INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA, INLEC DEL PERÚ,
Y CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
22 DE AGOSTO
DÍA MUNDIAL DEL FOLCLOR
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
FOLCLOR Y EDUCACIÓN
algunas cosas
que los mayores no vemos”
José María Arguedas
1. Propia de un genio
César Vallejo en carta a Aurelio Miro Quezada Sosa del 7 de diciembre de 1935, abogaba por:
“...la necesidad de una literatura nueva, enraizada en la tierra y el espíritu vernaculares”.
¿Cuál es la literatura que tiene aquellos componentes de estar arraigada a la tierra y alentar el espíritu vernacular? Indudablemente es el folclor literario o la literatura folclórica.
Ahora bien, el hecho de que un genio y un hombre auténtico la avizoren como nueva, tiene un valor excepcional.
Y continúa Vallejo en su carta, diciendo:
“Habrá que tener paciencia a que ella venga alguna vez”.
¿No es asombroso que él la visualice como una larga espera, de que ella no esté hecha y sembrada silvestremente, sino que constituya incluso una utopía?
Y aquí enfatizo en el carácter de genio y de hombre auténtico y el portento que es César Vallejo, porque ocurre frecuentemente que la capacidad para crear o inventar, propia del genio, no se da asociada a lo que es situarse como un hombre verdadero.
2. Bordes espeluznantes
Y, sobre todo, un hombre afincado en su compromiso y deber histórico, y en su adhesión absoluta y total a la causa humana, que en el caso de César Vallejo sí se cumple, es que puede lograr visualizar la postura que estamos comentando y que generalmente se la desestima y se la deshecha: el folclore.
Porque para vislumbrar y adherirse a un tema como es la literatura folclórica se necesitan de los dos componentes básicos de: visión y adhesión o compromiso que solo los profetas y los hombres de a verdad, o los grandes maestros lo poseen y atesoran.
Pero, además, tiene valor extraordinario lo que Vallejo afirma porque lo dijo cuando había alcanzado su plena madurez, después de haber asimilado toda la experiencia universal y lo dijo como una síntesis de vida.
Además, porque César Vallejo se asomó a los bordes espeluznantes de la reflexión y contemplación estética, a mirar lo que había en aquellos abismos y oquedades, como dejó constancia al escribirle a Antenor Orrego narrándole su experiencia de haber compuesto Trilce:
“Sólo Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado.”
Y porque nada cultiva ni afianza tanto la identidad como la literatura basada en el folclore.
3. Cabe alentar y construir
Porque, ¿qué mejor que nuestros mitos, leyendas y cuentos populares, como las tradiciones y relatos de nuestra vida cotidiana, sirvan para conocernos, para mejor comprender nuestra realidad, asumirla y quererla, a fin de posteriormente transformarla, haciéndola que responda a los ideales de felicidad, bien común y dignidad que todos debemos coadyuvar a que se ponga vigente lo más pronto entre nosotros?
¿Y qué mejor para los niños del Perú que ahondar en nuestra tradición literaria, que tanto propios como extraños la han señalado como una de las más ricas y extraordinarias del mundo por su calidad y significación, y que se pueda encontrar aquí, en los lugares humildes en donde habita la gente más legítima y verdadera?
Y porque es con ello cómo hemos de proyectarnos a lo universal y hacia el porvenir, porque es a partir de lo propio, de lo auténtico y entrañable que se puede alcanzar a modular una voz que alcance ese valor.
Al acercar a nuestra niñez a estas fuentes primigenias de belleza y de saber, anhelamos que los fortalezcan en el amor a su origen, a su terruño, a su destino personal, a su gente y a su cultura y al destino como pueblo que nos cabe alentar y construir entre nosotros.
4. Lleva el signo
El folclor tiene enorme importancia en la formación de la personalidad del ser humano porque es hilo, textura y cobertor que sostiene y da calidez y es expresión máxima de la cultura de un pueblo.
Acompaña todo el proceso de adquisición de sensibilidad, conocimientos y conciencia. Dota de ubicación, pertenencia y filiación, así como confiere a la persona de sensibilidad y conciencia individual y colectiva.
Tengo, tengo, tengo...
tú no tienes nada.
Tengo tres borregas
en una manada;
una me da leche
otra me da lana
y otra mantequilla
para mi amada.
Una de las características trascendentales del folclor es que en él supervive el hálito de diversas etapas históricas, distintas de la actual, que han impreso en él su espíritu.
Es en este atributo que radica su mayor virtud, porque algo que supervive y es siempre vigente lleva el signo, además, de su autenticidad y legitimidad.
5. Nuestra cultura
Una de las ricas y vastas áreas del folclor es el repertorio de literatura infantil oral, que ayuda a que el niño se sensibilice y adquiera una clara conciencia de su propio cuerpo, de su imagen mental y de sus potencialidades en general.
Ella identifica a los seres y las presencias que rodean el universo infantil, proveyendo a los niños de criterios y categorías que la comunidad ha ido decantando a través de centurias en un acervo que constituye nuestra propia sabiduría.
Si el niño carece de ese sustrato no será capaz de establecer comunicaciones amplias y sabias con el exterior ni podrá comprender ni amar a su prójimo, siendo que el único sendero para un auténtico aprecio de la cultura universal pasa necesariamente por el descubrimiento y la adhesión en primer lugar a nuestra propia cultura.
Puerta del arco
ábrete
que paso llevando
mi cocavi
de corazón de llama.
