FRANSILES
GALLARDO: EL TEMA QUE ELIGE AL ESCRITOR
Por: ANGEL GAVIDIA
Puka Yaku, sigue la beta que ya, el escritor cajamarquino Fransiles Gallardo había encontrado en “Entre dos fuegos”: la guerra política interna que vivió el país, el narcotráfico y todas sus secuelas.
El libro que ahora nos convoca ha superado, en cuanto al estilo, al primero; pero mantiene la tensión, la pupila, el índice nervioso en el gatillo, en el mismo escenario: la violencia.
De tanto repetirse, esta pregunta es ya casi un lugar común:
¿El escritor elige el tema o el tema elige al escritor?.
Yo creo que es lo segundo.
Y el gran Fransiles, ingeniero y escritor, ha asistido puntual a esa cita con la trágica realidad de aquellos años.
Ha asumido el reto, con el aval de un conocimiento de primera mano, con ese desgarramiento que sufriera nuestra patria.
Cuando leí Entre dos fuegos: Historias de ingenieros supe que ese era "el libro", no sé si del Ingeniero; pero sí del escritor Fransiles Gallardo.
Su último libro me sorprende revisando las citas que adjunto, y no tengo otra opción que compartirlas con ustedes.
El libro que ahora nos convoca ha superado, en cuanto al estilo, al primero; pero mantiene la tensión, la pupila, el índice nervioso en el gatillo, en el mismo escenario: la violencia.
De tanto repetirse, esta pregunta es ya casi un lugar común:
¿El escritor elige el tema o el tema elige al escritor?.
Yo creo que es lo segundo.
Y el gran Fransiles, ingeniero y escritor, ha asistido puntual a esa cita con la trágica realidad de aquellos años.
Ha asumido el reto, con el aval de un conocimiento de primera mano, con ese desgarramiento que sufriera nuestra patria.
Cuando leí Entre dos fuegos: Historias de ingenieros supe que ese era "el libro", no sé si del Ingeniero; pero sí del escritor Fransiles Gallardo.
Su último libro me sorprende revisando las citas que adjunto, y no tengo otra opción que compartirlas con ustedes.
La primera está en Solo a dos voces entre Octavio Paz y Julián Ríos:
Julián Ríos: Yo no sé si tú recuerdas la célebre disputa que sostuvieron hace años Yves Berger, Jorge Semprún, Simone de Beauvoir, Sartre, Jean-Pierre Faye y Jean Ricardou en torno a Que peut la littérature?. Entonces había una serie de posiciones antagónicas, la tan conocida de Sartre de que la literatura nada vale frente a un niño que muere, la actitud escapista de la "la torre de marfil" de Berger que decía que el único camino que tiene la literatura es escapar de la realidad. Y luego, una actitud que a mí me parece más positiva, la de Ricardou, que señalaba que es precisamente la existencia de la literatura la que convierte en escándalo la muerte de un niño.(...)
Octavio Paz: Yo creo que la muerte de un niño es un orden de realidades y Don Quijote es otro orden de realidades (...) Y porque el hombre es mortal, el hombre escribe. Si los niños no se muriesen, si el hombre no fuese mortal, no habría literatura, no habría cultura. Piensa en un mundo perfecto, un eterno presente: no habría niños o todos seríamos siempre niños. Los niños se mueren porque hay Historia. Y mientras haya Historia habrá literatura, habrá cultura, habrá ciencia. El día en que no haya Historia seremos animales o seremos súper-hombres. Habremos conquistado la inmortalidad, habremos conquistado...
Julián Ríos: La divinidad.
La segunda viene de un intercambio epistolar con el poeta Alberto Alarcón:
Respecto a las relaciones entre historia y literatura debemos ser claros: historia es el continente y literatura es el contenido.
No es posible ponerlos en pie de igualdad. Sin historia no hay literatura como tampoco hay ciencia, economía, política, ética, etcétera.
Sin historia tendríamos que inventarlo TODO TODOS los días y eso no es ni puede ser.
De todo cuanto engendra y pare la historia, la literatura es su cría más rebelde y engorrosa, pues aparentemente compite con ella.
Digo aparentemente porque la literatura es la historia ficticia del hombre, no la historia de su real realidad.
Estas (largas) menciones se justifican; porque Puka Yacu es un testimonio de primera mano (sin intermediarios, disculpen la redundancia) de lo que aconteció y acaso sigue aconteciendo en el Perú, donde la muerte, no la natural que ya es lamentable, si no la provocada que era parte de la cotidianeidad.
No me atrevo a decir de la normalidad, porque lo frecuente no siempre es lo normal.
