CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
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2012, AÑO
DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS
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AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
LAS COMETAS, EL DEPORTE
Y LOS PUEBLOS INDÍGENAS
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y 997-739-575
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ADHESIÓN
9 AL 12 DE AGOSTO
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V FERIA
DEL LIBRO
EN TARAPOTO
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II ENCUENTRO
NACIONAL
DE LITERATURA
AMAZÓNICA
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LA VIDA LEGENDARIA
DE UN ESCRITOR
DE LA AMAZONÍA,
RÓGER RUMRRILL
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Danilo Sánchez Lihón
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«En este espejo de aguas
en este espejo claro
deslumbrante de alba».
Róger Hurtado Más
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“La mayoría de la gente
se obstina por hacer la vida más larga.
En cambio pocos descubren
lo maravilloso de hacerla más ancha
Fabi
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1.
Roger Rumrrill ha elegido el ámbito geográfico, cultural y vital de la Amazonía, como la razón y emoción de su lucha y de su canto, no porque sea un tema de éxito sino porque eran y son dolorosos sus problemas, así como fascinante y asombrosa es su realidad.
Al escogerla como destino, no como un tema con el cual se establecen las necesarias distancias, él ha optado por afianzar su identidad, su origen y su ancestro y erigirlos como una bandera de trabajo y combate, que más que depararle complacencias y comodidades le impone grandes sacrificios y hasta inmolaciones. Róger Rumrrill es para la Amazonía lo que Carlos Mariátegui es para el Perú: su vidente, su prócer, su defensor, su profeta.
El poeta César Calvo, también brujo mayor de esa geografía infinita como es la Amazonía, y de quien la muerte tenía también que enamorarse, le dijo alguna vez a Róger Rumrrill: “El día que empieces a escribir aquello que has vivido harás la novela más maravillosa, mil veces superior a cualquier otra realidad que inventes”.
Pero aquel libro que contenga la vida de Róger es todavía una obra pendiente que él ha de escribir en algún momento. Mientras tanto contentémonos en registrar algunos hitos, sin la magia con que él indudablemente los podrá entretejer, amoldar y desflecar para darle vuelo y color algún día.
2.
Así: En Soritor Roger Rumrrill fungía de periodista radial aprovechando un altavoz del Municipio. Y en el tiempo libre aprovechó para publicar su primer libro de poemas.
Mientras tanto tenía que sobrevivir y lo hacía trabajando como peón en el campo, bien al tajo o bien a jornal, como se presentara la situación, que no había que estar poniendo melindres.
Pero uno de esos días se anuncia que se había producido un golpe de Estado, el del año 1963, del General Nicolás Lindley.
Como se extreman las medidas de seguridad en todas las provincias y se recela de todo por medida cautelar se elaboraron listas negras de subversivos.
Completamente desprevenido y junto con un grupo de otras personas es acusado de sospechoso y es más de complotar contra el Estado.
Es apresado y conducido, al lado de los demás reos, ante un coronel cuya cabeza de sapo encarrujado apenas se veía sobre la mesa desde donde interrogaba.
3.
Pero su manera de tratar a cada uno de los apresados era terrible por violenta y procaz; tanto que el bisoño periodista temblaba de miedo.
Pero ya había calculado cómo saltar de ese cuarto de tortura arrojándose por una ventana, aunque no sabía lo que había abajo de ese segundo piso.
Cuando llegó el turno de ser interrogado, primero el coronel como era de esperar lo llenó de improperios.
Al descansar un instante de la retahíla de insultos, y después de un ahogo, escuchó que le dijo:
– ¡Y tú, quién eres, vagabundo! –La angustia y el miedo no lo dejaban hablar.
– Mmmm...
– ¡Quién eres o te mato!, –vociferó el batracio sacando su pistola del cinto.
Róger no quería dejarse matar, pero algo lo detuvo de correr y lanzarse por la ventana. Quizá el hecho de dudar por un instante de si iba a sobrevivir en la caída, al no saber lo que había abajo de ese piso.
4.
Aunque él cree que ya ha corrido y se ha arrojado. Pero en verdad no lo hizo, de lo contrario ya estaría muerto.
– ¡Contesta quién eres, carajo! –Y rastrilló el arma.
– Mmmm
– ¡Dime también por qué tienes ese pelo de maricón! ¡Habla pronto, desgraciado! –Volvió a tronar el tipo apuntándole con la pistola.