6. Riqueza y extinción
Carmen Bravo Villasante, especialista consumada en este tema, en su obra monumental: Historia y Antología de la Literatura Infantil Iberoamericana, se expresa así:
“... el fabuloso oro del Perú que nos asombra en las vitrinas de los museos, la portentosa magia de los tesoros peruanos incaicos se corresponde con un depósito ingente de rico material de leyendas y cuentos. Pueblo rico en oro y en literatura ¡qué suerte!
Los peruanos tienen que aprovechar sus propias minas espirituales para la literatura de los niños. ¿A qué buscar hadas, gnomos y elfos nórdicos si tienen espíritus y magos en su propia tierra? Locura sería pedir prestado a la mitología extraña mientras no agoten la propia.”
Pero, de otro lado, José María Arguedas, días antes de morir entregó a "El Comercio" de Lima un artículo titulado “Salvación del arte popular", en donde expresa que en el Perú la literatura oral, los mitos, leyendas y cuentos que constituyen elementos valiosos para el conocimiento de la naturaleza misma del ser humano:
"...están en peligro de muerte, de extinción absoluta, de estas extinciones que no dejan huellas".
7. Nuestro ser
Frente a todo esto, se constata con alarma que la literatura infantil que consumen nuestros niños, más se refiere a ambientes, personajes situaciones que nada tienen que ver con su realidad.
No conocen aquello que les rodea. Y allí justamente tiene una gran tarea el folclor en todas sus formas y manifestaciones, dentro de las que reviste especial importancia la poesía familiar tradicional.
Di que sí
con los ojos,
di que sí
con la nariz,
di que sí
con la boca,
que me quieres
mucho a mí.
Se comprueba, con gran pesar, que desconocemos aquellos textos que nos den una imagen de nuestro ser.
8. Afianzamiento de valores
Así, nuestros niños jamás aprenderán a valorar lo que es suyo. Desde pequeños ellos pensarán en un paisaje, en una realidad y en un mundo que no corresponde a aquel en el cual viven, actúan y estén dispuestos a luchar, aplicando en todo su aporte renovador.
Es sumamente peligroso que el niño para incursionar en cualquier campo del conocimiento tenga que hacerlo con materiales, versiones y contenidos extraños a su realidad.
He allí un fin práctico de la literatura infantil folclórica, en apoyo de la educación y formación del niño.
Y no debe sorprendernos considerarlo así, a pesar de quienes conceptúan que la literatura sólo persigue el goce estético.
La literatura infantil –y más la de origen folclórico– si bien tiene un compromiso con la belleza también lo tiene con la educación, la formación de la persona humana y el afianzamiento de valores como la identidad.
9. Amigos y hermanos
Las primeras formas de literatura con las cuales el hombre toma contacto en su vida son las manifestaciones del folclor literario como las nanas, arrullos, canciones de cuna; las rondas, trabalenguas, cantilenas y, posteriormente, los mitos, leyendas y cuentos populares.
Con cuatro llamitas
me voy a Belén,
al lado del niño,
María y José.
Cruzando los andes,
la selva y el mar,
por muchos caminos
tendré que pasar.
La llama más linda
la llevo al Señor,
un poncho de lana
de todo color.
Frazadas tejidas,
pañales y ojotas,
un chullo con borlas
blanquitas y rojas.
Pendientes de plata
y lliclla bonita,
le llevo a la Virgen
en otra llamita.
Dos guantes de alpaca
al buen San José,
alfalfa a la mula
forrajes al buey.
Las otras dos llamas
cargadas están
con ricas cositas
que van a probar.
Pastores y reyes,
amigos y hermanos,
que quieren servirse
manjares peruanos.
10. Media noche yo vendré
El folclor, por estar más vinculado a la cultura tradicional, es decir a aquella que conserva y usa la interpretación del mundo que dieron nuestros antepasados, se expresa en formas primigenias como las creencias, pensamientos e ideas cosmogónicas.
Él encuentra en el niño un enorme asidero, tanto que se podría postular una plena coincidencia entre literatura para la infancia y la infancia de la civilización y del hombre.
Es el niño quien hace interpretaciones originales del mundo, anima lo inanimado, cree y diviniza, corroborando la analogía entre la mentalidad del hombre en los orígenes de la humanidad y la mentalidad del niño de hoy y mañana.
Es por esta razón que la mejor forma de iniciar a niño en el desarrollo de ideas y en la expresión artística es con el folclor, expresión ancestral con la cual tiene enormes afinidades y coincidencias:
Hacia el canto
dormirás.
Media noche
yo vendré.
11. Todo acto o voz genial
Para finalizar lo haré tal como empecé, con César Vallejo, situando al folclore como una expresión y un factor no del pasado sino del porvenir, formando parte de la utopía andina que él avizora, propone y debemos coadyuvar a construir.
Porque él como portaestandarte no situó a esta expresión de la cultura popular en ninguna arcadia, salvo como decantación y fragua, sino en el porvenir irrenunciable.
Porque, a su vez, la utopía no es algo que se aplace a un futuro indeterminado ni menos etéreo, sino que es criba de un pasado pródigo hacia un presente inaplazable. Es el rescate de la infancia, expedición en la cual debe involucrarse también la escuela.
Es el folclore, rescate del alma de los pueblos, búsqueda apasionada y ardorosa de nuestra identidad, a fin de construir con ella un porvenir glorioso.
Porque tenemos nosotros el privilegio de que la utopía no es construir lo que será sino lo que ha sido. Principalmente debido a que:
“Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o trasmitido
por incesantes briznas...”
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