El impulso por romper esquemas y salir de lo común es tan fuerte en el espíritu humano, que si no existiera el carnaval, sencillamente sería reinventado de algún modo. Así, el Hombre, en ese intervalo, se concedería las licencias que necesita para, destruyendo ataduras, expandir su alma libremente.
Tal es, en el fondo y a grandes rasgos, el por qué del carnaval, soslayando como tácitos los avatares históricos que tienen que ver con su origen: Bacanales de la antigua Roma en honor a la fertilidad, convertidos luego en un rasgo pagano que se celebra durante tres días exactamente antes de la cuaresma cristiana.
Su vigencia ha perdurado hasta nuestos días, precisamente por ese intrínseco y humano deseo de saltar las barreras, escandalizar y subvertir lo establecido. Civilizadamente esta exteriorización de sentimientos encontrados se han camuflado, mimetizado o sublimado en el altísimo valor artístico de los desfiles, la danza catártica hasta el cansancio y la mordacidad cáustica y el puntillismo en el canto, el cual causando hilaridad, y en el fondo es causa de terapia, salud y regocijo.
Eso refleja la psicología del ser humano. ¿A qué se debe ese afán exhibicionista y ese extrovertido espíritu sibarita...Se han preguntado, por ejemplo, qué sienten todas aquellas personas que, disfrazadas o no, les gusta desfilar por las calles, buscando afanosamente talvez el calor y los aplausos del público? Hoy en día entran a tallar también otros factores...turísticos, culturales, económicos, etc.
Y si no ¿Por qué atraen tanto a nivel mundial los carnavales de Río de Janeiro, Nueva Orleans, Venecia, Oruro, etc...?
¿No es acaso una paradoja que Cajamarca, escenario trágico donde la historia peruana decidió su destino, se haya convertido en "Capital del Carnaval Peruano"? CAJAMARCA, Patrimonio Cultural e Histórico de las Américas, es mucho más que su famoso carnaval o mejor dicho, los carnavales en Cajamarca son solamente una faceta de sus diversos festejos. Sus tradiciones y riqueza cultural son, al igual que en todo el Perú, de mayor importancia y trascendencia. Algo que los peruanos no debemos olvidar.
Pese a la pobreza, escandalosamente no superada aún, poseyendo una de las minas de oro más ricas del orbe, Yanacocha, o quizás para exorcisar la miseria, Cajamarca, en el Perú, otra vez vivió alegre y estruendosamente, un intenso jolgorio en torno a los eventos del Carnaval 2011. El público vibró con la belleza de las reinas y las plurales muestras de danzas y creatividad, las cuales sirvieron para integrar más a los pueblos. La ciudad respiró alegría, rebozó de euforia la gente.
Además de poner colorido e imaginación, Cajamarca, ad portas de las elecciones nacionales, satirizó a políticos, autoridades y miembros del gobierno, desquitándose así de los malos tiempos, con mucha chispa y humor.
Como todos los años, visitada por extranjeros y centenares de peruanos de todo el país, Cajamarca, ahíta de problemas pero sin perder la esperanza como el Perú entero, se tomó la revancha también en las centelleantes coplas, salpicadas de picardía e ingenio.
Centenares de compatriotas nuestros visitaron la ciudad durante estas fiestas, asombrados y contentos. Persona que vive un carnaval en la hospitalaria Cajamarca se encariña para toda la vida. Así muchísimas personas vienen disfrutando de sucesivos carnavales y siguen retornando con gran avidez y gozo.
La noche, tan propicia por su silencio y encanto, se llenó de sones, bailes vehementes y retretas colectivas. El ritmo contagiante del carnaval cajamarquino que chicos y grandes saben interpretar maravillosamente, rondó por plazas y calles durante toda la noche, sábado, domingo y lunes.
"Carnavalear", formando grupos que cantan, bailan y tocan instrumentos, sin mucha exigencia, por supuesto, pues lo único que cuenta es el entusiasmo.Andar, especialmente en la noche, y a veces durante el día también, visitando y alegrando las casas de familiares y amistades.
Precisamente en esta dichosa costumbre sale a relucir esa relación fraterna y sincera que si nos esforzamos en ampliar, ensanchando nuestras miras, estaremos listos, en base a nuestro arte, nuestra música y nuestras danzas, para hermanar el país.
Todos los años, se escuchan lamentaciones por los desmanes y el desenfreno de jóvenes y mozalbetes el día sábado en la entrada de Ño Carnavalón.
Cuándo aprenderán los muchachos que sólo pueden pintarrajear y colorear a quienes desean jugar con ellos. A los turistas, que sólo son espectadores hay que respetarlos. ¿Por qué no canalizar de otro modo las energías y los oceánicos deseos de diversión de los jóvenes? He ahí una noble tarea para pedagogos, psicólogos, autoridades y organizadores de tales eventos.
La compleja y ardua labor de organizar desfiles u corsos tanto en las patrullas de sábado y domingo como en los carros alegóricos del día lunes tiene su entrampamiento por la excesiva demora para empezar, las distancias demasiado largas entre carro y carro y sobretodo no perder de vista, una vez más, que cantidad no siempre es calidad. Siempre hace falta seleccionar.
Son loables, sin embargo, los esfuerzos por incorporar al campesinado en los desfiles, sus auténticos atuendos, instrumentos musicales como el clarín, que estuvo a punto de desaparecer, la caja y la flauta, los sonoros maichiles en las piernas de los danzantes etc.
Por otra parte hay que deplorar los disfraces, exclusivos y clamorosamente "brasileños", lo cual desdice de los esfuerzos del Instituto Cajamarquino de Cultura, por elevar, los pasos y la música del carnaval cajamarquino en sus coreografías y estilos, a niveles de gran jerarquía artística y cultural.
CARNAVAL CAJAMARQUINO
Imágenes: Luis Albitres Mendo
Imágenes: Luis Albitres Mendo