CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
AÑO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS
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CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
AULA CAPULÍ:
Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
PRÓXIMAS ACTIVIDADES:
VIERNES 28 DE OCTUBRE
PARTICIPACIÓN EN LA MARCHA
POR LA DEFENSA DE NUESTRO PATRIMONIO
9 AM. CONCENTRACIÓN: OVALO HIGUERETA.
SE AVANZARÁ POR LA AV. AVIACIÓN
HASTA EL MINISTERIO DE CULTURA
POR LA DEFENSA DE NUESTRO PATRIMONIO
9 AM. CONCENTRACIÓN: OVALO HIGUERETA.
SE AVANZARÁ POR LA AV. AVIACIÓN
HASTA EL MINISTERIO DE CULTURA
Se agradece su gentil asistencia
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CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
24 DE OCTUBRE
DÍA MUNDIAL: INFORMACIÓN PARA EL DESARROLLO
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
EN LAS MESMAS VIVAS AGUAS DE LA VIDA
Por Danilo Sánchez Lihón
DÍA MUNDIAL: INFORMACIÓN PARA EL DESARROLLO
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
EN LAS MESMAS VIVAS AGUAS DE LA VIDA
Por Danilo Sánchez Lihón
“Criticar un río es construir un puente”
B. Brech
“Meceos frescamente aguas claras que vais
por las hierbas tiernas”. Romancero español
B. Brech
“Meceos frescamente aguas claras que vais
por las hierbas tiernas”. Romancero español
1.
Recién ocurrió en la década de los años 40 del siglo pasado, coincidente con la Segunda Guerra Mundial, que se empezó a hablar de modo sostenido, y cada vez con mayor frecuencia, de la información; gracias a los aportes de Claudio Shanon, quien elaboró una teoría matemática de la información aplicable a las comunicaciones telefónicas, y Norbert Wiener, quien continuó una antigua tradición de intentar construir una máquina pensante problema que dilucida en su libro Cibernética y Sociedad, aporte fundamental para el despegue de las tecnologías computarizadas.
De allí que pareciera que el tema de la información fuera un asunto de la modernidad, cuando lo cierto es que siempre hubo información. Y es más: todo es información, la misma que es indesligable al estado y funcionamiento de cualquier materia o realidad animada o inanimada, móvil o estática, viva o inerte.
Así, la gota de agua o el grumo de arena tienen y necesitan información en su ámbito interno y también externamente para interactuar con otros elementos. Y pese a ello, recién desde mitad del siglo XX se habla de manera regular y sistemática de ella, lo cual no significa que antes no existiera.
2.
Y es que vivimos y nos asedian paradojas, pudiendo comparar esta situación a la del pez, quien lo último que descubriría es el agua, porque ella lo envuelve, rodea y no es posible que la vislumbre, salvo saliendo a superficie, y es más: boqueando porque le hace falta, ya que estando sumergido será difícil para él captarla y delinearla delante de sus ojos, todo ello por habitar en el fondo de ella y ser consustancial a su naturaleza. De allí que es posible que no se de cuenta que vive inmerso en aquel elemento.
Sin embargo, hay una grave encrucijada a la cual hemos sido arrojados respecto a la información, y ello debido a estar regimentada por las limitaciones, y hasta aberraciones, de la racionalidad occidental que convierte todo en una dicotomía de certeza y falsedad, de verdad y mentira.
Esta polarización de los factores ha devenido en que la información sea introducida en una trampa que deforma y empobrece todo, al optar por uno solo de los elementos, sí o no, tratando de eliminarse todo lo que dicha lógica no comprende; es más: descalificando todo lo que considera oscuro e incógnito. Y en ese ámbito estamos nosotros.
3.
El efecto inevitable de esta postura es que erige casi siempre una verdad canóniga, aquella de propiedad de quien tiene medios para imponerla porque es favorable a sus intereses. Y en base a ella se validan categorías de pensamiento –vinculados al mucho o poco poder que se tenga– y se oficializa una estructura de dominación, una cadena sucesiva y jerarquizada de órdenes académicos y administrativos.
