CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
17 DE JUNIO
DÍA
VALLEJO
EN EL CALLAO
90 ANIVERSARIO DEL VIAJE
DE CÉSAR VALLEJO A PARÍS
ACTIVIDAD EN COORDINACIÓN CON
LA DIRECCIÓN REGIONAL DE CULTURA
DEL CALLAO
INSTITUCIONES ADHERENTES:
– MUNICIPALIDAD DE SAN MIGUEL
– MAMMALIA, COMUNICACIÓN Y CULTURA
– ASOCIACIÓN DE CHALANEROS DEL CALLAO
– EMBAJADA POÉTICA DE SAN MIGUEL
CÍRCULO ARTÍSTICO PALABRA DEL ALMA
– POESÍA EN EL PUERTO
– DIARIO CALLAO
PROGRAMA:
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL CHUMO GUTIÉRREZ
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
FILIAL CALLAO
FASE 1
MUELLE DÁRSENA
PLAZA GRAU DEL CALLAO
10.00 AM.
EMPLAZAMIENTO DE ESCOLTAS
SALUDO Y BIENVENIDA
A CARGO DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN,
PRESIDENTE DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
DIANA DEL ADIÓS Y EL REGRESO
CORNETA DE LA MARINA DE GUERRA DEL PERÚ
PASEO EN CHALANA POR EL MAR
Y ARROJO DE OFRENDAS FLORALES.
ACTUACIÓN POÉTICA
PROCLAMAS Y POEMAS
EN LA ROTONDA DEL MUELLE DÁRSENA.
ERIBERTO GALINDO CARO
ERICK GALINDO DÁVILA
LILY CUADRA
MIGUEL BLÁSICA
WALTER VILLANUEVA
NORI ROJAS MOROTE
SANTIAGO RISSO
VICENTE GONZÁLEZ
ROSA MUÑOZ
MIGUEL CONTRERAS
CÉSAR ITURREGUI
FASE 2
11.00 AM.
PASACALLE
POR EL CALLAO
MARCHA DE ESCOLTAS,
DELEGACIONES Y
BANDAS DE GUERRA
FASE 3
SOLEMNE ACTUACIÓN
ARTÍSTICO LITERARIA
DIRECCIÓN REGIONAL DE CULTURA
DEL CALLAO
JR. SALAVERRY 208, ESQ. CON JR. LIBERTAD
CUADRA 2, CALLAO MONUMENTAL
TELÉFONO: 465-9900
11.30 PM.
SALUDO Y BIENVENIDA
A CARGO DEL DIRECTOR REGIONAL DE CULTURA
JUAN AUGUSTO FERNÁNDEZ VALLE
11. 40 PM. CONFERENCIA MAGISTRAL
EL ADIÓS Y EL REGRESO EN CÉSAR VALLEJO
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
LECTURA DE POEMAS:
POESÍA EN EL PUERTO
PABLO BRICEÑO
DANIEL YUPANQUI
JOSÉ BARDALES
CHARO PALOMA
FÉLIX LLAQUE
LUCY MARTÍNEZ ZUZUNAGA
MANUEL RUÍZ PAREDES
PEDRO LÓPEZ GANVINI
SAMUEL SOPLÍN
SUSY MORALES
DISTINCIÓN
A PERSONALIDADES
POR SER GESTORES
CULTURALES EN EL CALLAO:
– AMPARO RÍOS
– LILIANA GONZÁLEZ COSTA
– PELADIO BENAVENTE LÉLIZ
– ABRAHAM RAMÍREZ LITUMA
– JUAN AUGUSTO FERNÁNDEZ VALLE
FASE 4
ALMUERZO
DE CAMARADERÍA
*****
CALENDARIO
DE EFEMÉRIDES
17 DE JUNIO
EL ADIÓS
Y EL REGRESO
EN VALLEJO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
CON
LA MANO
EN EL AIRE
EL VIAJE
DE CÉSAR VALLEJO
A EUROPA
Danilo Sánchez Lihón
Sin el sacrificio previo
de uno mismo
no hay salud posible.
César Vallejo
1. Tambores
y clarines
El 17 de junio de 1923, César Vallejo dijo definitivamente adiós al Perú al viajar rumbo a París, para no regresar corporalmente nunca más.
Fue domingo el día en que zarpó del Callao, después de escribirle a su hermano Manuel Natividad lo siguiente:
Te pongo estas líneas para anunciarte que mañana me embarco rumbo a París. Voy por pocos meses, seguramente hasta enero o febrero y nada más. Voy por asuntos literarios y ojalá me vaya bien.