Completamente lívido sabía que al contestar iba a provocar inevitablemente que el monstruo dispare su arma de manera inmediata. Pero sacando el último aliento de su boca y el máximo de orgullo que la situación le permitía, se oyó a sí mismo decir, como un terrible pecado:
– ¡Soy poeta!
Otra vez antes de correr a suicidarse, en unos segundos, vio de reojo que el sapo encarrujado dejó caer el arma como fulminado por esa respuesta inesperada. Y, en vez de arrojar sus llamas incandescentes y fulminarlo, se ponía de pie, que en realidad era estar más bajo que cuando estaba sentado. Y avanzando oyó que decía:
5.
– ¡Poeta! ¡Poeta!
Y yendo hacia él, que estaba anonadado, y más aun temiendo por su vida, el interpelador repetía:
– ¡Poeta, hermano! ¡Eres poeta!
Y lo miraba arrobado.
– ¿Has publicado algún libro? ¿Dime, hermano?–Preguntó con ansiedad.
– ¡Sí! –, se apuró a decirle él, aun tembloroso.
Y abrió su bolsa, donde tenía los 200 ejemplares de su breve libro de poemas, recién recogido.
– ¡Es éste! –Le dijo balbuceante.
– ¡Guardia! –Llamó con un alarido–. ¡Guardia! –Ahí creyó Róger que se ponía fin a la comedia, o a la pantomima. Y que lo iban a matar, entre dos, o entre tres, o ante un pelotón que estaba mandando a traer de esa manera irónica.
E inmediatamente se presentó un efectivo.
6.
– ¡Escuche bien esta orden y cúmplala al pie de la letra, carajo! De lo contrario lo capo al instante. ¡Lo capo! ¡Lo juro por mi madre! ¿Escucha que estoy jurando por mi madre? Y encima escuche: tiro sus huevos a los perros. ¿Me ha entendido bien? –Gritó.
– ¡Sí, coronel!
– Aquí hay doscientos libros. Y... ¿cuánto cuesta, hermano? –Dice, volteándose enternecido a preguntarle a Róger.– ¡Dos soles cada libro! ¡Y está barato, hermano! ¡Que paguen tres soles, carajo! Que cada efectivo y cada preso compre dos libros y me traes el dinero en dos minutos.
Y repetía embelesado:
– ¡Un poeta, carajo!
Minutos después se presentó el efectivo con una bolsa de sencillo que el coronel entregó a Róger diciéndole:
– Quedas libre, hermano. ¡No hay nada más cojonudo para la Patria que los poetas, carajo!
7.
Y aquella ha sido la única vez que Roger ha recogido tanto dinero inmediato por uno de sus libros publicados de poemas.
En Soritor por esos días se casa con Olinda Collazos. Pero en el mismo día en que se casa por la noche lo levan.
Sin que pudiera mediar, para resolver su caso, su inesperado admirador, el coronel que ya había sido trasladado a perseguir subversivos a otra jurisdicción.
Pero espera tranquilo la prueba médica para salir libre, pues sabe que era inválido. ¿De qué? ¡De los dientes!!, militarmente hablando.
Pero, –¡oh sorpresa del destino!– esta vez resulta apto.
Él aduce que antes, cuando necesitaba servir, lo habían descartado por insuficiencia masticatoria.
Vuelven a revisarlo, por si acaso se hubieran equivocado. El examen es confirmativo.
Está apto. Ahora todas las piezas dentales las tiene en buen estado.
Tiene que enrolarse, sin apelaciones. ¡No es posible! ¡Recién se ha casado! ¿Acaso no puede conmover un hecho como este?
8.
Se lamenta entonces de su suerte: cuando más lo necesitaba y se moría de hambre lo desestimaron en el ejército.
Ahora que recién se ha casado le vienen a decir que todos sus dientes están perfectos.
¿Acaso el hambre los sana?
Tuvo que recurrir a su cuñado, que tenía unos conocidos en el ejército, para que lo dejen libre.
Así fue.
Entonces trabajó como jornalero de chacra en Tónchima.
De vendedor de camisas y pantalones en Lopecancha.
De comerciante de cortes de tela para mujer y para hombre en Colcamar.
En las épocas de cosecha de tabaco recorría, con su mercadería a cuestas, por los diversos pueblos del Huallaga.