A lo anterior se agrega un esquema de obligada y forzada eficacia de producción y rentabilidad, convirtiendo el mundo y la vida en una red febril de explotación de recursos materiales y humanos, como de transacciones y establecimientos para lo cual sirve esta nefasta orientación del conocimiento científico y la aparente sabiduría de este lado del orbe.
De aquella estructura se contamina también, lamentablemente, la educación, negándose a reconocer y dar valor a muchos contenidos y factores que constituyen realidades complejas que tienen su propia riqueza y singularidad: el mundo de los sentimientos, de las creencias, de las ilusiones, de las fantasías, que forman una textura tupida y sensible, túrbida y esperanzada amenazante y jubilosa.
4.
Y sucede así porque los seres humanos han puesto allí lo mejor y peor de sí mismos, sus miedos como sus anhelos de salvación, lo cual constituye también a su modo conocimiento e información. Es el vasto y profundo mundo de la subjetividad y la magia que se hace presente, como un magma hirviente que es donde se generan muchas nuevas intuiciones renovadoras en el hombre, sepultando realidades aparentemente sacrosantas.
Es todo esto la materia sobre la cual se erigen las nuevas visiones necesarias para cambiar el mundo.
Situados en el vértice de cambio de época, y hasta de era; en el detonador del derrumbe de las Torres Gemelas, tenemos que optar por cambiar de paradigmas para que toda esta catástrofe no sea en vano, ni sirva para empeorar el mundo, anunciar su fin, ni mucho menos para declarar la guerra, sino para cambiarlo de a verdad.
Porque corresponde forjar un nuevo hombre y un nuevo universo. Entre nosotros, acorde con la cultura andina ancestral, con el Perú milenario, el Perú glorioso de nuestros antepasados. Acorde con los sentimientos más legítimos y las aspiraciones más sentidas de nuestro pueblo, con los ideales de justicia, solidaridad y fraternidad, de los cuales no podemos olvidarnos porque no están cumplidos aún en nuestro mundo.
5.
¿De qué se trata en este caso? Se trata de la información científica y especializada en los diferentes campos del saber y cómo ella hacerla disponible para nuestro desarrollo. Como expresa Michael Spindler:
La información
o, más precisamente,
el hecho de estar informado,
puede ser, a la vez, una bendición
y una maldición.
Tenemos sed de más información
pero al mismo tiempo nos sentimos
inundados, invadidos
y privados de todo control.
La cuestión esencial para el futuro
es asegurar
que el verdadero usuario tenga
el control del producto.
Es el consumidor –y no cualquier
experto en tecnología–
quien debe seguir siendo
el único juez
de la demanda y el consumo
en este mundo más mediático
que hace poco tiempo ya nació”.
6.
Se ha dicho que una de las mayores glorias de la especie humana está constituida por la capacidad del hombre para organizar la información dentro de amplias y complejas configuraciones y su habilidad para transmitir esa información a otros hombres.
Asimismo, según los especialistas –sean: economistas, sociólogos, politicólogos, futurólogos– hemos entrado ya en una era nueva, la era de la información en la que saber, tener y poder están íntimamente relacionados entre sí, siendo la información un recurso importante al que todos deben acceder y cuya explotación ha de ser pensada en beneficio de la mayoría.
El conocimiento y la información son pues recursos valiosos, y económicamente los más rentables en la época contemporánea; porque el mundo ha evolucionado en el sentido de que si antes lo importante era la fuerza de trabajo y después el capital, ahora esos factores han cedido la preeminencia a la información, al factor inteligencia, sin el cual ahora es difícil operar en cualquier campo o rama de la actividad económica y social.
7.
Es en este aspecto que el desarrollo científico y tecnológico viene presentando avances notables que para graficar su tremendo impacto y aceleramiento se lo puede cotejar con la industria del automóvil. El resultado de dicha comparación es que si esta última industria hubiera avanzado como lo ha hecho la computación, tendríamos que un automóvil costaría ahora tres dólares en el Perú, y para ir de Lima a New York utilizaríamos apenas un galón y medio de gasolina en dicho vehículo.
Ahora bien, quien más sabe y conoce es el que tiene más preguntas e inquietudes y es quien más demanda información y viceversa, de allí la simbiosis de estos tres aspectos de la realidad: ciencia, investigación e información.
