, de 78 años de edad e insumiendo en su fondo el
recuerdo atormentado de la madre muerta.
7. El tiempo
de la promesa
Se aferra entonces al padre presente en ensalzamiento de la vida y en triunfo sobre la muerte:
El cementerio de Santiago, untado
en alegre año nuevo, está a la vista.
El cementerio da pie a la evocación del
Año Nuevo y está a la vista. Se encuentra mirando el sitio donde está
enterrada la madre, pero es Año Nuevo y lo que mira desde la casa más es
el camino.
Comprobamos cómo el cementerio que es un
lugar representativo de la muerte, esta vez está untado de alegre Año
Nuevo; es decir de vida nueva, superando lo que acaba y fenece, con lo
que nace y en el tiempo amanece.
Y está a la vista, significando con ello
que no se está idealizando, que se parte de la realidad, de lo concreto
y objetivo. Y de la vida, tal cual es.
En enero se inaugura un año y da lugar al tiempo renovado y a la promesa.
¿Quién no ha jurado, en un mes como este y con sus manos alzadas, grandes victorias por alcanzar?
8. La puerta
que otra vez se abre
Es enero anunciador de amor. Es enero nítido, de epifanía. Que crea vida intacta, neta e intachable.
Es enero que se avisa con campanas,
donde el ciego campanero reafirma con sus dobles, repiques y tañidos que
hay días de promisión, pulcros e impolutos.
Es enero rodeado de niños; coral, oracional, de fiesta del alma.
Es enero cubierto de primavera, cuando
estallan mostazas, malvas y retamas; y de sunchos, geranios y pachas
rosas en las cercas y laderas.
Es enero en la persona del padre que se alista para un viaje decisivo, crucial y perínclito, a sus 78 años.
Cual es enfrentar el misterio, tender el
puente hacia lo recóndito y secreto. Por eso es que está raro. Por eso
es que está desconocido y frágil.
Es enero en la creación de vida. Y se
inspira en el padre porque es él la puerta que otra vez se abre hacia
esa dimensión cercana a la eternidad que es la muerte.
9. Dialéctica
de la vida
Ahora bien:
Es un poema que se ubica en el centro del tiempo.
En la coyuntura y en el vórtice de los opuestos y contrarios.
Entre el pasado y futuro.
En el año que fenece y el año que se inicia:
En el gozne de generaciones, viejo y niño.
En el gozne de mundos: lo terreno e imperecedero.
En el gozne de lo instantáneo y duradero.
En el gozne de lo circunstancial e inextinguible.
Entre lo que se va y lo que se queda.
Entre lo definido y lo indefinido
Entre lo efímero e ilimitado.
Entre lo caduco e inmarcesible.
Entre el invierno y el sol.
10. Y ello,
¿qué es?
No es la madre que ha muerto y a la cual él dedicó poemas conmovedores, como:
"Hoy que hasta
tus puros huesos estarán harina
que no habrá en qué amasar
¡tierna dulcera de amor!.
Es el padre de quien algo nos inquieta. Que se prepara para una travesía. A cruzar o saltar el torrente. Es el padre que se va:
Es tu amor que resonando va a la Eternidad.
Enero y el padre inauguran así una vida
nueva, crean vida significativa. Engendran un nuevo período y una nueva
progenie hacia el infinito. Enero y el padre son el inicio de algo
trascendente.
Y ello, ¿qué es? Es el amor como esperanza. Es el amor que resonando va a la Eternidad:
Y el futuro se puebla
de caravanas de inmortales rosas.
11. El amor es
lo que abre la puerta
¡Oh, epifanía! Esta vez sin resquicio de duda, pletórica y jubilosa.
Esta vez sin quejas ni amarguras. En
donde a quien se hace triunfar es a la esperanza, que se encuentra
sembrada en toda la poesía de César Vallejo.
Esperanza, partiendo dialécticamente de los opuestos, sin desconocer que la verdad se desliza entre dos o más orillas.
Esperanza que nos ilustra que es con el escudo del amor que se ingresa a lo Eterno, que es la unión de los contrarios.
Con el escudo o la lanza del amor es que se traspasa barreras. Que es el amor es lo que abre la puerta inaccesible.
Compuesto de dos renuncias y de dos avances.