En plan de mercachifle, que vende mil chucherías, viajó por Chachapoyas y pueblos aledaños como Camporredondo y otros.
9.
Ahora bien. Róger Rumrrill nació el 26 de julio de 1938 en Iquitos, y muy pronto empezarían para el los hechos dramáticos.
Cuando tenía seis meses de edad murió su padre, y cuando cumplía los seis años de edad murió su madre, dejando huérfanos a tres hijas mujeres y a un hijo varón que es Róger.
Su tío, don Ramón Valderrama, que vivía en Pucallpa, entonces lo llevó a vivir con él.
Las travesuras de que era protagonista nos lo ha contado en diversos relatos y es acertado imaginarlo como un niño vital, inquieto, extraordinariamente independiente e identificado con la naturaleza.
Aún chiquillo lo hallamos sorteando rápidos y remolinos de los grandes ríos y saltando a tierra.
Era muy tierno cuando ya había recorrido casi todos los pueblos ribereños, conocía el cambio de las aguas del alto y bajo Marañón, del alto y bajo Ucayali.
10.
Había sorteado las peligrosas cashuas del Huallaga y navegado también, buscado el sentido misterioso de las cosas en el fondo de las palabras que denominaban a esos ríos.
Así como también buceando en otros orígenes de esas aguas ora quietas, ora fugaces.
Al casarse su hermana Teresa con el maestro Alcibíades Álvarez, ella se impuso el propósito de recoger a las hermanas y al hermano que vivían por rumbos dispersos.
Aunque él se sentía muy contento con sus tíos en Pucallpa, donde había construido su mundo a la medida de su albedrío y, sobre todo, contaba con amigos exploradores como él de lo que se hallaba selva adentro.
Para capturarlo –hecho que parecía imposible por la libertad de que gozaba– ella se había dado cuenta de cuál era la debilidad de la que cojeaba el mataperro ya en aquel tiempo.
11.
Y supo cómo colocar el sebo con el cual atraerlo, hacerle morder el anzuelo y finalmente llevárselo.
–Mira, –le dijo–, estos libros te los he comprado para ti. Pero sólo te los daré si te vienes a vivir conmigo.
¿Qué era? Una ruma de libros con sus carátulas límpidas, sin que ningún dedo haya desflorado sus páginas, aún con el sello en cada uno de los recibos que se habían consignado.
¿Qué testimoniaban? Que habían sido adquiridos de manera inmaculada en la nada menos que famosa Librería Mosquera de la ciudad de Iquitos.
–A ver, quiero mirarlos.
Dijo él ya con el anzuelo atragantado en la mitad de la garganta.
Había, sin embargo, que asegurarse antes de ser capturados, como estaba ocurriendo en ese mismo momento, pero con algo que en verdad valiera la pena.
12.
¡Y valía la pena pues!
¡Era completamente cierto! Se trataba de la colección completa de libros de Constancio Vigil.
Eran del uruguayo sabio y profundo fundador de las revistas Pulgarcito y Billiken, ¡y quien sabía penetrar hondamente en el alma de los niños y de los hombres en general!
–Ya pues –suspiró, incapacitado ya de anteponer cualquier resistencia ante las joyas expuestas.
– ¿Entonces?
– Me iré contigo, pero dame los libros ahora mismo.
Los dio e inmediatamente se enfrascó en la lectura de los textos.
Así empieza para él una doble lectura: de la realidad y de los libros, en ese largo peregrinaje por los pueblos de la Amazonía.
Fue un recorrer de río en río y de comarca en comarca, junto a su hermana y cuñado que ejercían de maestros rurales.
13.
Y es que antes los maestros eran cambiados, como se los traslada ahora a los militares y a los guardias civiles, permitiendo que ese niño inquieto viva sin atajos ni autoritarismos.
Sin figura de madre o padre que lo dominen o sobreprotejan; pero, sobre todo, leyendo el libro incógnito, feraz e inabarcable de aquella naturaleza prodigiosa.
Y este derrotero ambulatorio fue uno de los aspectos más maravillosos de su infancia: empezando a conocer el mundo amazónico de a verdad, en pleno riesgo, con todo el tiempo disponible y gracias a la vida trashumante que llevaba.