Iba donde la vida era crítica y hasta cruel. No era el incentivo de su viaje pasar buena vida, gozar de lo cómodo, acceder a lo complaciente o asumir lo hedonista. Menos era su intención hacerse rico.
Iba a un continente en donde era difícil incluso sobrevivir. Había tomado el rumbo hacia una Europa conflictiva y le atraía porque en ella todo era convulso.
Y donde ya se escuchaba el fragor de los tambores y clarines de combate, aunque esta vez la guerra se había sofisticado y ya no eran caballos ni torpedos sino tanques y cazabombarderos.
2. Y
estuvo allí
Para referirnos a un aspecto asequible y tradicional:
En el campo del arte allí cada año aparecía una nueva corriente literaria, que experimentaba fórmulas, temáticas novedosas, relaciones con otras artes.
Se presencian manifiestos y proclamas decisivas, ocurriendo lo mismo en otros ámbitos como la política, la economía y el acontecer social.
Era una Europa de entreguerras agitada, vibrante y sin tregua, adonde él se arrojaba absolutamente inerme, ingenuo e indefenso.
En realidad, Vallejo siempre dirigió sus pasos hacia donde las papas quemaban, hacia donde la historia estaba en criba, tropel y fragua plena.
Así fue a la estremecida Rusia en tres oportunidades y tuvo la intención de trabajar allí en una etapa crucial, cuando todo en ella eran privaciones y cuando el gran soviet definía a cada instante su destino.
Y estuvo allí con su propio peculio, sin permitir que sus viajes fueran pagados sino sacrificando él su dinero personal para interesarse en un acontecimiento de valor social.
3. El riego
supremo
Ni siquiera aceptó que esta presencia en Rusia tuviera la forma de becas subvencionadas.
Tampoco quiso que en su interés por Rusia estuviera involucrado dinero del Estado Soviético, y esto a fin de mantener su independencia de criterio.
Y es que César Vallejo era un ser exacto, puro, escrupuloso en todo, no en la dimensión de la apariencia sino del espíritu.
A España fue porque era otro lugar en el mundo convulso y heroico. Llegó en una oportunidad a Madrid cuando esta ciudad era bombardeada y se necesitó un permiso muy especial para ingresar a ella.
En cambio, no viajó ni se le ocurrió ir a Estados Unidos. Si en algún lugar cabe imaginar que estaría en estos momentos es en Irán, Irak y Pakistán.
Y es que Vallejo era en todo un ser comprometido con la vida y la condición del hombre sobre la faz de la tierra. Y buscaba estar en donde dicha condición estaba en riego supremo. Ese mismo sentido tiene su viaje a Europa el 17 de junio del año 1923.
4. Adiós
sin retorno
Acerca de cómo se gestó y se concretó este viaje hay diversos testimonios, todos ellos coincidentes en señalar en esta circunstancia la actuación central de su amigo Julio Gálvez Orrego, integrante del “Grupo Norte”, sobrino de Antenor Orrego y un hombre generoso y servicial.
Es él, cuando César Vallejo se encuentra refugiado y perseguido por la policía en Trujillo, quien actúa como su enlace con el mundo de afuera.
Es él quien le trae y lleva recados, proporciona la comida y cumple labores de un asistente servicial y acomedido. Puntual y eficaz para con el amigo en este trance difícil.
Julio Gálvez, en marzo de 1923, conoció la noticia de que le correspondía recibir una herencia por la muerte de un familiar.
Valiéndose de esta situación solicitó un adelanto de dicha herencia comprando lo más pronto que pudo un boleto de viaje de primera clase para emprender la travesía soñada hacia Europa.
Ese pasaje luego de conocer que se había abierto el proceso judicial en contra de su amigo César Vallejo fue cambiado por dos boletos de tercera, a fin de viajar con él ante el riesgo que su amigo corría de quedarse en el Perú.
5. Comeremos
piedrecitas
Lo refiere Luis Alberto Sánchez, cuando apunta:
Él dividió el pasaje de primera a Europa, que le obsequiaron sus parientes al declararse la herencia paterna, con Vallejo; de lo que resultaron dos pasajes de tercera y un hambre de primera.
