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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER
MARZO, MES DEL AGUA, DE LA MUJER
LA POESÍA, EL TEATRO Y EL NACIMIENTO
DEL POETA UNIVERSAL CÉSAR VALLEJO
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
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16 DE MARZO
HOY NACE
HOY NACE
CÉSAR
VALLEJO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
.
NACE
.
NACE
CÉSAR VALLEJO
EN CHUCO
Danilo Sánchez Lihón
1. César Vallejo,
orígenes
Diversos acontecimientos marcan el natalicio de César Vallejo, ocurrido el 16 de marzo del año 1892, en Santiago Chuco, ciudad andina del Departamento de La Libertad, en la región norte del Perú.
Diversos acontecimientos marcan el natalicio de César Vallejo, ocurrido el 16 de marzo del año 1892, en Santiago Chuco, ciudad andina del Departamento de La Libertad, en la región norte del Perú.
El primero es que su madre, al traerlo al mundo, estuvo a punto de perder la vida, pues era su doceavo parto.
Los gritos y sollozos de los
parientes y personas que ayudaban en las labores de la casa eran tan
intensos y desgarradores, que don Francisco de Paula tuvo que intervenir
llamándoles severamente la atención, diciéndoles:
– ¡No ha muerto la señora! ¡Por qué entonces esos gritos y alaridos! ¡A llorar y gemir a otra parte!
– ¡Es que nos da pena el sufrimiento que está pasando la señora!
– ¡Pero su manera de comportarse
la está causando mucho daño! ¡Todo lo está escuchando la señora! ¡Y eso
está complicando el parto!
Y es que cuando César Vallejo
nació, el 16 de marzo de 1892, su madre tenía exactamente 41 años y 8
meses, próxima a cumplir los 42 años, edad en que todo parto para una
mujer es muy difícil y de alto riesgo.
2. Estampidos
2. Estampidos
de balas
Su padre, don Francisco de Paula contaba con 51 años y 11 meses de edad, es decir 52 años. En realidad ya eran viejos ambos, que tenían hijos mayores ya casados que les habían dado ya nietos, siendo que cuando César Vallejo nació también nacían los hijos de sus hermanos María Jesús y Víctor Clemente.
Su padre, don Francisco de Paula contaba con 51 años y 11 meses de edad, es decir 52 años. En realidad ya eran viejos ambos, que tenían hijos mayores ya casados que les habían dado ya nietos, siendo que cuando César Vallejo nació también nacían los hijos de sus hermanos María Jesús y Víctor Clemente.
Era medianoche de tempestad en que
llovía intensamente con rayos y truenos. Una de las mujeres que se
acurrucaban en el poyo de la casa tiritando comentó.
– ¡Cómo pue va a llegar un niño en esta tempestad!
A esto se sumaba el hecho de que
Santiago de Chuco en aquella época no tenía servicios óptimos de salud,
ni siquiera carretera para el traslado de vehículos motorizados a
Trujillo para atender una emergencia. No tenía hospital ni Posta Médica
ni había llegado la energía eléctrica. Las casas se alumbraban con
candiles, mechones y lámparas.
Un hecho conmovedor y dramático,
coincidente con el nacimiento del niño, es que aquella noche a unos
metros del lecho de la parturienta, en la calle de la cual apenas la
separaba una pared de adobe, a los quejidos agónicos de la madre que “se
moría” y a los alaridos de los familiares, se mezclaban los estampidos
de las balas.
3. Recóndita
3. Recóndita
y mágica
Algunas de ellas balas se incrustaron en el tejado, debido al enfrentamiento entre “Los rojos”, partidarios de don Nicolás de Piérola; “El Califa”, y “Los verdes”, fanáticos de Andrés Avelino Cáceres, “el brujo de los andes”, que disputaban el poder presidencial.
Algunas de ellas balas se incrustaron en el tejado, debido al enfrentamiento entre “Los rojos”, partidarios de don Nicolás de Piérola; “El Califa”, y “Los verdes”, fanáticos de Andrés Avelino Cáceres, “el brujo de los andes”, que disputaban el poder presidencial.
A consecuencia de ello, al otro lado de la pared en que nacía César Vallejo, moría un hombre producto de estos enfrentamientos.
Por eso, en él vida y muerte estuvieron siempre indisolublemente ligadas.
