Danilo Sánchez Lihón
¡Humanidad, como alba,
infantil, transparente!
Mario Florián
1. De choza
humilde
Es
madrugada y el hielo se resquebraja bajo las pisadas sin zapatos ni
ojotas de un niño apenas defendido del viento por unas ropas míseras,
una camisa
y un pantalón de bayeta parchados de retazos diversos.
Pero
ante tanto andrajo sobresale su mirada luminosa, profunda y segura.
Ante tanto harapo domina y se impone su actitud segura, incólume ante
tanto cosmos,
infinito y soledad inabarcables.
Acaba
de salir de una choza humilde en la cordillera abrupta y helada del
norte del Perú, en las alturas de la provincia de Contumazá, en el
poblado de
Nanshá, departamento de Cajamarca:
Los padres de mis padres
–mis ojos los contemplan–
siempre, con pies desnudos,
cultivaron la tierra.
Las gentes de mi origen
fueron humildes gentes.
(Gentes de paz y guerra,
de hambrunas y de muertes…
Unas veces mochikas
músicos y alfareros,
otras veces, andinos
chimúes agricultores
y, otras, por fin, labriegos
2. Corazón
fervoroso
Es
el alba y abre el redil; cuenta el ganado de su majada identificando a
ovejas y cabritos, aspirando el olor profundo de lana dormida sobre la
tierra
que exhala su propia fragancia.
En el patio lluvioso desata vacas y pollinos que han dormido bajo una enramada de rastrojo y paja brava.
Silba a sus perros y los llama por su nombre, recibe de su madre su fiambre y se despide con cálida ternura.
Con
los pies rajados por el frío y las manos curtidas por la tierra negra,
avanza con los ojos ya brillantes y profundos de mirar lejanías. El
ambiente
es gélido pero su corazón es fervoroso y vibrante:
TORO EN LA NIEBLA
Estoy buscando mi toro
para ponerme a sembrar,
pero como es toro moro
aún no lo puedo encontrar.
Qué bien lo encubre el sonoro
poncho del chirapear,
y la niebla –color moro–
que no cesa de trinar.
Echo mi pestaña al viento.
Huye la niebla al momento.
Paisaje de claridad.
Miro a mi toro en el prado.
Corro. Me llego a su lado
y le grito: ¡despertad!
3. Palmo
a palmo
Este
otro ambiente y escenario es un palacio colonial alfombrado de alcurnia
y abolengo, de corredores en arco, escalera de abanico, recubierto de
mármol
de un suave tono rosa.
Tiene balcones galantes y vigas labradas en cedro negro, con medallones y ornamentos en las paredes cimbreantes.
Esta
mansión está ubicada en el centro de la tres veces coronada “Ciudad de
los Reyes” y capital del Perú, la dorada, primorosa y radiante Lima
mítica.
Aquí
todas las luces permanecen encendidas esta noche, desde las arañas que
cuelgan desde los artesonados hasta en la vajilla de las copas de fino
champán
que ya están servidas.
El
jurado calificador, solemne y erudito, anunciará dentro de pocos
minutos su veredicto en el otorgamiento del Premio Nacional de
Literatura correspondiente
al año 1975 y 1976.
La
disputa es entre Mario Florián, aquel niño desarrapado de las punas de
Nanshá en Cajamarca, disputando la presea palmo a palmo con el tres
veces Rector
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y adalid de la clase
intelectual limeña de mayor prosapia y abolengo, don Luis Alberto
Sánchez.
4. Cristalina
pureza
Se
han sucedido varios días de debates ardorosos, polémicas enconadas y
adhesiones de una y otra agrupación y de instituciones culturales,
acompañados
de debates en los medios de comunicación, adhesiones apasionadas e
hirientes dicterios provenientes de una y otra parte y dirigidas hacia
uno y otro contendor, defendiendo y atacando una y otra posición.
