TESTIMONIO DE PARTE
PRESENTACIÓN DEL LIBRO TRES DOCENTES HABLANDO DE VALLEJO
Por Julio Yovera B.
A Vallejo lo han capturado los académicos para fundamentar sus análisis sobre semiótica y vanguardismo; los negociantes de la educación universitaria que nunca leyeron una obra suya para ampliar el volumen de su ganancias; los anti comunistas para despotricar con sus citas fuera de contexto sobre el marxismo; los defensores del sistema para anunciar la derrota de la solidaridad. En fin…
Pero hay un núcleo de vallejistas militantes, que tienen en la Asociación Capulí, Vallejo y su Tierra un frente único de la cultura; ahí caben todos los matices y todos los tonos que puedan existir en torno a la identidad del poeta de Los Heraldos Negros, de Trilce, de Poemas Humanos y de España, aparte de mí este Cáliz. Comandante en Jefe de estos guerreros del alba es Danilo Sánchez Lihon.
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De otro lado, confluyendo con Capulí estamos los vallejianos que además, sí, claro, por cierto, a mucho orgullo, nos hemos comprometido desde muy jóvenes con el pensamiento y el ideario de Mariátegui. No son dos corrientes distintas sino dos manantiales que alimentan el mismo río. En esta corriente estamos un núcleo de maestros que tenemos raíces vivas y hondas en el magisterio organizado en el SUTEP, el emblemático sindicato que fundara hace 41 años ese maestro guerrero y poeta llamado Horacio Zeballos. Diría que ahí estamos visiblemente identificados (y fichados) Carlos Rojas Galarza, Percy Julián Uribe y Julio Yovera.
Los tres participamos de las mingas culturales que organiza Capulí, Vallejo y su Tierra, y hemos concurrido con unción al encuentro internacional de vallejianos y vallejólogos, que cada mayo del años se organiza bajo la telúrica y el cielo luminoso de Santiago de Chuco, la tierra del poeta. Y estamos convencidos que caminamos por la senda justa. De ahí se fortalece nuestro interés en aportar más y mejor sobre Vallejo. Precisamente el año pasado preparamos ponencias sobre la experiencia docente que tuvo el poeta a lo largo de cinco años, tanto en Trujillo como en Lima y Huánuco.
Esas ponencias, gracias al apoyo de Derrama Magisterial a través de INFODEM, se ha convertido en un libro que presentamos en Mayo en Santiago de Chuco y él día jueves 4 de Julio en la ciudad de Lima. Pensábamos que íbamos a tener que hacerlo entre nosotros. No importa dijimos.
¡Cuán equivocados estuvimos! La vida impuso que los maestros a lo largo del día, junto al pueblo, salieran a expresar su indignación contra un régimen que ha estafado al país. Al finalizar la jornada una considerable parte de ellos se dirigió al local del SUTEP, a esperar que empiece el acto que, a fin de cuentas, Vallejo convocaba y que no estaba dispuesto a permitir que un libro que habla de su condición de maestro, no estuvieran los maestro. Más aún, él que había luchado por las causas justas toda su vida le parecía muy bien que este libro se presentara en un día de lucha.
Otras felices coincidencias: el libro se presentó en una semana de homenaje a los maestros con motivo de su Día y esa fue la razón por la que se hermanaron dos actividades en una: la remembranza al mítico líder magisterial Horacio Zeballos, aquel barbado dirigente, que les dijo a los maestros, desde la prisión, que no traicionar debía ser para ellos un mandamiento. Expositor de este tema fue el dirigente gremial Fidel Quispe.
Segunda ceremonia. Danilo Sánchez, como siempre, dio cátedra de solvencia en conocimiento sobre la vida del poeta, su función de maestro, su pedagogía de la ternura, su capacidad de creatividad didáctica, su hilo umbilical de una poesía que es formativa en su esencia desde sus primeros poemas sobre física, química y geografía hasta el último: España, aparta de mi este cáliz. Esa fue en esencia su ponencia y su mensaje una invitación a leerlo, a asumirlo.
Vendrían después dos declamadores, uno de ellos docente, Ricardo Elías Rosselló, el otro, ingeniero, Federick Sotomayor. Vallejo comunicaba y tocaba al público como “cuando por sobre el hombro nos llama una palmada.” Los asistentes estaban conmovidos.
Ni qué decir de los invitados, tremendas personalidades de los de abajo. Algunas por primera vez, acaso con cierto grado de desconfianza, pisaban el local de los maestros del SUTEP. Estaban ahí Jorge Aliaga, el poeta y narrador peruano residente en Escocia; César Vallejo Castañeda, el sobrino nieto del poeta César Vallejo Mendoza e hijo del patriarca recientemente fallecido César Vallejo Ynfantes; Manuel Vejarano, viejo roble de la estirpe de los vallejianos de Santiago de Chuco; Manuel Guerra Velásquez, quien en breve presentará su libro testimonial y narrativo Trasiegos; Julio Céspedes Olarte, consultor en temas agrarios. Estaban los principales líderes del SUTEP, Walter Quiroz y Gladys Pajuelo; los amigos de siempre, Eleazar Briceño, asesor del gremio magisterial, Dora Paredes incansable promotora cultural. Betty Soto, siempre anónima y siempre atenta a los detalles.
Los tres autores hicieron uso de la palabra. Percy, sarcástico, agudo, habló de la fortaleza que tenemos los maestros y de la necesidad de tener a Vallejo como referente. Carlos, conmovido, habló de la importancia de promover nuevas investigaciones sobre Vallejo y su función docente, además de puntualizar su concepción marxista. Yo dije lo que aparece en estas líneas.
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La parte musical vino como un viento cálido en una noche donde los asistentes se cobijaban alrededor de esa fogata viva llamada César Vallejo.
El brindis fue además un saludo de Hamer Villena, secretario general del SUTEP.
Y después, la música, el canto. La voz de Margot, los compases del grupo Brisas Peruanas. La noche se hizo fiesta. Se rompió el protocolo. Caramba. Los profesores y los literatos tomados de la manos y bailando.
No quiero concluir esta nota sin antes agradecer a los amigos y colegas, a los amigos y compañeros. Isabel Portilla, Tania Quiroz, Mario Tejada, que desprendimiento más vallejiano el de estos compañeros, solícitos y cordiales. Y los jóvenes agilitos con sus cámaras.
Presumo que anoche se ha abierto una nueva ruta para los hermanos de Capulí, pero también para los hermanos del SUTEP. Como dijo Walter, el local está al servicio de ustedes, compañeros.
Siento que Vallejo está contento y hasta puedo decir que hoy debe gustarle la vida mucho más…
Fuente:
Escritor Danilo Sánchez Lihón, presidente de Capulí, Vallejo y su Tierrra