Quien nacía en esos momentos diría después, en unos de sus poemas:
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
Aparte de estas circunstancias,
hay dos aspectos significativos en la biografía del autor de Los
heraldos negros, cuales son que sus dos abuelas mujeres fueron
indígenas, naturales del lugar y de ancestros chucos, cultura pétrea,
recóndita y mágica.
4. Es el producto
4. Es el producto
de dos culturas
En cambio, sus dos abuelos varones fueron, ambos, sacerdotes españoles de sotana rigurosa y de bien delimitada parroquia, ambos muy respetados como clérigos y con aureola de ferviente misticismo, quienes llegaron en misión evangelizadora hasta aquel lejano paraje.
En cambio, sus dos abuelos varones fueron, ambos, sacerdotes españoles de sotana rigurosa y de bien delimitada parroquia, ambos muy respetados como clérigos y con aureola de ferviente misticismo, quienes llegaron en misión evangelizadora hasta aquel lejano paraje.
Su padre, Francisco de Paula Vallejo Benites, fue hijo del sacerdote mercedario José Rufo Vallejo y de Justa Benites.
Su madre, María de los Santos Mendoza, fue hija del sacerdote Joaquín de Mendoza y de la lugareña Natividad Gurrionero.
Ambos progenitores del poeta
nacieron en Santiago de Chuco, el primero en 1840 y la segunda en 1850, y
fue en dicha villa donde contrajeron matrimonio en 1869.
Tan pronto se casaron vivieron en
la calle Colón N° 96, de propiedad de doña María de los Santos, la madre
del poeta, a tres cuadras y media de la Plaza de Armas y apenas a una
cuadra del mercado de abastos del pueblo. Y allí nacieron sus hijos.
César Vallejo, por eso, es el
producto de dos culturas, mundos y actitudes ante la vida. La indígena
peruana y la hispana española.
5. Esa adhesión tan grande
5. Esa adhesión tan grande
que tiene a su tierra
César Abraham fue el último de doce hermanos, y como tal el “shulca”, a quien se lo engríe y se lo mima, el mismo que de niño ya ordenaba a su numerosa familia de hermanos en grupos de a cuatro: “los viejos”, “los mayores” y los“pequeños”; estos últimos integrados por: Águeda, Natividad, Miguel y, naturalmente, él:
César Abraham fue el último de doce hermanos, y como tal el “shulca”, a quien se lo engríe y se lo mima, el mismo que de niño ya ordenaba a su numerosa familia de hermanos en grupos de a cuatro: “los viejos”, “los mayores” y los“pequeños”; estos últimos integrados por: Águeda, Natividad, Miguel y, naturalmente, él:
Aguedita, Nativa y Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.
Son importantes estos antecedentes
familiares porque caracterizan la poesía del autor de los Poemas
humanos y nos dan claves de enorme significación para entender su
concepción del mundo y de la vida.
Por un lado, su enraizamiento con
lo oriundo, telúrico y popular, que determina esa adhesión tan grande
que tiene a su tierra, a su país y a su gente, que lo hacen exclamar:
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
6. Vertiente terrígena
6. Vertiente terrígena
y auroral
Esta actitud deriva principalmente de su raigambre indígena, que le viene por la línea de sus abuelas, en una línea genética afincada siglo tras siglo en el lugar.
Esta actitud deriva principalmente de su raigambre indígena, que le viene por la línea de sus abuelas, en una línea genética afincada siglo tras siglo en el lugar.
Este ancestro explica esa fuerza
natural, primigenia e instintiva de identificación con todo lo que es
aborigen, elemento germinal que sustenta el linaje femenino de su
progenie familiar.
Pero, de otro lado, está presente
en él la otra vertiente cultural, metafísica e idealista, que es el
legado de sus abuelos que fueron españoles, quienes para venir y llegar
hasta aquí cruzaron un océano temible y anchuroso.
Y, además, porque ambos eran clérigos.
¿Pensarían acaso, siquiera por
asomo de duda o certeza, que a partir de ellos se procrearía un niño con
las dotes, el designio y el genio que él alcanzó a tener?
Hay, por eso, también en la obra
de César Vallejo, ese hálito místico, litúrgico y espiritual; aquella
vena de religiosidad en el sentido de un sentimiento trágico de la vida,
que se funde o mezcla con esa otra vertiente raigal, terrígena y
auroral de sus abuelas de sangre nativa.
7. Los gritos
7. Los gritos
de los niños que nacen
El nacer en Santiago de Chuco tiene además otra característica, significación y huella indeleble, que se agrega a la pertenencia al mundo andino que es cultura, sociedad y cosmogonía única en el mundo.