Detrás de la mesa ya el pleno del jurado está presente y el secretario anuncia:
–
El Premio Nacional de Literatura del presente año, de 1977, es
compartido entre el poeta Mario Florián, el estudioso de la literatura,
crítico y ensayista
Luis Alberto Sánchez y el poeta Emilio Adolfo Westphalen.
Hay
pifias, hay proclamas y gritos destemplados. Hay quienes golpean una
mesa con una silla. Pero finalmente se imponen los aplausos
enfervorizados para
uno y otro cultor egregio de las letras nacionales.
Uno
representa lo hondo, o cimero, pero invisible del Perú profundo. El
otro, encaramado sobre lo visible junto al orden establecido que es lo
que queremos
y tenemos que cambiar. El tercero alguien a quien nadie comprende.
5. Adhesión
fraternal
Precisamente
en esta ocasión Alejandro Romualdo, el poeta del Canto Coral a Túpac
Amaru, ha dejado constancia de su posición escribiendo lo siguiente:
La
productividad creadora de Florián evidencia la constancia ejemplar de
un trabajo realizado en condiciones adversas, sin aliento,
ni promociones oficiales. Pero, sobre todo, demuestra palmariamente la
continuidad y el enriquecimiento de una tradición que no se agota, que
tiene ilustres antecedentes en nuestros haravicus ancestrales, y, más
cercanamente, en las fuentes de Mariano Melgar
y César Vallejo, cuyas aguas Florián acrecienta con cristalina
pureza...
"Como
genuino creador, no representa grupos ni partidos. Representa una
cultura: la andina; forma parte de un mundo más que de una escuela
literaria; pertenece al mundo de la pobreza, de las culturas dominadas,
en cuya área latinoamericana no existe un tono rural de inspiración
indígena tan pura, como el del notable poeta nuestro, ni una adhesión
tan fraternal hacia su prójimo campesino. Es la
razón histórica de su compromiso, la que dignifica y eleva su obra.
6. Laborioso
y digno
José María Arguedas ha expresado:
Ha realizado la especie de milagro de crear poesía en la que se siente el tono de la canción popular india.
Y Washington Delgado:
Mario Florián es uno de los más altos poetas del Perú contemporáneo.
Antes, el mismo Luis Alberto Sánchez había afirmado:
Me
atrevería a mencionar como 'hombres de letras' inobjetables al Inca
Garcilaso... el Lunarejo... Clorinda Matto... Vallejo... Arguedas...
Florián.
Después
de recibir dicho premio este continuó viviendo humilde. Murió pobre e
incólume, sin cargos públicos que ostentar, como simple maestro de
escuela.
Eso sí laborioso y digno, luchando a favor de las causas nobles de la vida. Era de la estirpe de los héroes populares.
Si
el dilema inicial fue entre Mario Florián y Luis Alberto Sánchez,
diremos que el primero ha quedado y el segundo ha sido sepultado en el
olvido de modo
absoluto e irrevocable, tanto que ahora nadie lo menciona y ni siquiera
lo recuerda.
7. Lo cabal
y verdadero
Mario
Florián en cambio es una presencia viva: con quien se arenga, con quien
se acompañan en su lucha los maestros y en las marchas populares las
comunidades
que defienden el agua y la tierra.
Sirve a los estudiantes cuyos versos los repiten fervorosamente dentro y fuera de las aulas de clases.
Sus
poemas se recrean cada día en las habitaciones donde se sueña y se vela
por el destino del Perú. Él es un referente insoslayable. Y a sus
coterráneos
cajamarquinos los inspira en sus jornadas de reivindicación y
resistencia heroica.
Tomado todo esto como ejemplo, ¿por qué hay que optar entonces? ¿Por las ventajas del momento?
¿Por
lo oficial, burocrático y administrativo? ¿Por el relumbre de los
reflectores y las pantallas circunstanciales? Todo eso, ¿inspirará a las
nuevas
generaciones? No. Lo importante más bien es adherirse a lo auténtico, a
lo cabal y verdadero.
Lo
valedero es proyectar una obra, ser honestos y trascender, porque lo
importante en el arte y la literatura es después de muerto seguir
viviendo.
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