Construcción y forja de la utopía andinaSEPTIEMBRE, MES DE LA PRIMAVERA,DE LOS DERECHOS CÍVICOSDE LA MUJER; EL NIÑO Y LA FAMILIACAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
*****UNA PIZARRAA ORILLAS DEL MARDe mi colegiose divisala ciudadcon sus calles y avenidas.La brisa del martrepa por las antenas,los ventanalesdonde a veces el soldescansa,guiñando el ojoa los transeúntes,a las palomas y gaviotasque graznanmontadas en la niebla.Ciudadde pescadores, vitrinasy hortelanos,de jóvenes que llenanlas plazas,repartiendo el amorque navega,en aguas infinitasde bahía.También de conductoresque raudos llevan la vida,por las arteriasde la ciudadque palpita.¡Oh ciudad antiguade tan nueva!Tras los árbolesalgunos sacerdotes curaninvocando sus dioses muertos;la noche es aliadadel tabaco,del fuego que nos hacever al enemigoy entre conjuros y cantosse va la lunacomo naipe blancode pálidos suspiros.¡Oh ciudadde alcohólicos taciturnos!Los que ahogan el amorentre botellas filudas;los alumnos estudiana los caracoles dormidos,a los náufragos y libros,que las olas depositana la orilla del mar.ROSA MORALES GARCÍADirectiva de Capulí, Vallejo y su Tierra
*****12 DE SEPTIEMBRE
NACE:
MIHERMANOJAIME
FOLIOSDE LAUTOPÍA
LA CASADE LAINFANCIA
Danilo Sánchez Lihón1. Aquíy ahoraJaime, querido hermano. Un día como hoy, 12 de septiembre naciste en nuestra casa de Santiago de Chuco. Por eso te abrazo aquí, en esta misma vieja casa que tú has reconstruido, que antes estaba cerrada y silente porque todos nos fuimos de ella, y en donde yo que entre esas ruinas se humedecían los ojos de nuestro padre muerto.Te abrazo en ese cuarto del segundo piso de este “Hueco en la pared", como a veces mamá, cuando está enojada, así lo llama. Y en donde de noche vela la lámpara de kerosene de tubo acampanado que se ha ido negreado porque la mecha se gasta y se tuerce, alumbrando solo para un costado.Lámpara que tú y yo hemos soplado de niños y apagado ya para dormir, pero antes hemos conversado desde nuestras camas, que es cuando nos confesamos secretos, y a veces entre las sábanas lloramos en silencio.Casa que cuando ahora nos llamamos por teléfono evocamos contándonos cualquier historia que en ella sucediera cuando éramos niños. Que nos hacen reír, como también cuando enmudecemos nos hacen sollozar hacia adentro, acongojados.2. Y unbuen díaAquí te abrazo hoy día porque aquí seguimos desvelados, ideando un destino mejor para nuestro pueblo, por lo cual también estamos luchando.Porque presentimos que hay un tesoro escondidos entre estas paredes y en nuestras vidas y que es nuestra infancia, y el mundo de inocencia, de candor y de ternura que absorbimos de la gente humilde del campo, y del mundo andino.Que nuestros mayores supieron inculcarnos y cultivar en nuestras almas, ahora extasiadas en esas lejanas horas. Y es lo que nos hemos prometido rescatar y defender, consagrando a ello nuestras vidas.En esta casa que tú has vuelto a reconstruir. A la cual ya no se podía entrar porque las vigas se habían caído y todo adentro eran escombros, agujeros y hasta crecían en sus montículos malvas, retamas y otras plantas silvestres.Hasta que un día dijimos: que sea la casa de Jaime, que tanta insistencia pone en que hay que reconstruirla. Está bien, yo doy mi parte. Y yo también. Yo igual. ¿Todos estamos de acuerdo? Sí. Ya Jaime, es tuya. Pero tú te enojaste, diciendo: O sea que yo tengo que hacerlo todo. Y pasaron los años. Y ante cada insistencia te decíamos: Es tuya. Y un buen día, lo hiciste.3. Graciosoy encantadorTe recuerdo, Jaime, desde pequeño como un ser de cariños fuertes y libres, quien rápidamente hacía "querencias". Que sabías llegar y encantar y tocar el corazón de la gente de toda condición tanto de humildes como de soberbios. Recuerdo que tenías muchas ilusiones, y voluntad propia.No olvido cómo de niño tú mismo te empleaste como ayudante de un vendedor de cachivaches: de aretes, anillos y collares en la fiesta grande del mes de julio dedicada al Patrón Santiago. Que abría unas cajas grandes como maletines y ahí estaban esas maravillas que más encantan a las mujeres lucen en sus dedos, ostentan en sus pechos o cuelgan de sus orejas y que representan flores, corazones, lunas o cualquier alusión a la magia y al afecto. Te detuviste ante el mercachifle y le dijiste:– ¿Le ayudo a vender?Te miró. Vio que eras un niño gracioso y encantador, y te dijo:– ¡A ver!Improvisaste una voz, y dijiste.