Enrolándose con todo aventurero que se internaba selva adentro, en donde su escuela era el río, el monte y el bosque, incursionando hacia esos parajes intrincados.
Codo a codo con pescadores sonámbulos, cazadores nictálopes, agricultores furtivos. Y con toda laya de vagabundos que cargaban el peso de un estigma en el alma por esos campos, ora amenos, ora feraces, ora acogedores, ora amenazantes.
14.
Es así como el primer recodo adonde fueron a vivir, ya integrando la familia de su hermana, fue el Varadero de Omaguas, en el alto río Itaya, donde con sus amigos hacían la travesía espectacular de cruzar mil sitios endemoniados en pleno bosque, para llegar caminado hasta el río Amazonas.
Se matriculaba en la escuela pero en realidad no concurría a ella. Asistía más bien a la escuela de la naturaleza, de la geografía y de la vida cuya matrícula estuvo en los gritos y los gemidos de gozo y de dolor de sus padres cuando lo concebían.
O, mucho más antes, cuando recién se vislumbraba el proyecto que es el mundo.
Pasaba los días en el monte, lo cual fue importante para el conocimiento profundo que tiene de la naturaleza de su región.
Ya en Bagazán, que es otro punto de su itinerario, pero esta vez a orillas del río Ucayali, a los 14 años de edad, estaba inscrito en el 4° año de la escuela primaria.
Aun así, era el más tierno en años de la totalidad de los alumnos inscritos. Pero allí tuvo que dar una prueba de suficiencia en los estudios para continuar en la lista oficial.
15.
Ahí empieza su tarea como escritor, porque la asignación que le dieron para evaluarlo fue escribir un cuento. Y lo hizo, componiendo el relato que tituló “El pájaro herido”, el mismo que, asombrosamente, para los maestros no tenía ninguna falta en ortografía.
Pero algo más, se negaron a creer que fuera él quien lo hubiera escrito, por la perfección y la madurez que tenía dicha composición. Entonces hubo un arduo debate para dilucidar si el verdadero autor era él, quien decía haberlo escrito, u otra persona, pues el relato presentado era demasiado elaborado para ser compuesto por un niño de su edad.
Ladislao, “Ladico”, de apellido Putapaña, alumno muy respetado por compañeros y maestros, dada su ecuanimidad, se presentó para expresar como testigo que él lo había visto escribir el relato a la luz de una lámpara de higuerilla, sin libros y solo con las hojas donde lo había pergeñado, como en realidad sucedió. Con este testimonio ante el jurado, que se había constituido para el efecto, se dio por concluido el hecho. Y así quedaba inaugurada la vida de un escritor.
Allí se inicia, al mismo tiempo, como periodista, al ser nombrado casi inmediatamente como el primer director del periódico mural de su plantel, labor que realizó con empeño y maestría.
16.
Luego, siempre con su hermana Teresa, volvió a vivir un tiempo en Pucallpa cursando en este lugar el primero y segundo año de media en el Colegio Mariscal Castilla.
De Pucallpa pasó a Soritor, en el departamento de San Martín. Y allí las cosas se pusieron difíciles.
Trabajó entonces como apisonador de paredes. Pasó a Moyobamba donde vivía en la casa de un amigo con quien había estudiado en Pucallpa.
Se vio en la necesidad de presentarse como voluntario a servir en el ejército, pero lo descartaron por insuficiencia masticatoria
Felizmente –y ante tal situación– una de las hermanas de Róger ya trabajaba en Lima.
Alentado por ese hecho ahorró para venirse a la capital del Perú. Y lo hizo por avión.
Ya en la gran ciudad se matriculó y estudió en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Pero debía trabajar y durante dos años salió diariamente a conseguir empleo.
Lo curioso es que terminaba ¡todo el santo día! leyendo horas de horas en la Biblioteca Nacional del Perú, o en la Biblioteca Municipal de Breña.
17.
Para el efecto, ya tenía 18 años. Un día su hermana le dice:
– Bueno, ahora ya no lo vas a pasar de vago, ni dirás que sales a buscar trabajo. He conseguido un puesto para ti en la fábrica de Pinturas Vencedor –que además quedaba a unas cuadras de la casa donde vivían.
– Bueno –respondió él–, yo quiero ser útil pero hasta ahora no se ha podido.
– Ahora podrás. Mañana temprano te esperan.