Porque, ¿qué es el amor de parejas sino dos renuncias y exactamente dos avances o propuestas por lo menos?
12. Une la vida
y la muerte
Enereida es por eso la aspiración a proyectar el sentido del amor a la eternidad. Y extrayéndola de ella.
¿Y cómo es ese amor?
Es el amor bondadoso el que triunfa, es el amor esperanzado.
Amor inocente ligado a la ternura y al terruño.
Porque todo lo que se evoca se lo hace
con un sentimiento y una emoción profunda ligada a la tierra que está a
nuestros pies y a la vista:
Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él
y tornaron de algún entierro humilde.
Es Santiago de Chuco desde su raíz,
cogollo y flor quien le inspira este poema. Que ha sido escrito incluso
mirando directa y fijamente el camino al cementerio.
Un pueblo donde todo cobra significado,
donde todo son líneas que se trazan en una mano extendida. Donde el
destino traza sus anagramas, sus códigos secretos y escribe extasiado
sus mejores mensajes.
13. Desposorio
con la muerte
Ese amor de Enereida traspasa barreras y
llega a la eternidad, que une la vida y la muerte. Es amor
esencialmente inocente; es puro e ingenuo. Es amor rodeado de niños:
Una broma de niños se desbanda.
Es amor que se representa en la siguiente imagen de una pureza estremecedora:
...a la borda de sus alas blancas
de hermana de la caridad, ¡oh, padre mío!
Es amor sencillo, que es aquel que está
más allá del fuego que fulmina. O del agua henchida en turbión o
avalancha que inunda y avasalla. O del viento hecho ciclón o vendaval
que arrasa y dilapida.
El amor con caridad que es la sabiduría suprema.
Donde el padre se prepara para viajar y unirse en ese desposorio con la muerte llevando el amor caritativo.
14. Otro
don
Y crea hacia otro ámbito y dimensión un mundo diferente con la comprensión de esa alianza.
Amor que es lo único que puede prevalecer después de toda esta contingencia y catástrofe.
Como igual, es aquel que permanece después de todas las maravillas, milagros y portentos, por ver y por hacer.
Es el amor convertido en hermana de la caridad, en vaso de agua y en pedazo de pan.
Amor que hace al ser dulce, piadoso,
devoto. Amor de hermandad, de solidaridad que solo un genuino
representante del mundo andino lo puede preconizar con autoridad, porque
solo en aquel ámbito se plasmó y es vigente, cultura que lo acrisoló y
lo hizo práctica social.
Otro don inherente a lo expuesto y que Enereida lo contiene es la ligazón a la infancia y a la ternura:
15. Digna
vergüenza
De ternura pegada a la cuna, a la leña,
al humo de la cocina. Y a la piedra tutelar de la puerta o escalera que
nos cobija y consuela en la añoranza de la casa nativa.
Es ternura que no sé cómo se da en el mundo andino, que Vallejo trasunta.
Ternura que late en la hilacha de la
frazada pobre, en el rebozo y el poncho de madre y padre que aún en el
recuerdo nos abrigan y protegen.
Así:
Aún reirás de tus pequeñuelos.
Aún será año nuevo. Habrá empanadas
y yo tendré hambre.
Y eso sucede, ¡aunque ellos hayan muerto hace años y hace mucho tiempo!
Ternura que es una especie de renuncia, de tristeza y de digna vergüenza.
16. Volver
a florecer
Don que es un tesoro. Un bien lamentablemente amenazado por un modelo de sociedad cruenta que se impone a sangre y fuego.
Por eso, hagamos que viva y no muera nunca.
En el poema el padre está desconocido.
Está ya en otra dimensión. Es parte ya, o pertenece, a otro mundo. Se lo
siente leve y evanescente:
Mi padre está desconocido, frágil
mi padre es una víspera
Víspera que es lo que antecede a algo.
El padre está en ese puente, o en esa cornisa, o en ese quicio desde
donde se mira o se cruza hacia otra orilla, en ese anonadamiento que es
la muerte.
Y eso es un misterio. Donde al final se toca un mundo atravesado por los dardos de lo incognoscible e incógnito.
Pero es enero, es el Año Nuevo frente a
la vida vieja. Es el nacer de la vida. Es la vida que se renueva. Y
donde todo vuelve a florecer.
Texto que puede ser reproducido
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