miércoles, 15 de junio de 2011

AMAR AL PERÚ DESDE SANTIAGO DE CHUCO - POR CARLOS MANUEL CASTILLO MENDOZA

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AMAR AL PERÚ DESDE SANTIAGO DE CHUCO

“La verdadera patria del hombre es su infancia"

Josef María Rilke

En pleno proceso electoral, donde estaban en juego la dignidad versus la ignominia, Danilo Sánchez Lihón, ha puesto en el centro de la preocupación colectiva el intento del alcalde de Santiago de Chuco de abrir una calle partiendo en dos la casa donde nació y vivió Luis de la Puente Uceda y donde estaba ubicada la cárcel del pueblo, al frente de la cual el día primero de agosto de 1920 se paró César Vallejo, junto a su hermano Manuel, para reclamar a los gendarmes de turno imponer orden y culminar la fiesta del Apóstol Santiago el Mayor en paz.

Amo a mi pueblo con la más grande emoción porque en sus calles, esquinas, piedras, ríos y caminos quedaron atadas mis vivencias de infancia, lugares que he recorrido tanto, a veces bajo la lluvia buscando a mi padre para entregarle su poncho, o siguiendo a mi hermano mayor que jugaba incansable a la pelota y de cuya compañía necesitaba tanto como el aire para respirar. Personalmente no podría explicar mi vida ni mi trayectoria profesional sin remontarme a mi pueblo, andino y rural, porque me cobijó y desde allí me lanzó al mundo, a sus gentes, sus dulzuras, sus amenazas y sus posibilidades. Nada de lo vivido en otros pueblos del Perú y del extranjero, a los que he llegado por razones de trabajo o de estudio, se compara con la sencillez, reciedumbre y hermosura de ese rincón del Perú donde nací. Allí comenzó a latir mi corazón, tuve mis primeros saberes, descubrí que había armonía en el color lila de la flor de papa, me di cuenta que el blanco y el negro eran colores que necesitaban estar juntos para dar paso al fruto de habas con la que nos hemos alimentado, y que el color amarillo dorado de la oca determina el grado de almidón que lleva en su interior. Allí he saboreado cuytulunes y el zugán, frutos silvestres que crecen bordeando los corrales. Eso es lo que puedo exhibir como mi bagaje cultural y telúrico y me ayuda en mi trabajo como maestro de escuela y profesor universitario que soy.

Por eso me interesa sobre manera lo que pasa en Santiago de Chuco, especialmente porque hay necesidades más urgentes que atender como: el abastecimiento de agua potable y la canalización de las aguas servidas para no contaminar los ríos Huaychaca y Patarata, mejorar la atención a la salud de los moradores modernizando el hospital que en la década del setenta regaló Cuba y permanece casi igual sin equipamiento ni personal profesional que lo administre, trabajar más la limpieza para no contaminar los campos con el plástico y las latas que el consumismo acelerado desecha y hasta tener un camal municipal donde se beneficie el ganado y la carne sea expendida con la certificación de calidad que un gobierno local debe garantizar, etc.

Lo que pasa en Santiago de Chuco es, en pequeño, lo que Fujimori impulsó como modelo de política y administración de la cosa pública cuando dijo: “yo primero hago y después informo” y se dedicó a gastar en lo inmediato, a ganar aplausos con inauguraciones fáciles y a dar dádivas para recibir adhesiones domesticadas. Esa es la modernidad que muchos pequeños tiranuelos de provincia, han aprendido del corrupto mayor, un manejo del erario público que implementó, alentó y administró la mafia que nos gobernó en los años noventa, que se ha expandido en todo el país y ha pretendido reeditarse en estas elecciones. Y lo que está en juego hoy, no es sólo la amenaza de derribar una casona en Santiago de Chuco, sino el ejercicio de la verdadera democracia que es el saber escuchar y respetar las voces aún de las minorías. No vaya a ser que, terminado el primer “faenón”, mañana se le ocurra al alcalde partir en dos la iglesia para unir la arteria que pasa por delante del local municipal y juntarla con la calle César Vallejo.

Hay que conservar la casa Uceda de Santiago de Chuco, no sólo por su significado histórico, sino porque es uno de los pocos solares que quedan en la ciudad, por su arquitectura pues tiene salones amplios, habitaciones ventiladas y un patio central que habla bien del trabajo de picapedreros de otros tiempos; además, su ubicación lo hace un local inmejorable para las actividades culturales, deportivas y recreativas de la ciudad como cuando allí funcionaba el Club “Progreso”, donde animaron la vida social santiaguinos de arraigo y corazón como Julio y Tránsito Geldres, los hermanos Betty, Gladys y Álvaro Rojas, Tula Aguilar, Marino Quispe, Enrique Bocanegra, los hermanos Sánchez Porturas, Elvia Cifuentes, Flor Rojas, etc. También mi padre Carlos Castillo Murga y toda mi familia pasaron por allí, como mi tío Rubén Murga que estableció allí su DIGENSA, modernizó el comercio y desarrolló una generosa reciprocidad en la provincia. Hay que conservarla porque es una casa que podemos mostrar al turista que llega a Santiago de Chuco, además de la Casa de César Vallejo, la escuela que antes fue el Centro Viejo, la iglesia y la casa que se empeña en reconstruir Luis Santa María Paredes.

Danilo, como líder de Capulí Vallejo y su tierra, ha levantado su voz de alerta denunciando una torpeza administrativa edil y movilizando la conciencia de los santiaguinos. Y lo hace porque forjar la utopía andina pasa necesariamente por reivindicar lo que nos es propio, implica un compromiso para atender necesidades más urgentes de las mayorías siempre marginadas, se entronca en la revaloración de lo que hicieron los hombres y mujeres que nos precedieron, a partir de lo cual se debe retomar la continuidad para ingresar en la modernidad con rostro propio y sin imitaciones, solo así es posible recobrar lo que nos enorgullece pero no sólo para añorarlo sino para mostrarlo como ejemplo de un ayer siempre presente.

Y como nada de lo que hicieron nuestros antepasados fue hecho en el aire, cobran especial importancia y significado los lugares y los recodos que hay que preservar. De lo contrario no se entendería el heroísmo ni la santidad, y hasta la creatividad, las tragedias y las victorias quedarían sin referentes. Ojalá que el triunfo de Ollanta Humala sea un tiempo para arrancar, destruir y superar viejas mañas y satrapías; y sirva también para edificar y plantar lo nuevo, en el marco de una política de moralización a todo nivel, que llegue a lugares como Santiago de Chuco, y el cambio que propone el nuevo presidente signifique una mejora en la administración pública de todo el país.

Ojalá que ésta sea una oportunidad para dejar de mirar lo momentáneo, circunstancial y vacuo. Yo también llegaría a Santiago de Chuco, si es necesario, para exigir con nuestra presencia, que la autoridad edil entienda que es un simple administrador transitorio de la voluntad popular, que se expresa de muchas maneras, y ésta es una de ellas. Para que se dé cuenta que si algo tenemos los santiaguinos es que allí hemos aprendido a mirar lo esencial y trascendente que guardan los pueblos, única forma de construir el país que queremos y que hemos de dejar a nuestros hijos. Una oportunidad para decirle que somos como César Vallejo quien, según testimonio de Georgette, “tenía la mirada profunda, miraba lejos, iba a las alturas, oteaba horizontes, como las llamas”.

Carlos Manuel Castillo Mendoza

Sub Director Colegio Santa Anita - Madres Dominicas - Lima

Catedrático Facultad de Educación - UNMSM


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