LAS ÚLTIMAS LÁGRIMAS
Autor: Eliseo León Pretell
Houston Texas, EE. UU.
Allí estaba, sentado en la calzada,
sosteniendo entre sus manos ya marchitas,
su bastón compañero de sus cuitas,
mirando fijamente hacia la nada.
Lucía viejas ropas desgastadas,
sus pies descalzos sobre la baldosa,
brota una lágrima y se escapa presurosa,
por sus mejillas casi secas y arrugadas.
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Decía tanto ese llanto silencioso,
no supe a que atinar en el momento,
pensé en la soledad y el sufrimiento,
o quien sabe un abandono doloroso.
No me pude acercar por receloso
por timidez, decoro, o por mi prisa
sólo acerté a regalarle una sonrisa
sin juzgar su vivir menesteroso.
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Me partió el corazón tanta crudeza,
las lagrimas de un hombre envejecido,
no dormí en esa noche confundido,
recordando al viejito y su tristeza.
Decidí volverlo a ver con entereza,
preguntando a los vecinos más cercanos,
encontré sólo al menor de sus hermanos,
ya el viejo se velaba en la otra pieza.
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Murió como una flor en el potrero,
se fue con él su congoja y el olvido,
familia, amores, y todo lo vivido,
no más angustia, llanto, ni dinero.
Quedó entre mi sentir un desespero,
deuda como el rozar de helada brisa.
Tan sólo pude regalarle una sonrisa
más merecía…, el viejo limosnero.
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Derechos reservados
"Los libros no se han hecho para servir de adorno:
Sin embargo, nada hay que embellezca tanto como ellos el interior de un hogar" .
Harriet Beecher Stowe