CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
JUNIO, MES DE LOS NIÑOS,
DEL MEDIO AMBIENTE, DE LA GLORIA
DE ARICA Y DE LA IDENTIDAD ANDINA
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IMÁGENES DEL I FESTIVAL
DE LA DANZA DEL PALLO TRADICIONAL
EN EL XIV CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
EN SANTIAGO DE CHUCO
CUNA DEL VATE UNIVERSAL
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
LUNES 17 DE JUNIO, 2013
9.30 A.M.
DÍA DE CÉSAR VALLEJO
EN EL CALLAO
CONMEMORACIÓN DEL VIAJE
DE CÉSAR VALLEJO A PARÍS
INSTITUCIONES ADHERENTES:
– MUNICIPALIDAD DE SAN MIGUEL
– MAMMALIA, COMUNICACIÓN Y CULTURA
– ASOCIACIÓN DE CHALANEROS DEL CALLAO
– DIARIO CALLAO
– POESÍA EN EL PUERTO
– EMBAJADA POÉTICA DE SAN MIGUEL
MUELLE DÁRSENA
DE EL CALLAO
PLAZA GRAU
DE EL CALLAO
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CONVOCATORIA
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
TRUJILLO
JUEVES 22
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
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CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
4 DE JUNIO
DÍA MUNDIAL
DE LOS NIÑOS
VÍCTIMAS DE
LA AGRESIÓN
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
FERNANDO
TUPAC AMARU,
¡PRESENTE!
Danilo Sánchez Lihón
“Niños,
hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz”
César Vallejo
1. Imposible
describir
Tenía 12 años y fue obligado a observar la cruenta muerte de toda su familia.
Profirió un aullido desgarrador como jamás se puede haber oído, entre queja, reclamo de auxilio, protesta y dolor.
Imposible describir, definir ni calificar ese grito.
Y fue cuando al no poder los caballos seccionar los miembros del cuerpo de su padre lo cercenan.
Momentos antes al Visitador Antonio de Areche se lo veía visiblemente perturbado. Está sentado en su tribuna, levantada frente a la Iglesia de la Compañía de Jesús en el Cusco. Y es allí cuando da la orden de degollar a José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, cacique de Surimana, Tungasuca y Pampamarca.
El grito de ese niño que había sido obligado a ver el exterminio de toda su familia, estremeció a la multitud que dejó de vociferar:
– ¡Muerte! ¡Muerte a los rebeldes! –Era el grito de la gente hace un instante.
2. Palpita
en cada baldosa
Fernando, de 12 años, ha contemplado primero el suplicio de Hipólito su hermano mayor de 19 años, a quien cortaron la lengua y luego colgaron de la horca.
Luego ha observado el suplicio conferido a su madre, Micaela Bastidas, cuando las piernas y todo su cuerpo le temblaron al verla subir al cadalso. El forcejeo que le hicieron al no permitir que le corten la lengua. Los golpes en la cara que le asestaron, cuando no pudieron matarla con el garrote, debido a que su cuello era muy fino.
Y luego ha visto cómo cuando los verdugos empezaron a darle de puntapiés en el vientre, en los pechos y en el sexo, reventando sus órganos vitales, empezando a sangrar intensamente por la boca y los oídos.
Pero fue al cercenarle la cabeza a su padre cuando Fernando Túpac Amaru dio aquel grito que conmovió hasta a las mismas piedras de los muros que rodean la plaza de Huacaypata en el Cusco, y que nunca nosotros debemos olvidar.
3. Y horada
y se quiebra
Ese grito late indeleble en cada pared, en cada esquina, en cada puerta ojerosa. Pende de cada alero, ventana o techo desde entonces pasmado. Palpita en cada baldosa, en cada pilar y arcada irredenta de esta plaza.
Aquí es donde se dio suplicio y ejecución a la familia entera y a los capitanes de la gesta libertaria de Túpac Amaru, quien se alzó en rebelión al constatar y ver que no había solución para tanta iniquidad, abuso y oprobio que se cometía en contra de sus hermanos de raza, indios y mestizos en el reino del Perú colonial.
Es imposible tipificar ese grito, pero sí cabe señalarlo como síntesis de siglos de historia. Demasiado agudo para estas moles de piedra sólida y bermeja, aparentemente impasibles. Demasiado grave para las aristas de los edificios que rodean la plaza que sobresalen con sus astas, agujas y mástiles hacia el cielo en este día anubarrado.