En tal sentido, el problema del conocimiento en relación a la educación es tema fundamental dado que él tiene una realización difícil y costosa, puesto que insume el tiempo de los mejores elementos humanos y requiere inversión que resulta alta para la economía de nuestros países.
8.
Sin embargo, se comprueba que este recurso, que con mucho esfuerzo se genera, no se aplica ni se usa convenientemente en la educación ni para el progreso social, deviniendo en bienes que se malgastan y no tienen interacción fecunda con la realidad.
Se constata, asimismo, que no está garantizado el carácter acumulativo del conocimiento que haga posible que cada nuevo paso que se emprenda con la intensión de innovar, sea una superación del estado anterior, produciéndose entonces la reiteración y la duplicación de esfuerzos, hechos que en la época actual resultan verdaderamente inadmisibles.
Hay pues un divorcio, una brecha entre quienes investigan y producen ciencia y quienes cumplen actividades de transferencia informativa.
Los primeros deambulan en universos sofisticados y niveles avanzados de especulación, los segundos advierten que su labor se distancia en cuanto a valerse de la misma para resolver asuntos de la vida concreta y real.
9.
Las investigaciones en el mejor de los casos concluyen en productos que, paradójicamente, devienen en improductivos; dado que los nuevos conocimientos que ellos comportan no logran ser utilizados ni alcanzan a producir cambios ni transformaciones positivas.
De parte de quienes laboran en el campo de la información existen también compartimentos estancos y una actitud de trabajar más en función de la oferta de servicios que de las demandas de los usuarios.
Existen pues sistemas escindidos, divorciados y fragmentados: el de la investigación, por un lado, y el de la información científica, por otro.
De allí que sea importante dedicar atención a estudiar la relación: ciencia, investigación e información, que no debe entenderse sólo como un trabajo de postas, sino de complementación simultánea, lograda por un equipo bien integrado de personas que trabajen alentados por hacer de la educación un sistema cualitativamente mejor.
10.
Hay la idea tradicional de que los creadores no son buenos divulgadores, de que los científicos son inaccesibles y seres extrañados de la realidad, que los investigadores habitan imperturbables en sus gabinetes solitarios.
Hay también el concepto de que los agentes de la información tienen sus actividades mecánicamente moduladas, sus técnicas convencionales, sus procesos inalterables y a los cuales tienen que ceñirse rigurosamente.
Pero los desafíos de la época, la tónica y el acento de los tiempos actuales no son los reductos, las ínsulas ni las torres de marfil, sino los amplios campos y las anchas avenidas.
Ha sido el enfoque del trabajo por productos lo que ha prevalecido con pésimos resultados, dominando tanto el ámbito de la investigación como el de la información, y no la visualización de realidades que se desenvuelven como procesos y que no reconocen a la información como la mascota de los rayos de la luz del día que ingresan subrepticiamente a la habitación.
11.
Nos hemos encandilado con los documentos sin importarnos los hechos; todo lo que pasó y quedó en el camino, el destino recorrido, la experiencia viva, que en educación resulta ser lo más valioso, no se prestó la debida atención en ser recogida.
La investigación es una empresa social, y como tal debe comunicarse, debiendo participar en ella los trabajadores de la información; consecuentemente debe ser pensada para su aplicación y uso, porque la investigación si no se transfiere no tiene sentido.
Y es la educación la única capaz de conseguir que estas actitudes cambien y, consecuentemente, que se cimenten nuevos comportamientos en el quehacer investigatorio e informativo. Porque ella genera los agentes del desarrollo científico, tecnológico y cultural y propicia un ambiente de reconocimiento y apreciación del valor no sólo de la ciencia y la tecnología sino del hombre para asumir lo que exige y dignifica la vida.
12.
Los emporios de conocimientos académicos y científicas en nuestros países devienen en ser construcciones elaboradas y hasta cierto punto perfectas en cuanto a su rigor formal.
Eso es así, pero con escasa inserción en la realidad, con insignificante poder movilizador, con mínima capacidad política y nulo poder de transformación, resultando ser sorprendentes pero inútiles, aparatos y arquitecturas perfectas pero vanas y gratuitas.
