Por Addhemar H.M. Sierralta
Y el plazo se cumplió. Las elecciones en Perú se llevaron a cabo en forma ejemplar, sin ocurrencias negativas y con gran sentido cívico. Igualmente los resultados oficiales –a diferencia de otras oportunidades- fueron dados a conocer en corto tiempo. Es un mérito de los ciudadanos que en forma ordenada se volcaron a las ánforas para dar su voto.
Respecto a los resultados, confieso que no acerté en lo referente a Keiko Fujimori, y pensaba que Toledo o PPK podrían haber entrado a la segunda vuelta. De Humala no tenía duda desde hace muchos meses atrás que sería protagonista, lo que se reafirmaba, tal como lo adelanté, por su acertada estrategia de campaña y la protesta de quienes se sienten marginados, mientras los otros candidatos se destrozaban entre ellos.
Ahora ya en plena segunda vuelta todo es borrón y cuenta nueva. Es momento de trabajar inteligentemente, tanto por parte de los candidatos en pugna, como aquellas fuerzas que se quedaron en el camino y de los electores. Todos debemos reflexionar y pensar en el beneficio del Perú y de los que más necesitan.
Antes de analizar las posibilidades o tendencias hay que echar un vistazo a la situación internacional : la presencia de Humala y de Keiko son vistas desde el exterior con mucha cautela y algo de temor. El primero es sindicado como un posible seguidor de Chávez y la segunda da mala espina en cuanto a su posible respeto por los derechos humanos y las instituciones democráticas, debido a los antecedentes del partido fujimorista. También un pliegue del Perú –con Ollanta- a la órbita chavista junto con Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua podría detener las inversiones externas. Por otro lado, si bien la Fujimori se mantendría dentro del modelo económico de libre empresa, no se percibe la seguridad de un buen manejo con el sector laboral y sindicatos. Existe desconfianza y temor que se reaviven conflictos del pasado.
Si bien Humala en su discurso se moderó en las últimas semanas, aunque su Plan de Gobierno sigue siendo extremista, parecería que no le sería suficiente para dar la tranquilidad al sector empresarial y de inversionistas, salvo que inteligentemente se perfile como un gobierno como el de Brasil o Uruguay. Es probable que para que gane credibilidad debiera llegar a una “concertación” –tipo Chile- con las fuerzas que quedaron en el camino. De esta manera podría realizar ciertas reformas sin ir a los extremos que son los que causan temores. En tal “concertación” debe quedar claro la alternancia de gobierno con las otras fuerzas, el respeto a la Constitución, el elaborar un Plan de Desarrollo conjunto para superar la pobreza, y mantener el crecimiento y desarrollo económico dentro de los parámetros de la competencia de mercado (como lo hace China). Obviamente que la lucha contra la corrupción, el énfasis en mejorar la educación y el respeto a las instituciones democráticas deberá estar considerado en este mega acuerdo.
En cuanto a Keiko Fujimori, los vestigios de autoritarismo y soberbia que hicieron gala los fujimoristas en gobiernos anteriores atentan contra ella. Si bien tomará distancia de lo negativo de su padre es algo más complicado pensar que recibirá el endose de las fuerzas de PPK, Toledo y Castañeda en un 100%. Es muy posible que el fiel de la balanza esté en el APRA. Es recomendable también que llegue a un acuerdo estratégico con las otras fuerzas políticas y busque plantear un Plan de Desarrollo conjunto incluyendo gente de esos grupos políticos en su posible futuro gobierno.
De una u otra forma la contienda será dura y las diferencias serán mínimas. Un pequeño descuido, unas palabras mal dichas y peor interpretadas podrán cambiar el rumbo. Hay incertidumbre, hay temores, pero debemos ser conscientes que el Perú no está para experimentar sino para afianzar los aspectos positivos logrados en estos últimos años y corregir los errores. Tanto Humala como Keiko tienen un alto rechazo y la inteligencia y el pragmatismo hará que se puedan disipar estos temores siempre que la sinceridad y el amor al país se pongan de manifiesto.
Debemos escuchar los planteamientos de cada candidato. Debemos exigirles que lleguen a acuerdos, puesto que tienen mayorías relativas y una gran mayoría no está con ellos y sus formas de pensar. De su cordura y amor al Perú dependerá que logren el apoyo de la ciudadanía. Pero también es importante que no traten de engañar con promesas que no cumplirán. La mejor forma es la “concertación” y marchar a un gran acuerdo nacional.
Fuente:
Tiempo Nuevo Año 3 Nº 121 del 12 ABR 2011
Miami