– ¡Se venden, lindosh aretes, anillos y collaresh! –Y al punto la gente se detenía.4. Entre el bullicioy la multitud¿Tendrías 5 o 6 años? ¡Y no más! Porque la impresión es que eras muy pequeñito. Y lo cierto es que lo que empezó como una broma, el vendedor pronto reconoció que el negocio con tu presencia iba estupendo. Y pasaban las horas y te ofrecía pagarte mucho más y mejor. Y así fue día a día.Porque contigo el negocio iba redondo y sin ti decaía hasta casi no vender nada. Y cada hora que te escapabas temía que de repente no volvieras y la ayuda que tú le prestabas era para él como un milagro.¡En los momentos en que tú estabas la venta era buenísima, increíble! Y es que la gente se detenía a mirarte de la gracia que le ponías para vender. Y de puro gusto compraba.Y bastaba que desaparecieras para que todo decayera. Porque tú le ponías corazón y vida, colocándote a un costado del atril y anunciando las ofertas. Yo pasaba a tu lado y escuchaba tu vocecita:– ¡Se venden, lindosh aretes, anillos y collaresh!Y lo decías de manera tan persuasiva que la gente se detenía, dándole gusto ver a un chiquillo gracioso y vivaz entre el bullicio y la multitud.5. Comoun cascabelEl mercachifle en plena fiesta tuvo que ir y volver dos veces trayendo más mercadería de Trujillo. ¡Y tanto vendía que te citaba desde primera hora de la mañana hasta el anochecer!Venías a almorzar tan apurado que te quemabas la boca. Y tomamos tan en serio y con tanta responsabilidad tu puesto de trabajo que te íbamos llevando la comida a La Alameda.Pero el gesto maravilloso es que todo lo que ganabas venías y lo entregabas a mamá.Y eso te llenaba de orgullo y de felicidad, tanto que durante los breves momentos que estabas en la casa estallabas de gozo como un cascabel.No recuerdo cuánto era lo que ganabas, pero me ha quedado la certeza de que era mucho dinero lo que el señor te pagaba y tú entregabas a mamá.Y ya en confidencia todos en la casa comentábamos acerca de tu generosidad, que era tanta y que se ha corroborado con el correr de los años porque a todos ayudas y proteges.6. Y esque túY te cuento todo esto por algo quiero revelarte y que quizá tú no lo sepas. Y lo sé porque soy tu hermano mayor. Y es que, todo lo que tú le entregabas puntualmente a mamá fue motivo de una conversación de ella con nuestro papá, a quien le dijo:– Fíjate cuánto ha ganado Jaime, nuestro hijo.– ¿Tanto? –Se asustó papá.– Y no quiere para él que le compremos nada. Dice que todo sea para la casa. ¿Qué hacemos?– Esa cantidad alcanza para cambiar el techo que se ha caído, y que no sabemos cómo arreglarlo.– ¡Si alcanza entonces invirtamos en eso! –Le dijo mamá.Y se compraron tejas, magueyes y carrizos. Y se cambió el techo viejo por un techo nuevo.Esto se me ha quedado indeleble y grabado como una flor con todas sus espinas. Y hasta ahora me produce pena y admiración. Y, a la vez que me duele, me fascina, de cómo un niño puede hacer cosas tan grandes que no pueden hacer los mayores. Y ser tan puro en su corazón. Y es que tú eras un ser alegre, animoso, luchador. Y ese mismo espíritu es lo que te hace triunfar ahora.7. De la crisálidasus alasY te cuento todo esto porque lo que hiciste de niño lo has hecho también de mayor. Indudablemente, acciones como esa eran anuncios de lo que harías después, como reconstruir nuestra casa de infancia en donde ahora te abrazo; y lo has hecho piedra sobre piedra. Un patrimonio que la mayoría abandona y desestima. Tú en cambio la has levantado de las ruinas, muchos creyéndote insensato:– ¿Viene a invertir en estos despojos? Entonces eso quiere decir que ha fracasado lejos, en el extranjero.Lo has hecho incluso con la opinión adversa de muchos de nosotros: “A mí ni me hablen de eso”. “Ni que estuviera loco”. “¿Y qué saco yo con invertir en eso?”. “¿Acaso me sobra la plata?” Tú la has levantado a espaldas de todos nosotros. Y yo quiero celebrarlo como ejemplo. Y signo de una actitud coherente y moral en relación a nuestra historia, a nuestro origen y a nuestros ancestros.Porque el carisma es regresar a nuestros pueblos de origen; devolver lo que la tierra y nuestros pueblos nos han dado, puesto que cada grumo de polvo pertenece a la tierra que nos vio nacer, debiendo ser gratos con el sitio donde pudimos alentar nuestros sueños, anhelar y donde pudo abrir la crisálida sus alas, para volar hasta el sitial en que cada uno ha volado.
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