Ello se compensa con un hecho inesperado que ocurre en sociedades como las nuestras que conforman América Latina, cual es que el producto más importante de la investigación científica deviene en ser el investigador mismo.
Es esa persona que se sumerge en un problema y que logra una conciencia y un saber desde ese momento para él ineludible, de lo cual se puede hacer una bandera de lucha y un estandarte de reivindicación.
Reconocerlo y pensarlo así es convertir el naufragio en una proeza de dominio de esas aguas profundas que constituyen una materia, una disciplina o un área del conocimiento. Y, en quienes conocen e investigan, como capitanes que dirigen operaciones de salvataje en realidades difíciles pero también subyugantes.
13.
El influjo más grande, entonces, de cualquier investigación que se hacen en nuestros países es que ellas reobran sobre el propio investigador, o el equipo de investigadores.
Siendo así contribuyen a configurar en él, o en ellos, un peculiar modo de ser y de actuar que supera y trasciende el esquema que fija un rol para el científico, otro para el profesional de la información y otro para el consumidor o usuario.
Con esta nueva actitud se hará estallar y aniquilar el viejo esquema o modelo que divide el trabajo entre un generador de conocimientos, otro en transmisor o difusor y otro más de aplicador de dicho conocimiento, roles que en la vida se juntan tanto que en muchos casos corresponde cumplirlos a una sola persona, demostrándose así que estas divisiones son completamente artificiales.
El desarrollo solo se logra a través de la acción. Y la investigación científica en nuestros países debe abarcar un circuito que la haga incluir necesariamente la participación conjunta de los actores principales de estos hechos no solo como arribo sino como factor que acompaña todo este proceso.
14.
Y con ello nos referimos a aquella acción que tiene carácter social e histórico, obligando al investigador a incorporarse a la realidad en el proceso mismo de elaboración del nuevo conocimiento.
Todo lo anterior cabe alentarlo que así sea a fin de lograr una comprensión de los fenómenos desde dentro de los problemas, como también siendo así cabe esperar que en la etapa posterior a la propia generación del conocimiento los investigadores mismos sean un factor de cambio e innovación, proceso que deviene en ser el más legítimo concepto de investigación participativa, de involucramiento y compromiso social.
Porque debemos reconocer que vivimos bombardeados de información, pero lejana, extraña al hombre mismo, concreto y real. Estamos llenos, ahítos y hasta atosigados de datos pero que definitivamente no nos sirven, que no nos pertenecen y que nos son inútiles.
Es más: ese tipo de información nos distrae negativamente, nos hace asumir falsos problemas, disponiendo de muy poco o casi nada de la información útil y pertinente para resolver nuestras propiss necesidades. Es decir, sufrimos una crisis de abundancia de información.
15.
Frente a aquello, la calidad y relevancia de la información se la puede denominar con un término, cual es pertinencia. Esta condición se asigna que debe cumplirla el científico de la información, que es un profesional cuya actividad se lo imagina como aquella que realiza la misión de hacer posible la sutileza de que la información sea “pertinente”, para el usuario “pertinente” y en el momento “pertinente”.
Estos factores se piensa que hacen la calidad y hasta la suerte en el desenvolvimiento de los hechos, muchas veces determinados por el insumo información que requieren los destinos humanos para hacerse grandes, así como también se lo reconoce como el elemento básico para tomar las decisiones que cambien cualitativamente una realidad, y hasta para desencadenar las espectaculares transformaciones sociales e históricas.
En este sentido es que también se exige que esté definida la calidad política de la información en donde jugarán un rol importante aquellas dos características básicas que enunciábamos antes, cuales son: la pertinencia del contenido de dicha información comporta en referencia a la solución de los problemas que aquella coadyuva a resolver, y la oportunidad con que ésta llega a quien debe tomar decisiones.
16.
Sin embargo, en nuestros países la demanda de información y la oferta de la misma, no encuentran un punto de coincidencia ni tampoco de cercanía, sino que al contrario: ambas orillas distan mucho una de otra, se separan y divorcian por múltiples razones.