Demasiado lanza, puñal y daga que se hunde en las propias vísceras. Y horada y se quiebra dejándonos deshechas las entrañas y desgraciadamente vivos. Es un grito hondo, desgarrado, sobrehumano. De alguien que se queda sin nada, sin nadie y solo en el universo. De alguien que lo ha perdido todo.
4. Lo alzaron
de sus caídas
Es un grito lacerante, que estremece la plaza. Pero el Visitador Areche no quiere dejar impune el sobresalto que ha causado el rugido del pequeño Fernando y que se ha dejado oír pese a las injurias y amenazas de la turba que lo insulta y vocifera.
Aullido de una criatura quien no se explica el cruel espectáculo que ven sus ojos. Bramido de quien siente que le están quitando todo. Angustia de quien ve morir al padre y ya no puede explicarse nada.
Al explosionar ese bramido recordaba ese pecho y esos hombros que lo han amparado y que ahora el hacha mutila. De cómo brota y mana la sangre del ser que lo cobijó cuando estiraba sus brazos a que lo cargue. Clamor que se suelta al recordar ese cuello que ahora dividen con el cuchillo, era donde se acunara siendo más pequeño.
Quejido que lo enlaza aún más con ese cuerpo que ahora amputan, lo protegió de niño y lo acarició conmovido. Manos y brazos que ahora escinden y son las que lo alzaron de sus caídas. Cabeza que ahora muestran y hacen rodar y era su alivio y consuelo.
5. ¿A quién tiene
en el mundo?
Por el grito que Fernando ha emitido el Visitador gubernamental Antonio de Areche ha ordenado que lo arrastren y hagan dar tres vueltas paseándolo debajo de la horca en donde penden los cadáveres de su madre, su hermano Hipólito, sus tíos y principales familiares, colgados desde el parapeto de cuatro frentes que se ha levantado en medio de la plaza.
La orden de Areche es enérgica y quiere impresionar de ese modo a la concurrencia haciendo deambular a un niño por en medio del bosque de cadáveres de sus seres queridos que cuelgan. Y así lo hacen, halándole de la soga que tiene atada al cuello y suspendiéndolo de las pesadas cadenas que le envuelven los pies y los brazos.
Ha caído al piso al pasar debajo del cuerpo de su madre que cuelga deforme y tumefacta. Todo se ha derrumbado para él. Todo acaba en este instante. ¿A quién tiene en el mundo? ¿Qué será de su vida? No tiene nada, absolutamente nada. No tiene siquiera la compasión de la gente que lo agrede. Todo está abolido. Todo lo suyo está sepulto y extinguido. Todo está condenado, es abominable y maldecido.
6. El ser
y la vida
Recuerda el momento en que fuera capturado junto a su padre y su madre en Lagui, después de la derrota del ejército rebelde en Tinta. Él nunca se separó de ella. Es testigo entonces, desde el primer instante, del maltrato inhumano y lleno de desprecio, soez e inicuo a todos sus seres queridos.
Y todo esto por su protesta y anhelo de libertad ante tantas iniquidades que se cometen contra los indios en minas, obrajes y mitas.
Pero ahora los insultan, gente azuzada, envilecida que creen amenazada su mezquina condición de vida y sus bienes, cualesquiera sean. Lo insultan a su paso, lo acosan y escupen.
Fernando Túpac Amaru ha estado en las mazmorras y ha visto cada día, cada hora y cada minuto las torturas que se les ha infligido a sus padres, a su hermano y familiares.
Y, para él, ¿cuál ha sido el castigo? El peor, ver, mirar, ser llevado a que repita las preguntas que hacen a sus padres y que ellos no quieren contestar. Suplicios atroces. Él ha visto cada herida, cada escena de horror a las cuales lo han sometido a quienes le dieron el ser y la vida.
7. Qué hacer,
cómo y por qué
Nació el 31 de mayo del año 1768 y es el tercer hijo de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, bautizado por el cura A. López de Sosa en la iglesia de Pampamarca el 3 de junio del año 1769 a un año y un mes de nacido.
Tiene un alma sosegada y tranquila. Pero ahora se lo amenaza con hundirle fierros candentes delante de sus padres, mientras a ellos los torturan. Sostenido de los cabellos le dicen que van a hacerle lo mismo que ellos están padeciendo, para que sus padres confiesen. Pero sus padres callan y lo miran con ternura, como con desprecio a sus torturadores.
Él es un niño tranquilo, un alma apacible que se confiesa en una carta posterior, ya loco, jugando a perseguir mariposas.
Simbólicamente representa el futuro que ya no tiene futuro. Representa las nuevas generaciones que no lo tuvieron porque a él se lo quitaron.