Respecto a este mismo asunto, Juan Larrea cita el testimonio de Armando Bazán, explicando que ello concuerda plenamente con sus recuerdos: En marzo de 1923 le anunciaron de Trujillo que su abuela al morir, acababa de dejarle una pequeña fortuna.
Fue a esa ciudad inmediatamente. Y mientras se seguía los trámites pertinentes, tuvo noticia de las maniobras judiciales que se estaban haciendo allí para perder a su amigo César Vallejo.
A cualquier precio obtuvo, por eso, un adelanto de su herencia y regresó inmediatamente a Lima. Empezaba el mes de junio. En dos semanas pusieron, él y Vallejo, sus asuntos en orden.
La noche del 22 del mismo mes, cenaron alegremente, junto a algunos amigos, en un chifa de Capón, y el 23 al atardecer, tomaron el “Oroya”.
Acostúmbrate a comer poco, que en París comeremos piedrecitas.
Le reprochó Vallejo tiernamente en esa cita de la calle Capón al ver que su amigo engullía los alimentos con gusto y delectación.
6. Habría
querido bajar
Al abordar el barco “Oroya”, en el que viajó a Europa, a César Vallejo se le veía muy acongojado.
Lo acompañaron hasta el abordaje su hermano Néstor Pablo con quien estudió juntos en la Universidad de Trujillo y quien vino desde Trujillo a despedirlo.
También estaba allí presente su amigo Crisólogo Quezada, “el gordo”, quien se interpuso de que se enlazara en matrimonio con Otilia Villanueva que había quedado embarazada de él.
¿Qué se agolpaba en el alma de Vallejo cuando estuvo silencioso en la borda, en el momento en que el “Oroya” se alejaba del puerto del Callao, y luego navegaba por la costa del Perú, tras la neblina?
En carta que le dirige a su abogado Carlos C. Godoy, quien veía su juicio en Trujillo, le dice:
Habría querido bajar, a mi paso, en Salaverry, mas lamentablemente, no toca el “Oroya” en ese puerto y me quedo con la mano en el aire, sin alcanzar a estrechar las de los poquísimos amigos que como usted, ocupan mi corazón. Qué vamos a hacer. Ya lo haré a mi retorno.
7. Con la mano
en el aire
“La mano en el aire” es el gesto que encierra el significado de lo inacabable, de la despedida; también de lo inasequible, de lo que no se alcanza a tocar. También del misterio del adiós en este mundo y en esta vida. Es igualmente, el movimiento que se hace para apuntar a las montañas en las que hemos nacido.
Es seguro que en el momento de su partida Vallejo pensaba en el Perú, al cual no dejaba, sino que lo llevaba incrustado en el alma. Porque él partió no para olvidarse de su país, sino para tenerlo más presente y reencontrarlo siempre. Recogía en esos momentos sus cariños más hondos a fin de nunca olvidarse de ellos.
Fue al estar de pie en la baranda de la sección de tercera clase de la nave que se alejaba, donde le asaltó aquel puñal ardiente y quemante del amor a la tierra, que laceró su alma siempre y del cual dan testimonio sus amigos de París.
Cabe suponer que en las imágenes que se esbozaban en su mente estaban imborrables su casa, las calles de Santiago de Chuco, el perfil de los cerros, las lomas sembradas de:
papales, cebadales, cosa buena
Y las voces de sus seres queridos, algunos ya muertos pero allí presentes cuando él partía.
8. Algunos
motivos
Cinco razones fundamentales determinaron este doloroso alejamiento:
Primero, la atracción que ejercía Europa, y en especial París, a todo artista, más aún en aquella época.
Era enorme entonces la fascinación por participar de cerca en el debate cultural más vigente a nivel mundial y el mejor posicionado del momento.
Segundo motivo muy valedero fue la conclusión definitiva a la cual llegó, de que su poesía y su arte no serían comprendidos en el Perú, al constatar que su libro Trilce, publicado el año 1922, cayó en el total vacío, incomprensión e indiferencia.
Trilce no alcanzó a ser apreciado en un medio local estrecho y limitado, como era Lima y el Perú. Tanto que uno de los pocos comentarios que aparecieron fue el de Luis Alberto Sánchez que lo calificaba de estrambótico.
Este mismo estudioso lo recordaba años después diciendo todavía que:
Trilce fue isla incógnita y repudiada. Orrego y yo nos hicimos el hara-kiri crítico al amparar eso que los ‘viejos’ llamaban, irritados, ‘disparate’ y los jóvenes ‘pose’.