Por este motivo la actuación del documentalista o científico de la información es mucho más incierta y precaria cuando se la considera en relación a las posibilidades que él tiene de cerrar esa brecha que en gran medida obedece a factores de orden estructural.
Pues bien, esta crisis tan profunda se resuelve no con técnicas sino con una nueva actitud, con una nueva visión de las cosas, con un bajar de la superficie a la esencia, con el planteamiento nuevo y descarnado de pensar en nuestro ser frente a esos fenómenos tan acuciantes como es el conocimiento, la educación y la cultura.
Si el problema es la enorme distancia existente entre un bien como es la información, gestada o producida heroica y dolorosamente y, de otro lado, los usuarios potenciales que requieren de ese conocimiento para mejorar, entonces lo que hace falta es reforzar y cualificar ese nexo o lazo de unión de la manera más firme y certera.
17.
Ello se logra con la unificación de los procesos y actores y nada mejor que hacerlo en el ser íntimo y en el fondo de cada persona, en su manera de pensar y en su modo de actuar.
El problema en nuestros países más que de producción de información es de enlace y distribución, de intercambio e integración, siendo el desafío no tanto la generación del conocimiento, sino su aplicación y uso.
Lamentablemente, las actividades de información y documentación de manera convencional han puesto más énfasis en el dato, antes que en el circuito que hace posible y factible que el dato cobre significado.
Se ha dedicado más atención al resultado, al punto final y a la estación de arribo que es una estación inerte, antes que al proceso y al camino, esto es: al modo y a la forma de cómo llegar al conocimiento sobre determinado aspecto de la realidad.
18.
Hemos logrado con ello hacer actividades y hasta personas dependientes, subordinadas, e inconsistentes; que es idéntico a lo que ocurre en los sistemas educativos en donde se enseñan contenidos pero no el proceso de cómo aprender para sí mismos y de manera independiente.
De modo sencillo, de lo que se trata es de “saber cómo saber” y, en el caso de la información, de cómo convertirla a ella en el mejor sustento para vivir y desarrollar.
Porque, ¿qué es lo más importante en todo este acontecimiento? No el dato ni el número exacto, ni la cifra precisa, que es lo inmóvil y consecuentemente desprovisto de vida, sino que lo que importa es que la información y el conocimiento se hagan vida y educación, se tornen relaciones entre hombres y valores para convivir mejor; es decir: promuevan cultura para una vida más justa y más digna.
Cuando hasta la búsqueda de un ideal resulta el principio objetivo de la vida de una flor, como expresaba Henry Tomas Hamblin.
19.
En el campo de la información, como en muchos otros, la diferencia que hay entre los países desarrollados y los países en desarrollo, es que en los últimos partimos de las máquinas y los productos –que los transfieren a través de algún préstamo internacional, o los venden en lotes de segunda mano– así como de los canales y medios, para recién después buscar la utilidad de dichos objetos, artefactos y artificios, preguntándonos para qué sirven o qué es lo que hacen.
Primero tenemos las instalaciones y después buscamos las ideas, primero nos vemos envueltos y agobiados por los armatostes de la tecnología que nos venden engañosamente haciéndonos creer que nos los donan.
A veces mintiéndonos nosotros mismos a fin de paliar, de ese modo, la culpa que nos atormenta. O, en ellos, la mala conciencia que les produce la aplicación que nos hacen de una deuda externa infame u ominosa que imponen sobre nuestras cabezas, absurdo que incluso la iglesia católica ha señalado ya acerca de su carácter agresor, invocando a revelarse en contra de ella.
20.
O, sino, compramos por engatusamiento esos materiales, pero sin tener el concepto, la noción ni la idea de su valor ni para qué sirven.
Porque en información antes que los soportes, los canales o los formatos tenemos que preocuparnos por el sentido, las intenciones y los propósitos que nos imponemos alcanzar, así como por el contenido y por el conocimiento que vamos a transferir, intercambiar u aplicar.
Y lo que ocurre a este respecto es que no tenemos visualizado dicho horizonte como tampoco identificada ni procesada ni organizada la información que queremos utilizar.
