Danilo Sánchez Lihón
La alegría y el amor
representan las alas
para los grandes hechos.
Goethe
1. Caminos
de esperanza
¿Qué
estado de demencia es este, en el cual el presidente de una nación
poderosa amenaza desaparecer bajo una lluvia de fuego atómico a todo un
país de la faz de la tierra? Qué insensatez hace que basten explosionar 7
bombas atómicas de la potencia que la actual ciencia y tecnología las
fabrica, para terminar con la vida del planeta; ¡y, sin embargo, hay 7
mil de esos artefactos en los silos de armas nucleares!
Ahora
bien, ¿cuál es la solución? Aquella a la cual llegaron nuestros
antepasados andinos: su decantada sabiduría los llevó a hacerse cada vez
más sencillos, simples e inocentes; descartando todo lo convencional,
sofisticado y que adultera la vida; venerando la naturaleza y sus dones;
conclusión a la cual nos lleva el descubrimiento de la ciudad de Caral
que arroja que somos una cultura vieja como las de Europa y Asia, pero
que aquí en vez de avanzar hacia la alienación la cultura se hizo cada
día más tierna y más humana.
La solución a tanta demencia la encuentro en el ejemplo de vida de un sacerdote, el Padre Fernando Rojas Morey. Porque la
paz en donde habita es en el alma de los hombres. Y él es un hombre de
paz, quien nos regala en un libro sus secretos, sus ratos a solas, sus
confidencias con Dios, ese altar que es su mundo íntimo, no para
quejarse o pedir ser comprendido haciéndose a propósito querer. Y esto
lo hace escribiendo poemas en obras como: “Caminos y esperanza”.
2. Tan grande
lo pequeño
No
escribe él poesía para gustar, para realizarse a sí mismo o adornar la
realidad, lo cual tampoco estaría mal que él lo haga si así fuese su
deseo. Y estaría bien porque necesitamos que se viva más de acuerdo con
los afectos y que las personas realicen su destino como también que se
embellezca el mundo.
Sólo
que esta vez va más allá. Va a esa agua pura, esa agua fresca que sana;
agua de vida entre tanto dolor, tanta pena y tanto sufrimiento, donde
su poesía resulta sabiduría de la vida y de las cosas.
Como,
por ejemplo, de un hecho sencillo, de un objeto o de un ser
aparentemente anodino e intrascendente, puede hacer un universo tan
significativo, un símbolo de un valor tan alto y permanente como puede
ser la solidaridad, como ocurre en el siguiente poema titulado “Librito
de caja”.
Y
en donde nos señala cómo, cuándo se actúa con amor y con verdad, puede
ser tan grande algo tan insignificante y pequeño, como es un cuaderno,
una libreta o un librito de caja:
3. Se conmueve
por su rebaño
Librito de Caja,
no escondes tesoros:
sí guardas secretos
de los que donaron
su ayuda, su celo.
Silencio en tus manos,
sabiendo lo cierto,
alcanzas al pobre
exiguo remedio,
pronóstico incierto.
Leo en tus renglones
los números yertos
que cobraba la vida
del amor fraterno,
mandamiento nuevo.
Sabiendo el pasado
comprendes sincero
sin culpa al enfermo
a quien el sistema
fingió pordiosero.
4. Asumir
los retos
Se
conmueve Fernando Rojas Morey por su rebaño, su pueblo y su grey, por
su experiencia de pastor. Ama los pueblos con fruición, tal cual si
fuera un amor de adolescente. Y de Chepén donde él trabaja, dice:
Hace ya veinte años
que afinqué en tu suelo;
he vivido mucho,
me he cansado poco;
quien vive sin prisas, sí vive de veras;
quien echa raíces, sí puede dar frutos...”
Te vi crecer, Chepén,
botón, capullo en flor.
También él siente miedo.
Le angustia quedar agostado, seco y desértico:
Tengo miedo de quedar
como el desierto...,
sin nada ya que dar
al pueblo que tanto amas;
si todo ya lo di:
mis yerros, mi aserción,
el brío de mi andar,
la plata de mis canas.
5. Y florezca
el bien
De
allí que yo diga con toda convicción que nos hace falta más hombres
como él, que estén dispuestos a asumir y encarar los retos que hay que
superar, haciéndose cargo de formar el ser humano integral,
comprometiéndose con su vida, con su fe, con sus esperanzas y su
destino:
Tal como lo dice en sus versos:
Parroquia del pueblo,
historia de amor,
la casa del cura
es casa de todos,
hermano y pastor.
...Hace
falta amar las relaciones cordiales, afectuosas, tiernas, entre los
seres humanos. Renunciar a todo por defender una palabra cierta y
cariñosa. Dejar cosas u objetos para enaltecer la vida.
Para
no corromper nuestra alma, escogiendo el lugar más desprovisto, incluso
el castigo, porque siempre relumbre y florezca el bien.
Ser
para dar, y eso es él; en quien todo es luz, todo es diamante y verdad.
De allí que sintamos como un privilegio y un honor haberlo conocido.
Ascendemos a un sitial sabiéndole un amigo y un hermano, quien dice más
adelante:
6. Pedir
para dar
Que he vivido a la intemperie,
es verdad;
como el agua derramada,
sin piedad;
con las manos siempre abiertas,
sin cerrar,
del amor una limosna,
pedir para dar.
Y
aquí está dicha la palabra clave. La piedad, o el ser piadosos. Ese es
el amor sencillo y humilde que salva. Ese es el amor bondadoso que lo
redime todo. Es el ser piadosos ante tanta muerte.
La
piedad que es una de las primeras verdades de que está hecho el
universo. Porque si observamos bien, todo está hecho con amor piadoso:
el agua que corre por el arroyo, torrente o cascada, el sol que alumbra
radiante cada día y para todos, la lluvia que se prodiga sobre la
tierra, la semilla que brota y surge la planta que nos brinda sus
frutos.
Y
el amor auténtico es simple. Amar el bien, amar la naturaleza, amar al
prójimo; amar la virtud, amarnos a nosotros mismos, amar a Dios. Amor a
lo bueno que muchas veces demanda sacrificio; amor que es consciente,
digno y constructivo.
7. La mano
extendida
No
el amor unilateral que es ceguera, sino el amor que es sabiduría. El
amor que es digno para todos, que logra la adhesión de los demás, que
concita la simpatía. Que extrae del fondo más abismal una flor purísima.
Que
empieza al ponerme los zapatos cada mañana y que nos hace agradecer por
la maravilla de la vida, por el sol que alumbra por la ventana y por el
concierto de voces, aromas y sensaciones que nos llegan.
Y
con ello se nos muestra el camino de la paz, de la comprensión y el
entendimiento. Y la actitud generosa de los seres abiertos y con las
manos tendidas a los demás.
Es
el amor piadoso, de la mano extendida y abierta como de la tierra
pródiga y generosa lo0 que concilia con la permanencia y proyección de
la vida.
Es
la vida sin presunciones, corazas ni arrogancias, para lograr lo cual
es necesario que la vida vuelva a ser sencilla, cordial y verdadera. Y
luminosa.
Seamos por eso sensatos y expresemos un rotundo no a todo belicismo y a tosa arrogancia sobre la faz de la tierra.
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