Porque al final el descuartizamiento en la plaza con todo su horror no es lo peor que él ha experimentado en estos días. Lo que ha ocurrido día a día ha sido más atroz, preparado minuciosamente. Y que forma parte de un informe especial acerca de qué hacer, cómo y por qué debe hacerse lo que a él se le está haciendo.
8. Fernando
es el testigo
He aquí parte del documento oficial respecto a los castigos aprobados para que se le apliquen a Túpac Amaru, que se hicieron y tenían como testigo impotente al pequeño Fernando:
Que se manden hacer onze coronas de fierro con puntas mui agudas, que se le han de poner en la cabeza en representación de los onze dictados o títulos de que se denomina Emperador.
Ygualmente un collar de Hierro con dos Platinas mui pesadas y rodeado de puntas mui agudas que manifiesta la orden del gran Paititi de que se titula gran maestro.
Por la parte del cerebro se le introducirán tres puntas de Fierro ardiendo que saldrán por la boca en demostración de los tres vandos que mandó publicar, declarando al Rey Católico por usurpador sacrílego de sus Dominios.
El reo debía ser exhibido un día entero en esta situación, estuviese vivo o muerto.
Ahora bien, ¿quién miraba de cerca y primero esas torturas y esas heridas? ¿A quién horadaban en primer lugar las quejas íntimas de sus seres queridos y que los demás no escuchaban por la dignidad que ellos impusieron en todos los actos? Fernando es el testigo de todo.
9. La sentencia
se cumple
El fallo ha sido expedido el 15 de mayo y leído de inmediato a los condenados, con aquellos datos espeluznantes:
…por el cerebro se le introducirán tres puntas de Fierro ardiendo que saldrán por la boca.
¿No es aterradora esta sofisticación? ¿De atravesarle la cabeza con tres clavos ardiendo, penetrándole desde el cráneo y saliéndole por la boca?
Todo es escalofriante y jamás antes concebido. Y debe mostrarse y exhibirse un día entero en esa situación, estuviera vivo o muerto. Y así se hace.
Y todo lo que se dispone tiene que cumplirse, sin faltar un solo punto. Así, a Micaela Bastidas no pudieron cortarle la lengua, porque opuso feroz resistencia, pero tuvieron que cortarla después de muerta y mostrar el órgano cercenado, para cumplir con el edicto o la sentencia. Y dice el documento oficial:
Entretanto se preparaba el "Patívulo y cadalso", representado por "un gran tablado pintado de verde, puesto en el centro de la plaza maior en gradas, y en cada frente una Horca desviada diez pasos, capaz de contener 10 Personas cada una, con descargo de dos varas entre cada ahorcado".
10. Parte
del espectáculo
El acto va a empezar. Es el 18 de mayo del año 1781. Desde la torre de piedra de la catedral resuenan los badajos de la campana María Angola.
En la plaza los tambores resuenan y las trompetas anuncian el acto público de la ejecución de los rebeldes.
Areche ha ordenado que al niño por ninguna razón le dejen agachar la cabeza. Tampoco puede cerrar los ojos. Tiene que mirar, esa es la consigna. La diversión es verlo sufrir. Tiene que estar despierto y observando. Ese es parte del acto de ajusticiamiento.
El Visitador ha dispuesto que dos soldados le den de culatazos cuando se agache ocultándose o queriendo no ver.
Y si cierra los ojos o se duerme los culatazos deben ser dados con más fuerza. Y en el cráneo para despertarlo. Tiene obligadamente que ver, ese es su castigo.
Parte del espectáculo para el público asistente es ver cómo reacciona el niño a la muerte de su hermano, su madre y su padre. Parte de la diversión es verlo sufrir.
11. Es
un niño
Engrillados de pies y manos y metidos en unos zurrones pardos, en fila india, los reos son sacados a la plaza. Están envueltos en toscos sacos o costales que sirven para traer yerba del Paraguay.
En la plaza está formada la guarnición de las tropas de infantería y caballería. Un soldado a culatazos a Fernando lo hace alzar la cabeza y mirar primero la ejecución de su hermano Hipólito.
Luego es el martirio de su madre. Podríamos suponer que ya está muerta y que los puntapiés que se le dan son en el cuerpo inerte de quien ya ha fenecido.
El suplicio de José Gabriel que es ser halado por cuatro caballos y cercenado. Es el colmo de lo horrendo. Pero mayor es la percepción de quien está vivo y ve el martirio.