Para ello se necesita un esfuerzo extraordinario de acopio y realización de procesos a fin de ponerla y hacerla disponible, dejando que los formatos deriven del decantamiento que el trabajo y la experiencia definan y precisen.
Todos conocemos cómo trabajan las bibliotecas en las universidades, el estado primario en que está la documentación en estos repositorios, razón por la cual lo importante es unirse y asociarse en redes y sistemas para organizar bases de datos sólidas y proyectivas.
21.
Todo ello, además, partiendo de las necesidades, de los usuarios, de los problemas por resolver, de las prioridades políticas, –coherentes y auténticas– en función de lo cual hay que organizar la información no solo en función de lo que hay que transferir sino de cuánto hay que transformar.
Porque así como hay una “educación del silencio”, que no comunica, ni reconoce el ser del niño y joven, hay también una “información del silencio”, vertical, mecánica y deshumanizada, que no conoce al lector ni al agente de cambio, como tampoco identifica al hermano; que no dialoga ni conversa.
En el modelo informativo vigente es la máquina la que está ganando a la mente y al espíritu del hombre, cuando la figura es que la mente gobierne y conduzca, y la máquina sirva y obedezca. Y no pretenda dominar ni imponerse al hombre como lo viene haciendo ahora.
Jesús nos lo dice: “La letra mata y sólo el espíritu salva”. porque el hombre es una unidad con identidad, con personalidad y con un destino intransferible e irrenunciable que cumplir sobre la faz de la tierra.
22.
Y cuando hablamos de información, educación y desarrollo, hablamos fundamentalmente del ser humano, del hombre como ser individual y como miembro de un grupo o de una sociedad.
Sin embargo, en este contexto, hay un problema básico por resolver, cual es la humanización de la información, elemento que debiéramos incorporar como fundamental y estratégico, punto de partida y factor insustituible en todo esquema que encare los procesos de generación y flujo informativo.
En este sentido, hay un prejuicio por abolir, cual es suponer que la información para ser válida tiene que ser universal y global, que ella elimina las particularidades y la identidad de los individuos y de las comunidades.
Aquella es una idea que, como toda verdad a medias, resulta siendo la peor falsedad, porque la información apunta también al conocimiento que afianza, acendra y enfatiza las particularidades de las personas y los grupos.
23.
Y así como universaliza, también individualiza y especifica, hecho muy importante a tenerlo en cuenta frente al fenómeno de la globalización.
Otro rol importante de la información es la contribución que puede aportar en la forja de una sociedad democrática, dimensión en la cual cabe preguntarnos: ¿de qué modo cumple un rol social la información que actualmente se permite que esté disponible?
Porque ella será válida únicamente cuando sus resultados y conclusiones pertinentes, sus propuestas y atisbos cabales y certeros, afiancen la identidad de los grupos humanos y alcancen a formar parte del acervo de una comunidad de personas que la extiende y propaga.
Para ello, como cabe advertirlo, hay una condición que es importante contemplar, cual es hacer el movimiento inverso al que ha seguido la historia hasta ahora, que convierte todo lo oral en textual.
24.
Corresponde en este momento que se salte del texto a la oralidad y que no solo el investigador pueda ofrecer dicho conocimiento en una sala ante un auditorio de expertos o especialistas.
Sino más bien que maestros o personas que reproducen dicho conocimiento lo conviertan en una “conversa” cotidiana que se reproduzca en variados lugares y situaciones, es decir se cambie de canal y se cambie de escenario.
Cuando los resultados del conocimiento validado, comprobado y examinado, se socializan y pasan a formar parte de una conciencia común, del colectivo humano, ello dará la base para la toma de decisiones trascendentes. De ese modo pasará a formar parte de una cultura popular, de un sentido común perteneciente a una colectividad.
Esto es, de un sistema de valores basados en certezas acogidas por la mayoría, por medio de las cuales finalmente cambiemos los hombres y la historia, asumiendo la esencia de una sociedad que forje el más genuino humanismo que en ese caso es un deber ineludible y un compromiso moral comprometerse a lograr. Como decía Antonio Machado:
“Tras el vivir y el soñar
está lo que más importa:
despertar”.
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