El puesto era, lógicamente, de barrendero, para hacer la limpieza del local.
Cumplía bien su labor, pero tenía un defecto imperdonable: esconderse a leer en los baños, donde un día lo encontró el capataz y, como era reincidente, lo botaron.
Como él dice: no estaba condenado a ser obrero.
Ya tenía 20 años, edad que difícilmente se perdona en nuestro país. Su hermana le dijo entonces:
– Como has demostrado que no sabes ganarte la vida, ni mantener un empleo, regrésate entonces ahora mismo a Soritor.
18.
Y así tuvo que hacerlo.
En una casa que se adentra en el bosque, ya en Soritor, lo hallamos absorto en unos libros, sentado frente a una mesa de cedro bajo la ventana que atraviesan hojas de palma y algunos gritos de un ave huraña.
Lo hallamos a la luz de una lámpara recorriendo el mundo, empapándose de todo el saber que puedan darle los textos y las hojas impresas y atento al difuso mensaje que en su rumor le entrega allí la selva.
Fruto de esa inmersión son los «Poemas»que Rumrrill publica en 1960.
Y, luego, esa tarea de descubrimiento y rescate, sintetizados en los dos hermosos volúmenes antológicos que nos ha entregado sobre la selva: «Poesía de Selva», en 1965, y «Narradores de la Selva», en 1967.
De Soritor es su esposa que hasta ahora fielmente lo acompaña. Acerca de cómo la conoció es gracioso escucharla a ella misma contar el suceso, como me lo ha hecho a mí, y que es como sigue:
19.
En aquél tiempo él era un jugador de fútbol –porque Róger, así como es ahora en el campo del periodismo y la literatura– fue un forwardcentro temible.
Incluso, siempre ha jugado por la selección de los pueblos amazónicos donde ha residido, con mucha destreza para el dribling, buscando espacios vacíos y con tremendo arrojo para entrar en el área de las defensas enemigas.
Intrépido conduciendo y atacando la línea de gol, tal y como es ahora en su ejercicio de experto y escritor: la misma cábala, el mismo trazo creativo o la proeza táctica, tanto que las primeras ofertas, jales y contratos los ha obtenido como delantero futbolístico.
Pero bueno, una tarde –cuenta Olinda– en que se disputaba un partido muy decisivo y, como tal, enconado, en el momento más tenso y definitorio del encuentro, Róger pateó tan fuerte una pelota que metió el gol.
Pero el esférico aquella vez atravesó el arco con la gritería de los hinchas y fue a dar a la cabeza de una muchacha que estaba en la tribuna.
Al final del partido ella vino muy enojada –también porque era del equipo adversario– a reclamarle por el soberbio golpe que había recibido en la frente.
20.
Esa persona era Olinda, que a la sazón frisaba los 15 años y con quien, tiempo después, se casó llegando a tener cinco hijas que ahora viven en los Estados Unidos: Nelly, Carla Gabriela, Carmen Judith, Olinda Serafina y Selva.
Ahora, para mantener su reciente hogar trabaja en todo y de todo. Fue en ese deambular y a la vera de los ríos y los caminos, en las posadas de buena y mala muerte, que se ve en la necesidad de tomar una determinación. Y la toma con valentía: decide su destino por la literatura y, vinculado a ello, por la vuelta a su origen.
Emprende entonces el viaje de retorno definitivo por avión hasta Yurimaguas, y por lancha rumbo a Iquitos. Allí, por primera vez ya sabe lo que tiene que hacer. Busca trabajo en el magisterio. Lo aceptan por un período de prueba en la Escuela Adventista de Educación Primaria. Pronto califica para ser propuesto como director.
El resto de tiempo que le sobra lo pasa leyendo en la Biblioteca Municipal. Estrena su columna periodística, «El rostro de la cultura» sobre aspectos vinculados a las artes y a las ideas en el diario El Oriente, decano de la prensa en Iquitos.
En el año 1962 funda en dicha ciudad el movimiento literario, artístico y cultural «Bubinzana», conjuntamente con Javier Dávila Durand, Teddy Bendayán, Pedro del Castillo, Hildebrando Ríos, Manuel Túnjar, Róger Hurtado, Humberto Morey Alejo, entre otros.
21.