9. Anhelo
de universalidad
El tercer factor es que meses antes, con el argumento de una reducción de plazas, fue despedido del Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe, donde trabajaba como maestro de educación primaria. Y aquello sucedió pese a que Vallejo disponía de grado académico otorgado por la Universidad de Trujillo.
El cuarto asunto, y quizá el más determinante para su alejamiento, fue la inminencia de ser nuevamente encarcelado, pues se había reabierto la causa que motivó su prisión de 112 días en el penal de Trujillo, hecho que se corroboró meses después al dictaminarse nuevamente una orden de captura en contra suya.
Esa orden meses después se remitió a París donde él ya se encontraba. Y siguieron llegando continuamente órdenes de comparecencia que le causaban enorme estrago en su salud, orden de captura que recién ahora ha sido levantada en un acto de desagravio que el Poder Judicial le hiciera en Trujillo.
Recién él ha quedado absuelto por un acto de reparación que se le hiciera el 14 de noviembre del año 2007, a cargo del Presidente de la Corte Suprema de la República y del Poder Judicial del Perú, Dr. Francisco Távara Córdova.
Esto no quita el hecho de que él murió perseguido por la justicia peruana.
El quinto hecho que motivó su alejamiento fue su anhelo legítimo de universalidad, ámbito al cual su genio le impelía, abarcando la totalidad del mundo y estando presente en aquellos lugares en donde se cribaba lo más significativo y trascendente de la experiencia humana.
10. Donde se fragua
la historia
Pero iba no a lo fácil ni complaciente. Iba a donde no era cómodo vivir. Este viaje no tiene el signo de quien busca un mejor estándar de vida.
Iba al lugar de donde más se huía en esos momentos buscando refugio. Y ese es el signo de sus desplazamientos que tuvo en la vida César Vallejo, cual fue el de ir a donde las papas quemaban.
Tanto es así que realizó todo el esfuerzo y el sacrificio personal, gastando su propio peculio para viajar y ver lo que pasaba en Rusia y Alemania.
Hizo lo mismo para conocer de cerca lo que ocurría en España en plena guerra civil española.
En vínculo directo con este tema, quiero tratar de reproducir aquí una apreciación oral que escuché decir a Max Silva Tuesta, opinión relacionada a la permanencia en Europa de César Vallejo.
La dijo en una conversación, la misma que reproduzco más o menos del siguiente modo, sin que éstas sean sus palabras literales, sino más bien una reproducción libre de lo que él expresara.
Trato así de darle forma a una idea que juzgo del mayor interés y significado, siempre y cuando pudiera alcanzar a decir el núcleo y el concepto de lo que Max Silva Tuesta quería dar a entender.
11. Un mártir
y héroe
Dijo más o menos así:
He estado tres veces en Europa y en las tres oportunidades por un lapso de dos, tres o a lo más cuatro semanas. Y la verdad, ya no resistía. ¡Me ahogaba! ¡No sabia qué hacer! Sentía una opresión inmensa. Y eso que yo estaba acompañado de mi esposa, e iba con objetivos muy claros, definidos y a cumplir con asuntos muy concretos, que le daban sentido a mi estadía, cuales eran participar en algún Congreso, dictar conferencias y a estar ocupado en este y el otro asunto. Tenía mucho qué hacer; pero era atroz: la sensación de lo ajeno, de ser el extraño, de ser parte del ambiente neutro, funcional, mecánico y frío de Europa. Esto, era invivible, sin tomar en cuenta el costo que tenía cada cosa, el gasto de cada desplazamiento, que demandaba mucho dinero. Ahora bien, conociendo cómo era César Vallejo, teniendo constancia y evidencia de cómo era él íntegramente, en su físico y en su alma, tan añorante de su pueblo, ¡tan inclinado a gustar de su lengua y a nutrirse de su raíz telúrica!, y viviendo en las condiciones económicas en que él vivía, sin un centavo para comer, tiene que ser un héroe completo para haber resistido 15 años en Europa antes de su muerte y en esas condiciones. ¡Esta es una dimensión de heroísmo invisible, que se nos escapa ya sea porque no hemos estado en Europa, o porque hemos estado pero no en la situación en que estuvo Vallejo! ¡De allí que yo crea que él es un mártir y héroe tremendo!
12. El
regreso
César llega a París el 13 de julio de 1923.
Es conocida la situación de hambre, penuria y miseria que sufrió César Vallejo en París y se ha discutido bastante si él intentó y quiso regresar al Perú.