Y mucho más si es un niño el que está viendo. Y está encadenado. Y mucho peor si es que ese niño es un hijo de la víctima.
Y todo por querer romper nuestras cadenas y librarnos del oprobio, por el anhelo de justicia y libertad para todos los seres humanos de la tierra.
12. Tener madre
y padre
Pero la sutileza de la iniquidad es que para Fernando aparentemente no hay punición, el castigo que se da es a su familia. Pero en el fondo los demás mueren y él queda vivo. Siendo que a quien han matado en el alma es a él.
Y lo hacen blandiendo en las manos las leyes, los códigos, el evangelio, los catecismos, como aludiendo a todas las bases del orden social y político imperante. Y todo apelando a la ley, hecho que resulta aún más macabro.
Para Fernando este crimen no se aplica en el cuerpo sino en el alma y la conciencia cuando tiene la edad de doce años.
Justo en el momento cuando somos más conscientes de lo que es tener madre y padre, y cuando aún se es crisálida.
Fernando Túpac Amaru no alcanzó a vivir más de 30 años y murió según el parte médico de “melancolía hipocondríaca”, en una cárcel de España.
Lo que demuestra que el castigo para él fue de una eficacia contundente: ¿Cuál fue? Mirar, oír, oler, palpar.
13. Por el anhelo
de justicia
¿Quienes lo infligen? Invasores de estas tierras.
¿Y en nombre de qué? De un rey extranjero que reina desde un lugar muy lejano: en un viejo continente hacia el cual se despachaban barco tras barco repletos de oro, plata, recursos naturales y otras especies.
Estas crueldades lo hacen foráneos en nuestra tierra y en contra de nuestra propia gente. Porque Areche no era peruano, ni el jefe del ejército que venció a Túpac Amaru en Tinta. Ni quienes lo juzgaron instalados en el tribunal del Cusco.
Todos son españoles. Eran extranjeros en nuestra tierra.
Y el motivo de la sublevación de Túpac Amaru fue querer romper nuestras cadenas y librarnos del oprobio, por el anhelo de justicia y libertad para todos los seres humanos de la tierra.
Pero no solo eso, la sentencia a Micaela Bastidas ordena demoler sus casas. Que no quede piedra sobre piedra en ninguna de ellas.
14. Demoler
sus casas
Literalmente la condena dice así:
Que igualmente sea demolida la casa que tiene en Tungasuca y todas las posesiones que tuviere...
Todo vestigio de posesión o pertenencia tenía que desaparecer.
Es decir fue extraída piedra tras piedra y desaparecida del mapa de la tierra. Que no quede rastro en el mundo físico ni en la geografía. Nada de ellos debe quedar, son expulsados y expatriados de este mundo.
Entonces, ¿ya quién era Fernando? Ya no tenía patria, no tenía techo, no tenía lar.
¿Cuál era su crimen? Que sus padres quisieran corregir las injusticias, el abuso y las maldades en que vivían nuestros hermanos de raza, los indios y mestizos de nuestro Perú.
Y fue arrasada su casa, quitada piedra sobre piedra. No quedó nada, fue borrada y puesta donde ella se alzaba un letrero de estigma.
Y encima sembrada de sal en el sitio en donde había estado erigida, como una maldición.
15. ¿Deambula
por el mundo?
Pero, además:
...y que en adelante no haya de erigirse ni edificarse casa de habitación de ninguna persona, para perpetua memoria e infamia suya.
Y que no puedan edificar jamás ninguna casa en ningún sitio. Queda desterrado del planeta. Y también se estipula:
Y exterminada cualquier descendencia hasta la cuarta generación.
¿Y cómo ejecutar esta disposición de eliminar su descendencia? Castrando a Fernando. Y lo hicieron extrayéndole los testículos con tenazas y arrojándoselos a los perros.
Castrado, negado de tener familia, borrado del mapa, sin poder tener descendencia, ¿deambula por el mundo? No, está preso.
Pero el dictamen de la ley es pálido en relación a los hechos: la ejecución de Micaela no estipuló lo que en la realidad se produjo: no morir en el garrote, porque su cuello era muy delgado, fue muerta a patadas.
16. ¿Por qué
tanta saña?
Fernando no pudo tener hijos. En el caso supuesto de que los tuviera los mataban inmediatamente.
No había entonces de quedar vestigio de esa sangre, debía asegurarse muerta hasta la cuarta generación.
Fernando no tiene árbol en qué cobijarse, no tiene red en donde sostenerse ni acodarse. Es un paria. Y tiene que tener los ojos abiertos para mirar las ejecuciones que se están produciendo.