Es sabido que quienes al inicio de sus carreras de intelectuales publican poesía es porque tienen en el alma un pozo muy grande por colmar, es decir, una caída libre casi abismal, un hueco abierto que dura mucho por cubrir, o que nunca se llena.
Él, como muchos intelectuales, se inició publicando poesía. Su primer libro, titulado precisamente Poemas, data de 1960.
Luego vendrían Poesía de selva (Antología, 1965); Narradores de la selva (Antología, 1967) y Magias y canciones (Poemas, de 1972).
Entrevista a los viejos escritores, realiza campañas, se convierte en el gran promotor cultural que hasta ahora es. Funda otro espacio radial «Quién es quién en la cultura peruana», que se trasmite en la filial de Iquitos de Radio Nacional del Perú.
Como hubo la intención de silenciarlo da entonces un gran salto pasando a ser columnista de la prensa nacional a través del diario Expresode la ciudad de Lima, capital del Perú.
22.
En la librería Mosquera, abierta a principios de siglo y regentada por las hijas del ciudadano español del mismo apellido, quien la fundó, le permiten leer las novedades que llegan de Lima, México, Buenos Aires y Madrid.
Un día, la señorita que allí atendía le informa que la doctora Gabriela Porto de Power, Directora Regional de Educación, pregunta por él y quiere conocerlo.
El encuentro se produce un día. Ella es una señora delicada, simpática, de unos 35 años, quien se sorprende de encontrar que el personaje que ella tanto admira, y a quien tanto tiempo ha buscado, sea un joven, cuando ella imaginaba que por la erudición y hasta la sabiduría de quien escribía esas columnas periodísticas sería un señor que por lo menos tendría unos cincuenta años.
Lo invita a que la visite en su oficina. Dicha visita se cumple. Conversa ampliamente con él y le expresa que quiere ayudarlo. Le da el cargo de bibliotecario de la Dirección Regional de Educación, sólo para que él pudiera leer y seguir escribiendo, sin que tenga que dejar su trabajo de profesor y sin que tuviera que marcar tarjeta de asistencia. Y lo anima a viajar a Europa.
23.
Solo con este propósito le compra o adquiere su biblioteca para costearle el pasaje y consigue un puesto en un colegio para su esposa, a fin de que él pudiera viajar sin preocupaciones de la familia que aquí deja. El mecenazgo de la doctora Porto de Power será fundamental para afianzar la vocación de Róger Rumrrill.
Coincide con estos acontecimientos el lanzamiento del evento Festival del Libro Amazónico que tuvo como estratega y director a Roger Rumrril, actividad que fue organizado desde Iquitos pero que tuvo una amplia repercusión en las principales ciudades del país.
Es así cómo, de la noche a la mañana, Róger resulta en París, en el período más fecundo en cambios e innovaciones que ocurren en el viejo mundo.
Es la época de la Revolución de Mayo, del Hombre Unidimensional de Herbert Marcusse, de la antropología mítica de Levi Strauss.
Le interesa a él también lo que hace el grupo Tel Quel de la capital francesa. Todo ello lo absorbe con gozo y fruición a este amazónico universal.
24.
Este período de vida en el viejo mundo abarca desde 1969 hasta principios de 1970, colaborando como corresponsal del diario Expreso de Lima, siendo editorialista y publicando Informes Especiales para el suplemento económico de esa casa periodística.
Durante su estancia en «la ciudad luz» estudia cinematografía y periodismo, y viaja por Alemania, España, Bélgica, Suiza, Dinamarca, Suecia, Finlandia e Italia
Se nutre del debate encendido y feroz que produce en el ambiente europeo la Revolución Cubana, la insurgencia política y social que se forja y enciende en las Antillas y en el Brasil y, en general, todos los movimientos de liberación de América Latina.
Y lo hace con un arma que tiene en la mano: el periodismo a través de sus crónicas para el diario Expreso, razones suficientes para que por vocación y temperamento se metiera otra vez en la boca del lobo.
25.
Y así como fue atento a cada brizna, a cada aroma, a cada espectro de luz, en los ámbitos recónditos de su Amazonía natal, ahora tenía que serlo para cada hecho, monumento, arquitectura u obra artística de la vieja Europa, extrayéndole sus mejores jugos.