Alfonso Arias Schreiber, escribió el jueves 30 de abril de 1998 en el diario El Comercio de Lima, “Testimonio sobre César Vallejo”.
En dicho testimonio refiere que siendo representante del Perú en París, encontró en los archivos de la Misión un cablegrama del Ministro Francisco García Calderón con motivo de la muerte de Vallejo, ocurrida en abril de 1938, cuyo texto dice así:
Refiérome cablegrama de Ud. Nº 25. Vallejo murió hoy nueve mañana. Gastos autorizados clínica, asistencia y entierro representan aproximadamente veinticinco mil francos, que ruégole entregar cablegráficamente. Último deseo de Vallejo fue ser enterrado en el Perú.
Luis E. Valcárcel estaba dispuesto a atestiguar lo mismo. Sin embargo, sería vano y superfluo en estos momentos debatir si deben o no volver los restos de Vallejo al Perú.
En verdad eso ya no es posible por las disposiciones que dejó establecidas su esposa Georgette Philippart.
13. Me moriré
en París
Lo importante es recoger el mensaje de redención humana de César Vallejo, su utopía de instaurar el reino de justicia, libertad y esperanza en nuestra realidad, y que avizoró diáfano y exaltado en su poema Telúrica y magnética.
Cuando ello hagamos, será lo mismo que sus huesos estén aquí o allá, porque habremos unido a los hombres y todos seremos hermanos.
Es la manera cómo nosotros con autenticidad honraremos los huesos de este héroe civil, de este gladiador por un nuevo y auténtico humanismo.
También por la belleza y la bondad en el mundo, que son ejes esenciales de su vida y de la propuesta de cómo redimir la condición del hombre sobre la faz de la tierra.
César Vallejo fue un colectivista instintivo y como tal un ser heroico. Despreció aquí un puesto administrativo y consecuentemente la bonanza económica para viajar a Europa a sufrir absolutamente de todo.
Para morir, él ya lo sabía por la visión premonitoria que había tenido en la casa de Antenor Orrego de Mansiche cuando estaba perseguido por la justicia. Y aun estando en Europa pudo escribir:
Me moriré en París y no me corro.
14. una vida
de autenticidad
Y esto diría sin pretender jamás hacerse allí de una posición cómoda.
Al contrario, se hizo a propósito mendigo, para hacer más legítima su adhesión a los humildes y tener autoridad moral en todo lo que su verbo expresara.
Sea en su grandiosa poesía, sea en sus proposiciones fulgurantes acerca de su concepción estética expuesta en “El arte y la revolución”, sea en su prosa de tesis. O ya sea en sus crónicas y artículos periodísticos.
En Vallejo se encarnan en un solo signo y ocupando el centro en su destino personal, el devenir histórico de los pueblos, del Perú y el mundo, que han luchado, siguen luchando y lucharán por siempre para instaurar formas sociales de justicia, fraternidad y solidaridad.
De allí que el mensaje más valedero que podemos extraer de la vida de este paradigma de hombre cabal, a fin de inspirarnos e inspirar a la juventud con su ejemplo, es seguir una vida de autenticidad y coherencia en función del hombre, el país y el mundo.
15. La reserva
moral
Nos orienta César Vallejo en primer lugar a comprometernos con los problemas pendientes de solucionar en todo medio social.
Nos alienta a una adhesión total al hombre como una criatura gloriosa por su naturaleza real, casera y cotidiana; porque sufre y goza.
Nos convence acerca del valor del hombre porque es hijo, esposo, hermano o padre; porque es minero, agricultor o ferroviario; fe en la condición humana que lo embarga hasta llegar al heroísmo total.
Nos enseña el compromiso con quien vale la pena comprometerse: los pobres, los humildes, los desheredados; siendo la suya palabra de militante, de guerrero y soldado por la redención humana.
Porque el ser vivos no es tener mirada o gesto de contemplación, ni mucho menos de arrobamiento, sino porque se es acción, pulso y palpitación, invocándonos a adherirnos urgentemente a la causa del hombre.
El ejemplo de vida y el verbo hecho poesía que nos ha dejado César Vallejo constituyen para nosotros la reserva moral más prístina e indestructible con la cual contamos como convicción, fortaleza y esperanza.
Ejemplo que permanecerá por siempre entre nosotros ocupando un lugar de preminencia entre los fastos más gloriosos alcanzados hasta ahora por el espíritu humano.
Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
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