El estado había abdicado de su principal razón de ser: garantizar la seguridad de sus ciudadanos; y con la muerte venía también la pequeñez humana desenmascarada sin ningún pudor por el dinero y la ambición.
.
Esto, que es historia, alcanza el nivel de la indignación gracias a la literatura que Fransiles imprime en estas páginas de imprescindible lectura.
Una confesión final, aunque parece meridianamente clara la relación entre la historia y la literatura, no sé todavía en que consiste.
Estoy tan perdido que a veces quisiera decir, recurriendo a la "teoría de conjuntos" de las matemáticas, que la literatura es un subconjunto del conjunto historia; pero vuelvo a confrontar mi afirmación y como dicen los carpinteros de Mollebamba, mi pueblo "no cuadra".
Mientras tanto, sigo apostando en la vieja discusión de que Para qué sirve la Literatura con la tesis de Ricardou.
Me adhiero, por lo demás a las palabras del ingeniero Carlos Herrera Descalzi, por esta nueva entrega de Fransiles Gallardo.
Julián Ríos: Yo no sé si tú recuerdas la célebre disputa que sostuvieron hace años Yves Berger, Jorge Semprún, Simone de Beauvoir, Sartre, Jean-Pierre Faye y Jean Ricardou en torno a Que peut la littérature?. Entonces había una serie de posiciones antagónicas, la tan conocida de Sartre de que la literatura nada vale frente a un niño que muere, la actitud escapista de la "la torre de marfil" de Berger que decía que el único camino que tiene la literatura es escapar de la realidad. Y luego, una actitud que a mí me parece más positiva, la de Ricardou, que señalaba que es precisamente la existencia de la literatura la que convierte en escándalo la muerte de un niño.(...)
Octavio Paz: Yo creo que la muerte de un niño es un orden de realidades y Don Quijote es otro orden de realidades (...) Y porque el hombre es mortal, el hombre escribe. Si los niños no se muriesen, si el hombre no fuese mortal, no habría literatura, no habría cultura. Piensa en un mundo perfecto, un eterno presente: no habría niños o todos seríamos siempre niños. Los niños se mueren porque hay Historia. Y mientras haya Historia habrá literatura, habrá cultura, habrá ciencia. El día en que no haya Historia seremos animales o seremos súper-hombres. Habremos conquistado la inmortalidad, habremos conquistado...
Julián Ríos: La divinidad.
La segunda viene de un intercambio epistolar con el poeta Alberto Alarcón:
Respecto a las relaciones entre historia y literatura debemos ser claros: historia es el continente y literatura es el contenido.
No es posible ponerlos en pie de igualdad. Sin historia no hay literatura como tampoco hay ciencia, economía, política, ética, etcétera.
Sin historia tendríamos que inventarlo TODO TODOS los días y eso no es ni puede ser.
De todo cuanto engendra y pare la historia, la literatura es su cría más rebelde y engorrosa, pues aparentemente compite con ella.
Digo aparentemente porque la literatura es la historia ficticia del hombre, no la historia de su real realidad.
Estas (largas) menciones se justifican; porque Puka Yacu es un testimonio de primera mano (sin intermediarios, disculpen la redundancia) de lo que aconteció y acaso sigue aconteciendo en el Perú, donde la muerte, no la natural que ya es lamentable, si no la provocada que era parte de la cotidianeidad.
No me atrevo a decir de la normalidad, porque lo frecuente no siempre es lo normal.
El estado había abdicado de su principal razón de ser: garantizar la seguridad de sus ciudadanos; y con la muerte venía también la pequeñez humana desenmascarada sin ningún pudor por el dinero y la ambición.
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Esto, que es historia, alcanza el nivel de la indignación gracias a la literatura que Fransiles imprime en estas páginas de imprescindible lectura.
Una confesión final, aunque parece meridianamente clara la relación entre la historia y la literatura, no sé todavía en que consiste.
Estoy tan perdido que a veces quisiera decir, recurriendo a la "teoría de conjuntos" de las matemáticas, que la literatura es un subconjunto del conjunto historia; pero vuelvo a confrontar mi afirmación y como dicen los carpinteros de Mollebamba, mi pueblo "no cuadra".
Mientras tanto, sigo apostando en la vieja discusión de que Para qué sirve la Literatura con la tesis de Ricardou.
Me adhiero, por lo demás a las palabras del ingeniero Carlos Herrera Descalzi, por esta nueva entrega de Fransiles Gallardo.
Fransiles Gallardo ,
Angel Gavidia, Lima Febrero 2013