Savias que felizmente afloraron con movimientos y expresiones como la Revolución de Mayo, la militancia activa de Sartre, el reconocimiento de las fuentes nutricias de Oriente, África y América Latina en las obras de Frazer, Paulo Freire, Levi Strauss y tantos otros visionarios e ideólogos de aquella época. El mejor caldo de cultivo lo extrajo esos meses y años europeos, siendo allí, curiosamente, donde se le evidencia en forma nítida el tema indígena y la identidad amazónica.
Y así como a Bolívar –guardando la distancia y las diferencias– fue en el Monte Sacro en Roma, en la tarde del 18 de enero de 1805 junto a su maestro don Simón Rodríguez, quien le revela y traza el camino de la liberación de los pueblos de América Latina, es en Europa donde Róger Rumrrill ve clara su misión a cumplir, su papel y su rol a jugar, cual es asumir a la Amazonia como destino, trazando esos senderos por las movibles superficies de agua que forman los ríos de su enigmática geografía.
26.
Llega en invierno a los Estados Unidos, invitado por Hildebrando Ríos (Yando) y su esposa Marlene, en donde vive 7 meses (1970). Visita museos, galerías de arte moderno y los bajos fondos neoyorkinos, atravesando con desprecio la zona céntrica donde alguna vez sólo se detiene para seguir a un viejo beodo pisoteado y más alto que los grandes edificios.
Esta estancia en Norteamérica le significó en parte un descanso. Y helo allí escribiendo sus libros de poemas: Memorias desde un otoño y La noche de la hormiga.
En aquel país ocurría otra de Las grandes expresiones de cambio con la vigencia de los Black Panthers y del movimiento Hippie, experiencia que le produce, además, una serie de crónicas para la prensa peruana, registrando los grandes cambios políticos y culturales que acontecían en el mayor país capitalista del mundo.
A fines del año 1970 regresa al Perú e ingresa a trabajar en el Ministerio de Agricultura en la época en que el Gobierno encabezado por el General Juan Velasco Alvarado intenta cambiar las estructuras sociales vigentes durante siglos en nuestro país.
27.
Fue durante la década de los años ‘70 que viaja mucho a la región de los andes, a la selva alta y baja, a lugares recónditos de la franja costera. Época muy rica en el aspecto vivencial y en dar pábulo a su inquietud investigadora, llenando copiosos apuntes sobre la realidad nacional.
Publica en este período un libro escrito en coautoría con Pierre de Zutter denominado Condenados de la selva. En enero de 1972 aparecieron sus Magias y canciones y en diciembre del mismo año Axpikondia en ediciones Gárgola, evocación del mito amazónico referido a la sociedad contemporánea.
Es sorprendente encontrar un hombre que se coge hondamente a sus raíces, que traza en esa profundidad sus caminos y que, a la vez, es un trashumante que junta en sus pasos ciudades, recorre en varios tajos toda Europa, Estados Unidos, América del sur, el Perú en sus diversos y difíciles espacios, llevando magias y canciones, como un hombre de letras y música a la usanza de un juglar.
En la década del ochenta ya es reconocido ampliamente como un especialista y analista vasto y profundo de la realidad amazónica en sus aspectos económicos, sociales y antropológicos.
28.
En esos años es funcionario del Banco Agrario al cual renuncia para dedicarse con mayor libertad y autonomía a su pasión que es la Amazonía, manteniendo y afianzando su labor en el periodismo que es su savia vital desde sus años aurorales de su espacio en las ondas radiales de Soritor.
Como empresa individual fundó y dirigió la revista Trinchera, hasta su actual desempeño como editorialista de la página de opinión del diario La República, columnista y asesor consejero de la revista especializada Agronoticias y columnista internacional de Inter Press Service (IPS), siendo el periodismo lo que lleva en la sangre y donde sintetiza sus años de aprendizaje natural como mitayero y cazador en la Amazonía.
Quien viendo escabullirse su presa lo mira pasar y espera que llegue hacia un claro del bosque, tensa su arco y él mismo es la flecha que sale disparada, con lo que quiero decir que no son meras palabras sus artículos, sino disparos, denuncias, cóleras, o bien: adhesiones, conmociones o declaraciones de amor sinceras, cariñosas y estupendas.
29.
Rumrrill se ha especializado en ecología y desarrollo sostenido en el trópico sudamericano y en particular en la Amazonia Peruana En los últimos 25 años ha estudiado la problemática del narcotráfico y su relación con la política, la economía y la guerra subversiva de Sendero Luminoso (S.L.) y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, (MRTA).