Ahora, ¿por qué tanta saña? Porque se trataba del linaje de los incas. Era la sangre real de nuestra cultura.
Es la sangre imperial del Perú. Y la potencia extranjera quiere eliminar todo liderazgo que se pudiera presentar a fin de gobernar indefinidamente.
A los demás se les dio la ventaja de morir, de cerrar los ojos, de descansar, de ya no sufrir.
El ensañamiento con un niño que no tiene la culpa de nada es que él va a vivir, pero sin nada, sin familia, sin patria. Y castrado.
17. El peor castigo
es vivir
A todos los suyos Fernando sabe que se le dio el alivio supremo de que cesen en un determinado momento sus sufrimientos y sus atroces dolores. Y la afrenta corrosiva de la turba.
A Fernando, no. Él tiene que cargar en cada minuto de su vida la desolación atroz de sentir que todo ha sido abolido, de que todo es negado para su vida y su destino.
No tiene ya pasado, ni presente ni futuro. No tienen nada. ¿Puedes imaginarte tú una situación así?
Y todo por algo tan santo, emprendido por sus padres, como es sublevarse ante tanta iniquidad para con los seres humanos. Para que cese tanta explotación en desmedro de los indígenas naturales de esta tierra.
¿Por ser sensibles a los dolores de los demás, a los sufrimientos de la gente humilde que no tiene cómo defenderse?
18. Caminó
60 días
Después del ajusticiamiento de sus padres y su familia es expatriado para ser confinado en una cárcel del África, y de por vida.
Caminó entonces 60 días con sus noches desde el Cusco a Lima, cargado de cadenas, con órdenes de no darle agua para beber cuando más lo anhele en el camino.
Y bajo el insulto y el acoso incesante que a su paso hace la gente porque se difunde la superstición de que si se demora en pasar el hijo de un excomulgado han de venir enfermedades, plagas e infecciones a ese sitio, motivo por el cual se lo insulta y se lo escupe.
A su paso por los pueblos el público le arroja piedras y objetos contundentes, lo tratan con desprecio y con palabras soeces. La soldadesca lo apura. De noche la gente cierra y tranca sus puertas, como si pasara una peste
En Lima es confinado en la cárcel del Castillo del Real Felipe en el Callao, en donde espera dos años la sentencia de su expulsión.
19. Hay un mundo
por redimir
Así, en la persona de Fernando Túpac Amaru quedó perpetuado el crimen y atropello de todos los Derechos de la Persona Humana. Y por su puesto de todos los Derechos del Niño, como él lo era.
A un inocente se le hizo beber hasta la saciedad la copa amarga del horror por algo que él no cometió.
Desde el primero de los Derechos: a un nombre, a una patria, a una familia, a una identidad, todo se le niega: el derecho a la protección. Se persigue todo vestigio de su sangre, hasta en el alma de aquel niño, hasta en sus sueños.
Se condenó a no nacer ningún descendiente hasta la cuarta generación. Se persigue y condena hasta fantasmas y personas no nacidas.
¿Esto es fantasía, delirio, alucinación? No. Es historia. Pero no pieza de museo. ¿Porque el niño ahora en el Perú está lejos de estas realidades de opresión, de miedo y de escarnio?
Por eso hay un mundo por redimir. Por eso no podemos ser frívolos. Por eso nuestra vida ha de estar consagrada. Porque en nuestra memoria deben estar de manera permanente personajes como Fernando Túpac Amaru.
20. Restallando
una herida
Él murió de “melancolía hipocondríaca”, hecho un guiñapo y destrozado.
Por eso, hagamos el gesto mágico de traerlo para restañar nuestras heridas, para no ser ni olvidadizos ni ingratos con seres que son nuestros símbolos.
Hagámoslo por el cariño y la identificación con Túpac Amaru, ese hombre tierno pero que en su suplicio no tuvo un solo gesto de debilidad, para legarnos a nosotros el orgullo de ser seres dignos puesto que él lo ha sido.
¿Por qué no reivindicar nuestra historia haciendo que los restos de Fernando Túpac Amaru regresen? Porque la historia también se repara.
El Cusco que haga la gestión para que los despojos de este niño de sangre imperial vuelvan a su patria y sean enterrados en Tungasuca, su pueblo natal.
De ese modo estaremos restallando por lo menos una herida pendiente y convenciéndonos de que no somos ni olvidadizos ni indolentes ni desapercibidos de la historia que incumbe a nuestra conciencia y nuestro espíritu.
Texto que puede ser reproducido
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