El nacer en Santiago de Chuco tiene además otra característica, significación y huella indeleble, que se agrega a la pertenencia al mundo andino que es cultura, sociedad y cosmogonía única en el mundo.
Nos referimos a un suceso
aparentemente llano y natural, cual es que el nacimiento ocurre en las
casas donde se vive cotidianamente, constituyendo esta vivencia
ineludible, una marca intensa, honda y radical.
En Santiago de Chuco los niños nacen en las casas donde viven junto con sus padres y hermanos.
Los partos acontecen en los
dormitorios normales, comunes y corrientes. Un hecho así, aparentemente
sencillo, resulta convertido un hecho notable, un referente misterioso y
prominente.
Al ocurrir el nacer entre las
paredes donde se juega y se vive convierten lo cotidiano en algo
misterioso, profundo y trascendente.
Es por eso que quienes
experimentan de manera directa e ingenua estos hechos tienen pegado a su
ser el olor, el sabor, los sonidos, los gritos de dolor originales y
atávicos de las parturientas, punto donde terminan y donde a la vez
empiezan las aventuras y destinos de la gente.
8. Agregado
8. Agregado
a ello
El trance de la vida, que se constata en las madres que dan a luz en los mismos cuartos donde los niños duermen, tiene además el otro agravante, cual es que esas parturientas no son otras que las propias madres, hermanas y parientes de esos niños.
El trance de la vida, que se constata en las madres que dan a luz en los mismos cuartos donde los niños duermen, tiene además el otro agravante, cual es que esas parturientas no son otras que las propias madres, hermanas y parientes de esos niños.
Tan estrechamente unidas están a
esos mismos niños, para quienes la experiencia resulta impactante, que
lo gozan o lo sufren con delirio; niños que tienen el privilegio y
estremecimiento de confrontarse de ese modo con la vida más palpitante.
Dentro de este registro de
acontecimientos también escuchan esos niños–y a César Vallejo le tocó
indudablemente vivir lo mismo– los primeros gritos de las criaturas que
nacen. Pero igual, en el mundo aldeano o de la serranía del Perú se
conoce también de modo intenso la experiencia del morir.
Porque al igual que las personas
ven la primera luz de sus existencias en sus propias casas, en ellas a
su vez ven apagarse los últimos fulgores de la vida en sus seres
queridos, puesto que en ellas mueren.
En el mundo andino no es que esta
experiencia ocurra en la clínica o en el hospital, como sucede en las
urbes, en donde no alcanzan a tenerse, sobre estos asuntos
fundamentales, sino ideas muy remotas, agregado a ello.
9. Ver
9. Ver
morir
En el mundo andino vida y muerte son experiencias entrañables, por cercanas y por acaecer con nuestros seres más próximos.
En el mundo andino vida y muerte son experiencias entrañables, por cercanas y por acaecer con nuestros seres más próximos.
Digo todo esto porque yo nací en Santiago de Chuco y
cuando era niño ni siquiera había un hospital en mi pueblo, y que
tuviera al menos una sala para alumbramiento de las mujeres que iban a
dar a luz, como tampoco camas para las personas enfermas en la antesala
del fenecer.
En las ciudades en cambio hay
multiplicidad de servicios, entre ellos velatorios de los cuales están
implementados los hospitales, en donde se despiden a los muertos sin que
los niños se enteren incluso de que sus seres queridos han partido o
realizado el viaje definitivo.
Y agregado a ello hay muchas
iglesias y hasta servicios particulares donde son veladas de manera muy
técnica y convencional las personas que mueren.
La vivencia de ver morir en las
casas a los seres queridos es estremecedora, como también el rito del
velorio, del entierro y del duelo posterior y sobre todo por la secuela
que deja de un mundo sin explicación.
10. Dos raíces
10. Dos raíces
tan fusionadas
Pero también, y junto a ello, los sucesos del nacer de un nuevo hermano tan cercano a las experiencias de los niños que con ello recogen todas las emociones de plenitud y embeleso que ello conlleva.
Pero también, y junto a ello, los sucesos del nacer de un nuevo hermano tan cercano a las experiencias de los niños que con ello recogen todas las emociones de plenitud y embeleso que ello conlleva.
Las experiencias referidas son
sustento y base para haber configurado a un César Vallejo humano,
comprometido con la vida como con su salvaguarda y protección.