Este tema no es posible estudiarlo sin que se nos quemen las manos, y sin que nos estalle la bomba de dinamita en la cara. Es un tema ni siquiera adoptado por un salario del miedo. Hacerlo voluntariamente sólo cabe imaginarlo en alguien que asume una realidad como una amada irrenunciable, como es para Róger Rumrril la Amazonía dolorida y crucificada por estos males.
Eso explica cómo la suerte le fue adversa cuando hizo rodar los dados y le salió en sus números estupefactos e inamovibles que iba a ser ejecutado. Y se dio la orden de muerte contra este intelectual y periodista trashumante. Pero el desenlace de la historia le fue propicio porque se trocaron los dados en unos segundos de tiempo en donde primó el azar.
30.
Al respecto, Javier Dávila Durand cuenta que en alguna oportunidad un bandido y mercenario cuyo nombre no se menciona aquí por obvias razones, se acercó a su mesa muy mareado a contarle que recibió la orden de matar a Rumrrill, aproximadamente en el año 87. Esta orden le fue trasmitida y tenía que cumplirla.
Pero he aquí lo providencial, este asesino a sueldo de modo imprevisto tuvo que viajar a Miami, y ahí permanecer cumpliendo «otras misiones» durante cuatro o cinco meses.
A su regreso le contó que era otra la «agenda» que tenía que cumplir y la orden, cuya ejecución fue cuestión de horas, quedó archivada.
Sin embargo, han habido otras situaciones de riesgo de muerte para él, como la oportunidad en que fue tomado prisionero junto con otros periodistas y campesinos en Bolivia, confinado en una isla del lago Titicaca falsamente acusado de intentar derrocar al gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
31.
La vida de Rumrrill, de intelectual que escudriña una realidad –la revela, reflexiona sobre ella y prevé sus desenlaces– es irritante para quienes negocian y se enriquecen tras las artimañas del narcotráfico y el terrorismo. Su voz, su pluma y su presencia incomodan y friegan a los cínicos. Y nada más riesgoso que molestar a un narcotraficante porque en algo debe ocupar a los sicarios y mercenarios a sueldo que tiene bajo sus órdenes, que se afanan, a su vez, en justificar las jugosas mesadas y prebendas que reciben.
Como vocero y conciencia crítica de la realidad amazónica, que él asume, si hasta ahora se le ha respetado la vida es por su independencia. Porque no se ha comprometido con ningún partido político, grupo de poder, interés espurio sino que su posición ha sido y es de defensa de los altos y sagrados intereses de la patria, y por el bien del hombre y de la vida.
Como independiente no escribe para el ejército, jamás escribió para el partido de gobierno, ni un ápice para la iglesia y nada que ver con las multinacionales. ¿Para quién entonces escribe Rumrrill? Para la conciencia de todos nosotros, para la gente que quiere el desarrollo y anhela construir un mundo mejor en la Amazonía, en el Perú y en el mundo. Escribe para los campesinos, para los niños y jóvenes, para la gente sin voz. Y, en este sentido, su obra es un trabajo de liberación.
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En la actualidad cumple una labor de esclarecimiento y orientación como conferencista estelar en foros mundiales. Como, para referir únicamente tres de los muchos eventos a los cuales asiste, en noviembre del año 1994 en la Conferencia Internacional sobre Drogas y Medio Ambiente en París; en marzo de 1995, en la Cumbre Alternativa de la Conferencia Mundial sobre Desarrollo en Copenhague, Dinamarca; en marzo de 1996 en la Conferencia Internacional:«Droga: Dependencia e Interdependencia» ,en Lisboa, Portugal.
Por ser su trabajo de escritor de un alto riesgo, debido a su carácter crítico y como un justo homenaje, el Comité Organizador de la Feria Regional del Libro Amazónico de Iquitos, el año 1997 decidió concederle el Premio Páucar, de carácter consagratorio, que se otorga a artistas, educadores, escritores y científicos de trayectoria sobresaliente y por su contribución al desarrollo de la Amazonía.
Es alentador contemplar en Róger Rumrrill la personalidad de un trabajador infatigable y consciente. Su obra es nutrida, de gran calidad estética y, sobre todo, constituye una reserva moral para la Amazonía, el Perú, la América Latina y el mundo actual.
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