Por eso, sin soslayar los
acontecimientos históricos y más bien elevando estos referentes
concretos, legítimos y fidedignos a una dimensión universal y hasta
cosmogónica, en César Vallejo nacimiento y muerte se asocian
indisolublemente.
Reconociendo que en la vida del
hombre y en su ser luchan esas dos dimensiones ontológicas, como pugnan
la verdad y falsedad, la honradez y la mentira, la ternura y la
crueldad, la libertad y la sumisión.
Por eso en Vallejo pugnan los
contrarios, Por eso es el poeta de los oximorones, de los saltos
dialécticos, de las intuiciones geniales, porque su vida está
constituida por esos elementos naturales a la vida y a la estructura
dicotómica del mundo.
11. Un creador literario
11. Un creador literario
absoluto
Esas dos raíces tan fusionadas a la tierra de Santiago de Chuco, vida y muerte, influyen directamente en el sentido y en el verbo del poeta que, desde diversos ámbitos, se lo reconoce hoy como una de las voces universales más grandes y señeras en la poesía de todos los tiempos y en quien, en su definitiva configuración, está presente de manera ineludible el mundo andino.
Esas dos raíces tan fusionadas a la tierra de Santiago de Chuco, vida y muerte, influyen directamente en el sentido y en el verbo del poeta que, desde diversos ámbitos, se lo reconoce hoy como una de las voces universales más grandes y señeras en la poesía de todos los tiempos y en quien, en su definitiva configuración, está presente de manera ineludible el mundo andino.
De allí a su vez que César Vallejo
esté lleno de compasión por los demás, se lo sienta tan cargado de
sentimientos de adhesión al desposeído y haciendo causa común con el
desheredado de la fortuna.
Por eso es pleno en la solidaridad
y total en la adhesión a sus hermanos hombres. Y de identificación
henchida con el destino de la humanidad.
Porque compasión es la emoción más coherente cuando de identificarse y de unir nuestro destino al de la humanidad se trata.
Toda esta dimensión humana la
absorbió directamente en su cuna, de su gente y en el contexto de su
pueblo de origen, para ser el representante humano que por su
consagración alcanza dimensión universal.
12. Pensar
12. Pensar
en solitario
En él influyó contundentemente nacer en Santiago de Chuco, su pueblo natal.
En él influyó contundentemente nacer en Santiago de Chuco, su pueblo natal.
Porque aquellos contenidos y
fundamentos tan significativos y trascendentes en su vida y en su obra
los recogió en gran medida de su casa de infancia y de su contexto
vital.
De allí que se pueda decir de
César Vallejo que para ser como él lo fue, no pudo haber nacido en
ningún otro lugar del mundo que no fuera en Santiago de Chuco y en el
mundo andino.
Porque, César Vallejo, aparte de
ser un creador literario absoluto, aparte de ser un hombre cabal y
señero, es un apóstol y un salvador humano. Y quien encarna valores
insignes y supremos.
Porque, hombre humano es un hombre con valores, con solidaridad, y con fraternidad intachables, como Vallejo lo fue y lo es.
Un hombre pueblo, un hombre historia, un hombre multitud, sociedad y utopía popular.
13. Las cunas
13. Las cunas
y las tumbas
A César Vallejo no se lo puede concebir separado ni aislado de los demás. Es hombre a quien no se le puede pensar en solitario, ni de modo individual, ni desarticulado de su espacio y de su tiempo.
A César Vallejo no se lo puede concebir separado ni aislado de los demás. Es hombre a quien no se le puede pensar en solitario, ni de modo individual, ni desarticulado de su espacio y de su tiempo.
A él su adhesión plena a los
pobres, a los desposeídos, a los que sufren hambre y dolor lo hace un
redentor de la humanidad. Porque su identificación con el hombre que
sufre es total y absoluta. Y, además, lo hace verdad incuestionable.
Muchos otros también lo han
sentido, es cierto. O han intuido estos aspectos. Pero no los han
asumido con la coherencia y fidelidad como Vallejo y otros, muy pocos en
realidad, que lo han hecho y logrado en la historia humana.
Lo importante en César Vallejo es la coherencia de la obra con la vida; la coalición de las ideas con los actos. Coherencia
y mérito que lo sitúan como uno de los valores sobresalientes y
supremos de la raza y la civilización humana. Y, como él dijera:
¡Que la tierra produzca el tallo
que da sombra y frescura
la semilla que nutre y purifica,
la flor que se abre para los tabernáculos,
para las cunas y las tumbas.
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